martes, 28 de agosto de 2018

EL PERONISMO A LA BUSQUEDA DE UN CANDIDATO





A escasos doce meses de las elecciones primarias que consagrarán a los candidatos presidenciales que competirán en octubre de 2019 el peronismo enfrenta la dura tarea de elegir al mejor candidato evitando fracturas internas.

A tan sólo doce meses de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) que en agosto de 2019 definirán quienes serán los candidatos que competirán por la presidencia en octubre de ese año, el peronismo enfrenta hoy la difícil tarea de encontrar un candidato de unidad con capacidad de retener el voto peronista no kirchnerista y lograr el apoyo de sectores de la Unión Cívica Radical y de votantes independientes desilusionados con la gestión de la coalición gobernante: Cambiemos.

El peronismo necesita obtener la presidencia o al menos lograr un buen desempeño electoral en octubre de 2019 para retener el gobierno de varias provincias y cientos de intendencias, además de un número suficientemente grande de senadores y diputados como para continuar ejerciendo el papel hegemónico en la política argentina que desempeña desde 1946.

Para lograr este objetivo deberá aguardar a que se realice el recuento de políticos peronistas imputados, encarcelados y arrepentidos en las diversas causas penales por corrupción que se instruyen en los tribunales argentinos para, sólo entonces, saber con certeza que porción de la dirigencia partidaria queda libre de imputaciones y sospechas por su actuación en los doce años de gobierno kirchnerista: 2003 a 2015.

También deberá resolver que hacer con la expresidente Cristina Fernández de Kirchner. El dilema radica en saber si es conveniente protegerla evitando su desafuero y encarcelamiento pagando un alto costo electoral y político o soltarle la mano y dejarla a ella y otros corruptos en manos de la justicia.

Esto llevará a determinar que cuadros políticos permanecerán finalmente en el peronismo histórico (o anti-kirchnerista) y quienes partirán junto a la senadora Cristina Fernández de Kirchner a integrar las listas electorales de su nuevo partido: Unidad Ciudadana.
Finalmente, el peronismo deberá encontrar un procedimiento idóneo para seleccionar al candidato con mayores posibilidades electorales de entre un nutrido y homogéneo grupo de aspirantes.

Dos postulantes han picado en punta. Por un lado, el candidato del expresidente y caudillo bonaerense Eduardo Duhalde (2002 – 2003), el exministro y ex embajador de Néstor Kirchner, el economista Roberto Lavagna.

Por el otro, el presidente del Bloque del Peronismo Federal en el Senado de la Nación, el senador por la provincia patagónica de Río Negro, Miguel Ángel Picheto.

Aún es una incógnita que harán otros posibles candidatos presidenciales del peronismo como el gobernador de la provincia de Salta, Juan Manuel Urtubey, el ex ministro del Interior de Cristina Kirchner, Florencia Randazzo, el gobernador de la provincia de San Juan, Sergio Uñac, o incluso el ex peronista, diputado Sergio Mazza hoy recluido en su Frente Renovador.

Mientras tanto, el reloj está corriendo y un año es un tiempo muy escaso para instalar a un candidato presidencial. Especialmente, porque muchos de sus candidatos sólo son conocidos en sus provincias o espacios políticos de votantes muy informados, pero son auténticos desconocidos para el votante promedio.

Incluso, un presidenciable debe instalarse también internacionalmente, visitar a jefes de Estado y figuras internacionales. También debe lograr la confianza de los organismo financieros internacionales que hoy tienen buena parte de los destinos de Argentina en sus manos.

En este sentido, el economista Roberto Lavagna corre con cierta ventaja. En 2007, fue candidato presidenciales y obtuvo el 17% de los votos situándose tercera en la votación que ganó Cristina Kirchner. Algunos votantes lo conocen desde entonces. Además, como ex ministro de Economía y prestigioso economista conoce y es conocido en el ambiente de los organismos financieros.

Sus principales desventajas son sus 77 años que hacen difícil que gobierne por más de un período de cuatro años. En tal sentido sería un presidente de transición. Por otra parte, su actividad pública en los últimos diez años fue escasa y exclusivamente como economista, lo que lo convierte en un desconocido para los votantes jóvenes.

Por último, es difícil que el votante anti – kirchnerista olvide que en 2007, al dividir el voto opositor posibilitó que Cristina Kirchner obtuviera la presidencia en primera vuelta, cuando nunca habría ganado en una segunda vuelta electoral.  

Mientras el peronismo se debate es este dilema, los analistas políticos consideran que más allá del deterioro que sufra la imagen del gobierno de Cambiemos debido a la prolongada crisis económica que enfrenta el país, el oficialismo podría retener un piso del 30% del apoyo electoral con que contaba en 2015.

El “voto cautivo” de Cambiemos esta formado básicamente por ese sector del electorado que no desea bajo ningún concepto el retorno del peronismo, y especialmente, de Cristina Fernández de Kirchner a quienes consideran como la expresión más corrupta del populismo latinoamericano y responsable directo de la actual crisis argentina.

Mientras que la kirchnerista Unidad Ciudadana, ya sea con Cristina Fernández como candidata o apoyando a algún candidato proveniente de sus filas como el actual diputado por la provincia de Santa Fe, Agustín Rossi, podría alcanzar un apoyo de aproximadamente el 20%.

Esto dejaría aproximadamente la mitad de los votos para ser distribuidos entre el Peronismo histórico, el Frente Renovador (10%) y los partidos de izquierda (5%).
Tal distribución de votos obligaría a dirimir la presidencia en una segunda ronda electoral, en noviembre, entre los dos candidatos más votados en octubre de 2019.

Los grandes protagonistas de los comicios de 2019 en Argentina serán las acusaciones por corrupción, que hacer para superar la crisis económica y la profunda grieta que aún divide a los argentinos y que supera a cualquier cálculo racional.

El año próximo, los argentino terminarán votando por el candidato que les produzca menor rechazo y no por el dirigente más idóneo y honesto para sacar al país de sus problemas.

lunes, 27 de agosto de 2018

EL POLISARIO PIERDE A SUS ALIADOS




Con las recientes declaraciones del flamante ministro de Relaciones de Exteriores de Paraguay, Luis Alberto Castiglioni en apoyo a la integridad territorial de Marruecos se acentúa el aislamiento mundial del Frente Polisario.

LOS SEPARATISTAS CADA VEZ MÁS SOLOS

Muchos países en el mundo están comprendiendo el peligro que el separatismo significa para la estabilidad del mundo y han comenzado a revisar sus vínculos con los grupos que lo emplean como excusa para justificar sus actividades.

Esto se hace evidente, particularmente en África, donde la inteligente diplomacia marroquí, conducida por el rey Mohamed VI, está terminando uno por uno con los pocos apoyos internacionales con que contaban los separatistas del Frente Polisario.

A comienzos de 2017, Marruecos retornó a la Unión Africana, el único foro internacional donde el Polisario gozaba de algún reconocimiento. Inmediatamente, Mohamed VI fue nombrado “Líder de la Unión Africana sobre la cuestión de la Migración”. Precisamente en ese rol el rey de Marruecos aprovecho la XXX Cumbre de la Unión Africana para presentar una “Agenda Africana para la Migración”, que consisto el rápido apoyo de la mayoría de los jefes de Estado africano. Reflejando el creciente liderazgo marroquí en los asuntos africanos.

En África, son 36, sobre un total de 54 los Estados del continente, que han resuelto retirar su reconocimiento a la parodia de Estado creado por el Frente Polisario, aplicando una política más realista y justa en torno al Sáhara al reconocer los justos derechos de Marruecos.

Otro tanto ocurre en América Latina donde la activa diplomacia marroquí, en una hábil maniobra, estableció relaciones diplomáticas con Cuba. La isla del Caribe ha sido, desde los tiempos del triunfo de la Revolución Cubana y la guerra de independencia de Argelia, el principal aliado de los argelinos y, más tarde, del Frente Polisario, en el continente americano.

Fueron precisamente los cubanos quienes, con su certera diplomacia y su dinámico servicio de inteligencia, proporcionaron a los separatistas polisarios vínculos con los movimientos revolucionarios e insurreccionales de América Latina, desde las narcoguerrillas colombianas de las FARC hasta la Venezuela chavista.

Recordemos que Cuba ha brindado al Polisario, durante décadas, un activo programa de cooperación militar que permitió capacitar a miembros de la guerrilla separatista en tácticas militares. Además, la Habana brindo un amplio plan de becas para la formación de recursos humanos -especialmente en educación y sanidad- en la isla.

Ahora, el establecimiento de vínculos directos entre Rabat y la Habana, y el desarrollo de una creciente cooperación económica entre ambos gobiernos, pone en jaque los vínculos entre los cubanos y el Polisario.

AL POLISARIO SOLO LO APOYAN LOS DICTADORES

Si a ello se agrega el hecho de que Rafael Correa dejado, en mayo de 2017, la presidencia de Ecuador, el apoyo al Frente Polisario en América Latina ha quedado reducido a un puñado de países tan aislados internacionalmente como los separatistas. En primer término, la República Bolivariana de Venezuela, en manos del régimen dictatorial de Nicolás Maduro en Venezuela. Un gobierno cada día menos legítimo y aislado internacionalmente en el país con mayor inflación del mundo.

Luego, Nicaragua donde el presidente sandinista Daniel Ortega se aferra al poder al precio de más de la vida de cuatrocientos opositores que desde comienzos de año tratan de evitar que el mandatario vitalicio.

Otro tanto ocurre con el último aliado regional de los separatistas, en el Estado Plurinacional de Bolivia, donde Evo Morales viola todas las normas constitucionales de su país al presentarse por cuarta vez como candidato presidencial.

Resumiendo, el Frente Polisario sólo recibe el apoyo de dictaduras y regímenes parias: comenzando por Argelia y siguiendo por Irán para culminar con Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia. 

PARAGUAY SUMA SU APOYO A LA PROPUESTA DE ESTATUTO DE AUTONOMÍA

Mientras tanto, Marruecos recibe el apoyo incondicional de los países democráticos de Sudamérica. La semana pasada fue el turno de Paraguay donde el nuevo gobierno del presidente Mario Abdo Benítez expresó su apoyo a la integridad territorial del Reino y su decisión de buscar una asociación estratégica con él.

El encargado del anuncio fue el flamante ministro de Relaciones Exteriores, Luis Alberto Castiglioni, quien expresó claramente el apoyo de su país a la integridad territorial de Marruecos, afirmando que se trata de una “decisión definitiva y constante”.
“Marruecos es un gran país amigo -dijo el ministro paraguayo- y aportamos nuestro apoyo a la integridad territorial del Reino.”

Algo similar hizo el presidente de la Cámara de Diputados del Paraguay, Miguel Cuevas, al expresar el claro apoyo de su país a la integridad territorial del Reino, así como a la propuesta de autonomía presentad por Marruecos para permitir el retorno de lo ciudadanos marroquíes retenidos ilegalmente en los campamentos de Argelia.

Estas declaraciones se produjeron en el marco de la visita que realizó a Paraguay el presidente de la Cámara de Representantes, Habib El Malki, para representar al rey Mohammed VI en la ceremonia de investidura del presidente electo Mario Abdo Benítez.

EN CONCLUSIÓN

La eficaz diplomacia marroquí y el cada vez mayor peso internacional del Reino, además del paso del tiempo, convierten a la propuesta de Negociación de un Estatuto de Autonomía para la Región del Sáhara en la única solución posible para terminar con este conflicto remanente de la Guerra Fría.

Por otra parte, el creciente aislamiento diplomático que sufre el Frente Polisario y sus cada vez mayores vínculos con el yihadismo podrían llevarlo a asumir posiciones aún más aventureras y radicalizadas en materia de política internacional.


martes, 14 de agosto de 2018




       UN PASADO TERRORISTA

Día a día se acumulan las evidencias de que el Frente Polisario no es sólo una organización separatista sino, cada vez más, un grupo terrorista y los campos de Tinduf una cantera de terroristas con instrucción militar.

Comencemos por recordar que durante los años en que llevaba a cabo una abierta guerra de guerrillas contra las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos, entre 1976 y 1991, los terroristas del Frente Polisario no sólo atacaban instalaciones y personal militar marroquí sino también a civiles inocentes.

Las milicias del Polisario atacaron a empresas españolas que operaban en las provincias del Sur de Marruecos y a barcos pesqueros españoles y de terceros países que operaban en las aguas de la zona económica exclusiva marroquí en el Atlántico Sur.

Los pescadores españoles que faenaban en la zona de El Aaiún o los trabajadores que picaban piedras en las minas de fosfatos de Fosbucraá fueron aniquilados en masa. Barcos con toda la tripulación pasada a machete, secuestros, torturas físicas y psicológicas o fusilamientos con ráfagas de ametralladoras eran algunas de las desastrosas “postales” que dejaron los terroristas separatistas y que nunca fueron debidamente investigadas ni sancionadas, según afirma la Asociación Canaria de Víctimas del Terrorismo (ACAVITE).

También ACAVITE registra que el Frente Polisario asesinó a 289 víctimas inocentes y provocó un número aún mayor de heridos.[1]

El alto al fuego acordado con medicación de Naciones Unidas, el 6 de septiembre de 1991, no puso fin a las actividades terroristas del Polisario.

Aunque los miembros del Frente Polisario pretendieron reconvertirse de terroristas en dirigentes políticos de una falsamente pretendida minoría perseguida y hasta inventaron la patraña de una supuesta República Árabe Saharaui Democrática -RASD-, periódicamente aparecen pruebas de los vínculos entre ellos y hechos u organizaciones terroristas cuando no del crimen organizado.

Los ejemplos son numerosos, por lo tanto, sólo mencionaremos los más importantes y recientes.

EL ROBO DE AYUDA HUMANITARIA

En enero de 2015, Kristalina Georgieva, vicepresidente de la Comisión Europea encargada del Presupuesto y los Recursos Humanos, dio a conocer un informe de la Oficina Europea Antifraude (OLAF) donde se detallan los resultados de una investigación llevada a cabo, entre 2003 y 2007. El informe consigna la existencia de reiteradas prácticas fraudulentas en la distribución de los recursos que la Oficina de Ayuda humanitaria de la Comisión Europea, la ACNUR y varias ONG internacionales suministran a la población de los campos de Tindouf. El monto de esta ayuda supera a los diez millones de euros anuales.

La investigación de la OLAF comenzó, en 2003, después de que un experto de la Comisión, de vacaciones en Malí, observara como eran descargados para la venta, en un mercado informal, bolsas de 25 kilogramos de leche en polvo que llevaban impreso el logo con las siglas de la agencia humanitaria europea (ECHO) y la referencia de que estaba prohibida su comercialización.

La difusión del informe, retenido misteriosamente por más de siete años, dio origen a lo que la eurodiputada alemana Ingeborg Grassie, quien presidía la Comisión de Presupuestos del Parlamento Europeo, calificara como “un escándalo de primera magnitud”.

Este informe constató las persistentes denuncias, tanto del gobierno de Marruecos como de varias ONG humanitarias, entre las que se encuentra la holandesa “Luz”, sobre la malversación por parte de funcionarios argelinos y polisarios de la ayuda internacional enviada a los refugiados.

El mecanismo de apropiación ilegítima de la ayuda humanitaria y sus autores está bien descripto en el informe. Los embarques arriban al puerto argelino de Orán a través del cual transita la ayuda humanitaria, particularmente alimentaria, otorgada por la Comisión Europea a través de la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil (ECHO).
El puerto de Orán resulta clave porque en sus instalaciones comienza la sustracción de la ayuda humanitaria a partir del mismo momento de su arribo. Las autoridades argelinas y del Frente Polisario, a través de la Media Luna Argelina y la Media Luna Saharaui, seleccionan los materiales recibidos, así una parte se destina a los Campamentos y otra se vuelca al comercio ilegal en la propia Argelia, Mauritania e incluso Malí.

La OLAF constató que el gobierno argelino retiene una parte sustancial de los embarques como compensación por el apoyo político y militar que le brinda al Frente Polisario. Además, según afirma el European Strategic Intelligence and Security CenterESISC-, parte de la ayuda humanitaria asume la forma de fondos –es decir, dinero en efectivo- para financiar compras de materiales y pagos a empresas argelinas. Las autoridades de Argelia cobran ilegalmente impuestos sobre estas compras, de tal manera que el gobierno argelino no solo roba y comercializa ilegalmente una parte de los embarques de ayuda humanitaria sino que también cobra impuestos por la compra de bienes y servicios que la Comunidad Europea realiza en su territorio. De forma tal, que el contribuyente europeo termina aportando fondos para la financiación del fisco argelino.[2]

Pero, lo que es más grave aún, es que la corrupta dirigencia del Frente Polisario lucra con el hambre y las necesidades de la población que ilegalmente retiene en Argelia.

     SECUESTRO DE COOPERANTES

El 24 de octubre de 2011, por ejemplo, la madrileña Ainhoa Fernández Rincón, el mallorquín Eric Gonyalons y la italiana Rosella Urru, todos ellos cooperantes europeos pertenecientes a diversas ONG, fueron secuestrados en Rabuni, la sede administrativa de los campamentos argelinos controlados por el Frente Polisario, mientras desarrollaban actividades humanitarias.

En el secuestro de los cooperantes participaron elementos del Frente Polisario comandados por Abu Walid al Sarhaoui o Adnan Abu Walid al Sarhaoui, alias de Lehbib ould Ali ould Saïd ould Yumani[3], un marroquí de origen saharaui nacido en la ciudad de El Aaiún durante los años de la ocupación colonial española del Sur de Marruecos.

Abu Walid al Sarhaoui, de quien volveremos a hablar más adelante, luego se incorporó al Frente Polisario en 1991 y recibió capacitación militar de mano de instructores militares argelinos en la Escuela de Suboficiales y Tropas de Chabid El Ouali donde se entrenan las milicias terroristas del supuesto “Ejército de Liberación Popular Saharaui”, en Tinduf, Argelia. Todo ello antes de radicalizarse y convertirse en líder yihadista.

Finalmente, los cooperantes fueron liberados sanos y salvos previo pago de un sustancioso rescate por parte de España e Italia. Lo que no se estableció claramente es que parte tocó a los polisarios del rescate y que otros réditos políticos obtuvo el Frente Polisario por su participación en las negociaciones que permitieron la liberación de los cooperantes.
Lamentablemente, este no es el único ejemplo de nexos entre polisarios y yihadistas.

El 15 de febrero de este año, la Oficina Central de Investigaciones Judiciales, el organismo responsable en Marruecos de la lucha contra el terrorismo y la delincuencia transnacional, que dirige Abdelhak Khim como parte de la Dirección General de la Supervisión del Territorio Nacional, la eficiente DGST marroquí, arrestó en las ciudades de Laayun, Salé y Marrakech a tres individuos, de entre 24 y 30 años, miembros de una célula terrorista del Dáesh.

En el proceso, las autoridades antiterroristas marroquíes secuestraron documentación, uniformes y hasta una bandera perteneciente al Frente Polisario.
Precisamente, una semana antes, en declaraciones formuladas a la prensa, Khim había advertido sobre los vínculos del Dáesh con el Frente Polisario y las actividades del terrorismo yihadista en el sur de Argelia.

Dijo al alto funcionario de seguridad marroquí: “El Dáesh no ha desaparecido. Hubo una reubicación; se reorganizaron en la zona sahelo – sahariana y en Libia. Donde encuentran áreas sin ley, allí se establecen.” Para luego agregar: “El problema se incrementa con la falta de cooperación de los argelinos y la existencia de un área controlada por un grupo terrorista que es el Frente Polisario”. Concluyendo: “Al Qaeda en el Magreb Islámico sigue intentando controlar el sur de Argelia y el norte de Mali”. 

4   LA INTROMISIÓN DE IRÁN EN EL MAGREB

El pasado 1° de mayo, Marruecos sorprendió al mundo al denunciar que la República Islámica de Irán, a través de la organización terrorista Hezbollah, llevaba al menos dos años entrenando y equipando con armamento sofisticado a las milicias terroristas del Frente Polisario.

El canciller marroquí Nasser Burita afirmó poseer “pruebas y datos” concretos de que uno o más diplomáticos de la Embajada de Irán en Argel había participado “durante al menos dos años” como “facilitadores” entre los grupos terroristas Hezbollah y Frente Polisario en acciones destinadas a instruir a milicianos del grupo separatista en “acciones de guerrilla urbana y ataques contra el Reino de Marruecos.”

Instructores militares de Hezbollah, en especial expertos en explosivos y en la construcción de túneles, habrían viajado a los campamentos argelinos de Tinduf para formar a los milicianos en tácticas de comandos, guerrilla urbana y manejo de armamento sofisticado. También habrían suministrado al Frente Polisario misiles de fabricación soviética SAM-9, SAM-11 y 9K34 “Strela-3”, afirmó el canciller Burita. Todas estas actividades se efectuaron con la complicidad del gobierno de Argelia.

Cabe mencionar que Hezbollah es una organización terrorista islámica de orientación chií de El Líbano que, desde su creación en 1982, recibe armas, instrucción militar y apoyo financiero de Irán.

Según la justicia argentina, Hezbollah, en complicidad con funcionarios del aparato de inteligencia y del servicio diplomático de Irán, llevaron a cabo los sangrientos atentados de la Embajada de Israel en Buenos Aires (17/3/1992) y de la Asociación Mutual Israelita en Argentina (18/7/1994). Ambos ataques explosivos provocaron, en total, 114 muertos y 542 heridos.

Estos atentados terroristas fueron los únicos hechos de violencia yihadista que se produjeron en América Latina hasta el momento.

Por otra parte, la agencia antidrogas de los Estados Unidos, Drug Enforcement Administration -DEA-, considera que Hezbolla cuenta con extensas redes en América del Sur dedicadas al tráfico de drogas, lavado de dinero, contrabando y otros negocios ilícitos para financiar parte de las actividades terroristas del grupo.

La denuncia realizada por Marruecos pone en evidencia que el Frente Polisario, pese al alto al fuego y la presencia de la MINURSO, sigue con la complicidad de Argelia e Irán armándose y planificando acciones terroristas en la región del Sáhara.

También indican que Irán constituye una seria amenaza a la estabilidad internacional. No solo porque desarrolla un programa de armas de destrucción masiva sino porque exporta entrenamiento y armas a grupos terroristas en África y financia a partidos políticos y organizaciones extremistas en todo el mundo como el grupo violento “Movimiento Patriótico Quebracho” en Argentina, o el partido antisistema “Podemos” en España.

Activistas de grupos revolucionarios, dirigentes indigenistas mapuches, intelectuales de izquierda y simples estudiantes progresistas son frecuentemente invitados a Teherán en el marco de programas de “turismo revolucionario” destinado a reclutar agentes de influencia en los países de América Latina.

      VÍNCULOS CON EL YIHADISMO

En una entrevista concedida, en 2012, al diario español “ABC”, el pretendido ministro de Defensa de la inexistente RASD, Mohamed Lamin Buhali, reconoció la presencia de unos “20 ó 25 saharauis” formando parte de organizaciones yihadistas en el Sahel. “Unos están con Al Qaeda, algunos de ellos puede que ya no estén vivos y otros están detenidos. Otros, en torno a 14, están con el MUYAO”, admitió Buhali.

Resulta evidente que, cuando un dirigente de importancia en un grupo terrorista reconoce un hecho de estas características es porque la cantidad de yihadistas provenientes de las filas del Frente Polisario es mucho mayor de lo que se admite y su existencia resulta inocultable.

Otra prueba innegable de que el Frente Polisario mantiene vínculos con grupos yihadistas, o, al menos, de que los campos de Tinduf constituyen una cantera de personal con preparación militar que nutre las filas de los grupos salafistas que operan en la región sahelo – sahariana, es el caso del antes mencionado Abu Walid al Sarhaoui.

Desde que se radicalizó y dejó los campamentos argelinos del Frente Polisario, Walid ha formado parte de distintos grupos yihadistas.

Al parecer comenzó su actividades terrorista en 2011, cuando fue uno de los fundadores del Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUYAO) donde dirigía el Consejo de la Shura.

Debido a que habla tres idiomas y ha estudiado varios años en universidades de Argelia, en el MUYAO también actuaba como vocero. Este hecho le dio visibilidad internacional al parecer frecuentemente en transmisiones televisivas y fotografías.

En 2013, el MUYAO y Walid tomaron parte en la creación del grupo Al Murabitum (Los almorávides), al fusionarse con la organización Al Moulthamin (Los que escriben con sangre), que dirigía el yihadista maliense Mokhtar Belmokhtar, también conocido como “Bellaouar” -El tuerto- o “Mr. Marlboro”. Apodos que recibe porque perdió un ojo por una pedrada cuando era niño y porque en sus comienzos fue un exitoso contrabandista de cigarrillos.

Belmokhtar fue responsable del ataque y captura de la planta gasífera de In Amenas, situada en la provincia de Illizi, en el sureste de Argelia, el 16 de enero de 2013, en que murieron 55 personas (32 terroristas y 23 rehenes de distintas nacionalidades).
Al Morabitun y Mokhtar Belmokhtar adherían a Al Qaeda en el Magreb Islámico -AQMI-, la franquicia regional de Al Qaeda.

El 14 de mayo de 2015, Adnane Abu Walid al Sarhaoui anunció que rendiría pleitesía a Al Bagdadí y al ISIS / Dáesh.
Inmediatamente fue desautorizado por Belmokhtar y Wali y sus seguidores debieron dejar Al Morabitun.

En septiembre de 2016, Abu Walid al Sarhaoui creó su propia organización yihadista: Estados Islámico en el Gran Sahara -Imarat Mantikat al-Sahara-, que pronto realizaría diversos ataques y atentados explosivos en Burkina Faso, Níger y Mali.

El 2 de marzo de 2017, Abu Wali al Sarhaoui y el Estado Islámico en el Gran Sáhara se unió a Al Morabitum, liderado por Mokhtar Belmokhtar, Ansar ad-Din, liderado por Iyad Ag. Ghaly y al Frente de liberación de Macina que conduce el imán Amadou Koufa, para crear una nueva organización: Jama’at Nasr al-Islam wal Muslimin (Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes).[4]

La nueva organización proclamó inmediatamente su fidelidad a AQMI y a Ayman Al-Zawahiri líder de Al Qaeda.

Un largo recorrido para un miliciano polisario de Tindouf. Abu Wali al Sarhaoui es una prueba viviente y vigente entre el Frente Polisario y los grupos yihadistas que asolan la región sahelo – sahariana con sus atentados y ataques.

CONCLUSIONES

Los vínculos del Frente Polisario con grupos, militantes y actividades terroristas son lo suficientemente evidentes como para que el grupo separatista sea inscripto en la lista de Organizaciones Terroristas Extranjeras tanto de los Estados Unidos como de la Unión Europea.

Argelia es responsable de mantener y entrenar a potenciales terroristas en esa inagotable cantera yihadista en que se han convertido los campos del Frente Polisario en Tinduf.

Si se pretende terminar con el terrorismo en la región sahelo – sahariana hay que comenzar por cerrar los campos del Frente Polisario en Argelia.


[1] AGOZINO, Adalberto C.: Geopolítica del Sáhara – Sáhel. Ed. Dosyuna. Bs. As. 2013. P. 148.
[2] OFICINA EUROPEA DE LUCHA CONTRA EL FRAUDE: Desvío por el Frente Polisario de las Ayudas Humanitarias Destinadas a la Población de Tinduf. Comisión Europea. 2015. En CD.
[3] GABINETE TÉCNICO DE LA GUARDIA CIVIL ESPAÑOLA: Evaluación de la amenaza yihadista en Mali. Enfoque 10/2017. Centro de Análisis y Prospectiva. Madrid 18/04/2017.
[4] GABINETE TÉCNICO DE LA GUARDIA CIVIL ESPAÑOLA: Evaluación de la amenaza yihadista en Mali. Enfoque 10/2017. Centro de Análisis y Prospectiva. Madrid 18/04/2017. P.15


sábado, 4 de agosto de 2018

ZIMBABUE DEL “CAMARADA BOB” AL “COCODRILO MNANGAWA”



Las elecciones en Zimbabue de esta semana no anuncian el establecimiento de un régimen democrático sino el simple reemplazo de un dictador por otro.
DEMOCRACIA Y PERSONALISMO

Para algunos países, construir instituciones realmente -y no formalmente- democráticas es un proceso difícil, arduo y prolongado que en ocasiones demanda décadas.

En Rusia, por ejemplo la autocracia monárquica del zarismo se prolongó hasta 1917. La Revolución Socialista de octubre de 1917 no proporcionó un régimen democrático al país sino una sangrienta y represiva dictadura de más de setenta años a manos del Partido Comunista. La caída del régimen soviético, en 1991, tampoco mejoró mucho la institucionalidad de Rusia. Una suerte de “zar del siglo XXI” que controla los destinos del país -por diversos procedimientos solo formalmente democráticos- desde que fue nombrado Primer Ministro en a comienzos de 1999.

Algo similar ocurre en diversos países latinoamericanos arrasados por corruptos  partidos políticos populistas del más variado signo ideológico y por políticos personalista que hacen recordar al “caciquismo” que tanto daño hizo a España en el pasado.

Este problema también se aprecia recurrentemente en África donde los dictadores gobiernan por décadas, muchas veces en forma vitalicia, y cuando mueren o son derrocados, quienes los reemplazan no tardan en mostrar los mismos rasgos autoritarios y en apelar al clientelismo, el nepotismo y la corrupción política para ellos también perpetuarse en el poder.

Precisamente ese el caso, de los ocurrido en Zimbabue donde el lunes 30 de julio pasado se han realizado elecciones generales para “normalizar” las instituciones del país después del golpe de Estado militar que puso fin a los 37 años de gobierno del anciano dictador Robert Mugabe, el “Camarada Bob”, como lo llaman sus partidarios.

LA CASA DE PIEDRA

Zimbabue, nombre que en dialecto shona significa: “casa de piedra”, fue conocido en un tiempo como el granero de África del Sur. Hoy pese a sus grandes riquezas naturales, es uno de los países más pobres del mundo, donde sus dieciséis millones de habitantes se enfrentan a una tasa de desempleo del 90% y el 21,4% (3,53 millones de personas) deben sobrevivir con menos de dos dólares diarios.

En 2010, Zimbabue se situó en el último ligar del Índice de Desarrollo Humano elaborado por la ONU. En 2016, ha mejorado sustancialmente ubicándose en el puesto 154 entre 188 naciones.

Conocida como Rhodesia del Sur y luego como República de Rhodesia -en honor al colonizador británico Cecil Rhodes-, el 18 de abril de 1984, luego de independizarse del Reino Unido, tomó su nombre actual de República de Zimbabue.

En diciembre de 1979, cuando finalmente fue depuesto el régimen blanco de apartheid y se celebraron elecciones libres el partido de Mugabe, el “Unión Nacional Africana de Zimbabue – Frente Popular” (Zimbawe African National Union – Patriotic Front -ZANU / PF-), obtuvo 57 de los 80 escaños del Parlamento y Robert Mugabe se convirtió en Primer Ministro. El “Camarada Bob”, como afectuosamente lo llaman sus partidarios había llegado al poder en Zimbabue y no se apartaría de él por los siguientes 37 años.

Entre 1981 y 1984, Zimbabue vivió una cruenta guerra civil entre las étnicas shonas y ndebeles. Mugabe y el ZANU-FP tomaron partido por los shonas. Mientras que el ex ministro del Interior, Joshua Nkomo y el partido ZAPU por los ndebeles.

El conflicto étnico, como suele ocurrir en todas las guerras civiles, y especialmente en África, fue particularmente cruento y pronto derivó en sangrientas matanzas de “limpieza étnica”.

Mugabe fue finalmente el más fuerte, y los militares shonas los más crueles. Se Estima que el conflicto en Zimbabue produjo entre 10.000 y 30.000 víctimas civiles, en su gran mayoría campesinos ndebeles.

La guerra finalizó totalmente, recién el 22 de diciembre de 1987, con la rendición de Nkomo y la disolución de ZAPU.

El 31 de diciembre de 1987, después de una reforma constitucional y de pacificar el país, Mugabe acumuló un inmenso poder. Dejó su cargo de Primer Ministro para transformarse en presidente.

EL “CAMARADA BOB”

Fueron tiempos de prosperidad, Zimbabue se transformó en uno de los mayores productores agrícolas de África, tanto de cereales como de tabaco, del que el país se convirtió en gran exportador.

Mugabe combatió decididamente el analfabetismo, destinando a la educación ocho veces más recursos que los mandatarios de los países vecinos, hasta reducirlo en un diez por ciento y consiguió un importante crecimiento económico.

En 1990, renunció al modelo marxista de partido único, aunque cambiando el sistema parlamentario por otro presidencialista que incrementó notablemente sus facultades como gobernante. Mugabe se convirtió en una celebridad en los foros internacionales, en especial, en la Unión Africana y el Movimiento de Países No Alineados. Incluso, en 1994, la reina Isabel II lo nombró “caballero”. Aunque en 2008 le retiró el título por las atrocidades que cometía.

Pero, como no hay prosperidad que dure para siempre, a finales de los años noventa, la economía de Zimbabue comenzó a decaer.

En 1998, una decisión económica desacertada precipitó la tragedia. Una improvisada reforma agraria expropió el 32% de las tierras agrícolas hasta entonces en manos de la minoría blanca y las puso en manos de veteranos de la guerra de la independencia que se convirtieron en productores minifundistas.

Los pequeños campesinos carecían de conocimientos técnicos, capital y manejo de los circuitos de comercialización internacionales. La producción agrícola se derrumbó y el país pasó de exportador a vivir en una economía de subsistencia.

Para colmo de males, tanto los Estados Unidos como la Unión Europea aplicaron sanciones económicas en represalia por las expropiaciones a sus nacionales y sus empresas.

Mugabe siguió ganando elecciones cada vez más fraudulentas mientras el país se precipitaba al abismo. La esperanza de vida descendió hasta los 36 años, la mortalidad infantil en los primeros diez años de vida se incrementó a 650 muertos cada mil niños. El analfabetismo comenzó a crecer aceleradamente cuando el gobierno terminó con la enseñanza gratuita.

Mugabe apeló a la receta clásica. Impuso precios máximos en los productos esenciales y comenzó a perseguir a los empresarios para contener a la inflación. El resultado en Zimbabue fue un total fracaso, provocó emisión monetaria desbordada, desabastecimiento, mercado negro, fuga de capitales y de mano de obras calificada.

El evidente deterioro en la salud de Robert Mugabe dada su avanzada edad, por ejemplo, su costumbre de quedarse dormido durante el desarrollo de las ceremonias oficiales y reuniones de gabinete desataron una sórdida lucha por su sucesión. No obstante, el nonagenario presidente anunció que se presentaría para su octava reelección en 2018.

EL COCODRILO MNANGAGWA ENTRA EN ACCIÓN

En 2014, en un agitado Congreso del ZANU-PF, el abogado Emmerson “Cocodrilo” Mnangagwa, quien había dirigido el ministerio de Defensa por diez años, se convirtió en vicepresidente.

Mnangagwa era el líder de los dirigentes históricos y contaba con el respaldo del Ejército. Nacido el 15 de septiembre de 1942, en el distrito de Zvishavana, al sudoeste de Zimbabue, entonces británico, el joven Emmerson creció en Zambia. Hijo de un militante anticolonialista, se unió en 1966 a las filas de la guerrilla independentista contra el poder colonial. Detenido, escapó a la pena de muerte y, al igual que Mugabe, cumplió diez años de prisión.

Los zimbabuenses lo llaman “Lacoste” en referencia al apodo de sus años de guerrillero: “El cocodrilo”, por no derramar lágrimas sino morder más fuerte. Mnangagwa ha reconocido que sus años de guerrilla le enseñaron a “destruir y matar”.

Luego jefe de Seguridad Nacional dirigió, en 1983, la brutal represión de la policía en las provincias secesionistas de Matabeleland (oeste) y Midlands (centro).

El pasado 6 de noviembre, Mugabe pateó el tablero al destituir a Mnangagwa -quien recientemente había sobrevivido a un intento de envenenamiento, acusándolo de “deslealtad y escasa honradez en la ejecución de deberes”. Mnangagwa se refugió en la vecina Sudáfrica.

El miércoles 15, en horas de la madrugada llegó la réplica de los militares. El Ejército salió a las calles, forzó la renuncia del “Camarada Bob” y colocó en la presidencia a Emmerson “Cocodrilo” Mnangagwa.

No obstante, Robert Mugabe tuvo la habilidad y entereza suficiente para negociar con los militares golpistas una serie de jugosas prebendas a cambio de su renuncia. Comenzando por una indemnización de diez millones de dólares, una pensión vitalicia de cien mil dólares para él y de setenta y cinco mil para su esposa Grace. El empobrecido Estado de Zimbabue además deberá hacerse cargo de los gastos médicos, de seguridad y viajes de la expareja presidencial. Mugabe continuará viviendo en su lujosa residencia de Blue Roof, en Harare, valuada en más de siete millones de dólares.

Incluso los 21 de febrero, día del nacimiento de Mugabe, será feriado nacional bajo la denominación de “Día de la Juventud Robert Mugabe”. Además, logró protección para sus empresas y aún las inversiones de hijos están garantizadas.

“El cocodrilo” Mnangagwa se puso al frente de un país aislado internacionalmente, que arrastraba una grave crisis económica e hiperinflación desde principios de este siglo y una persecución sistemática a los opositores al régimen de Mugabe y del ZANU-PF.

El cambio de gobierno limó asperezas con algunas potencias internacionales, que anunciaron que estudiarían levantar las sanciones impuestas durante la era Mugabe. Esto ha propiciado varios encuentros con inversores internacionales, aunque los acuerdos aún no han sido implementados. A día de hoy los principales socios comerciales de Zimbabue siguen siendo Sudáfrica y China, especialmente en los sectores agrario y minero.

ELECCIONES CUESTIONADAS

El lunes 30 de julio, 5,5 millones de zimbabuenses que se inscribieron como electores concurrieron a 10.985 centros de votación en todo el país para elegir entre 23 candidatos al nuevo presidente y a 210 diputados a la Asamblea Nacional.

Las elecciones fueron supervisadas por una comisión de observación internacional de la Unión Europea, los Estados Unidos y la Conmonwealth.

Emmerson Mnangagwa (1942), de la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabue – Frente Patriótico se impuso a su principal rival, el líder del Movimiento por el Cambio Democrático -MDC-, el joven abogado y religioso Nelson Chamisa (1978), en seis de las diez provincias del país.

El presidente de facto logró algo más de 2,4 millones de votos (el 50,8%), de manera que evitó ir a una segunda vuelta al cumplir con el requisito de obtener, como mínimo, la mitad de los sufragios más uno.

Chamisa, por su parte, se adjudicó 2,1 millones de votos (el 44,3%), si bien un portavoz de su partido.

El ZANU-PF logró 145 escaños en la Asamblea Nacional, el MDC obtuvo 63 asientos, el Frente Patriótico Nacional, un partido creado recientemente por antiguos aliados de Mugabe, y otro a un candidato independiente.

Al conocerse el resultado de los comicios, el candidato opositor Nelson Chamisa del Movimiento por el Cambio Democrático denunció fraude y sus partidarios tomaron las calles del centro de la capital, Harare, para protestar.

Desde las últimas semanas de campaña electoral, los partidos opositores habían  denunciado maniobras de fraude y luego sospecharon por la demora en dar a conocer los resultados del recuento de votos.

El Ejército y la policía mantuvo el control de la situación reprimiendo a los manifestantes con gases lacrimógenos, chorros de agua y cuando esto no es suficiente apelando a munición de guerra. La represión gubernamental de las protestas dejó un saldo de al menos tres manifestantes muertos.

EN SÍNTESIS

Los destinos de Zimbabue, después del eclipse político de Robert Mugabe, siguen en manos de los hombres y del partido político que condujo al país hacia la independencia.

Aunque Mnangagwa controla la situación y cuenta con el apoyo del Ejército, Zimbabue no ha podido superar el trágico legado de Mugabe y si el país quiere salir del atolladero en el que se encuentra, terminar con el aislamiento internacional y recibir inversiones productivas debe mejorar la vigencia de los derechos humanos y crear instituciones democráticas fuertes y creíbles algo que por el momento parece difícil.