martes, 28 de febrero de 2012

JEREMY RIFKIN Y LA TERCERA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

JEREMY RIFKIN Y LA TERCERA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
Por el Dr. Adalberto C. Agozino
EL AUTOR
Jeremy Rifkim es un sociólogo, economista y escritor. Probablemente uno de los teóricos sobre el cambio climático y energético más difundidos. Consultor de figuras como el primer ministro español José Luis Zapatero, Angela Merkel de Alemania, José Sócrates de Portugal, Nicolás Sarkozy de Francia y Janez Jansa de Eslovenia y el vicepresidente Al Gore. Ha asesorado también a la Comisión Europea y al Parlamento Europeo.
Nació en 1943, en Denver Colorado. Obtuvo una licenciatura en economía en la Wharton School de la Universidad de Pennsylvania. En 1968, obtuvo una Maestría en Asuntos Internacionales por la Escuela Fletcher de Derecho y Diplomacia en la Universidad de Tufts. Activista contra la guerra de Vietnam luego se ocupó de la militancia en defensa del medio ambiente.
En 1977 junto a Ted Howard creó la Foundation on Economic Trends que impulsa políticas públicas relacionadas con la protección del medio ambiente, la marcha de la economía y el cambio climático.
Es también profesor del Programa de Formación Ejecutiva de la Wharton School, en la Universidad de Pennsylvania. Ha publicado en forma individual o en colaboración con otros expertos veintiún libros. Sus obras se han traducido a más de treinta idiomas. En español se publicaron: “Entropía: hacia el mundo invernadero” (Urano, 1990); “Las guerras del tiempo”, “El siglo de la biotecnología”, “El sueño europeo” (Paidos, 2204); “El fin del trabajo” (Paidos 1996); “La economía del hidrógeno” (Paidos, 2002) y en 2011, publicó: “La Tercera Revolución Industrial: como el poder lateral está transformando la energía, la economía y el mundo”, que analizaremos seguidamente.

LA TERCERA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
Rifkin comienza su libro con una descripción de los principales problemas del mundo en 2011. Así nos dice: “Nuestra civilización se encuentra en una encrucijada. El petróleo y los otros combustibles fósiles que definieron el modo de vida industrial han entrado en un irreversible declive, y las tecnologías construidas y alimentadas con esas fuentes de energía están ya anticuadas. Toda la infraestructura industrial erigida sobre los combustibles fósiles está envejecida y deteriorada. De resultas de ello, el desempleo está aumentando en todo el mundo hasta niveles peligrosos. Los Estados, las empresas y los consumidores están asfixiados por las deudas y los niveles de vida caen en picado por doquier. Los seres humanos que afrontan una situación de hambre y desnutrición han alcanzado ya la cifra récord de los mil millones (casi una séptima parte de la raza humana).
Para empeorar aún más las cosas, el cambio climático originado por la actividad industrial basada en los combustibles fósiles se cierne sobre nosotros como una posibilidad muy real. Nuestros científicos nos advierten de que nos enfrentamos a un cambio potencialmente cataclísmico de la temperatura y de la química del planeta que amenaza con desestabilizar los ecosistemas de todo el mundo. Los expertos están preocupados por la posibilidad de que estemos al borde de una extinción masiva de la vida vegetal y animal de aquí al final del siglo, y de que esto ponga en peligro nuestra propia capacidad de sobrevivir como especie. Cada vez resulta más evidente que necesitamos un nuevo relato económico que nos transporte a un futuro más equitativo y sostenible.”
Una de las tesis de Rifkim en este libro es “que las grandes revoluciones económicas de la historia acontecen allí donde convergen unas nuevas tecnologías de la comunicación con unos nuevos sistemas energéticos. Los nuevos regímenes energéticos posibilitan la generación de una mayor actividad económica interdependiente y la expansión de los intercambios comerciales, al tiempo que facilitan unas relaciones sociales más densas e inclusivas. Las revoluciones comunicativas que los acompañan se convierten en los medios a través de los que se organizan y se gestionan las nuevas dinámicas temporales y espaciales que surgen de los nuevos sistemas energéticos.” […]
Luego agrega que la tecnología de Internet se ha fusionado con las energías renovables para crear una nueva y potente infraestructura para una Tercera Revolución Industrial (TRI) que está cambiando al mundo. En esta nueva era, “centenares de millones de personas producirán en sus casas, en sus oficinas y en sus fábricas su propia energía verde, y compartirán unas con otras una “Internet energética”, de igual modo que ahora creamos y compartimos información en línea. La democratización de la energía –afirma Rifkin- traerá consigo un reordenamiento fundamental de las relaciones humanas y repercutirá en la manera misma en que hacemos negocios, gobernamos la sociedad, educamos a nuestros hijos e hijas, y nos implicamos en la vida cívica.”
Hablando del cambio que se avecina anuncia: “La Tercera Revolución Industrial es la última de las grandes revoluciones industriales y pondrá los cimientos de la infraestructura de la era colaborativa actualmente emergente. Durante los cuarenta años que dure la construcción de esa infraestructura de la TRI, se crearán centenares de miles de nuevas empresas y cientos de millones de nuevos empleos. Su consumación marcará el final de una saga comercial de doscientos años, caracterizada por el pensamiento industrioso y el funcionamiento en mercados empresariales (y gestionada por una mano de obra de carácter masivo), y el inicio de una nueva era marcada por la conducta colaborativa, las redes sociales y una mano de obra formada por personal técnico y profesionales especializados. El próximo medio siglo, el funcionamiento empresarial centralizado característico de las dos primeras revoluciones industriales irá siendo progresivamente subsumido en las prácticas empresariales y comerciales distribuidas de la Tercera Revolución Industrial, mientras que la organización jerárquica tradicional del poder económico y político cederá su lugar al poder lateral organizado de forma nodal a lo largo y ancho de la sociedad.
“De entrada, la noción misma de poder lateral parece contradecirse con la manera en que las personas hemos experimentado las relaciones de poder a lo largo de buena parte de la historia. A fin de cuentas, el poder se ha ejercido tradicionalmente de forma vertical descendente (desde arriba), organizado a través de una estructura de aspecto piramidal. En la actualidad, sin embargo, el poder colaborativo liberado por la unión de la tecnología de Internet y las energías renovables reestructuran radicalmente las relaciones humanas, haciendo que, de verticales (desde arriba), se conviertan en horizontales (de lado a lado), con las profundas implicancias que todo ello comporta para el futuro de la sociedad.”
Según Rifkin los pilares de la Tercera Revolución Industrial son cinco:
1.- La transición hacia la energía renovable.
2.- La transformación del parque de edificios de cada continente en microcentrales eléctricas que recojan y reaprovechen in situ las energías renovables.
3.- El despliegue de la tecnología del hidrógeno y de otros sistemas de almacenaje energético en todos los edificios, y a lo largo y ancho de la red de infraestructuras, para acumular energías como las renovables, que son de flujo intermitente.
4.- El uso de la tecnología de Internet para transformar la red eléctrica de cada continente en una interred de energía compartida que funcione exactamente igual que Internet (millones de edificaciones podrán general localmente –in situ- pequeñas cantidades de energía y podrán vender los excedentes que reingresen en la red, compartiendo esa electricidad con sus vecinos continentales y
5.- La transición de la actual flota de transportes hacia vehículos de motor eléctrico con alimentación de red y/o con pilas de combustible, capaces de comprar y vender electricidad dentro de una res eléctrica interactiva continental de carácter inteligente.
Si el desarrollo de alguno de esos cinco pilares se demora con respecto al del resto, los demás se verán obstaculizados y la infraestructura misma quedará comprometida.
Cuando se unen esos cinco pilares, conforman una plataforma tecnológica indivisible: un sistema emergente cuyas propiedades y funciones son cualitativamente distintas a la suma de sus partes. Dicho de otro modo, las sinergias entre los pilares dan lugar a un nuevo paradigma económico capaz de transformar el mundo.
El autor describe en su obra la existencia de dos modelos en la producción de energía limpia (especialmente solar y eólica) en la Tercera Revolución Industrial. El primero a través de grandes parques de paneles solares o de rotores eólicos. Es decir, un modelo concentrado donde la planta productora de energía (por la quema de combustibles fósiles o mediante el empleo de reactores nucleares) a través de instalaciones contaminantes que impactan fuertemente en el medio ambiente en especial impulsando el calentamiento global, es reemplazada por otra instalación de producción masiva de electricidad pero a través de energías limpias.
El segundo modelo, se basa en millones de productores individuales de energías limpias que producen, consumen y venden sus excedentes de electricidad generados a través de instalaciones domiciliarias de paneles solares combinados con rotores eólicos.
Rifkin defiende la insistentemente este segundo modelo como más democrático, revolucionario y avanzado. Rifkin considera al modelo de producción individual de energía como el verdadero corazón de esa nueva ola de cambio planetario, para expresarlo en los términos de Alvin Toffler y la fuente de lo que llama “el poder lateral”.

VISIÓN CRÍTICA
El libro de Rifkin expone en toda su dimensión la transformación en la producción y consumo de energía que se encuentra en marcha. Esta transformación se está operando no sólo en Europa y los Estados Unidos sino incluso en la Argentina. En la ciudad de Buenos Aires ya es posible observar en algunos edificios paneles solares que abastecen a la vivienda de electricidad en forma complementaria a la red pública. En el kilómetro cincuenta del ramal Pilar de la Autopista Panamericana, la empres McDonald cuenta con un local que vende sus productos abastecido de electricidad mediante el empleo de un rotor eólico. En las rutas, ciertas instalaciones de seguridad (señales lumínicas, teléfonos de emergencia, etc.) funcionan abastecidos por células fotovoltáicas. El mismo procedimiento (células fotovoltáicas) se emplean para iluminar grandes parque privados o para hacer funcionar los tradicionales “boyeros”, es decir, las cercas electrificadas que se emplean en el agro argentino para restringir los movimientos del ganado. Incluso algunos pobladores rurales, cuyas viviendas se ubican en regiones remotas, dependen cada vez más de sus paneles solares para abastecer de electricidad a sus hogares.
No obstante, parece demasiado optimista fijar un horizonte de tan sólo cuarenta años para la plena vigencia de esta transformación energética. Aún la Europa comunitaria, región que encabeza este proceso difícilmente transforme la totalidad de su parque energético y automotor en tan sólo cuatro décadas.
Por otra parte, Rifkin insiste reiteradamente en los millones de nuevos empleos que la Tercera Revolución Industrial genera. Pero nada menciona de los millones de puestos de trabajo que se perderán, de las empresas que resultaran obsoletas o que simplemente carecerán del capital necesario tecnológico.
Tampoco señala que este proceso de cambio tecnológico, el pasaje de una sociedad basada en fuentes fósiles de energía a otra sustentada por energías limpias de origen solar, eólico, geotérmico, hidráulico o biomasa. Destruirá en mayor proporción empleos ocupados por trabajadores poco calificados (explotación de campos petroleros, por ejemplo) y los reemplazará por empleos de alta capacitación científico tecnológica.
El cambio de paradigma energético provocará necesariamente una profunda reingeniería social que estará necesariamente acompañada de grandes tensiones. La Tercera Revolución Industrial, como toda transformación radical del mundo, tendrá sus grandes beneficiados y sus grandes perdedores. Estos últimos difícilmente se resignen con calma a la pérdida de sus posiciones hegemónicas o a la desaparición de sus medios y formas de subsistencia.
Estas convulsiones seguramente no se limitaran al plano interno de las sociedades también afectaran al escenario internacional. La TRI será acompañada también de profundos cambios geopolíticos. El cambio de paradigma energético implica también un cambio en el balance mundial de poder. Países dependientes de las importaciones de combustibles fósiles adquirirán una nueva independencia. Por el contrario, los países cuyas economías están basadas en las exportaciones de combustibles fósiles verán sus ingresos seriamente recortados y sus poblaciones sufrirán los efectos de la crisis. A otros Estados la geografía les dará mayores ventajas para el aprovechamiento de las energías limpias y por consiguiente adquirirán una nueva relevancia en el escenario internacional.
De todas formas es aún muy pronto para determinar el ritmo de avance de la Tercera Revolución Industrial y poder predecir con certeza cómo afectará el balance de poder en el mundo.
Jeremy Rifkin es el mensajero de la etapa de cambio que se avecina. Pero no puede ser responsabilizado por la naturaleza de su mensaje o por las consecuencias que de él se avizoran.
En su edición en castellano “La Tercera revolución Industrial: como el poder lateral está transformando la energía, la economía y el mundo”, comprende 398 páginas de ágil y amena lectura. Las afirmaciones están debidamente justificadas con ejemplos, datos y estadísticas. El conocedor de la obra de Rifkin encontrará, como es lógico, la reiteración de algunas ideas y argumentos que son centrales en visión de este pensador, como el tema de la economía del hidrógeno.
Por momentos, el libro puede resultar excesivamente autorreferencial pero en ningún momento decae el tono profético y anticipatorio del texto.
En síntesis, este libro es de lectura obligatoria para conocer una interpretación posible del presente y futuro inmediato del planeta.