miércoles, 26 de septiembre de 2012

ACERCA DE TIM WEINER Y SU HISTORIA DEL FBI


Los comentarios de libros suelen ser realizados por las editoriales, empresas distribuidoras o personas de alguna manera vinculadas con ellas. Esta circunstancia suele afectar la objetividad de la crítica. De ello la mayoría de los análisis de libros suelen concluir ponderando a la obra y al autor. Son pocas las excepciones. En último caso, si no se pueden hablar bien de un libro los comentaristas prefieren no hacer público su análisis. A mi me parece oportuno compartir con otros algunos de los libros que leo y la opinión que de ellos me he formado. Si la opinión en buena mejor, pero si no lo es, me parece mi deber debo hacérselo saber a otros de forma de que puedan decidir invertir o no su tiempo y dinero en esa lectura. En esta oportunidad analizaré las 670 páginas del libro “Enemigos. Una Historia del FBI” de Tim Weiner.

EL AUTOR

            Tim Weiner, nació en  1957. Es periodista deTheNew York Times. Autor de tres libros, coautor de un cuarto. Ha ganado el Premio Pulitzer y el Premio Nacional del Libro .Se ha graduado en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia y ha trabajado para The Times desde 1993, como corresponsal extranjero en México , Afganistán , Pakistán y Sudán , y como corresponsal para temas de seguridad nacional en Washington.Weiner won the 1988 Pulitzer Prize for National Reporting as an investigative reporter at The Philadelphia Inquirer , for his articles on the black budget spending at the Pentagon and the CIA . [ 1 ] His book Blank Check: The Pentagon's Black Budget is based on that newspaper series.

           

            En 1988, Tim Weiner ganó el Premio Pulitzerpor la presentación de informes nacionales como periodista de investigación en el PhiladelphiaInquirer , por sus artículos sobre el gasto presupuestario clandestino del Departamento de Defensa y de la CIA .Su libro Cheque en blanco: Presupuesto en negro del  Pentágono, de 1990, está basado en esa serie de artículos.

 

            En 1995, publicó junto a Neil A. Lewisy David Johnston su libro Betrayal: The Story of Aldrich Ames, an American Spy by Neil A. Lewis, Tim Weiner, and David Johnston Random House , May 1, 1995.Traición: La historia de Aldrich Ames, un espía americano. Una obra de 308 pages. ISBN 978-0-679-44050-5308 páginas que no ha sido traducida al español. He won the National Book Award in Nonfiction for his 2007 book Legacy of Ashes: The History of the CIA . [ 2 ] 

            En 2007, obtuvo el National Book Award y Los Ángeles Times Award, por su obraLegacy of Ashes: TheCIA´shistory.

            En 2010, participó en un ciclo de entrevistasrealizadas por Denis Delestrac, tituladas la "Pax Americana y la militarización del espacio".

LA OBRA

            Debo comenzar reconociendo que cuando adquirí “Enemigos. La Historia del FBI”, no tenía mayores expectativas sobre la calidad del libro que estaba adquiriendo. Con anterioridad había leído detenidamente “Legados de cenizas” y me había parecido una obra de escaso valor literario y muy aburrida. Un texto prejuicioso poco y que no me aportó mayor información. Un libro muy inferior a “Veil: las guerras secretas de la CIA: 1981 – 1987” de Bob Woodward. La redacción –o la traducción- era de una calidad muy inferior y el nivel de información que proporcionaba no superaba en que podía encontrarse en la Wikipedia.

            Por lo tanto, me resultó difícil comprender porque un libro tan mediocre obtuvo el National Book Award y el Los AngelesAward, en 2007.

Sin embargo, compré este nuevo libro de Tim Weiner por dos motivos. El primero, es que adquiero para mi biblioteca todas las publicaciones sobre temas de inteligencia y seguridad que se publican en español. La segunda es que a diferencia de lo que ocurre con la CIA, se publican en español muy pocos libros sobre el FBI. De hecho sólo dispongo de dos libros sobre esta agencia: el libro “FBI por dentro”, escrito por William Jones y editada en 1961 por la Biblioteca Policial de la Policía Federal Argentina. Luego en 1995 adquirí una muy polémica biografía titulada: “Oficial y Confidencial. La vida secreta de J. Edgard Hoover”, escrita por Anthony Summers. Este libro sirvió de base para la película “J. Edgar” dirigida por Clint Eastwood e interpretada por Leonardo DiCaprio. Esta biografía constituye un estudio muy documentado de la vida de J. Edgard Hoover pero muy tendenciosa que pone especial énfasis en las preferencias sexuales del fundador del FBI y en sus vinculaciones con la mafia italiana. Además, puede obtener un material mimeografiado y encuadernado: la traducción del libro de Hoover, “Masters of Deceit” –Los maestros del engaño- hecha por la Policía Federal Argentina como material de instrucción para su personal en la década de 1960. La mayoría de las copias fueron posteriormente destruidas cuando al parecer perdió interés como bibliografía de consulta. Tuve la fortuna de obtener una copia y poder preservarla para las generaciones futuras en mi biblioteca.

            Como apreciarán, la carencia de material sobre el FBI y su fundador J. EdgarHoover hacían interesante cualquier nuevo libro.

            Lamentablemente, este nuevo libro de Weiner sigue en la misma línea de “Legacy of Ashes”, es decir, que presenta una mala redacción, una pésima traducción y muy poca información nueva y valiosa. Como ejemplo de la pobre calidad de la traducción podemos consignar el siguiente párrafo de la página 494: “Era la primera vez que nadie en el FBI oía hablar de al-Qaeda o Bin Laden”, cuando hubiera sido más correcta la siguiente redacción: “Era la primera vez que alguien en el FBI oía hablar de al-Qaeda o Bin Laden.” Es posible encontrar similares errores de redacción y traducción a lo largo de todo el libro, como el empleo de la expresión “tía” como sinónimo coloquial de “puta” o “prostituta” y la expresión “tío” para referirse coloquialmente a un individuo. Ambas expresiones son de uso corriente en España, pero absolutamente inusuales en el habla de América Latina.

            Aunque la obra supera ampliamente las seiscientas páginas son muchas las omisiones y los temas tan sólo mencionados o tratados muy superficialmente. El libro centra su análisis en las penetraciones técnicas ilegales (escuchas telefónicos y micrófonos ocultos) que ordenó Hoover durante sus años al frente del FBI y como los sucesivos presidentes hicieron uso de la información política obtenida por esos medios. Más leves son las menciones al racismo y la misoginia que caracterizaba a la gestión de Hoover en el FBI.

            Muchas son las críticas, mientras que los grandes aciertos de Hoover y algunas de las innovaciones que el introdujo en la investigación criminal –los cuales constituyen su mejor legado- son ignorados o tan solo mencionados sin mayores explicaciones y detalles. Estos son los sistemas de registro y recuperación de datos sobre los distintos casos, las personas involucradas, objetos sustraídos, el tratamiento de evidencias, etc.

            El FBI fue una institución precursora en la creación y aprovechamiento de laboratorios de criminalística. También fue de avanzada en la organización de la “BehaviorScienceUnit” que desarrollo investigaciones sobre los distintos tipos de asesinos y acuñó la terminología de “asesino serial”. El FBI también tuvo un papel destacado en el esclarecimiento de secuestros y otros delitos graves. En la captura de criminales sumamente peligrosos mediante la creación el 14 de marzo de 1950 del programa “Ten mostwanted” -los “Diez criminales más buscados”- y la instauración de recompensas monetarias por información sobre los mismos.

            Tampoco encontramos referencias sobre la participación del FBI en la persecución, captura o muerte de peligrosos gánsteres como John Dillinger, “Babyface” Nelson, la banda de Mama Barker o Clyde Barrow y Bonnie Parker entre otros.

            Nada de esto menciona el libro de Tim Weiner porque no es una historia del FBI sino una historia de los errores y delitos cometidos por el FBI, por sus agentes y por sus dirigentes. Sin embargo, es curioso como se algunos aspectos polémicos de la vida de J. Edgard Hoover como su pertinaz negativa a reconocer la existencia de la mafia italiana en los Estados Unidos, su pasión por las carreras de caballos y sus vínculos nunca debidamente esclarecidos con algunos mafiosos conocidos.

            Menos aún se trata el tema de la sexualidad de Hoover, no porque sea un temas de gran importancia sino porque el jefe del FBI se caracterizó por su insistente persecución de los homosexuales. Sin embargo, Weiner que por momentos parece muy crítico de Hoover no duda en consignar en la páginas 149 una terminante afirmación al respecto: “No hay la menor prueba que respalde la idea de que Hoover practicara nunca el sexo con Tolson o con cualquier otro ser humano. Ambos eran personal y profesionalmente inseparables, Hoover le dejó a Tolson sus posesiones terrenales en su testamento, y hay fotografías de los dos hombres juntos que pueden interpretarse como reveladoras de sentimientos humanos más profundos que el mero afecto. Uno de los biógrafos de Hoovercalificó su relación de matrimonio asexuado, y quizá se acercaba a la verdad. Pero nadie que conociera personal o profesionalmente a Hoover creía que hubiera algo más que eso.” Para Weiner el hecho de que Hoover y Tolson convivieran por más de treinta años, que veranearan siempre juntos y que nunca se le conociera a J. Edgar ninguna relación con una mujer, no parece indicar absolutamente nada…

            Otro tema cuidadosamente obviado es la participación del FBI en la captura y condena de los “espías atómicos”Julius y Ethel Rosenberg.
RECOMENDACIÓN

            Después de leer y analizar detenidamente el libro de Weiner me queda la impresión de alguien ha suministrado información al autor para ajustar cuentas con ciertos personajes históricos. En especial, con algunos ex directores a quienes se critica salvajemente sin aportar mayores pruebas de sus faltas.

            En síntesis, mi experiencia profesional me indica que el libro “Enemigos. Una historia del FBI” es una clara obra de desinformación destinada a desprestigiar a esta agencia y a algunos de sus directivos. Por lo tanto, se recomienda leer únicamente en caso de estricta necesidad y con muchas precauciones. Para el lector no especializado en temas de inteligencia el consejo esno invierta tiempo y dinero en este libro.

sábado, 15 de septiembre de 2012

EL 17 DE OCTUBRE DE LA CLASE MEDIA


                 Aunque a alguno le cueste aceptarlo, el 13 de septiembre de 2012 la Argentina ha vivido un nuevo 17 de octubre. Nuevamente, una manifestación espontánea, sin apoyo de los medios de comunicación tradicionales, ni la participación de políticos profesionales, conmueve las bases de la sociedad argentina anunciando cambios trascendentes.

                Sin discutir las cifras de la movilización, podríamos considerar que lo ocurrido ayer fue aún más trascendente que el hecho fundacional del peronismo. Veamos algunas diferencias: la movilización del 17 de octubre de 1945 se produjo únicamente en la ciudad de Buenos Aires, ayer la protesta se extendió a las principales ciudades del país. En 1945 se reclamaba por una persona ayer se pedía el respeto a la constitución, a las leyes y a las instituciones republicanas. En 1945 se produjeron algunos incidentes que derivaron en la muerte de Darwin Passaponti, un militante de tan sólo 17 años de la Alianza Libertadora Nacionalista. El 13/9 la movilización fue absolutamente pacífica y civilizada, al punto tal que los manifestantes evitaron pisar el césped de la Plaza de Mayo. El 17 de octubre de 1945 se movilizó la clase obrera asalariada en defensa de sus “conquistas sociales”; el 13 de septiembre del 2012 se movilizó la clase media urbana para reclamar una auténtica democracia respetuosa de las reglas del gobierno republicano.

                Aunque los reclamos individuales abarcaban un amplio espectro (desde la relección indefinida de la presidente, al “cepo cambiario” pasando por la corrupción gubernamental, la impunidad, la soberbia y el acoso fiscal como instrumento de “disciplinamiento” político, sin olvidar la inseguridad y la alta inflación) la movilización social fue un claro pronunciamiento contra el modelo clientelístico - autoritario populista basado en el apoyo electoral de los sectores marginales.

                Como ocurrió en 1945, el gobierno ha tratado de ignorar o minimizar la importancia de la movilización ciudadana: Pero lo cierto es que un importante sector de la sociedad ha roto con su inercia y demanda un cambio, tanto de personas como de métodos de gestión.

                A diferencia de las movilizaciones del año 2008 contra la Resolución N° 125, ya no es un sector económico quien sale a la calle para reclamar el cese de alguna medida gubernamental que lo afecta. Ahora son vastos sectores sociales que expresan su disconformidad con el proyecto que el gobierno intenta imponer. El kirchenerismo no debe llamarse a engaño. El 54% que voto a Cristina Kirchner no le entregó un cheque en blanco para que “vaya por todo”.

                La demanda de cambios también llega a los sectores de la oposición que hasta el momento no han sabido estructurar una propuesta alternativa a la del oficialismo y a un conjunto de dirigentes opositores más preocupados por como quedar bien con el gobierno que en expresar claramente sus aspiraciones de poder, de cambio y de proponer un país distinto. Porque bueno es reiterarlo, hoy claramente un sector de la sociedad argentina quiere un país distinto del “modelo” que intenta imponer autoritariamente el kirchenerismo.

                Siempre que surge un nuevo movimiento social busca sus propios dirigentes. Si los actuales líderes opositores carecen de la audacia y percepción política necesaria para conducir este movimiento, pronto surgirán de los lugares más inesperados otras figuras para conducir el movimiento, vendrán de redes y organizaciones sociales, partidos hasta ahora minoritarios, sindicatos o de cualquier otro sector de la sociedad, pero este colectivo no continuará acéfalo por demasiado tiempo.

                La movilización de ayer ha dejado una clara agenda para la clase política. Esa agenda podría sintetizarse en las siguientes consignas:

·         Respeto por la Constitución Nacional y por el correcto funcionamiento de las instituciones republicanas.

·         Evitar la reelección indefinida de Cristina Kirchner.

·         Terminar con la corrupción y la soberbia de los funcionarios.

·         Evitar todo intento de cercenar las libertades individuales.

·         Superar el miedo y la intimidación gubernamental.

·         Por el fin de la manipulación y la distorsión de la realidad para convertirla en “el relato”.

·         Detener la inseguridad y el avance del delito.

·         Por el deterioro económico: inflación creciente, el déficit fiscal, la recesión, el aumento del desempleo, el “cepo cambiario” y el acoso fiscal.

 

        Si el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner insiste en ignorar estos reclamos e intenta profundizar su proyecto con el “vamos por todo”, lo único que logrará será incrementar la conflictividad hasta poner en peligro la gobernabilidad del país.

 

        El desafió para estos “indignados” argentinos es dar continuidad a su movimiento. Algunas de estas expresiones de protesta suelen ser esporádicas y difícilmente se transforman en un movimiento político perdurable en el tiempo y capaz de producir cambios profundos y duraderos. Los meses siguientes dirán cual es el alcance del descontento de un importante sector de la ciudadanía con el gobierno nacional y si este malestar es suficiente para generar el cambio de hombres e ideas que demandan quienes así se han expresado en la noche del 13/9.

 

        La señora Presidente, por su parte, debe analizar detenidamente lo ocurrido durante la llamada “Primavera Árabe”, atender los reclamos de la ciudadanía y cambiar el rumbo de su gobierno y buscar acercar posiciones con los sectores de la ciudadanía que rechazan la actual situación. En este sentido el mejor gesto que puede hacer Cristina Fernández es anunciar claramente que no aspira a una nueva relección ni a cambiar las reglas del juego constitucional. Por supuesto, que para ello debería demostrar capacidades de estadista, algo que hasta ahora no ha evidenciado.