Dada la larga
y sórdida tendencia del gobierno ruso de acallar violentamente a los opositores
y castigar a los desertores, la muerte de Alexei Navalny en un penal de Siberia
y el asesinato a tiros en España de un desertor ruso constituyen una nueva
alerta, aunque no la única, para la comunidad internacional de la verdadera
naturaleza del régimen de Putin. Conociendo el interés de nuestro lectores por
los informes detallados les ofrecemos ahora una exhaustiva reseña de los asesinatos
cometidos durante la era Putin.
Un
opositor tenaz
La
muerte, el 16 de febrero, de Alexei Navalny, el opositor más feroz al régimen
de Vladimir Putin, constituye un indicador más de cuál es el destino que
aguarda en Rusia a quienes se oponen al amo del Kremlin.
Navalny
sufrió toda clase de agresiones intimidatorias por parte de los servicios de
seguridad rusos: fue perseguido judicialmente, lo inhabilitaron para ejercer
cargos públicos, lo agredieron con una sustancia tóxica que afectó sus ojos, lo
envenenaron con Novichok y finalmente lo condenaron a la cárcel en tres causas penales,
en una de ellas, ratificada en agosto último, la condena fue a 19 años de
cárcel que lo obligaron a cumplir en un inhóspito penal en Siberia donde
finalmente lo encontró la muerte.
No
obstante, ninguno de estos atropellos pudo doblegar su espíritu, su coraje y
sus ansias de libertad y auténtica democracia para el pueblo ruso.
Castigado
la disidencia
En
Rusia, históricamente quién ocupó el poder, fueran los zares, los bolcheviques
o los nuevos demócratas, trató a los opositores con mano dura y sin clemencia.
Esto no parece haber cambiado en los veinte años que lleva en el poder el nuevo
amo del Kremlin: Vladimir Putin.
El
zar Iván IV Vasilievich, llamado Iván, El Terrible, gran príncipe
de Moscú y de Todas Rusia, primer monarca ruso en adoptar oficialmente el
título de “Zar” (1530 – 1584) creó la “Oprichina”,
la primera policía política que conoció el país. Sus miembros vestían
totalmente de negro y montaban caballos negros. Además, llevaban atada a su
montura de sus caballos una cabeza de perro: para olfatear la traición y una
pequeña escoba para barrerla. Los oprichini eran “perros del Zar” que
eliminaban si piedad a sus opositores.
Más
tarde, Pedro I Alekséievich Romanov, conocido como “Pedro, El Grande” (1678
– 1725), aplastó la rebelión de los regimientos Streltsi, que
constituían la guardia del Kremlin, en 1697, ajusticiando a mil streltsi y
otros seiscientos fueron torturados con el knut (un látigo de
varias tiras de cuero trenzado terminado en una bola de plomo). El propio Zar
Pedro ejecutó con sus manos a los cinco cabecillas del motín. Los streltsi que
sobrevivieron fueron marcados a fuego como traidores y exiliados, el cuerpo militar
fue disuelto.
Cuando
los bolcheviques tomaron el poder en octubre de 1917, encargaron al comunista
polaco Feliks Edmúndovich Dzerzhinski (1877 – 1926), a quien Lenin llamó “El
Feliks de Hierro”, la creación del primer organismo de inteligencia y
contrainteligencia soviético. Así nació la Comisión Extraordinaria de
Todas las Rusias para Combatir la Contrarrevolución y el Sabotaje, que
pasaría a la historia bajo el acrónimo en ruso de “Cheka” y
sería responsable del “Terror Rojo” durante la Guerra Civil
posterior a la Revolución de Octubre (1917 – 1921). Miles de opositores
zaristas, anarquistas, socialista y liberales terminaron sus días en los
sótanos del edificio que antes ocupara la Compañía de Seguros de Todas las
Rusias, en la Plaza Lubyanka de Moscú.
Durante
los años de gobierno de Iósif Vissariónovich Dzuhagashili, más conocido por su
seudónimo de Iósif Stalin (1878 – 1953) se creó la primera red
de campos de concentración del mundo: el “Gulag” (Dirección de
Campos y Colonias de Trabajo Correccional -Glávnoye Upraviéniye Ispravítelno
Trudovyj Legeréy i Kolóny) para albergar a millones de opositores reales o
imaginarios. También llevó a cabo los juicios de Moscú contra sus rivales
dentro del PCUS, el Ejército e incluso la propia NKVD (el servicio de
inteligencia sucesor de la CHEKA y antecesor de la KGB). Como culminación del
terror estalinista, el dictador ordenó el asesinato de Lev Davidovich
Bronstein, conocido como León Trotski, en su exilio de México, en
1940.
Actualmente,
también, quien se opone a los designios del inquilino del Kremlin corre el
riesgo de terminar sus días de forma trágica. En las últimas décadas, una larga
lista de políticos opositores, desertores de los servicios de inteligencia,
periodistas demasiado curiosos y personas preocupadas por las restricciones a
las libertades individuales y las violaciones a los derechos humanos han sido
sistemáticamente asesinados a tiros o envenenados, tanto en Rusia como en sus
refugios del extranjero.
El
26 de abril de 1994, por ejemplo, fue asesinado de un disparo de fusil en la
puerta de su casa el diputado Andréi Aizderdzis perteneciente al Partido
Liberal Democrático, fundado por el ultranacionalista Vladimir Zhirinovski, en
ese entonces el partido opositor con mayor número de diputados en la Duma. Las
autoridades responsabilizaron por el crimen a Dmitriv Majnenko que huyó, pero
pudo ser capturado.
Unos
meses más tarde, el 1° de noviembre de 1994, fue asesinado a golpes en su casa
de Moscú, el diputado comunista Valentín Martemiánov. No se encontró al
culpable.
El
2 de febrero de 1995 fue asesinado en la ciudad de Zaraisk, en la región de
Moscú, el diputado Serguei Skórochin también del Partido Liberal Democrático.
Tampoco en este caso se identificó al homicida.
El
26 de noviembre de 1995, un custodio en estado de ebriedad asesinó en la ciudad
de Petrousk - Zabaikalski, en la región de Chita, al diputado Serguei
Markidónov, del Partido Estabilidad. Muy oportunamente el homicida se suicidó.
El
3 de diciembre de 1996 fue secuestrado y asesinado en la ciudad de
Starovelichkóskaya, en la región de Krasnodar, Yuri Poliakov, diputado
perteneciente al partido izquierdista Narodovlastie (Poder Popular). Los
autores del crimen nunca fueron hallados.
El
1° de julio de 1998, Vladimir Putin se convirtió en director del Servicio
Federal de Seguridad -FSB- (Federalnaya Stuzhaba Bezopasnosti). Fue el paso
previo a su encumbramiento como primer ministro y luego como presidente de
Rusia. Desde ese mismo momento los asesinatos de opositores se incrementaron.
El
3 de julio de 1998, en su domicilio de la aldea de Kótovo, en la región de
Moscú, murió en extrañas circunstancias el diputado y coronel Lev Rojin,
antiguo jefe de las tropas rusas en la Guerra de Chechenia y líder de un
movimiento político denominado: “En Apoyo al Ejército”. Su pistola
fue hallada junto al cuerpo, pero a la teoría del suicidio siguió la detención
y procesamiento de su esposa Tamara, quien fue condenada a siete años de
cárcel.
El
21 de agosto de 2002, fue asesinado de dos disparos en la cabeza mientras
paseaba su perro en compañía de dos custodios, el diputado y copresidente del
desaparecido partido “Rusia Liberal”, fundado por el empresario
Boris Berezovski, Vladimir Golovliov. Dos meses antes, el diputado Golovliov
había escapado a un intento de asesinato gracias a la defensa de su perro, en
esta ocasión no tuvo tanta suerte. El asesino nunca fue identificado.
Valentín
Tsvetkov, gobernador de Magadan, en el Extremo Oriente ruso, encontró la muerte
el 18 octubre del 2002. Recibió un certero disparo en la muy transitada calle
Novi Arbat del centro de Moscú. El organizador del asesinato, Martin
Babakejián, que había cobrado cien mil dólares para cumplir su objetivo, se
escondió en España hasta su detención en Marbella en el 2006. Dos años después,
un tribunal de Moscú lo sentenció a 19 años de cárcel.
El
diputado Serguéi Yushenkov, de 52 años, perteneciente al partido Rusia Liberal
fue asesinado, el 17 de abril de 2003, de varios disparos en el pecho, al
lado del edificio en el que vivía en Moscú. La pistola empleada por el asesino
se encontró junto a su cuerpo. El diputado liberal era conocido
por su oposición a la guerra de Chechenia
El diputado de
la Duna y periodista del periódico opositor Nóvaya Gazeta Yuri Shchekochijin,
quien había escrito sobre crimen organizado y corrupción, murió el 3 de
julio del 2003, según sus compañeros envenenado con talio. La investigación
finalizó en el 2009, sin resultados.
Paul
Klébnikov, era un periodista estadounidense de ascendencia rusa que se
desempeñaba como editor de la edición rusa de la revista Forbes cuando,
el 9 julio del 2004, fue abatido a las puertas de su oficina por varios
pistoleros, que le dispararon desde un coche. En ese entonces, fue el undécimo
periodista muerto durante la era Putin, según el Comité para la Protección de
los Periodistas. En el año 2006 los fiscales acusaron de organizar el asesinato
a Jozh-Ajmed Nujáyev, uno de los líderes de la mafia chechena sobre quien
Klébnikov había escrito. La investigación se reabrió en el 2009, pero hasta
ahora no ha dado resultados.
En
octubre de 2004, el líder opositor ucraniano prooccidental Viktor Yushchenko,
de cincuenta años, pidió una “investigación seria” sobre el
envenenamiento que le desfiguró el rostro y casi termina con su vida.
Yushchenko dijo estar “muy contento de estar vivo” en
declaraciones desde Viena, donde los médicos dijeron que la enfermedad que
alteró su rostro antes de las elecciones presidenciales fue causada por una
toxina.
Los médicos
afirmaron que fue víctima en septiembre de un envenenamiento con dioxina y que
esta toxina probablemente fue administrada “por vía oral (...) por
terceros”. En esos momentos entre Europa y Rusia existía una pugna sobre
las influencias que podía sufrir Ucrania, país que en el pasado ha servido de
puente entre Moscú y Occidente.
El presidente
Leonid Kuchma, quien apoyaba a su rival Yanukovich, tampoco hizo comentario
alguno sobre el informe de los médicos austríacos. Pese al silencio oficial
sobre el envenenamiento del líder opositor, “Todo el mundo sabía que
Yushchenko había sido envenenado”.
La dioxina
empleada para envenenar a Yushchenko es una sustancia que, según los
expertos en toxicología, puede tener efectos múltiples a largo plazo sobre la
salud humana. El cloracné, una enfermedad de la piel es el síntoma más
frecuente de la TCDD (tetraclorodibenzo-p-dioxina), la molécula más tóxica de
todas, y la toxicidad del resto de dioxinas se mide comparativamente con la de
la TCDD. Pero las dioxinas también pueden provocar varias enfermedades
crónicas, incluyendo cardiovasculares y degeneración hepática.
La dioxina se
acumula en los tejidos grasos de los seres vivos y todos los estudios
realizados con animales revelaron que es cancerígena. Es una
sustancia muy poderosa y de efecto residual a largo plazo. Para que el
organismo elimine la mitad de la dioxina ingerida se necesitan al menos siete
años. Los investigadores todavía están tratando de determinar si la dioxina
también está asociada en el hombre a problemas reproductivos y deficiencias del
sistema inmunológico.
La dioxina
pertenece a una familia de sustancias químicas de propiedades y toxicidad
similares. Existen setenta y cinco tipos diferentes de dioxinas o
dibenzodioxinas policloradas, 135 furanos o dibenzofuranos policlorados y 209
bifenilos policlorados.
Los
responsables del ataque contra Yushchenko habrían intentado sacarlo de la
carrera electoral. Las toxinas que utilizaron fueron las sustancias
cancerígenas del tipo TCDD, informó la clínica donde fue tratado. El cuadro
clínico del político no solo llenó su rostro de marcas y pústulas y le ensanchó
las facciones, sino que le generó úlceras y gastritis, entre otros males.
El
fiscal general de Ucrania informó en el 2006 que la dioxina con la que fue
envenenado Yuschenko fue producida en Rusia o EE. UU, debido a la complejidad
de la sustancia.
El
político ucraniano se salvó de la muerte, pero especialistas austriacos que lo
trataron en diciembre del 2004 coincidieron en que una dosis mayor habría sido
mortal. Yuschenko habría ingerido la toxina durante el transcurso de una comida
con altos funcionarios de los servicios secretos ucranianos, “herederos
del KGB soviético”.
Los
médicos austriacos que lo trataron precisaron que en las muestras sanguíneas
del político se encontró “una cantidad al menos mil veces mayor a la
concentración normal en la sangre” de la sustancia cancerígena.
Finalmente,
Yuschenko ganó la Presidencia y gobernó Ucrania hasta el 2010. Desde el 2005
empezó a recibir tratamiento contra el envenenamiento.
La
siguiente víctima célebre de asesinato en Rusia fue el banquero Andréi Kozlov.
La fama de Andréi Kozlov se debió a la creación de un sistema de seguro de
depósitos y fundó la Agencia de Seguro de Depósitos para restaurar la
fe del público en el sistema bancario después de la crisis financiera de 1998.
Kozlov impidió que otros bancos siguieran operando, negándoles el acceso al
sistema de seguro de depósitos. Como jefe de supervisión bancaria, Kozlov
retiró las licencias de los bancos sospechosos de lavado de dinero y otros
delitos. En 2004, Kozlov tomó el control de Sodbiznesbank, acusando al banco de
participar en el lavado de dinero del rescate de la toma de rehenes. En
2006 revocó la licencia del Neftyanoi Bank.
En
2005, el diario financiero ruso Kommersant informó que Kozlov es “valorado
como un profesional de primera línea. También se le da el crédito debido como
uno de los que iniciaron la formación del mercado de valores en Rusia”. Después
de su muerte, Kommersant reconoció a Kozlov
por combatir los “esquemas grises”, prácticas de importación
ilegal que minimizan los aranceles aduaneros y los pagos del impuesto al valor
agregado.
El
8 de septiembre de 2006, el viernes antes de su asesinato, Kozlov pronunció un
discurso en una conferencia bancaria en Sochi, diciendo: “Aquellos que
han sido descubiertos lavando dinero delictivo probablemente deberían tener
prohibido permanecer en la profesión bancaria de por vida. Esas personas
deshonran al sistema bancario”.
El
Raiffeisen Zentralbank, en Austria, y el Diskont Bank, en Rusia, han sido
acusados de lavado de dinero. En septiembre de 2006, Andrey Kozlov revocó la
licencia de Disponte. Días después fue asesinado.
El
14 de septiembre, Kozlov estaba cerca del polideportivo Sarto con su conductor,
Alexander Semyonov, cuando les dispararon. Semyonov murió en el lugar y Kozlov
murió después de que los médicos realizaron una cirugía de emergencia sin
éxito. Posteriormente, la policía encontró armas que sospechaba que se usaron
en los ataques: una “pistola hecha a mano y una pistola
Baikal modificada ... en la hierba alta a trescientos metros del
lugar del incidente”.
En
el 2008. un antiguo banquero, Alexéi Frenkel, fue sentenciado a diecinueve años
de cárcel por organizar el asesinato de Kozlov después de que su banco,
VIP-Bank, perdiera la licencia.
También
la periodista Anna Politkóvskaya cayó bajo las balas de los sicarios
supuestamente vinculados con el Kremlin. Politkóvskaya alcanzó gran popularidad
por sus denuncias sobre los abusos cometidos por las fuerzas rusas en la
Segunda Guerra de Chechenia. En 2004, Politkóvskaya sobrevivió a un intento de
envenenamiento en Brelan con un tóxico vertido en su té.
El
7 de octubre de 2006, un asesino le disparo cinco veces cuando esperaba el
ascensor en el edificio de departamentos donde vivía. Uno de los proyectiles
impactó en la nuca de la periodista. En junio de 2014, dos acusados Lom-Aligaitukáyev
y Ruslan Majmúdov, fueron condenados por asesinato a cadena perpetua. Pero no
se avanzó sobre quienes contrataron a los sicarios y porque lo hicieron.
En
2006, Putin firmó una ley que legalizaba los asesinatos selectivos en el
extranjero, el mismo año en que un equipo de asesinos rusos utilizó un
isótopo radiactivo para asesinar a Aleksander V. Litvinenko, en Londres.
La
muerte de Litvinenko
Alexander
Litvinenko, un antiguo agente del KGB soviético. En noviembre de 1998, él
y otros oficiales del Servicio Federal de Seguridad (FSB) acusaron a sus
superiores de asesinar a un magnate ruso.
Litvinenko fue
arrestado en Moscú, aunque finalmente los cargos fueron desestimados en el año
2000. A Litvinenko se le concedió asilo en Londres, donde escribió dos
libros en los que acusaba a Putin de organizar un atentado
terrorista relacionado con su ascenso al poder y ordenar el asesinato
de la periodista Anna Politkovskaya.
Finalmente, Alexander Litvinenko fue envenenado
en 2006, en el hotel Milenium de Londres, después de beber una taza de té, que
contenía polonio radiactivo, que le habían ofrecido dos ciudadanos rusos.
Litvinenko
terminó muriendo, tras veintitrés días de cruel agonía,
en los que sus órganos se fueron destruyendo poco a poco, y el caso fue un
escándalo internacional. Una investigación de las autoridades británicas
determinó que el antiguo agente ruso de inteligencia había ingerido polonio 210
y que su muerte probablemente fue ordenada de manera directa por el presidente
de Rusia, Vladimir Putin, aunque él siempre lo ha negado.
El
19 de enero de 2009, Anastasia Babúrova periodista de los diarios Izvestia,
Financial News y Nóvaya Gazeta fue asesinada de un disparo en la nuca junto al
abogado defensor de los derechos humanos Stanislav Markélov. Babúrova había
investigado la actividad de los grupos neonazis en Rusia y era una conocida
militante ecologista y anarquista.
En
noviembre de 2009, la justicia rusa condenó a Nikita Tijonov, de 29 años, a
cadena perpetua y a su novia Yevguenia Janis de 24, a dieciocho años de prisión
por los asesinatos de Barbúrova y Markélov.
Una
estrecha colaboradora de Politkóvskaya, la también periodista y defensora de
los derechos humanos, Natalia Estemirova, quien solía investigar los secuestros
y asesinatos cometidos por las tropas rusas en Chechenia hasta que ella misma
se convirtió en víctima.
El
15 de julio de 2009, cuando caminaba cerca de su domicilio en la ciudad de
Grozni, capital de la República Rusa de Chechenia fue secuestrada. Ese mismo
día su cuerpo con varios disparos en la cabeza fue hallado en un bosque al
costado de la carretera cerca de Gazi Yurt, en la vecina República Rusa de
Ingushetia.
Estemirova
trabajaba para la ONG “Memorial de Chechenia” investigando
violaciones a los derechos humanos para reportar a organizaciones
internacionales.
El
acaudalado empresario ruso Boris Berezovski fue encontrado sin vida, el 23
marzo de 2013, en su casa en Ascot, cerca de Londres.
Berezovski
hizo una fortuna importando a Rusia automóviles Mercedes Benz durante los
años 1990 y estableciéndose como distribuidor de vehículos familiares
fabricados por la compañía rusa AvtoVAZ. Se hizo dueño de la compañía petrolera
Sibnft y se convirtió en el accionista mayoritario del principal canal de
televisión ruso, ORT, que él traansformó en un medio de
propaganda para Borís Yeltsin en la fase final de las elecciones
presidenciales de 1996. Aunque ayudó a Vladimir Putin a llegar a la
presidencia y, tal como se mencionara, fundó el partido Rusia Liberal que
inicialmente sirvió de base parlamentaria a Putin. Una vez en la presidencia,
Putin recuperó el control de la cadena televisiva ORT y atemperó las ambiciones
políticas de los oligarcas rusos, que tenían muy mala fama entre la población.
Tras el
ascenso de Putin a la presidencia de Rusia, Berezovski pasó a la oposición y
abandonó apresuradamente el país al ser acusado de defraudar a un gobierno
regional por valor de trece millones de dólares estadounidenses. Posteriormente
se le concedió asilo político en el Reino Unido. Desde entonces no dejaba de
anunciar públicamente que tiene una misión: la de derrocar a Putin “por
la fuerza”. En el Reino Unido se asoció con Ajmed Zakáyev, Alexander Litvinenko
y Alexander Goldfarb en lo que se ha dado en denominar “el Círculo
Londinense” de los exiliados rusos. Fue creador de la Fundación
Internacional para las Libertades Civiles.
En el año 2007,
un tribunal moscovita declaró a Berezovski culpable de
desfalco masivo in absentia. Fue sentenciado a seis años de
cárcel y condenado a devolver los nueve millones de dólares que habría robado
de la aerolínea estatal Aeroflot.Las autoridades rusas también lo han acusado
de estar involucrado en los asesinatos de varios líderes críticos del régimen
de Putin, entre los cuales están el desertor del Servicio Federal de Seguridad
Alexander Litvinenko y Anna Politkóskaya, en un intento de desestabilizar
al país y desacreditar a Putin. Se dictaron contra él órdenes de arresto en
Rusia y Brasil por acusaciones de fraude, desfalco y lavado de dinero.
Berezovski
salió ileso de un intento de asesinato en 1994, en Rusia. Hubo otros supuestos
atentados contra su vida cuya autoría atribuía a los agentes rusos
Otra
célebre víctima de las iras del Kremlin fue el opositor Boris Nemtsov, el
principal rival de Vladimir Putin en la década de 1990. Nemtsov había sido
gobernador, diputado y viceprimer ministro durante la presidencia de Boris
Yeltsin.
Nemtsov,
de 55 años, paseaba el 22 de febrero de 2015, con una amiga por el puente de
Piedra que cruza el río Moscova, a unos centenares de metros de la muralla del
Kremlin, cuando un desconocido que se desplazaba en un automóvil Lada Priora
color blanco, le disparó al menos seis veces. Cuatro proyectiles impactaron en
la espalda del político opositor ruso quien falleció en el acto.
Líder
de la oposición liberal, Nemtsov era uno de los principales críticos de la
injerencia rusa sobre Ucrania y la anexión de la península de Crimea. Su
asesinato se produjo dos días antes de la “Marcha de la Primavera” una
gran movilización opositora contra la guerra en Ucrania.
En
2017, cinco hombres, todos ellos oriundos de Chechenia, fueron culpados de
organizar y perpetrar el asesinato. Uno de ellos, Zaur Dadáev, fue imputado
como autor de los disparos y condenado a una pena de veinte años de prisión.
El
25 de mayo de 2017, Dmitry Popkov, un periodista siberiano de 42 años, fue
asesinado a tiros en su casa de la ciudad de Minusinsk, en la región de
Krasnoyarsk. Era el director del diario Ton-M, fundado en 2014, muy crítico del
partido de Putin “Rusia Unida” y de las autoridades locales.
Popkov había sido brevemente miembro del Consejo Municipal de Minisnsk hasta
que fue destituido.
EL
ESPÍA SKRIPAL
Otro
de los casos más célebres de envenenamiento que involucran al Kremlin fue el
atentado contra el coronel Sergei Skripal del Glavnoye Razvedyvatelnoye
Upravlenie (GRU), el departamento de inteligencia y contrainteligencia militar
de Rusia y su hija.
Skripal fue detenido, en 2006, en
Rusia, acusado de actividades de espionaje, desde 1990, en favor del servicio
secreto del Reino Unido, el célebre Servicio Secreto de Inteligencia o MI6.
El
coronel Skripal nació en 1951. En 1972 se graduó como oficial de ingenieros de
las tropas aerotransportadas. Luego fue reclutado por la inteligencia militar,
el GRU y destinado como agregado militar en España. Allí fue reclutado por el
MI6 que pagaba sus informaciones a través de una cuenta bancaria en España. Al
parecer, el militar ruso brindó a los británicos y españoles información sobre
la actividad en Europa de los grupos mafiosos rusos y sus vinculaciones con el
gobierno de su país.
Los
rusos imputaron a Skripal de haber revelado a los británicos la identidad de
sus agentes que operaban en Europa a cambio de aproximadamente cien mil
dólares.
Finalmente,
Skripal fue juzgado, destituido y condenado a trece años de prisión por “alta
traición en forma de espionaje”. Pero, solo cumplió una pequeña parte de la
condena.
El
8 de julio de 2010, fue amnistiado por el entonces presidente Dmitry Medvedev,
junto a otros tres rusos acusados de espionaje, como parte de un acuerdo de
intercambio de agentes con los estadounidenses. Los Estados Unidos liberaron a
diez espías rusos detenidos por el FBI, entre los que se encontraba la
glamorosa agente Anna Chapman (nacida Kushchenko), a quién la prensa llamaba
la “Mata Hari rusa”.
El
intercambio de agentes, el mayor desde el fin de la Guerra Fría se
llevó a cabo en Schewechat, el aeropuerto internacional de la ciudad de Viena.
Una
vez liberado, Skripal se trasladó el Reino Unido donde se reunió con su esposa
e hijos. Allí siguió colaborando con los británicos instruyendo a los futuros
agentes del MI6 en las tácticas empleadas por la inteligencia rusa.
Pero,
su esposa Ludmila falleció, en 2012, de cáncer de útero. Más tarde, en
noviembre de 2017, su hijo Alexander de 43 años, murió mientras realizaba una
visita turística a San Petersburgo al parecer de una falla hepática. Su hija
Yulia, que residía en Moscú, desde 2014, trabajando como vendedora, había
viajado al Reino Unido para acompañar a su padre en la fecha en que se
celebraba el cumpleaños de su hijo recientemente muerto.
El
domingo 4 de marzo, Sergey Skripal, de 67 años, y su hija Yulia fueron
encontrados inconscientes, semiparalizados y con síntomas de intoxicación en un
banco del centro de compras “The Maltings”, en la ciudad británica
de Salisbury donde el exmilitar ruso había establecido su residencia luego de
la liberación.
Al
parecer, los Skripal habían estado paseando por el centro comercial, bebieron
algo en el pub Carteles de The Mill y luego almorzaron en el
restorán italiano “Zizzi”, donde el exespía comió un plato de
risotto. Al salir de restaurante se sintieron mal y se sentaron en un banco del
paseo para recurarse. Inmediatamente fueron trasladados al hospital distrital
en gravísimo estado.
El primer
agente de policía en atender a los rusos intoxicados, el sargento de la
policía, Nick Bailey sufrió también una fuerte intoxicación y debió ser
atendido en cuidados intensivos. Otras 21 personas que se encontraban en el
centro comercial padecieron también síntomas de intoxicación con Novichok un
agente nervioso. El gobierno británico culpó a Rusia por el ataque, pero Rusia
lo negó.
Tras un mes en
estado de coma y varios meses más de tratamiento, tanto Sergey como Yulia
Skripal, lograron recuperarse del envenenamiento y permanecieron ocultos en el
Reino Unido.
La muerte del
“cocinero del Kremlin”.
El 23 de
agosto de 2023, Yevgueni Prigozhin el “cocinero de Putin”, tal como lo
bautizó Alexéi Navalny, fundador y propietario de la empresa de servicios
militares Grupo Wagner, sufrió la misma suerte de todos aquellos que se atreven
a oponerse al amo del Kremlin, murió en un misterioso accidente o atentado
aéreo.
Nacido en
Leningrado (hoy San Petersburgo) en 1961, Yevgueni Prigozhin se propuso en un
comienzo hacer carrera como esquiador profesional. Para ello ingreso en el prestigioso
Internado 62 especializado en formar atletas olímpicos del que se graduó en
1977. Pero una lesión le impidió continuar su carrera como atleta. En 1979, en
un momento en que el reinado de Brezhnev, iniciado quince años antes, llevaba a
la Unión Soviética al inmovilismo y el estancamiento, Prigozhin entro en el
mundo del delito y terminó condenado a dos años de cárcel en suspenso por robo,
en 1979.
En los meses
siguientes, aún en libertad condicional, Yevgueni Prigozhin fue detenido por
varios robos. Él y su banda fueron condenados de nuevo, esta vez a trece años
de cárcel, por robar con armas blancas las joyas de una mujer. Fue allí, en la
escuela del crimen que eran las cárceles soviéticas, donde forjó su carácter
rudo y directo. Allí se incorporó a la banda mafiosa de los “vori v zakone”,
“ladrones de ley”, que controlaba la vida de los presos soviéticos. Fue
indultado en 1989 y liberado en 1990, en los nueve años que Prigozhin pasó
encarcelado la URSS vivió los tiempos en que Mijaíl Gorbachov ensayaba su Glasnost
y Perestroika y libraba la guerra de Afganistán.
A la edad de
veintinueve años, Prigozhin salió de la cárcel. Estudio brevemente en la
Universidad de Química y Farmacia de San Petersburgo, pero pronto abandonó sus
estudios. En 1993, tras una breve visita a los Estados Unidos, Prigozhin probó suerte
en el sector de la comida rápida. Comenzó a vender hotdogs junto a su madre y
su padrastro Samuíl Zharkói, en el mercado al aire libre de Apraksin e,n San
Petersburgo, el negocio prosperó rápidamente y se extendió a una red de puestos
de hotdogs. Prigozhin diría más tarde que había ganado hasta mil dólares al mes
(en esa época un buen sueldo en Rusia no llegaba a los cien dólares).
Entre 1991 y
1997, Prigozhin estuvo involucrado en el negocio del comercio de comestibles.
Se convirtió en accionista, con el 15%, y gerente de Contrast, que fue la primera
cadena de supermercados en San Petersburgo y fundada por su excompañero de clase
Boris Spektor.
Casi al mismo
tiempo, Prigozhin se involucró en el negocio de los juegos de azar. Spektor e
Igor Gorbenko contrataron a Prigozhin como director general de Spectrum CJSC,
que fundó los primeros casinos en San Petersburgo. El trío creó muchos otros
negocios a lo largo de la década de 1990 en diversas industrias, incluida la
construcción, la investigación de mercados y el comercio exterior. La Novaya
Gazeta señala que ese fue el momento en que Prigozhin tomo contacto con
Vladimir Putin, quien por ese entonces era presidente del consejo de
supervisión de casinos y juegos de azar, desde 1991.
En 1995, Prigozhin
entró en el negocio de los restaurantes. Con el director de Contrast Kiril
Ziminov abrieron un restaurante denominado “La Antigua Aduana” en San
Petersburgo. En 1997, fundaron el segundo restaurante: “New Island”, un
local de comidas flotante, inspirado en los Bateaux Mouches del Sena, en Paris,
que se convirtió en uno de los centros de moda en la ciudad y punto de encuentro
de la nomenklatura petersburguesa. Prigozhin creció económicamente en una época
de despiadados ajustes de cuenta y de difícil transición hacia la economía de
mercado.
Por esos años,
Vladimir Putin se incorporó a la administración presidencial de Moscú, antes de
convertirse en director del FSB y luego en primer ministro, en un contexto caracterizado
por la decadencia del poder Boris Yeltsin y la cruenta guerra de Chechenia.
Aparentemente,
Prigozhin siguió a Vladimir Putin a Moscú y se convirtió en su proveedor
oficial para las recepciones que el nuevo presidente ruso celebraba en el
Kremlin. Fue allí donde el opositor Alexei Navalny lo bautizó como “el
cocinero de Putin”, lo cierto es que existen fotografías de Prigozhin
sirviendo a George Bush (2002) o brindando con el Príncipe Carlos. En 2001,
Prigozhin sirvió personalmente comida a Vladimir Putin y al presidente francés
Jaques Chirac cuando cenaron en su restaurante New Island.
Una de sus
empresas, Concord Catering, comenzó a ganar numerosos contratos
gubernamentales. Recibió cientos de millones en contratos gubernamentales para
alimentar a niños en edad escolar y trabajadores de gobierno. En 2012, recibió
un contrato para suministrar comidas al ejército ruso por valor de 1,2 millones
de dólares durante un año.
Prigozhin
comenzó a incursionar en el rubro de los servicios militares en 2014, año en
que Rusia se anexionó la península de Crimea, con la creación del “Grupo
Wagner”, una firma proveedora de tropas mercenarias al servicio del
Kremlin. Sus mercenarios fueron inmediatamente desplegados en la región del
Dombas y en apoyo de los intereses de Rusia en el conflicto sirio y en África (Libia,
el Congo, República Centroafricana, Sudán, Mali) apoyando a los gobiernos
amigos de Rusia y en estrecha colaboración con GRU.
El Grupo
Wagner ofrecía formación de combate, entrenamiento de seguridad, custodias y
seguridad física de instalaciones. Con concesiones de petróleo y gas en Medio
Oriente y minas de diamantes, uranio y minerales raros, en África, el grupo era
flexible en materia de remuneraciones y fue adquiriendo independencia
financiera y bases militares en el extranjero que le otorgaron gran
independencia del gobierno ruso.
El Grupo
Wagner pagaba a los especialistas de reclutaba (exmilitares con formación como Spetsnaz,
tiradores de élite, pilotos, buzos tácticos, ingenieros, expertos en radares,
etc.) altos salarios, pensiones a los deudos de los muertos y prestaciones por
invalidez. Cuando no contaba con ex militares, Prigozhin reclutaba a
presidiarios con el apoyo del gobierno ruso, pero también contrató mano de obra
experimentada en el extranjero: milicianos kurdos, sirios, libios y de otros
grupos paramilitares. Sus hombre contaban con equipos y armamentos de última
generación que incluían desde chalecos antibala a artillería, drones, helicópteros,
aviones, barcos, etc.
El teniente
coronel del GRU, Dmitri Utkin, un veterano cuyo nombre de guerra era
precisamente Wagner y tenía tatuadas las runas de las SS, un águila y una
esvástica en el cuello, fue designado comandante general del grupo. Cabe
recordar de Wagner era el compositor favorito de Adolfo Hitler que empleó sus
personajes mitológicos para nombrar a sus unidades de las SS.
La “operación
militar especial” desatada por Rusia en Ucrania sirvió para la expansión
del Grupo Wagner, para el segundo año de la guerra, había unos 50.000 hombres
combatiendo en sus filas, las cuatro quintas partes de ellos eran
expresidiarios.
Operando a
plena luz del día, embriagado por su nueva fama, el antiguo miembro de los “vori
v zakone” pronto se convirtió en una figura clave en la conducción de un
conflicto en que no todo era soplar y hacer botellas para Rusia. Sus
apariciones casi diarias en Telegram y Vkontakte contrastaban en ocasiones con
las descaradas mentiras del Estado Mayor ruso sobre los objetivos de la guerra
y la magnitud de las pérdidas humanas y materiales.
Tras lograr la
captura de Soledar, los mercenarios de Wagner se desangraban en el infierno de
Bajmut. Desde el terreno, Prigozhin, vistiendo uniforme de combate, denunciaba
ante la prensa la negligencia del ejército, la cobardía de la élite
atrincherada en sus villas, la evasión del servicio militar obligatorio en las
grandes ciudades, la corrupción endémica, la falta de municiones, las fallas de
los equipamientos… Sus encendidas argumentaciones lo mostraban como un dedicado
jefe militar cercano a sus hombres. Curiosamente, sus críticas humanizaban al
conflicto dándole una realidad que el gobierno había intentado negar
persistentemente. El blanco de todos sus ataques eran el ministro de Defensa
Sergei Choigou, y el jefe del Estado Mayor ruso Valeri Guerassimov a quien responsabilizaba
por las bajas sufridas por sus unidades de mercenarios. Al parecer, Prigozhin,
quien había acumulado una pérdida de 20.000 hombres para el momento en que cayo
Bajmut, estaba albergando aspiraciones políticas.
El 16 de
febrero de 2018, Prigozhin, la Agencia de Investigaciones de Internet, Concord
Management, una empresa relacionada y otras personas rusas fueron acusadas por
un gran jurado de los Estados Unidos de financiar y organizar operaciones con
el fin de interferir en los procesos políticos y electorales de ese país, incluidas
las elecciones presidenciales de 2016, de diversos delitos, incluido el robo de
identidad. En febrero de 2021, Prigozhin fue añadido a la lista de buscados del
FBI. En julio de 2022, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, ofreció
una recompensa de diez millones de dólares por información que permita la
captura de Prigozhin
En la misma
proporción del poder político que acumulaba Prigozhin cosechaba enemigos. En
junio de 2023, el Ministerio de Defensa decidió poner fin a los reclamos y
comentarios críticos recortaando la influencia del cocinero devenido en jefe
militar incorporando a sus hombres al Ejército regular ruso. Prigozhin, con el
argumento de que el ejército ruso le negaba municiones para seguir operando en
la guerra de Ucrania, que empleaba a sus hombres como “carne de cañón” e
incluso había bombardeado las posiciones ocupadas por los combatientes del
Grupo Wagner causándoles gran número de bajas, se amotinó y dirigió una columna
armada hacia Moscú. El propietario del Grupo Wagner publicó en redes sociales
un vídeo en el que mostraba a un coronel ruso capturado que admitía haber
ordenado a sus tropas que dispararan contra los mercenarios.
Mientras
tanto, sus hombres entraban en Rostow, en dirección hacia Lugasnk, no
encontraron oposición alguna e incluso fueron recibidos por la población como
libertadores.
En respuesta
el Servicio Federal de Seguridad (FSB) presentó cargos penales contra Prigozhin
por incitar a una rebelión armada. Durante los combates siguientes las fuerzas
de Wagner derribaron un avión de puesto de mando aerotransportado Ilyushin
II-22M y varios helicópteros militares rusos.
Alarmado por
el progreso de la rebelión, Vladimir Putin se dirigió a la nación, denunciando
las acciones del Grupo Wagner como una “traición” y prometió “medidas
duras” para reprimir la rebelión.
Prigozhin
replicó respondiendo que el presidente estaba “equivocado”, que los
combatientes de Wagner eran “patriotas y no traidores, hemos luchado
por nuestro país y seguimos luchando” y aclaro que su objetivo era
destituir a los generales Shoigu y Gerasimov de sus cargos.
Finalmente,
tras una simulada mediación encabezada por Aleksandr Lukashenko, presidente de
Bielorrusia, se puso fin a la rebelión de Prigozhin. El líder de los
mercenarios Wagner se refugió, el 23 de junio de 2023, en Bielorrusia junto a
veinticinco mil de sus mercenarios con su armamento y equipos, a cambio de garantías
de seguridad y perdón para él y para sus hombres. Poco tiempo después fue visto
en San Petersburgo.
Como acto
final, cabe mencionar que Prigozhin figuraba en la nómina de pasajeros, junto
con Dmitri Utkin y otros seis de sus más estrechos colaboradores, de un vuelo
privado realizado por un avión Embraes Legacy que viajaba con destino a la
ciudad de San Petersburgo y que se estrelló por causas desconocidas en la
localidad de Kuzhénkino, en el Oblast de Tver, el 23 de agosto de 2023. Al
conocerse su deceso se realizaron memoriales improvisados para Prigozhin y
Utkin en varias ciudades rusas con velas, flores y banderas del Grupo Wagner.
Los vídeos de mercenarios del Grupo Wagner llorando frente a un monumento se
hicieron virales. Finalmente, el 29 de agosto, Prigozhin (o lo que quedaba de
él) fue enterrado en una ceremonia privada en el cementerio de Porokhovskoe en
San Petersburgo, junto a su padre.
En esta forma
trágica desaparecía otro hombre polémico que había hecho fortuna y acumulado
poder político gracias a Vladimir Putin y que más tarde había entrado en un conflicto
total con él, pagando un alto precio por su rebeldía.
El caso
Navalny
Alexei Navalny,
un abogado moscovita, alto, rubio, y de penetrante mirada, que, a los 47 años, se
había convertido en el líder más carismático de la oposición
extraparlamentaria, después de cumplir un papel clave en las manifestaciones
contra el actual régimen y después de lograr un buen desempeño en todas las
elecciones que se realizaron en Rusia, murió súbitamente de causas aún no
aclaradas el 16 de febrero de 2024 en una prisión de máxima seguridad en el
Ártico.
Además,
Navalny, durante años, encabezó la Fundación de Lucha contra la Corrupción, que
periódicamente revelaba las fortunas y bienes raíces de funcionarios rusos.
Realizó un documental sobre la supuesta riqueza
adquirida de manera irregular por el expresidente Dmitry Medvédev que acumuló
veinte millones de reproducciones, nada más publicarlo. Su actividad opositora
giró siempre en torno a la denuncia de la corrupción de las élites gobernantes
y su oposición a los acuerdos secretos.
Las
autoridades rusas incluyeron en 2019 a este fondo en la lista agentes externos,
lo que implicaba una serie de limitaciones al funcionamiento de esa
organización. Esto, unido a varios juicios abiertos en su contra, llevaron a
Navalny a anunciar la liquidación de la Fundación, en junio de 2021, y sus
intenciones de crear un nuevo organismo para continuar su labor.
Las
grandes manifestaciones contra el fraude legislativo en 2011 y 2012 pusieron a
Navalny cara a cara con la opinión pública. Navalny —que en las elecciones a
alcalde de Moscú en 2013 obtuvo más del 27% de los votos— no ha podido
participar en las elecciones de los últimos años debido a diversos procesos
judiciales que las autoridades han entablado contra él por supuestos delitos
económicos. En
2017 quedó inhabilitado para ocupar cargos públicos y, en base a ello, se le
prohibió presentarse a las elecciones presidenciales de 2018.
En
las municipales y regionales de 2019, en lugar de llamar a la abstención
electoral como otros opositores, organizó la participación de la oposición con
un llamamiento a apoyar en cada circunscripción al candidato con más
posibilidades de ganar a los candidatos del partido gubernamental Rusia Unida.
Esta táctica, llamada “votación inteligente”, logró consolidar a
los contrarios de Rusia Unida y resultó exitosa, reduciendo significativamente
el número de representantes del partido oficial, que, en algunas provincias,
como Jabárovsk, llegó a perder la mayoría.
La
actividad opositora de Navalny lo convirtió en víctima de varios atentados. El
26 de abril de 2017, fue rociado con un líquido verde que le dejó la cara
manchada. El “zelyonka” (que se traduce como verde brillante) es
una sustancia que se emplea con frecuencia como antiséptico en Rusia y que se
ha convertido recientemente en el arma de preferencia contra los críticos al
gobierno de Putin. Se lo emplea porque mancha la piel de la víctima y es
difícil de sacar, lo cual se convierte en un problema para aquellos que
participan en actividades públicas.
“Se
ve cómico (cubriendo parte de la cara), pero es extremadamente doloroso” declaró el opositor ruso en
un tuit tras el incidente. Posteriormente, Navalny fue trasladado a un hospital
donde la diagnosticaron una quemadura química en su ojo derecho que le redujo
en un 80% su visión. Posteriormente, el político ruso debió de ser operado en
una clínica de Barcelona y su recuperación demando varios meses.
El 20 de
agosto de 2020, Alexéi Navalny, uno de los últimos dirigentes opositores
residentes en Rusia, sufrió un nuevo atentado. A consecuencia del cual tuvo que
ser internado en la unidad de cuidados intensivos de un hospital de Siberia.
Tras ser
envenenado, Navalny, una de las voces de la oposición rusa más sonoras en
Occidente, debió ser conectado a un respirador pulmonar artificial tras ser
ingresado de urgencia en el hospital de la ciudad de Omsk, donde el avión en el
que regresaba a Moscú tuvo que aterrizar de emergencia para poder
hospitalizarlo. Uno de los médicos que lo atendieron en ese momento dijo que
estaban luchando para salvar su vida.
Según
la portavoz del líder opositor, Kira Yarmysh. Navalny había tomado un vuelo de
Tomsk, capital de la provincia homónima del distrito federal de Siberia, y al
principio todo fue bien. Pero al rato el líder opositor se sintió mal, le pidió
una servilleta a Kira Yarmysh, se secó el sudor frío de su cara y le dijo a su
portavoz, que lo acompañó en su gira siberiana, que le hablara, porque quería
concentrarse en el sonido de la voz. “Empecé a conversar con él, llegó
el carrito con bebidas y le pregunté si un vaso de agua le ayudaría; me
respondió negativamente, fue al baño y luego perdió el conocimiento”,
relató Yarmysh.
La
portavoz dijo suponer que Navalny, que ha calificado como de “golpe de
Estado” las reformas constitucionales de Putin para perpetuarse en la
presidencia, había sido envenenado.
Navalny
había viajado en Siberia a Novosibirsk y Tomsk, ciudades en las que habrá
elecciones y en las que se han registrado candidatos apoyados por los
partidarios del líder opositor.
La
Unión Europea hizo un llamamiento a las autoridades rusas para que llevasen a
cabo una investigación independiente sobre la supuesta
intoxicación del opositor ruso. “Es imperativo que las autoridades de
Rusia inicien sin demora una investigación independiente y transparente”, dijo
el comunicado publicado por el Servicio Europeo de Acción Exterior.
Como
en otros casos el Kremlin negó la existencia de un atentado contra la vida del
político opositor y deslindó toda responsabilidad sobre el hecho.
Finalmente,
la presión internacional hizo que Navalny fuera trasladado en un avión
sanitario a Berlín, donde fue tratado por los efectos de una toxina neurotóxica
que los médicos alemanes identificaron como Novichok, una sustancia que, como
hemos visto, es una de las preferidas por los herederos del KGB para terminar
con sus enemigos. Supuestamente, el Novichok habría sido rociado en la ropa
interior del político opositor ruso.
Luego
de recuperarse del envenenamiento con Novichok, en Alemania, Navalny retomó sus
actividades opositoras y de denuncias contra el régimen de Putin, para ello
decidió retornar a su patria, aún sabiendo que sería encarcelado o aún víctima
de nuevos ataques al llegar a Moscú.
Navalny
fue detenido en enero de 2021 a su regreso de Rusia. Desde su arresto fue
condenado a altas penas de cárcel en cuatro causas distintas donde enfrentó
acusaciones por “extremismo” y “fraude”. En agosto de 2023 fue
condenado a 19 años de prisión y hasta mediados de diciembre estuvo detenido en
una cárcel de máxima seguridad cerca de Moscú hasta que fue trasladado a la
colonia penal IK-3, de Kharp, una
localidad al norte del círculo polar Ártico, en la región de Yamalo – Nenets, a
unos 1.900 kilómetros al noroeste de Moscú, conocida como “Lobo Polar” porque
está construida sobre el permafrost (pantano congelado permanentemente, donde son
frecuentes las temperaturas por debajo de los 30° C). La IK-3 es considerada el
penal de mayor seguridad del sistema penitenciario ruso.
El
7 de diciembre de 2023, desde la cárcel Alexei Navalny, realizó un llamamiento a
votar contra Vladimir Putin en las elecciones presidenciales del próximo 17 de
marzo.
El
16 de febrero de 2024, Navalny repentinamente se sintió más después de un paseo
recreativo dentro de las instalaciones de la IK-3 y, casi inmediatamente,
perdió el conocimiento. Los médicos del penal lo asistieron inmediatamente,
pero todos sus esfuerzos fueron en vano. Falleció súbitamente.
Curiosamente,
unos días antes de su deceso, Alexei Navalny había grabado un vídeo donde se lo
ve vivaz, sin signos de enfermedad y con una mordaz ironía.
Mientras
que, su muerte provocó expresiones de rechazo y condena hacia el régimen de
Putin por parte de la mayoría de los líderes occidentales, su cadáver aún no
fue entregado a sus familiares que han denunciado su deceso como un asesinato.
Pero,
Navalny no sería la última víctima de las venganzas de Putin y los hombres de
la antigua KGB.
Seis
balas para un traidor
El
13 de febrero pasado personal de la Guardia Civil española concurrió al
estacionamiento de la urbanización La Cala, en la localidad balnearia de
Villajoyosa en la costa mediterránea, distante unos 35 kilómetros de la ciudad
de Alicante, allí encontraron el cadáver de un hombre joven con seis impactos
de bala y al que luego le habían pasado por encima con un automóvil.
Supuestamente los autores de los disparados habían sido dos personas que
huyeron del lugar en un automóvil que luego apareció incendiado a veinticinco
kilómetros del lugar del atentado.
En
un principio, las autoridades policiales españolas identificaron a la víctima
como un ciudadano ucraniano de 33 años, sin antecedentes penales, por lo cual
atribuyeron el crimen a “un ajuste de cuentas” entre delincuentes
provenientes de Europa del Este, debido a que esa localidad alicantina suele
ser lugar de residencia escogido por gran cantidad de inmigrantes rusos,
ucranianos, búlgaros, etc.
Pero
luego, al identificar el cadáver por sus huellas digitales, descubrieron que la
identidad registrada en los documentos hallados en el cadáver era falsa. El
muerto en realidad era Maxim Kuzminov, un piloto ruso de helicópteros, de 29
años, que había desertado a Ucrania en 1923 llevándose con él su aparato Mi-8
luego de asesinar a los miembros de su tripulación.
Operación
Synytsia
La
deserción de Kuzminov fue el resultado de una operación encubierta llevada a
cabo por la Dirección Principal de Inteligencia del ministerio de Defensa de
Ucrania (Holove Upraulinnja Rozvidky Ministerstva Oborony Ukrajiny),
conocido por la sigla GUR, que sobornó al piloto ruso convenciéndolo de que
desertara junto al aparato que conducía.
Los
ucranianos ofrecieron al desertor ruso una fuerte suma de dinero (U$S 500.000
dólares, aunque posiblemente la cifra haya sido mayor) y una nueva identidad
con la cual iniciar una nueva vida en la Europa comunitaria u otro lugar a su
elección. Es así como Kuzminov llegó a España-
El
piloto ruso se había graduado en la Escuela de Aviación de Sizran, en el sur de
Rusia, su primer destino fue en Primorye, en el lejano este de Rusia.
Al
comenzar la “operación militar especial”, es decir, la invasión rusa a
Ucrania, fue destinado el 319° Regimiento de Helicópteros de la Fuerza Aérea
rusa, estacionado cerca de la frontera con Ucrania.
Cuando
tomó la decisión de desertar, Kuzminov comenzó por sacar a su madre
subrepticiamente de Rusia para evitar que fuera víctima de posibles represalias
de su gobierno.
Finalmente,
el 9 de agosto, Kuzminov, tras asesinar a un técnico y al navegador que
componían su tripulación dirigió su helicóptero de combate Mi-8 hacia Ucarnia,
volando a una altitud extremadamente baja, entre 5 y 10 metros, se acercó a la
frontera en un área próxima a la localidad de Shebekimo, con la radio apagada
hasta llegar a la base militar ucraniana de Járkov, donde terminó por
aterrizar.
En
esta forma las autoridades ucranianas no solo obtuvieron un valioso helicóptero
de combate, sino que también tuvieron acceso a importante información del
sistema de cifrado y sobre el equipamiento técnico empleado por las fuerzas
rusas.
Al
comentar la muerte del desertor, el jefe del Servicio de Espionaje Exterior de
Rusia, heredero de la antigua KGB, Serguéi Narishkin dijo: “Este traidor y
criminal se convirtió en un cadáver moral en el momento en que planeó su sucio
y terrible crimen”.
Es
sabido que Moscú no perdona este tipo de traiciones, Kuzminov no viviría para
disfrutar el dinero que recibió de los ucranianos.
Pero,
el trágico mes de febrero de 2024, en que murió súbitamente y de causas no
debidamente aún determinadas el opositor Alexéi Navalny y de seis disparos el
desertor Maxim Kusminov en España, no ha concluido. A estas muertes debemos agregar
el aparente suicido del militar bloguero Andréi Morozov, de un disparo
autoinflingido.
Morozov
emitía el canal de Telegram “Murz” con más de cien mil seguidores donde difundía
temas vinculados con la guerra en Ucrania y formulaba críticas a la conducción
militar de la misma.
Andrei
Morozov, un moscovita de 44 años, era un ultranacionalista ruso, ex líder de la
estalinista “Red Blitzkrieg”, que tenía antecedentes criminales por violencia
política. En 2008, fue declarado culpable de actos de vandalismo, posesión
ilegal de armas e incitación a la violencia extremista y condenado a tres años
de cárcel, aunque fue liberado un años más tarde.
En
2014, combatió con las milicias separatista prorrusas en la región de Dombas y Lagash.
En febrero de 2022, Morozov participó activamente en “la operación militar
especial” en Ucrania como miembro de la 4ª Brigada de Fusileros Motorizados
del Ejército ruso.
El
18 de febrero de 2024, Morozov emitió una publicación en su canal de Telegram
relatando que durante los cinco meses de la batalla por la ciudad de Avdiika,
las pérdidas rusas habían sido de 16.000 hombres, 400 blindados y vehículos
blindados de transporte de personal y otros valiosos equipos militares.
Mientras
que los ucranianos perdieron 17.000 hombres, cientos de prisioneros y la ciudad
quedo en ruinas.
La
ciudad tiene un simbolismo particular para Rusia ya que fue capturada, en 2014,
por fuerzas separatistas prorrusos que se apoderaron de una franja del Esta de
Ucrania, pero luego fue recuperada por las tropas ucranianas.
La
captura de Avdiivka, una ciudad de 32.000 habitantes, es la mayor victoria militar
de Rusia, aún pese al alto número de bajas y pérdidas materiales, desde la
captura de la ciudad de Bakhmuten, en mayo de 2023.
Dos
días más tarde, Morozov eliminó la publicación alegando que el presentador
televisivo y mayor del Ejército Vladimir Solovyov lo obligó a hacerlo,
acusándolo de calumniar al ministerio de Defensa ruso.
En
los mensajes finales antes de consumar su trágica decisión, Morozov, el martes
por la mañana, anunció a sus seguidores su intención de suicidarse, no
obstante, su muerte o, mejor dicho, los motivos que lo llevaron a quitarse la
vida todavía no han sido debidamente aclarados. Debido especialmente, a que el
Kremlin ha reprimido las voces críticas, sobre la evolución de la guerra y el
alto número de bajas (aproximadamente 350.000 hombres) y las grandes pérdidas
materiales, desde la rebelión de los Wagner y la muerte de Yeugeny Prigozhin,
el año pasado.
Aún
cuando la muerte de Morozov sea realmente un suicidio, resulta evidente que el
mismo fue detonado por las presiones de las autoridades rusas sobre el bloguero.
Es decir, que se trata de otra muerte provocada por el régimen de Putin.
Para
concluir con esta espeluznante reseña de asesinatos y muertes extrañas atribuibles
al régimen de Vladimir Putin habría que mencionar la sospechosa muerte en
combate de diecisiete generales rusos, ocurridas desde que comenzó la invasión
rusa a Ucrania.
Los
generales rusos muertos son los siguientes: Mayor General Magomed Tusháyev,
Mayor General Andrei Sujovetski, Mayor General Vitali Guerásimov, Mayor general
Andrei Kolésnikov, Mayor General Oleg Mitiáyev, Teniente General Andréi
Mordvichev, Teniente General Yákov Rezántsev, Mayor General Vladimir Frolov,
Mayor General Andréi Simonov, Mayor General Kanmat Botashev, Teniente General
Román Kutúzov, Mayor General Artem Nasbulin, Mayor General Dmitri Ulyánov,
Mayor General Sergei Goryachev, Teniente General Oleg Tsokov, Mayor General
Vladimir Zavadski y Teniente General Alexander Tatarenko.
Como
el lector habrá adivinado esta elevada mortandad de generales en combate rusos
supera las cifras de todos los ejércitos durante la Segunda Guerra Mundial, lo
que las tornan aún más misteriosas y hacen sospechar la posibilidad de
asesinatos encubiertos ordenados por el Kremlin.
CONCLUSIONES
Desde
que está en el gobierno Vladimir Putin los cadáveres parecen amontonarse a las
puertas del Kremlin.
La
gran cantidad de atentados con disparos y venenos sobre desertores, magnates
financieros con sospechosas fortunas y opositores al gobierno ruso no pueden
ser un hecho casual ni explicarse únicamente por el accionar de grupos
criminales, en especial aquellos atentados que se produjeron en el extranjero.
Resulta evidente que estos asesinatos responden a una acción concertada y
continuada contra todas las personas que afectan intereses vitales de Rusia
(Chechenia, Ucrania, Crimea, etc.), rebelan hechos de corrupción oficial o
representen una amenaza o molestia sería contra el liderazgo de Vladimir Putin.
Aunque
seguramente algunos de estos hechos no son responsabilidad de las autoridades
rusas, la mayoría de ellos sí lo son, sin duda alguna, y evidencian el carácter
autoritario del actual gobierno ruso y lo peligroso que es oponerse al anuevo
zar ruso: Vladimir Putin, un personaje con una crueldad digna de Iván IV, el
Terrible o el “padrecito” Iósif Stalin.