domingo, 24 de septiembre de 2023

La hegemonía francesa en África en crisis


 

La constitución de la Alianza de Estados del Sahel, entre Mali, Burkina Faso y Níger, parece enterrar finalmente a la françafrique. Pero, también es una señal de cambios geopolíticos más profundos que se están operando en África.

Contiene

El retiro de las fuerzas francesas del Sahel, después de infructuosa lucha contra el terrorismo yihadistas que no pudo impedir la expansión de este flagelo por la región y propicio el estallido de siete golpes de Estado: Mali y Burkina Faso en dos ocasiones, pero también en Sudan, Níger, Chad, Guinea y Níger; es una señal inequívoca de los cambios geopolíticos que se están produciendo en el seno de África.

El repliegue francés

Durante el siglo XX, en las décadas de los años cincuenta a setenta, se desmembraron los grandes imperios coloniales forjados por los portugueses, británicos y franceses en el Tercer Mundo.

Después de la descolonización, Francia supo mantener el predominio y la influencia, tanto militar como económica y cultural en la mayoría de ellos. Más de 327 millones de personas hablan francés en el mundo. Cerca de la mitad, unos 167 millones de francoparlantes, vive distribuida por todo el continente africano, en especial, en los países de África Occidental y el Sahel.

Siete de los nueve estados francófonos en África Occidental todavía emplean como moneda al Franco FCA (Comunidad Financiera Africana) que ésta vinculado al euro y respaldado por Francia, como un legado de la política económica francesa hacia sus excolonias. Entre otras servidumbres económicas, por el uso del Franco FCA, los países deben depositar anualmente la mitad de sus reservas en divisas en el Banco de Francia. Además, el tipo de cambio ligado al euro dificulta las exportaciones locales y mantiene a esos países en el atraso económico.

En 2013, Francia incrementó su presencia militar en el Sahel, iniciando la Operación Serval en el Norte de Mali con el apoyo de varios países africanos, occidentales y el auspicio de Naciones Unidas. Esa operación tenía por objeto frenar el avance de las insurgencias islamistas vinculadas a Al Qaeda en Mali.

Un año más tarde, Francia debió ampliar su presencia en el Sahel a través de la Operación Barkhane, ampliando sus acciones a Mauritania, Burkina Faso, Níger y Chad.

Después de una década de infructuosas operaciones, el 15 de agosto de 2022, Francia comenzó su repliegue de Mali, que se aceleró tras los golpes de Estado en ese país y en Burkina Faso.

En 2023, el Eliseo se vio obligado a anunciar el fin de la Operación Barkhane, pero mantuvo un contingente de 1.500 hombres de Níger.

El retiro de las fuerzas francesas del Sahel creó condiciones favorables para la expansión de la presencia militar rusa en el Sahel.

No obstante, es importante destacar que las fuerzas francesas en los países de África occidental, además de luchar contra el terrorismo yihadista, protegen intereses estratégicos de Francia en esa región.

Francia es la principal potencia europea en lo que hace al empleo de energía atómica. Produce casi el 70% de su electricidad por medio de centrales termonucleares y el 30% del uranio que emplean dichas plantas proviene de las minas de Arlit, Akokan e Imouraren, en el norte de Níger, país que es el cuarto productor de uranio en el mundo. Esas minas generan para Francia 140 millones de dólares al año.

En una emergencia, si Francia pierde sus minas de uranio en Níger, siempre podrá abastecerse en otros países productores como Canadá o Kazajstán. Pero, no es un secreto para nadie que los precios de la energía no han dejado de crecer desde la pandemia del Covid 19.

Las empresas francesas han desempeñado un papel hegemónico en las excolonias galas desde el momento mismo de su independencia, paro en los últimos años esa situación se ha modificado debido a la inestabilidad política, los golpes de Estado, el terrorismo yihadista y los errores de la política francesa hacia la región.

Francia ha dejado de ser el principal socio comercial para los países de África Occidental. Mientras que a principios de siglo era país desde el que se importaban la mayoría de los productos para Níger, Burkina Faso y Malí, en realidad China y varios de los Estados del Golfo, como Emiratos Árabes Unidos, han suplido holgadamente a París en estos mercados.

Los errores de Macrón

La política africana de Francia ha entrado en crisis, en especial, desde la llegada de Emmanuel Macron al Eliseo.

Macron, desde el comienzo de su presidencia, ha realizado diversas declaraciones inoportunas y polémicas respecto del continente africano.

En 2017, durante su primer año en la presidencia, aprovecho la Cumbre del G-20 para hacer referencia a los problemas que entonces vivía África como de origen “civilizacional” e, insólitamente, consideró que los problemas de gobernabilidad que enfrentaban los países africanos estaban ligada a la alta tasa de natalidad de las mujeres.

En noviembre de ese mismo año, durante una visita a Burkina Faso, el entonces presidente burkinés, Roch Marc Christian Kaboré, se vio forzado a abandonar la rueda de prensa conjunta debido a los comentarios humillantes de Macron en referencia al mal estado de la red eléctrica del país.

También las relaciones de Macron con Argelia y Marruecos sufren por las agraviantes actitudes del presidente galo.

Paris se niega a aceptar que el Plan para Negociación de un Estatuto de Autonomía en el Sáhara, presentado por Marruecos en Naciones Unidas, en 2007, es la única solución realista, justa y posible para el diferendo en esa región, tal como han hecho numerosas naciones europeas, africanas, asiáticas y americanas.

Una muestra de esa tensión fue la decisión de Marruecos agradecer, pero no aceptar, la ayuda francesa para hacer frente a las consecuencias del terremoto del pasado 7 de agosto.

Macron no se resignó a lo que considera un desplante marroquí que le impide reactualizar sur rol de potencia hegemónica en el Norte de África. Especialmente, después de que Marruecos sí recibiera ayuda humanitaria y equipos de rescate aportados por España, Reino Unido, Qatar y Emiratos Árabes Unidos.

Macron denunció en un mensaje por la red social X (antes Twitter), lo que denominó “controversias que no tienen cabida en la relación” existente entre ambas naciones y pidió respeto para las víctimas. 

Las palabras del presidente Macron no hicieron más que incrementar el disgusto hacia Francia, porque en Marruecos se consideró una violación al protocolo que no se empleasen los canales y procedimientos diplomáticos habituales para plantear la cuestión o incluso de que no se hicieran los anuncios a través de medios de prensa marroquíes.

Insólitamente, días después la ministra de Asuntos Exteriores, Catherine Colonna, anunció, en una entrevista a la cadena LCI en Egipto, Colonna dijo que el rey Mohamed VI de Marruecos invitó a Macron (a realizar una visita oficial al Reino Alauí) este verano cuando hablaron y apuntó que no se ha elegido hasta ahora ninguna fecha para realizarla: "Esta invitación está hecha y esperamos poder cumplirla".

 

"Las relaciones entre los dos países son antiguas, están enmarcadas por una profunda amistad entre los dos países, nuestros dos dirigentes volvieron a hablar hace unas semanas de esta visita de Estado. El presidente de la República ha sido invitado a realizar una visita de Estado (a Marruecos) que hay que hacer sin duda ahora", afirmó Colonna.

 

Al conocerse esa declaración en Marruecos causó sorpresa y disgusto. La visita del presidente francés, Emmanuel Macron, a Marruecos "no está en el orden del día y no está programada", indicó una fuente gubernamental oficial marroquí.

 

La misma fuente gubernamental oficial se sorprende de que Colonna haya tomado "esta iniciativa unilateral y se haya dado la libertad de hacer un anuncio no concertado sobre una cita bilateral importante".

Esta nueva chapuza en la política exterior francesa no hace más que sumar malentendidos y tensiones a las relaciones bilaterales entre Marruecos y Francia.

Un proceso similar vivió Francia con Argelia. Los vínculos entre ambos países experimentaron un serio enfriamiento en septiembre de 2021, cuando el presidente Emanuel Macron reprochó al sistema “político militar” argelino el mantenimiento de una “renta de memoria” (contra Francia en torno a las violaciones a los derechos humanos durante la guerra de liberación.

Pero, fue sobre todo su cuestionamiento de la existencia de una nación argelina antes de la colonización lo que ofendió al gobierno y al pueblo.

Así, a finales de 2021, la crisis entre los dos países estaba en su peor momento de los últimos quince años. Argel retiro a su embajador y prohibió a los aviones franceses sobrevolar su espacio aéreo para abastecer a las fuerzas que participaban en la operación antiterrorista Barkhane en Mali.

Lentamente, se logró una distensión y el embajador regresó a Francia y los aviones franceses volvieron a surcar el cielo argelino en su viaje a Mali, hasta que el 8 de febrero, surgió un nuevo incidente. Argelia nuevamente a su embajador en París como protesta por la fuga (con asistencia de los servicios de inteligencia galos) de la periodista opositora Amira Bouraoui, quien huyó a Túnez y luego a Francia.

Cuando gradualmente las relaciones entre Argel y París comenzaban a distenderse el golpe de Estado militar en Níger, del 26 de julio pasado, volvió a tensar el vínculo

Estados Unidos y Francia (que tienen 1.000 y 1.500 efectivos de sus fuerzas armadas respectivamente para tareas de lucha contra el terrorismo yihadista) amenazaron con suspender la ayuda económica al país poniendo en riesgo el aporte de miles de millones de dólares. El 40% del presupuesto de Níger depende de la ayuda extranjera que asciende a 2.200 millones de dólares anuales.

La Comunidad Económica de Estados de África Occidental, por su parte, se pronunció con un ultimátum a la Junta Militar nigeriana, el 30 de julio, para que en el plazo de una semana restituyera al presidente Bozoum o atenerse a las consecuencias, lo que incluía una posible acción militar.

Mali y Burkina Faso, países vecinos en manos de gobiernos de facto militares, expresaron su apoyo a los golpistas nigerianos, afirmando que considerarían cualquier intervención extranjera como una “declaración de guerra” contra ellos.

Frente a la crisis en el Sahel, Argel se opuso a cualquier intervención militar por temor a una afluencia de refugiados nigerianos a su territorio, cabe recordar que Níger y Argelia comparten una frontera de casi mil kilómetros.

El diferendo se convirtió en un nuevo motivo de distanciamiento entre Argelia y Francia. El gobierno argelino nuevamente decidió negar a las aeronaves militares francesas el permiso para sobrevolar su espacio aéreo dificultando notablemente cualquier operación militar gala en la región.

La Alianza de Estados del Sahel

En ese contexto africano complicado para el Eliseo, se produce el golpe de gracia para la influencia francesa en África Occidental de la Creación de la Alianza de Estados del Sahel por los gobiernos de facto militares de Malí, Burkina Faso y Níger.

El 16 de septiembre de 2023, los jefes de Estado de Burkina Faso, Capitán Ibrahim Traoré, de Mali, coronel Assimi Goïtia y de Níger, general Abdourahamane Tiani, suscribieron la denominada Carta de Liptako – Gourma (en referencia a la región fronteriza tripartita situada al noroeste de África que forma parte del Sahel).

Según este acuerdo: “Cualquier ataque a la soberanía e integridad territorial de una o más partes contratantes se considerará una agresión contra las otras dos partes.”

En su cuenta de la red social X, Traoré subrayó que la creación de la Alianza de Estados del Sahel “marca un paso decisivo en la cooperación entre Burkina Faso, Malí y Níger”

Los tres Estados eran miembros de la fuerza conjunta de la Alianza G5 Sahel, apoyada por Francia, junto con Chad y Mauritania, lanzada en 2017 para hacer frente al terrorismo yihadista en la región.

El G5 Sahel se desintegró cuando Mali abandonó la alianza, en 2021, después del golpe de Estado.

Francia, que se ha visto obligada a retirar sus tropas de Mali y Burkina Faso, ahora enfrenta el pedido de los militares golpistas de Níger para que retire a los 1.500 hombres de sus fuerzas armadas en el país e incluso a su embajador.

Tal como puede apreciarse claramente, de los hechos expuestos, en los últimos años, Francia enfrenta el ocaso de su influencia económica y militar en África sin que el presidente Emmanuel Macron encuentre la forma de frenar esa decadencia.

Resta saber quién ocupará el vacío geopolítico dejado por Francia, será Rusia, China o los pueblos africanos encontrarán la forma de dirigir sus asuntos regionales y encarar su desarrollo sin depender del tutelaje de las antiguas potencias coloniales. Solo el tiempo lo dirá.

 

 

jueves, 21 de septiembre de 2023

MARRUECOS ENCARA LA RECONSTRUCCIÓN


 


Dejando atrás al trágico sismo de Al Hauz, el Reino de Marruecos avanza firmemente en la reconstrucción siguiendo las directivas de su Rey.

El programa de reconstrucción

Desde la funesta noche del viernes 7 de septiembre, en que desató su furia el terremoto que asoló la región de Al – Hauz, Marruecos ha pasado desde la conmoción por el temblor, al horror por las 3.000 víctimas fatales y los 5.000 heridos y de allí a la firme acción de rescate. Hoy el Reino bajo la certera conducción del Rey Mohammed VI muestra todo su potencial de resiliencia en la recuperación de las áreas afectadas por el seísmo.

El esfuerzo de reconstrucción contempla, no solo la reparación de los daños provocados por el terremoto, sino la mejora de las infraestructuras preexistentes proporcionando una respuesta fuerte, coherente, rápida y eficaz a los daños provocados por el seísmo.

El programa de reconstrucción implica una inversión de más de 11.000 millones de euros en cinco años. Se trata de una inversión que el Reino solventará con recursos propios sin requerir ayuda externa. La inversión es muy grande y solo la puede solventar una economía próspera y sólida como la marroquí.

La inversión cubrirá las necesidades de las seis provincias y prefecturas afectadas por el seísmo: Marrakech, Al Hauz, Tarudant, Chichaúa, Azilal y Uarzazat, atendiendo las urgencias de una población de 4,2 millones de afectados.

Esta estructurado sobre la base de cuatro objetivos esenciales:

-       Relocalizar a las personas afectadas, reconstruir viviendas e infraestructuras.

-       Terminar con el aislamiento de las comunidades montañosas y mejorar los territorios.

-       Atender los déficits sociales en las zonas montañosas.

-       Incentivar el desarrollo económico y el empleo, en especial apoyando iniciativas locales.

En materia de prevención, por la reiteras actividad sísmica que presenta la zona, el programa contempla la creación de una gran plataforma de reserva de materiales y equipos para atender emergencias (tiendas de campaña, mantas, camillas, medicamentos, alimentos, agua potable, etc.) para enfrentar situaciones similares.

El Rey Mohammed VI instruyó a los altos funcionarios del Reino para que estén atentos a las necesidades y demandas de la población para poder atenderlas solícita, rápida y eficazmente.

Agradecimientos a los socorristas

Al concluir las labores de rescate llevada a cabo por equipos extranjeros (españoles, británicos, qataríes y emiratíes), tras once días de esforzados trabajos, rescatando a las personas atrapadas entre los escombros y asistiendo a los heridos, el Rey Mohammed VI ha despedido a los rescatistas destacando su labor y agradeciendo a los gobiernos de los cuatro países involucrados por su solidaria participación.

Con España, en particular, el rey alauí expresó su agradecimiento por el desempeño de la Unidad Militar de Emergencias en las labores de rescate, tanto al jefe de Gobierno Pedro Sánchez como a su amigo el Rey Felipe VI, reafirmando la alianza estratégica entre ambos reinos.

Mientras que, con el otro gran aliado internacional de Marruecos, los Estados Unidos de América, Su Majestad mantuvo una prolongada entrevista telefónica con el presidente Joe Biden. En esa ocasión el mandatario estadounidense trasmitió al monarca marroquí sus condolencias personales, las de su pueblo y del Gobierno estadounidense.

Biden reiteró en la conversación la disposición de los Estados Unidos de prestar la ayuda y el apoyo que demande el Reino sobre la base de las necesidades identificadas por las autoridades marroquíes conforme avance el plan multiforme implementado por el Reino en cumplimiento de directivas reales.

Quién no tomó para bien el ser marginado de las labores de reconstrucción fue el presidente francés Emanuel Macron, quién insiste en no querer reconocer y aceptar los cambios geopolíticos operados en África del Norte.

El intento de injerencia francesa

En la última década, Francia fue perdiendo los privilegios con que contaba como ex potencia colonial. En un comienzo dejó de ser el primer socio comercial y principal inversor en el Reino. España superó ampliamente a Francia en ese rol.

En los últimos años, también resignó posiciones políticas como aliado de Rabat, por su persistente negativa a aceptar que la única solución realista, justa y posible al diferendo artificial en el Sáhara es la Propuesta para la Negociación de un Estatuto de Autonomía en la Región del Sáhara, presentada por Marruecos ante Naciones Unidas, en 2007, que cada día cuenta con mayor apoyo internacional.

Lógicamente al Eliseo también le cuesta digerir la soberanía marroquí sobre su Sáhara, medida adoptada unilateralmente en diciembre de 2020.

A ello se suman las veladas acusaciones impulsadas desde Paris a través de la prensa culpando a Marruecos por las supuestas tentativas de infiltrar los teléfonos celulares de Macron y de varios de sus ministros.

A consecuencia de ese enfriamiento entre París y Rabat, Marruecos mantiene vacante su embajada en Francia desde hace meses y se negado reiteradamente a poner una fecha para la visita de Estado de Macron al reino alauí, pendiente desde hace mucho tiempo.

En ese contexto, Macron tomó muy mal que no se aceptara la ayuda francesa para hacer frente al seísmo y sí la proveniente de España, el Reino Unido, Qatar y Emiratos Árabes Unidos.

Macron evidenció sobre este tema una muy curiosa ansiedad. Primero, su ministra de Asuntos Exteriores, Catherine Colonna, anunció una próxima visita de Estado de Macron a Rabat cuya fecha no se había establecido.

Rápidamente, el ministerio de Asuntos Exteriores de Marruecos reaccionó ante el intento de implementar la política del hecho consumado por parte de Francia, negando categóricamente que se hubiera establecido una fecha para esa visita.

Insólitamente, el martes 19 de septiembre, en una clara interferencia en los asuntos internos de otro Estado, el presidente Macron se dirigió en forma directa al pueblo marroquí, a través de un vídeo de la red social X (antes conocida como Twitter) con la intención de fijar su posición sobre el tema de la ayuda ofrecida por Francia,

“Obviamente depende de Su Majestad el Rey y del Gobierno de Marruecos, de una manera totalmente soberana, organizar la ayuda internacional y, por lo tanto, estamos a disposición de su elección soberana”, declaró el presidente francés, quien añadió: “Estamos a su lado, hoy y mañana”.

“Esto es desde el primer segundo lo que hacemos de una manera completamente normal y por eso me gustaría que todas las controversias que dividen, que complican las cosas en este momento que ya es tan trágico, puedan ser silenciosas por respeto a todos”, añadió.

“Estaremos allí a largo plazo en el nivel humanitario, en el nivel médico, para la reconstrucción, para la ayuda cultural y patrimonial, en todas las áreas donde el pueblo marroquí y sus autoridades nos consideran útiles”, añadió.

El hecho de que Macron no empleara los canales diplomáticos o incluso los medios de prensa incurriendo en una grave intromisión en los asuntos internos de Marruecos, cometiendo una grave injerencia sobre las decisiones soberanas del Reino es algo habitual en el comportamiento del presidente galo.

Algo similar ocurrió, en septiembre de 2021, cuando el presidente Emanuel Macron reprochó al sistema “político militar” argelino el mantenimiento de una “renta de memoria” (contra Francia en torno a las violaciones a los derechos humanos durante la guerra de liberación colonial).

Pero, fue sobre todo su cuestionamiento de la existencia de una nación argelina antes de la colonización lo que ofendió al gobierno y al pueblo de Argelia y provocó un incidente diplomático.

Pero, su actual intento de injerencia en las decisiones soberanas de Marruecos sobre de quien recibe ayuda humanitaria, cuando y donde, es un bocado mucho más grande de lo que Macron puede digerir y lo tiene atragantado en la garganta.

 

 

 

domingo, 17 de septiembre de 2023

Fuerte diferendo entre Marruecos y Francia


 


Los errores de política internacional del presidente Macron están debilitando considerablemente la presencia de Francia en Marruecos.

En las décadas de los años cincuenta y sesenta se desmembración de dos grandes imperios coloniales forjados en los siglos XIX y XX, el francés y británico, que, junto a los portugueses controlaban gran parte del continente africano durante siglos. Sin embargo, se mantuvo el predominio y la influencia sobre la mayoría de esos pueblos por parte de las antiguas potencias imperiales, sobre todo en el terreno económico, pero también en el militar.

Pero, la presencia francesa en sus excolonias ha sido particularmente intrusiva. Francia ha construido un entramado económico que constituye claramente una situación neocolonial.

Siete de los nueve estados francófonos en África Occidental todavía emplean como moneda al Franco FCA (Comunidad Financiera Africana) que está vinculado al euro y respaldado por Francia, como un legado de la política económica francesa hacia sus excolonias.

Francia tiene 1.500 efectivos de sus fuerzas armadas respectivamente para tareas de lucha contra el terrorismo yihadista.

Cabe destacar que las fuerzas francesas en los países de África Occidental no solo luchan contra el terrorismo yihadista, sino que protegen intereses estratégicos de Francia, en especial los envíos de uranio y otros minerales estratégicos que desde esa región llegan a Paris y que son esenciales para el funcionamiento de sus plantas termoeléctricas.

Pero, en los últimos tiempos las relaciones de Francia con Marruecos, antiguo protectorado francés hoy convertido en un importante socio comercial de su ex metrópoli, han sufrido un importante deterioro durante la presidencia de Emmanuel Macron.

El presidente galo no ha sabido comprender que los tiempos han cambiado en el Norte de África y que el viejo juego de mantener divididos y enfrentados a Marruecos y Argelia por el tema de Sáhara está tocando a su fin.

Paris se niega a aceptar que el Plan para Negociación de un Estatuto de Autonomía en el Sáhara, presentado por Marruecos en Naciones Unidas, en 2007, es la única solución realista, justa y posible para el diferendo en esa región, tal como han hecho numerosas naciones europeas, africanas, asiáticas y americanas.

El reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara, por parte de los Estados Unidos, en diciembre de 2020, abrió una nueva etapa en el balance de fuerzas dentro de este conflicto, pero París se niega a reconocerlo y a adaptar su política exterior a este cambio de reglas.

La falta de realismo del Eliseo en este tema ha terminado por agotar la paciencia de Rabat que ha comenzado a tensar las relaciones con la ex potencia colonial.

Una muestra de esa tensión fue la decisión de Marruecos, bajo expresas directivas del Rey Mohammed VI de agradecer, pero no aceptar, la ayuda francesa para hacer frente a las consecuencias del terremoto del pasado 7 de agosto. El rey de Marruecos, Mohamed VI, indicó que la mejor asistencia ahora es la útil y necesaria y que hay que evitar una ayuda masiva que puede llegar a perjudicar la buena coordinación. 

Macron no se ha resignado a lo que considera un desplante marroquí en su propia cara. Especialmente, después de que Marruecos recibiera ayuda humanitaria y equipos de rescate aportados por España, Reino Unido, Qatar y Emiratos Árabes Unidos.

Macron denunció en un mensaje por la red social X (antes Twitter), lo que denominó “controversias que no tienen cabida en la relación” existente entre ambas naciones y pidió respeto para las víctimas. 

Las palabras del presidente Macron no hicieron más que incrementar el disgusto hacia Francia, porque en Marruecos se consideró una violación al protocolo que no se empleasen los canales y procedimientos diplomáticos habituales para plantear la cuestión o incluso de que no se hicieran los anuncios a través de medios de prensa marroquíes.

Insólitamente, días después la ministra de Asuntos Exteriores, Catherine Colonna, anunció, en una entrevista a la cadena LCI en Egipto, Colonna dijo que el rey Mohamed VI de Marruecos invitó a Macron (a realizar una visita oficial al Reino Alauí) este verano cuando hablaron y apuntó que no se ha elegido hasta ahora ninguna fecha para realizarla: "Esta invitación está hecha y esperamos poder cumplirla".

 

"Las relaciones entre los dos países son antiguas, están enmarcadas por una profunda amistad entre los dos países, nuestros dos dirigentes volvieron a hablar hace unas semanas de esta visita de Estado. El presidente de la República ha sido invitado a realizar una visita de Estado (a Marruecos) que hay que hacer sin duda ahora", afirmó Colonna.

 

Al conocerse esa declaración en Marruecos causó sorpresa y disgusto. La visita del presidente francés, Emmanuel Macron, a Marruecos "no está en el orden del día y no está programada", indicó una fuente gubernamental oficial marroquí.

 

La misma fuente gubernamental oficial se sorprende de que Colonna haya tomado "esta iniciativa unilateral y se haya dado la libertad de hacer un anuncio no concertado sobre una cita bilateral importante".

Esta nueva chapuza en la política exterior francesa no hace más que sumar malentendidos y tensiones a las relaciones bilaterales entre Marruecos y Francia y es un paso más a la continua labor del presidente Macron para poner fin a la influencia de Francia en África.

Si rápidamente Francia no modifica los errores de su política exterior hacia el continente y acepta las nuevas realidades, tales como la soberanía de Marruecos sobre su Sáhara, la Françafrique será pronto tan solo un recuerdo nostálgico del neocolonialismo.

 

 

sábado, 16 de septiembre de 2023

El Magreb se viste de luto


 

El Magreb se viste de luto

Terremotos y violentas lluvias e inundaciones convierten al Norte de África en una zona de devastación con miles de muertos.

Un terremoto de siete puntos en la escala de Richter asoló el Norte de Marruecos con epicentro cercano a las montañas del Atlas. Mientras aún vibraba la tierra marroquí, las lluvias torrenciales e inundaciones provocadas por la tormenta subtropical Daniel devastaba Libia.

Ambos desastres naturales combinados arrojaron un saldo de 15.000 muertos y otro tanto de heridos, infraestructuras críticas destruidas y miles de viviendas inutilizadas.

Pero, mientras que en Marruecos las autoridades, dirigidas por el Rey Mohammed VI, reaccionaron inmediatamente movilizando todos los recursos del Reino, comenzando por el personal y equipos de las Fuerzas Armadas Reales y siguiendo por el personas de defensa civil, en la recuperación de las víctimas que permanecían atrapadas entre los escombros, asistencia a los heridos y socorro con agua, alimento y mantas a los sobrevivientes ilesos, pero que habiendo perdido sus viviendas y todo lo que tenían en el seísmo, deambulaban conmocionados por calles y plazas, muchas veces tratando de ubicar a sus familiares desaparecidos.

Mientras que la sociedad marroquí muestra un gran poder de resiliencia, es muy distinta la situación en Libia, un país de seis millones de personas, dividido entre dos gobiernos antagónicos y donde no existen los equipos de rescate especializados, socorristas capacitados o perros de rescate, porque todo en los últimos años ha girado en torno a la guerra civil.

Las inundaciones de septiembre en Libia son las más mortíferas que el Magreb ha visto en décadas. La anterior inundación importante en ese país fue en 2019, cuando cuatro personas perdieron la vida y decenas de miles resultaron afectadas. Pero la magnitud de las lluvias en 2023 no tiene precedentes en Libia.

La tormenta Daniel atravesó el Mediterráneo e impacto especialmente en el este de un país dividido y arrasado por más de una década de guerra civil tras el derrocamiento y asesinato del dictador Muhammad Gadafi, en 2011.

En los hechos, Libia esta dividida entre dos gobiernos antagónicos, uno en el Este y el otro en el Oeste, cada uno respaldado por diferentes milicias y gobiernos extranjeros. Una década de conflicto armado, con la intervención de fuerzas mercenarias, ha dejado a un país rico en gas y petróleo convertido en una ruina con su infraestructura anticuada cuando no destruida.

En ciudades como Derna, la más afectada, las autoridades ni siquiera fueron capaces de recoger los cadáveres regados por las calles.

La tormenta subtropical Daniel causó estragos e inundaciones repentinas en muchas ciudades del este de Libia, pero la peor destrucción se produjo en Derna, una ciudad de 120.000 habitantes más grande del país que fue en gran medida construida por los italianos cuando Libia era una colonia de Italia.

Derna es una ciudad costera famosa por sus casas pintadas de blanco y sus jardines de palmeras, se encuentra rodeada de montañas. Esta situada a 900 kilómetros al este de la capital de Libia, Trípoli. Está atravesada por un río estacional que permanece seco la mayor parte del año, el Wadi Derna, que fluye desde las tierras altas hasta desembocar en el mar. De esta forma, la ciudad se sitúa entre las montañas y el mar. Está protegida de las inundaciones por dos represas.

En esta ocasión las fuertes lluvias que acompañaron a la tormenta, solo en 24 horas cayó el equivalente a 18 meses de lluvia, según reportó la Organización Meteorológica Mundial, hicieron que los muros de las represas se resquebrajaran y luego colapsaran vertiendo de golpe 33 millones de litros de agua sobre el centro de la ciudad sin dar tiempo para evacuaciones de los pobladores o la adopción de otro tipo de medidas preventivas.

Una auténtica muralla de agua y barro arrastró todo a su paso dejando a la ciudad inaccesible por vía terrestre, sin servicios eléctricos, ni telecomunicaciones o agua potable. Edificios de departamentos de varios pisos se deslizaron hacia el mar, la ciudad literalmente fue tragada por el barro y el mar perdiendo el 25% de sus viviendas.

Darna está controlada por las fuerzas del Ejército Nacional Libio (LNA) que comanda el poderoso general Khalifa Hiffer, aliado al Parlamento, La Cámara de Representantes, con sede en el este de Libia y que está liderado por Osama Hamad y tiene su sede en la ciudad de Tobruk. Su rival es el Gobierno de Unidad Nacional (GUN), el único gobierno reconocido internacionalmente, tiene su asiento en Trípoli y su primer ministro es Abdelhamid Dbeibah.

Darna era un antiguo bastión del grupo terrorista yihadista Estado Islámico hasta que fue desalojado de allí.

La tormenta azotó otras zonas del noreste de Libia, una de las regiones más fértiles y verdes de un país en que tan sólo el 8% de su territorio apto para la agricultura. La zona de Jabal al – Akhdar, tiene una de las precipitaciones anuales promedio más altas del país. Allí se encuentran las ciudades de Bayda, Susa, Marj y Shahatt que también fueron muy afectadas por la tormenta como el resto de la costa hasta Bengasi. Los expertos estiman que hasta 1,8 millones de personas han sido afectadas a las lluvias torrenciales e inundaciones.

En Libia, ante la falta de recursos, la ayuda internacional se convirtió en esencial para paliar los efectos del desastre natural. Los Estados Unidos enviaron fondos de emergencia. Mientras que Egipto, Túnez, Argelia, Jordania, Francia, Italia, Emiratos Árabes Unidos y Turquía se hicieron presentes en Libia con socorristas, personal médico, alimentos, agua potable y mantas para abastecer a los damnificados.

Desde un primer momento ONG como la Cruz Roja Internacional, la Medialuna Roja y la Organización Mundial para la salud desplazaron socorristas y enviaron ayuda humanitaria.

El GUN, por su parte, envió un avión con 14 toneladas de equipos médicos, medicamentos y bolsas para cadáveres.

No obstante, la división del país entre dos gobiernos antagónicos dificulta considerablemente las labores de rescate y seguramente también será un serio obstáculo para la posterior reconstrucción del país. Por lo cual, la formación de un único gobierno nacional libio debería ser una prioridad.

Estos terribles fenómenos naturales ponen en evidencia la vital importancia que tiene la reconstrucción y puesta en vigencia de la Unión del Magreb Árabe para dinamizar la solidaridad regional e impulsar la reconstrucción de los países afectados haciendo un mejor aprovechamiento de los recursos humanos y materiales.

 

 

jueves, 14 de septiembre de 2023

El Rey Mohammed VI auténtico motor de la reconstrucción de Marruecos


 


Tras el devastador terremoto del 8 de septiembre que causó más de tres mil muertos el Rey de Marruecos se ha convertido en el motor que impulsa la reconstrucción del Reino.

En medio del dolor, el llanto y el luto por los más de tres mil muertos y cinco mil heridos provocados por el violento terremoto que en a las 11.30 horas de la noche del viernes 8 de septiembre asoló sin piedad el norte de Marruecos los marroquíes bajo la conducción de su Rey Mohammed VI han iniciado la dolorosa tares de buscar sobrevivientes entre los escombros e iniciar las tareas de reconstrucción.

El seísmo de siete puntos en la escala Richter, tuvo epicentro a 18,5 kilómetros de profundidad en la localidad de Ighlil, en la provincia de Al Haouz, situada entre Marrakech y Agadir. Este movimiento telúrico es el de mayor gravedad ocurrido en el Norte de África.

Desde un primer momento, el Rey Mohammed VI impartió distintas directivas y comandó el esfuerzo estatal socorrer a las víctimas, asistir a la población afectada, restaurar los servicios públicos y mitigar los daños y efectos negativos provocados por el terremoto.

Inmediatamente, el Rey ordenó la participación de las Fuerzas Armadas Reales que desplegaron importantes recursos humanos y logísticos, aéreos y terrestres, así como módulos de intervención especializados, en tareas de búsqueda y salvamento, entre ellos un Hospital Médico Quirúrgico de campaña.

Inmediatamente el personal de las FAR y la Gendarmería se abocaron al rescate de los heridos y los cuerpos de los fallecidos que permanecían atrapados entre las ruinas, a la evacuación de heridos y la distribución de agua potable, alimentos y mantas entre los sobrevivientes que perdieron todo en el seísmo.

Cabe destacar que, en algunas áreas montañosas de la cordillera de Atlas, cercanas al epicentro del sismo, los efectivos de las FAR debieron acceder a las poblaciones afectadas a pie debido a que los caminos se encontraban obstruidos.

Los servicios de emergencia se han movilizado en masa en las ciudades de la región como Marrakech, una de las más afectadas. En Marrakech se ha registrado gran destrucción en las viviendas. La famosa Muralla Roja que rodea el casco histórico presenta diversas rajaduras y destrucciones. En la medina, donde la mayoría de las viviendas son muy antiguas y construidas con adobe se registro una importante destrucción que también afectó a lugares históricos como la mezquita Kutubia.

En un primer momento, Marruecos rechazó la ayuda ofrecida por diversos países y organizaciones internacionales hasta poder coordinar esa ayuda para hacerla más efectiva.  Finalmente, Marruecos aceptó con posterioridad la colaboración de equipos de rescate especializados de España, los Emiratos Árabes Unidos, Qatar y el Reino Unido.

Los destacamentos de los países presentes sobre el terreno para apoyar los esfuerzos de rescate han operado bajo expresas directivas de las autoridades marroquíes y ya tenían su zona de trabajo asignada previamente a su arribo a Marruecos.

En el corazón de las decisiones con respecto a la forma y que funciones debían desarrollar cada organismo en las operaciones de rescate, asistencia a las víctimas y distribución de alimentos y abrigos desde un primer momento y a toda hora estuvo el Rey Mohammed VI acompañado del Mulay Hassan.

Después de coordinar las operaciones desde Rabat, el martes 12, Su Majestad Mohammed VI visitó el Centro Hospitalario Universitario Mohammed VI de Marrakech donde donó sangre para los heridos y visitó a las víctimas del terremoto que se encontraban convaleciente de sus heridos en ese nosocomio.

El soberano alauí se informó del estado de salud de las víctimas del terrible seísmo que eran allí atendidas y les ofreció su afecto y contención moral a ellos y a sus familiares, evidenciando que la monarquía marroquí sigue trabajando incasablemente y con todos los medios a su alcance para asistir a los afectados y reconstruir las zonas más afectadas por el desastre sísmico.

Marruecos enfrenta una tarea titánica, afrontar el duelo por las víctimas fatales, socorrer a los heridos y a aquellos que lo han perdido todo en esta tragedia.

Luego vendrá la ardua labor de reparar los daños, reconstruir las infraestructuras y edificaciones dañadas y retomar la senda del crecimiento económico de las últimas dos décadas. Para ello cuenta con el alto espíritu de resiliencia de su pueblo y la sabia y valiente conducción de su Rey Mohammed VI. Por lo tanto, la misión será dura y difícil de cumplir, pero no imposible. Seguramente, Marruecos saldrá de la adversidad fortalecido y más pujante que antes.

 

martes, 12 de septiembre de 2023

El kirchnerismo prepara el “Plan Bomba”


 

Aceptando su derrota en las elecciones de octubre, el kirchnerismo prepara un “Plan Bomba” que haga fracasar al próximo gobierno y permita su pronto retorno al gobierno.

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A cuarenta días de la primera ronda de votación en las elecciones generales del próximo 22 de octubre los argentinos parecen más preocupados por saber que ocurrirá el 11 de diciembre (es decir, el día después de la asunción del nuevo gobierno) que por saber quién será el nuevo presidente.

Saben que si triunfan Javier Milei de La Libertad Avanza (LLA) o Patricia Bullrich de Juntos por el Cambio (JxC) habrá “dolarización” o “economía bimonetaria” respectivamente, pero ambos aplicarán una receta similar: reducción del Estado, ajuste del gasto fiscal, apertura de la economía, reducción de la carga impositiva, reforma laboral, eliminación de los piquetes, etc.

Las diferencias entre las propuestas de gobierno de Mieli y Bullrich son menores de lo que aparentan en el fragor de la contienda electoral. Ambos pretenden aplicar las reformas que proponen mediante políticas de shock que pueden generar fuertes resistencias sociales.

Sus diferencias son de estilo discursivo de hombres y de las alianzas que han forjado para llegar a la instancia de disputar la presidencia.

Posiblemente Javier Milei será más radical y vehemente en la implementación de sus propuestas, lo cual genera dudas sobre si será capaz de llevarlas a cabo o se quedará en el intento, incluso si al concretarlas se producirá una reacción violenta y organizada por parte de algunos sectores de la sociedad.

En el caso de Patricia Bullrich las dudas surgen en saber si JXC, como alianza electoral de partidos que mantienen diferencias políticas e ideológicas, resistirá sin fragmentarse. Hay serias dudas de que al menos un sector de la U.C.R. (especialmente el grupo “Evolución” liderado por el senador Martín Lousteau, diputado y vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti y el eterno Enrique “Coti” Nosiglia) y la Coalición Cívica acompañen con sus legisladores la propuesta de gobierno impulsada por Bullrich.

Basta con pasar revista a la votación sobre la estatización de YPF, una dudosa maniobra de Cristina Kirchner que costará al país 16.000 millones de dólares en un juicio en los Estados Unidos, donde puede verse claramente que mientras Bullrich y los legisladores del PRO votaban en contra, los legisladores radicales y de la Coalición Cívica acompañaron con su voto a los diputados kirchneristas.

Resulta evidente, que más allá de que se pretenda disimular con verborragia electoral, Bullrich, Macri y López Murphy están más cerca ideológicamente de Milei que de sus socios de la U.C.R y la Coalición Cívica.   

Además, tanto Milei como Bullrich, si alguno de ellos llega a la presidencia, necesitará de los votos de otro para gobernar y aplicar sus propuestas reformistas.

Por lo tanto, después de los comicios, Milei y Bullrich deberán recomponer sus relaciones olvidando los agravios propios de la competencia electoral si quieren seguir teniendo protagonismo político.

Con respecto a un eventual (y poco probable) triunfo del ministro candidato Sergio Massa las dudas sobre lo que piensa hacer son totales.

Massa es actualmente el candidato más conservador que propone no cambiar nada ni tocar ninguno de los privilegios de que goza la casta política, gremial y empresarial, ni cambiar las reglas de juego de una economía en crisis.

Massa es actualmente el candidato más conservador que propone no cambiar nada ni tocar ninguno de los privilegios de que goza la casta política, gremial y empresarial. El candidato oficialista no solo ha eludido decir que hará con la economía si resulta electo presidente, sino que hasta el momento no ha explicado quién ocupará el ministerio de Economía ni quienes forman su equipo económico.

Si Massa tiene soluciones para la crisis que vive la Argentina, las mantiene ocultas bajo siete llaves. Tampoco a explicado porque no ha implementado esas soluciones en el año que lleva como ministro de Economía. Mucho menos ha aclarado que opina la silenciosa pero omnipresente Cristina Kirchner sobre sus planes de gobierno.

Eso siempre que el crea en los planes de gobierno. Porque el presidente Alberto Fernández ha dicho que no cree en los planes de gobierno ni en los méritos profesionales para elegir funcionarios, algo que resulta evidente viendo los resultados de su gobierno.

Cuesta creer que el CEO de una empresa pretenda gestionarla sin un plan de trabajo muy bien estructurado para orientar su gestión. Mucho menos si esa empresa es la República Argentina.

No obstante, el presidente Alberto Fernández se mantuvo en la Casa Rosada durante cuatro años sin contar con un plan de gobierno. Fernández fue presidente, pero no gobernó. En realidad, durante los últimos cuatro años, en Argentina debido a las continuas confrontaciones entre Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa nadie gobernó.

La prueba está a la vista: el peso se devaluó 609% frente al dólar, la inflación acumulada fue de 324%, el Banco Central no cuenta con reservas, las empresas han paralizado sus actividades por falta de insumos y repuestos importados debido a la carencia de divisas, el país lleva meses en recesión, la pobreza registrada afecta a más del 40% de los argentinos y tres de cada diez jóvenes de entre 18 y 24 años no estudia ni trabaja de manera remunerada.

Con este terrible legado, que el ministro de Economía aspire a competir en la segunda ronda electoral y aspire a ser presidente constituye un desafío a la ley de gravedad.

El Plan Bomba

Dentro del Instituto Patria algunos acarician la idea de que el próximo gobierno fracase rápidamente y habrá paso a una nueva convocatoria electoral pocos meses más tarde, donde el peronismo kirchnerista tendría la posibilidad de retornar al gobierno con un candidato que realmente lo represente.

El kirchnerismo duro no confía en Sergio Massa ni lo considera candidato ganador. No le preocupa salir segundos o hasta terceros en las elecciones de octubre. Lo que realmente les quita el sueño a los kirchneristas es perder el poder y los beneficios de todo tipo que este otorga.

Por lo tanto, todas sus elucubraciones giran en torno a como retener espacios de poder y como volver a ser gobierno los más rápido posible. Se han convencido de que son los únicos capaces de gobernar el país sin que se agudicen los conflictos sociales y que los sectores populares pierdan sus “conquistas”.

Para acelerar este proceso de retorno, planean dejar una situación socioeconómica aún más compleja. Para contribuir a ello, Massa congeló las tarifas de gas, luz y transporte en el área metropolitana, suspendió por tres meses los incrementos en las cuotas de la medicina prepaga y estabilizó al dólar oficial, pese a que -tras la devaluación de agosto- ya quedó atrasado. Mientras la inflación mensual desbocada se sitúa por encima del 10%.  

El país se está convirtiendo en una auténtica olla a presión que deberá destapar el próximo gobierno.

La situación será aún más grave sin un candidato opositor se impone en la primera vuelta. En ese caso, los cincuenta días hasta la transmisión del mando (donde convivirán un presidente electo, otro saliente y un derrotado ministro de Economía despidiéndose del cargo sin ningún tipo de apoyo político) convertirán al país en una suerte de tierra de nadie. Hoy es difícil saber cómo transitará el país ese período.

Tampoco trae tranquilidad imaginar a un nuevo presidente asumiendo el cargo el 10 de diciembre con la responsabilidad de enfrentar los habituales saqueos de fin de año, el pago de aguinaldos y sueldos sin recursos y al mismo tiempo los reclamos y maniobras de los funcionarios y empleados kirchneristas obligados a dejar sus cargos políticos.

Voluntaria o involuntariamente el kirchnerismo le está dejando al futuro gobierno una bomba de tiempo con una mecha muy corta ya encendida. De cómo desactive esta bomba el nuevo presidente dependerá el futuro del país, gane quien gane.