Las
denuncias de Odebrecht y las desmedidas aspiraciones presidenciales de Rafael
Correa abren una grieta en Ecuador.
A escasos cuatro meses de que
Rafael Correa dejará la presidencia de Ecuador su partido Alianza País y el
nuevo gobierno ecuatoriano atraviesan por una seria crisis.
El detonante de la crisis son
las denuncias de ex directivos de la empresa constructora Odebrecht de que
pagaron sobornos por 33,5 millones de dólares a funcionarios ecuatorianos a
cambio de obtener la adjudicación de obras públicas.
Entre 1980 y 2015, Odebrecht
obtuvo treinta contratos con el Estado ecuatoriano. Tan sólo durante los
gobiernos de Rafael Correa, que se iniciaron en 2007, la empresa brasilera
obtuvo contratos por un valor total de 1.600 millones de dólares.
El principal sospechoso de
haber recibido sobornos es el vicepresidente Jorge Glas, a quien la oposición
acusa de ser el “recaudador” del ex presidente Correa.
De forma tal que, si Jorge
Glas cae y es encarcelado, el siguiente en la lista de detenidos será Rafael
Correa.
Además, Correa aspira a
retornar al poder, en 2021, para ello necesita que el presidente Lenin Moreno
no se presente a la reelección y ha comenzado desde el primer momento a
erosionar su gestión con críticas y acusaciones.
Es imposible conocer con
certeza cuales son las relaciones y negociaciones entre estos tres personajes.
Pero, si es evidente que el presidente Lenin Moreno no parece muy dispuesto a
encubrir la corrupción de su vicepresidente ni la de predecesor en el cargo.
En las semanas previas, el
presidente Lenin Moreno denunció la “pesada herencia” recibida de Correa, en
especial el endeudamiento público por más de 41.000 millones de dólares.
El ex presidente ha respondido
acusando a Lenin Moreno de no decir la verdad y de ser “desleal” y “mediocre”.
La crisis se agudizó esta
semana cuando el periódico brasileño “O Globo” hizo público un audio de una
presunta conversación entre el entonces Controlador General Carlos Pólit y el
ex ejecutivo de Odebrecht en Ecuador, José Conceiḉȃo dos Santos Filho. Donde
este último afirmaba: “Jorge Glas está ahí haciendo caja, pidiendo plata, mucho
dinero… me había pedido plata para todos los contratos.”
El Fiscal General Carlos Baca
dijo que el audio no constituía una prueba sino una pista para la
investigación, pero el presidente Moreno amenazó con “tomar decisiones”, sin
ofrecer más detalles.
El miércoles, el
vicepresidente Jorge Glas, contraatacó haciendo pública una extensa carta
formulando una larga lista de reproches al presidente y aclarando que no se
proponía renunciar a su cargo.
Mientras tanto, prudentemente
el ex presidente Rafael Correa abandonó Ecuador para radicarse en Bélgica
aduciendo motivos familiares.
Al proceder de esta forma,
Correa se anticipó a que la justicia ecuatoriana lo citara o incluso lo
encarcelara, tal como sucedió a su colega peruano Ollanta Humala y su esposa.
Correa prefirió imitar a otro
ex presidente peruano Alejandro Toledo, quien se refugió en los Estados unidos
para no ser encarcelado en su país por corrupción.
Lo que no pudo evitar es ser
otro presidente populista latinoamericano perseguido por la justicia cuando
deja su cargo.
El jueves por la tarde, el
presidente Lenin Moreno, mediante decreto ejecutivo N° 100, quitó todas las
atribuciones y delegaciones al vicepresidente de la República, Jorge Glas,
profundizando la división dentro del partido oficialista “Alianza País” y recibiendo el apoyo de todos los partidos
opositores.
Desde Bélgica, Correa se
expresó en apoyo del cuestionado vicepresidente e incluso insinuó que podría
fundar un nuevo partido para impulsar una eventual candidatura presidencial en
el futuro.
Por su parte, el presidente
Lenin Moreno anunció: “No vamos a ceder
en nuestro compromiso de luchas por la ética en la política, en nuestro combate
frontal contra la corrupción respetando la independencia de funciones y los
debidos procesos:”
Este conflicto dentro del
partido gobernante ecuatoriano puede terminar afectando a la gobernabilidad en
el país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario