El Frente
Polisario sigue organizando todos los años el “Programa Vacaciones en Paz”, un
emprendimiento propagandístico presentado como evento humanitario que es fuente
de todo tipo de conflictos y campo abierto para los depredadores sexuales.
Vacaciones en Paz
El grupo separatista saharaui conocido como Frente
Polisario implementa todos los años una maniobra propagandística presentada
ante la opinión pública como un evento humanitario que es fuente de todo tipo
de conflictos, comenzando por la apropiación de niños, el secuestro de mujeres
y como cada vez se hace más evidente, se ha convertido en un espacio propicio
para que los depredadores sexuales tengan acceso a niños saharauis indefensos.
Todos los veranos, el Frente Polisario envía a España a
miles de niños saharauis de entre 8 y 10 años donde son recibidos por familias
españolas de acogida, en teoría para evitarles los rigores del verano en los
crueles campamentos de la hamada argelina donde el Polisario, con la
complicidad de Argelia, los mantiene condenados a un destino de indocumentados
y apátridas.
Las familias de acogida son elegidas por los
responsables locales del Frente Polisario en España sin otra consideración que
su participación en actividades de apoyo al grupo separatista. Esto da pie para
que no todas las familias de acogida seleccionadas tengan las condiciones
psicológicas y morales adecuadas para hacerse cargo de un niño que no conoce el
idioma español, que tiene otra religión y otras costumbres muy distintas de las
españolas. Por lo tanto, los abusos suelen ser frecuentes, aunque el Frente
Polisario intenta ocultarlos.
El caso de Argentona
Recientemente la Policía Nacional de España ha
desarticulado una red de pedofilia liderada por Niquel Nieto, un profesor de 35
años, excandidato a concejal por el partido ecosocialista Iniciativa per
Catalunya Verde (ICV), que fue familiar de acogida de niños saharaui.
El delincuente
sexual detenido trabajaba como monitor en cinco escuelas del
área metropolitana de Barcelona y realizaba actividades de ocio,
campamentos de verano y primavera para niños y jóvenes de 3 a 17 años.
El pedófilo catalán tenía la aberrante costumbre de
fotografiar niños desnudos y filmarse manteniendo relaciones sexuales con
niños. Tenía un importante archivo fotográfico donde estaban registrados los
abusos a setenta menores de edad entre ellos varios niños saharauis que habían
formado parte del Programa Vacaciones en Paz.
Como es sabido, los pedófilos acostumbran a cambiar
entre ellos las fotografía y vídeos que graban para revivir esos terribles
eventos que los estimulan sexualmente.
Lamentablemente, el caso descubierto en Argentona, no
es el único caso de abuso sexual que involucra a niños saharauis del Programa
Vacaciones en Paz, pese a los esfuerzos de los responsable polisarios por
ocultar estos delitos.
En 2020, el Tribunal Superior de Justicia
de la Comunidad
Valenciana condenó a cuatro años de cárcel a otro agresor que había acogido a un
menor saharaui llegado de los campamentos de refugiados en
el marco del “Programa Vacaciones
en Paz”, y que se había quedado en España para recibir
tratamiento médico.
En noviembre de 2023, el Tribunal
Superior de Justicia de Extremadura absolvió
a un hombre que había sido condenado en dos ocasiones por agredir sexualmente a
una menor saharaui acogida en el “Programa Vacaciones en Paz” debido a
la “no comparecencia de la víctima”.
Estos casos son suficientes para evidenciar que el
Frente Polisario no está en capacidad de garantizar la seguridad y protección
de los menores saharauis que participan del Programa Vacaciones en Paz y que
solo les interesa montar una maniobra de propaganda utilizando a los menores
para explotar la solidaridad del pueblo español con su causa.
La apropiación de menores saharauis
El postularse como familias de acogida permite a diversas
parejas (en muchos casos homoparentales) obtener la adopción de un niño
saharaui sin demasiados trámites. Es suficiente, que se presenten a un juzgado
español y manifiesten que la vida del niño corre peligro, por motivos de salud,
si retorna a su hogar en Tinduf. La justicia española rápidamente, con la
intención de preservar la salud y bienestar del niño, les otorga la tenencia
provisoria para que este sea sometido a tratamiento.
Son conocidas las pésimas condiciones sanitarias que
imperan en esos campamentos, sin cloacas, agua corriente o recolección de
residuos. Los suelos están contaminados, el agua que consumen no es potables,
muchas enfermedades son endémicas y la alimentación sumamente deficiente. Por
lo que, los niños que llegan a España suelen estar desnutridos, padecen
parasitosis, requieren atención odontológica, oftalmológica y médica de diverso
tipo.
Por lo tanto, es sencillo aducir problemas médicos y
riesgo de vida para retener a los niños en España.
Así, el niño o niña saharaui sufre una primera
apropiación y cambio de identidad. La familia de acogida además de someter al
niño a tratamiento médico, lo envía a la escuela, lo obliga a hablar en
español, a abandonar su religión, costumbres y a olvidar sus tradiciones y
quién es en realidad.
Con el tiempo los padres de acogida transforman la
tenencia de guarda en una auténtica adopción y tramitan la ciudadanía española,
que el país generosamente les otorga. Han dejado de ser saharauis apátridas
para convertirse en ciudadanos españoles. Pero, esta situación genera otro tipo
de drama humanitario y engendra otro tipo de delitos: el secuestro de mujeres
en los campamentos de Tinduf.
El secuestro de mujeres
Pero, estos niños nunca olvidan totalmente sus raíces
saharauis y a sus familias biológicas y buscan contactar con ellas. En esta
forma se convierten en víctimas de una segunda apropiación.
Agentes del Frente Polisario obligan a las familias
biológicas a tomar contacto con el niño, que a esas alturas suele ser un
español más, que ha olvidado en parte su idioma y en muchos casos hasta ha
formado su propia familia en la Península. Las niñas son las víctimas más
frecuentes porque quieren restablecer sus vínculos con sus madres, tías y
hermanas.
Es así como con engaños son atraídas para una “visita”
a sus familias biológicas. Solo que la visita inmediatamente se transforma en
un secuestro, sus documentos españoles son destruidos por orden del Frente
Polisario y todo contacto con el exterior les queda vedado.
En el entorno familiar tampoco suele irles muy bien.
Sus familias biológicas rechazan a la persona en que se han convertido
olvidando su idioma, religión y costumbre. Censuran su vida en España como
pecaminosa. Inmediatamente, le buscan un marido y la casan a la fuerza (aún en
los casos en que tienen esposos españoles) tratando de que tengan hijos lo más
pronto posible. Aunque siempre tendrán una posición relegada en la familia.
Algunas logran hacer trascender su situación y en
algún caso se ha logrado el retorno de la infortunada española secuestrada. No
obstante, muchos casos permanecen en el anonimato porque las familias españolas
no denuncian el hecho por temor a represalias contra la niña retenida.
Estos hechos son tan conocidos que la escritora
española Reyes Monforte lo ha retratado en su novela “Besos de Arena”.
¿Por qué las familias saharauis corren el riesgo de
enviar a sus niños a las Vacaciones en Paz en España?
Las familias saharauis saben muy bien los riesgos que
corren al permitir que sus niños tomen parte en el programa Vacaciones en Paz,
pero no suelen tener alternativa. Si se niegan le reducen la cuota de alimentos
que el Frente Polisario entrega a cada familia de los campamentos para su
subsistencia. También penalizan a las familias que se niegan con toda suerte de
presiones y sanciones, además de las amenazas físicas de encarcelarlos por
cualquier motivo.
Es por lo que, las familias saharauis, con el corazón
desgarrado, deben enviar a sus hijos a España y orar para regresen al término
del intercambio.
El caso de Felah
Filleh Mint Chahid Mint Laaroussi, una niña española de
18 años de origen saharaui, conocida familiarmente con el nombre de Felah, decidió,
a fines de 2023, visitar a su familia biológica en Tinduf con quien mantenía
contacto telefónico. Su familia española estuvo de acuerdo y le proporcionó los
medios para hacerlo. Es así como la niña marcho a Tinduf, no tuvo
inconvenientes ni con las autoridades argelinas ni con el Polisario, el
objetivo era retenerla.
Una vez en los campamentos, su familia, por orden de
los funcionarios del Frente Polisario, destruyó su documentación española y le
prohibieron todo contacto con el exterior como hemos descripto suelen hacer en
los casos de retención contra su voluntad de las jóvenes españolas.
En su desesperación, Felah entró en contacto con los
dueños de la empresa de repartos de comida Butincon, que provee a los
campamentos de alimentos, Louali Salem Ould y Hamada Ould Essaleh pidiéndoles
que se comuniquen con su familia española y la ayuden a salir de Tinduf.
Hamada retornó a Málaga donde reside y desde allí se
puso en contacto con la familia española de Felah. Rápidamente, acordaron que
la familia pagaría la documentación argelina que permite a un saharaui salir de
Tinduf y desplazarse por Argelia. En realidad, se trata de una “coima o
mordida de 2.500 euros” para que la Policía Militar argelina mire para otro
lado y otorgue el permiso.
Aprovechando la realización de una boda, subieron a
Felah a un vehículo de Buticon y la sacaron de Tinduf llevándola a la ciudad
argelina de Orán. Allí permanece aún oculta en un piso franco, no en el
Consulado español, a la espera de la llegada de un abogado español que se haga
cargo de tramitar su salida de Argelia. El único inconveniente formal que
existe es que Felah tiene 18 años y en Argelia la mayoría de edad es a los 19
años.
Mientras que Hamada ha sufrido amenazas de matar a su
familia en Tinduf, de parte del Frente Polisario, por su participación en la
fuga de Felah.
Lo cierto es que realmente, el caso está en manos de
la diplomacia española que debe negociar con su homóloga argelina el retorno de
Felah a su patria de acogida.
Felah sufrió la misma suerte que Mahjdjouba Mohamed
Handif, alias Mayuba, por entonces de 23 años y Darya Embarek Selma, de 25
años, ambas en 2014 y Maloma Morales de Matos, de 25 años, en diciembre de
2015.
Estas son algunas, no todas las mujeres españolas
retenidas contra su voluntad en los campamentos de la vergüenza en Tinduf,
donde destruyen su documentación española, las fuerzan a casarse con hombres de
los campamentos y les impiden todo contacto con las familias y afectos que
dejaron en España.
Por último, debemos reiterar nuevamente la necesidad
de poner fin a esa práctica de las Vacaciones en Paz, que tras una pantalla de “operación
humanitaria” esconde una manipulación de miles de niños con fines
propagandísticos por parte de los separatistas del Frente Polisario, juega con
los sentimientos humanitarios de los padres de acogida, somete a las familias
biológicas al riesgo de perder a sus niños y genera tragedias individuales con
las que viven Felah, Mayuba o Darya y las decenas de niños abusados en silencio
por pedófilos.
Debemos levantar nuestra voz para poner fin a los
abusos de los jerarcas del separatista Frente Polisario a través del “Programa
Vacaciones en Paz”, tolerado por las autoridades españolas y que involucra
a decenas de organizaciones humanitarias de la Península, en lo que en realidad
constituyen unas Vacaciones al horror.