jueves, 31 de diciembre de 2020

HISTÓRICO ACUERDO DE INVERSIONES ENTRE CHINA Y LA UNIÓN EUROPEA


 

El Acuerdo Bilateral de Inversiones suscripto con la Unión Europea constituye un claro y decisivo avance del gigantes asiático en el escenario internacional y una nueva preocupación para los Estados Unidos.

Bien podríamos imaginarnos, sin temor a equivocarnos, a Úrsula von de Leyen, presidenta de la Comisión Europea, diciéndole al presidente electo estadounidense Biden: “Lo siento Joe no es nada personal. Son sólo negocios”.

Con esa emblemática frase de Michael Corleone en el film El Padrino, la dirigente comunitaria podría resumir la firma del acuerdo bilateral de inversiones entre la Unión Europea y China, dos de los mayores mercados del mundo.

La Unión Europea y China estuvieron negociando el acuerdo ahora firmado desde 2013. China es el principal socio comercial de la Europa comunitaria con intercambios de mil millones de dólares por día. Mientras que para China la Unión Europea es también su principal socio comercial.

En un acto de realpolitics diplomática y económica la Unión Europea abandono sus objeciones a China por negarse a ratificar los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el trato dado a los musulmanes uigures de la región de Xinjiang o a los disidentes que defienden la autonomía de Hong Kong entre otras objeciones vinculadas con los derechos humanos en ese país.

El acuerdo de inversiones entre ambos bloques abrirá la puerta a que las empresas europeas puedan operar en el país asiático, eliminando trabas y limitaciones legales que han impedido que las empresas del espacio comunitario tengan el mismo acceso al mercado chino que las empresas del país asiático han tenido al mercado europeo.

Entre las limitaciones que elimina el nuevo acuerdo figuran los impedimentos que obligan a las empresas extranjeras a contar con un socio chino para operar libremente en el país asiático. También facilita las inversiones europeas al eliminar la transferencia forzada de tecnología y otras prácticas chinas consideradas “distorsivas” en Occidente.

Por su parte, el gigante asiático, a través de este acuerdo, obtiene un acceso pleno al mercado europeo suprimiendo las protecciones aplicadas por la Unión Europea para sus sectores “estratégicos”.

Huawei, su líder mundial en telefonía inteligente, por ejemplo, estaba hasta ahora excluido del mercado de equipos para la red 5G en muchos de los países de la Unión. Así, Beijing que esta avanzando en la tecnología 6G, obtiene garantía de acceso pelo a los mercados públicos del bloque europeo en los sectores de telecomunicaciones y las infraestructuras de energía.

UN NUEVO PASO DE CHINA HACIA EL PREDOMINIO MUNDIAL

La importancia de China para el mundo es cada vez mayor. En los últimos 10 años, más de 35% del crecimiento de la economía mundial ha sido obra de la demanda china.

La tendencia se aceleró con 74,6% de aumento del producto (+6,2% a +6,4%) en 2019 que fue obra del consumo doméstico, acompañado por un alza de los ingresos individuales reales de 8,1% anual en este periodo, por encima del PBI nominal.

El resultado fue que, a partir de 2008, el saldo neto de la balanza comercial ha sido nulo o negativo; y el superávit de cuenta corriente que ascendió a +11% del PBI en 2007 (+14% si se le suma la inversión extranjera) ahora es cero o negativo.

De ahí que 98% del auge de la economía china fue obra de la demanda doméstica. Esto hace que China dependa cada vez menos de la economía mundial para expandir su PBI, el segundo del mundo (US$13.9 billones).

Este fenómeno central de la economía mundial está acompañado por un alza excepcional de su intercambio global. En ese contexto, China se transformó en la principal potencia exportadora global a partir de 2009, superando a los Estados Unidos y Alemania.

También se convirtió en la principal nación comercial del sistema (exportaciones + importaciones) a partir de 2013, con una participación en el intercambio mundial sólo superada por Gran Bretaña en la Primera Revolución Industrial (1780/1840). La participación china en el comercio mundial de bienes pasó de 1,9% del total en el año 2000 al 11,4% en 2019. Sobre 186 países en el mundo, China es el mayor socio comercial de 144.

La transnacionalización de las compañías chinas también se intensificó; y el número de empresas de esa nacionalidad que operan en el mundo creció 16% anual a partir de 2010 (pasó de 10.167 a 37.164 desde entonces).

El Índice Global Fortune 500, que fija cuáles son las 500 principales empresas trasnacionales del mundo, incluyó a 110 compañías chinas en 2018 (126 firmas son estadounidenses); y en el 1% de las que ofrecieron mayores ganancias, 10% son chinas (eran 1% en el período 1995 - 1997).

Este proceso de participación en el mundo no es sólo de las compañías chinas. El total de estudiantes de posgrado chinos en el extranjero ascendió a 608.400 en 2018, dieciséis veces más que en año 2000, y más de 350.000 estudian en universidades y centros de investigación de los Estados Unidos.

El gasto en investigación y desarrollo científico y tecnológico de China se multiplicó por 32 veces en las últimas dos décadas: de U$S 9.000 millones de dólares Enel año  2000 a U$$ 293.000 millones en 2018; el segundo del mundo después de Estados Unidos.

Todo esto ha ocurrido cuando las importaciones de patentes y propiedad intelectual han crecido incesantemente. En 2017, China importó tecnologías (pago de patentes) por U$S 29.000 millones; y 31% de ese total provino de los Estados EE.UU., 21% de Japón, y 10% de Alemania.

La integración del sector de alta tecnología del sistema productivo chino (economía digital) con el sistema global es prácticamente total; y al gigante asiático le corresponden más de 40% de las ventas globales de Internet móvil (smartphones) en 2018; y el porcentaje de vehículos eléctricos que produce y vende superó 64% del total global.

El correlato de este hecho es que las diez principales high tech estadounidenses, encabezadas por Apple, obtienen entre el 14% y el 30% de sus ingresos del mercado chino.

Junto con los Estados Unidos, China está a la cabeza de la innovación tecnológica, sobre todo en las tres tecnologías decisivas del siglo XXI: Inteligencia Artificial (AI), Internet de las Cosas (IoT) y robotización. Esto obliga estructuralmente a China a acentuar su integración al mundo, sobre todo con los Estados Unidos.

La regla es la siguiente: a medida que se incrementa la complejidad y densidad del desarrollo tecnológico, la cooperación entre China y los Estados Unidos se hace cada vez más necesaria, en especial respecto a la tecnología crucial de la nueva revolución industrial, que es la Inteligencia Artificial (AI). En ella, China disputa la primacía con los Estados Unidos en un proceso inseparable de competencia y cooperación.

Más de 58% de la población china integrará el segmento de “alta afluencia” en 2030 (U$S 45.000 a U$S 55.000 anuales), con un nivel de consumo que sería 65% al 70% del estadounidense.

El objetivo chino es lograr que la “economía digital” abarque 60% del producto en 2030; y para eso es esencial la participación de las empresas High Tech estadounidenses. El stock de inversión extranjera (IED) alcanza hoy a U$S 2,4 billones, y se duplicaría en los próximos diez años.

El acuerdo con los Estados Unidos es el próximo paso para la diplomacia china; y lo que el presidente Xi deberá negociar lo más pronto posible con la Administración Biden cuando esta asuma el pleno control del país.

sábado, 26 de diciembre de 2020

NO ME ARREPIENTO NI OLVIDO


 

Comentario al libro de memorias del militante peronista y nacionalista católico Enrique “El mono” Graci Susini.

Los libros editados por el autor, especialmente si se trata de memorias, son por su rareza las joyas principales de cualquier biblioteca por tratarse de ediciones de pocos ejemplares y que por tanto no suelen ingresar en el sistema de distribución de las grandes cadenas de librerías.

Sin publicidad, con pocos ejemplares y escasos puntos de venta al cabo de pocos años el investigador encuentra referencias al libro en algunos autores pero el libro en cuestión es inhallable.

De hecho he tenido muchos inconvenientes para conseguir mi ejemplar. Tome noticia de este a través de un encuentro casual en la Avenida Córdoba con Freddy Zarattini quien me invitó a asistir a la presentación del libro esa misma tarde y así también poder reunirme con algunos amigos comunes. Lamentablemente no pude asistir por problema de agenda, especialmente por vivir a 75 km de la ciudad de Buenos Aires.

Finalmente en medio del aislamiento generado por la pandemia y gracias a las compras por internet pude conseguir un ejemplar del libro.

No me arrepiento ni olvido consta de 397 páginas, impreso con una amplia galera y un tamaño de letra bastante reducido para reducir el número de páginas y por ende los costos. Lo cual se comprende plenamente por la necesidad de bajar costos cuando se trata de una edición en que el autor asume la inversión económica que demanda la publicación y, como hemos mencionado, no cuenta con un sistema de comercialización que le permita recuperar el dinero invertido.

En el prólogo, el Dr. Bernardino Montejano dice: “El libro aparece para mi gusto demasiada violencia: desafíos, puñetazos, pistolas, a veces sangre. Esto desfigura la realidad de mi amigo, hombre recto, justo, bondadoso, pacífico en el fondo, a veces a pesar de las apariencias.” Apreciación que suscribo, agregando que quizás hay también demasiados duros adjetivos sobre algunos personajes que podrían haberse ahorrado.

Enrique Graci Susini ha tratado de realizar una síntesis nada fácil entre peronismo, nacionalismo y catolicismo militante. Aunque resulta muy difícil comprender cuanto tiene de peronista Graci que expresa su repudio hacia todos los gobiernos peronistas posteriores a 1955.

Graci Susini no ahorra duras críticas contra Héctor J. Cámpora, Carlos S. Menem, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.

Curiosamente, solo tiene un cálido recuerdo para María Estela Martínez Carta de Perón. Pocos peronistas y aún menos argentinos pueden compartir esa opinión sobre “La Señora”.

A lo largo de su agitada vida, “El mono Graci” ha sufrido por su militancia política una muy desproporcionada cuota de cárcel, exilio y torturas, que sin embargo no parecen haber logrado quebrar su espíritu rebelde ni sus ideales.

Si bien, no ha desempeñado cargos públicos relevantes – su paso más destacado por la función pública fueron los tres años en que se desempeñó como Jefe de Policía de la provincia de San Juan (1973 – 1976)- ha sido testigo y protagonista de muchos acontecimientos relevantes de la política en la segunda mitad del siglo XX.

Su conducta personal de honradez y apego a los principios del nacionalismo y del catolicismo le granjearon la amistad de gran número de figuras relevantes de la política y la cultura de su tiempo de los cuales el autor da detallada cuenta a lo largo del libro.

No es posible pasar por alto que Graci es muy duro con algunos conocidos y amigos peronistas por su apoyo, especialmente, a los gobiernos de Carlos Menem o del matrimonio Kirchner mientras que omite toda crítica de este hecho con respecto a otros personajes muy cercanos a sus afectos como: Hugo Anzorreguy, Gerardo Conte Grand, José Luis Gioja o Juan Bautista “Tata” Yofre.

Aunque en el caso de Gerardo Conte Grand, es necesario aclarar que luego de ser funcionario de Menem y parte del Grupo Talcahuano, que apoyó inicialmente a Néstor Kirchner, no sólo se apartó de ambos mandatarios, sino que los enfrentó decidida y públicamente cuando sus fallas éticas (y delitos) se hicieron evidentes.

Entre las muchas anécdotas mencionadas por Graci Susini en sus memorias posiblemente la más conmovedora de todas sea la mención del Secretario de Inteligencia de Carlos Menem, el Dr. Hugo Anzorreguy, invitando al casamiento de su hija a su amigo Enrique Graci Susini, el 5 de octubre de 1990.

Anzorreguy no ignoraba que la gente de Mohammed Alí Seineldín preparaban un alzamiento (que finalmente estalló el 3 de diciembre de 1990) en el que Graci tenía un papel relevante. Entonces le dice a su amigo: “Pase lo que pase, te quiero mucho”. Poniendo la amistad por encima de las pasiones políticas del momento.

Tengo demasiados puntos en común con Enrique Graci Susini, comenzando por nuestro paso por las aulas del Liceo Militar General San Martín y siguiendo por un puñado de amigos y conocidos cuyo tiempo hemos compartido (aunque Graci ha vivido una década más que yo); como para poder ser objetivo.

Sin embargo, encontré a “No me arrepiento ni olvido” un libro de fácil y agradable lectura, lleno de interesante anécdotas, recuerdos, retratos de personas y relatos de acontecimientos que enriquecerán cualquier visión que el lector pueda tener de la política argentina entre 1955 y 2019.

Por lo tanto, la recomendación es que el lector realice el esfuerzo de conseguir un ejemplar antes de que se agote la edición. Algún día valorará este consejo.

 

viernes, 25 de diciembre de 2020

LA DIPLOMACIA DEL REY MOHAMMED VI CAMBIA EL MAPA GEOPOLÍTICO DEL NORTE DE ÁFRICA Y MEDIO ORIENTE


 

La recepción en Rabat de una delegación conjunta de empresarios y políticos de los Estados Unidos e Israel que llegaron en primer vuelo comercial desde Tel Aviv y la firma de seis acuerdos trilaterales están modificando el mapa geopolítico en el Mediterráneo.

El arribo a Rabat, el pasado martes 22 de diciembre de una delegación estadounidense israelí es la culminación de dos años de discretas negociaciones diplomáticas llevadas a cabo por el rey Mohammed VI para lograr el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara por parte de los Estados Unidos.

Dicho reconocimiento se hizo oficial el 4 de diciembre cuando el presidente Donald Trump firmó una “proclamación presidencial” aceptando dicha soberanía acompañada de una modificación de los mapas empleados por los distintos departamentos de los Estados Unidos.

Este hecho marca una nueva etapa en las relaciones entre ambas naciones. Marruecos no solo fue el primer país del mundo en reconocer la independencia americana en 1777, sino que es aliado extra-OTAN de los Estados Unidos y el único país africano que tiene un acuerdo de libre comercio con Washington.

Entre otros ámbitos, Rabat y Washington mantiene una estrecha cooperación en el campo de la seguridad militar y realizan maniobras militares conjuntas. Recientemente ambos países han suscripto un memorando de entendimiento sobre la implementación de una hoja de ruta que permitirá al reino magrebí fortalecer una industria militar nacional.

Para los Estados Unidos, Marruecos constituye un aliado clave para preservar la seguridad y estabilidad en el Norte de África y en el flanco Sur del Mediterráneo.

También es un importante actor para el logro de la paz en Medio Oriente. Rabat mantiene con respecto a esa región una clara posición diplomática basada en tres principios fundamentales: una solución basada en dos Estados que convivan en paz y seguridad, la negociación entre las partes interesadas como camino a dicha solución y la preservación del carácter árabe islámico de la ciudad santa de Al Quds – Jerusalén.

Recordemos que el Reino de Marruecos es el único país árabe que reconoce su herencia hebrea en el texto de su Constitución. El Preámbulo de la Ley Fundamental marroquí reconoce que la identidad nacional forma una “unidad, forjada por la convergencia de sus componentes árabe – islámico, amazigh y saharo-hassani, se nutrió y enriqueció con sus componentes africanos, hebreos y mediterráneos.”

Es en este contexto que el rey Mohammed VI abrió el martes por la tarde las puertas de su palacio real en Rabat para ofrecer una recepción oficial a una delegación conjunta estadounidense – israelí, arribada en el primer vuelo directo de una avión de la empresa aérea israelí El Al, encabezada por Jared Kushner, yerno y asesor del presidente Donald Trump y el Asesor de Seguridad Nacional del Estado de Israel, Meir Ben Shabbat y un conjunto de empresarios y funcionarios de ambos países.

En el marco de la visita de la delegación estadounidense – israelí se suscribieron seis acuerdos y una Declaración Conjunta Marruecos, Estados Unidos e Israel.

En función de estos acuerdos Marruecos recibirá tres mil millones de dólares para proyectos de inversión privada en el país y en otros estados africanos.

El resto de los documentos suscriptos contemplan medidas que conciernen a la autorización de las compañías aéreas israelíes para transportar a los miembros de la comunidad judía marroquí y a los turistas israelíes a Marruecos, la plena reanudación de los contactos y las relaciones diplomáticas y oficiales con Israel, la promoción de cooperación económica bilateral, gestión del agua, asistencia aduanera y la actuación con vistas a reabrir las oficinas de enlace en Rabat y Tel Aviv dentro de dos semanas.

Cabe mencionar que la comunidad judía en Marruecos comprende a cuatro mil personas y, en 2019, unos 70.000 israelíes visitaron el reino alauí, con estos acuerdos la cifra de turistas de ese origen podría duplicarse debido a que un millón de los nueve millones de ciudadanos israelíes tienen origen marroquí y mantienen la cultura y las costumbres del país de sus antepasados. Incluso conservan un especial reconocimiento y afecto hacia la monarquía alauí y, en especial, hacia el rey Mohammed VI.

Aunque las relaciones oficiales entre los dos países estuvieron congeladas desde 2002, algunas empresas israelíes siguieron invirtiendo en Marruecos, y el valor del comercio entre los dos países ascendió a 149 millones entre 2014 y 2017, según la Oficina Israelí Central de Estadísticas.

El mejor ejemplo de una inversión israelí exitosa es la compañía de riego por goteo “Netafim”, que se ha implantado desde 2017 en Marruecos y ha invertido 2,9 millones de dólares en el país magrebí, donde opera en la mayoría de sus regiones agrícolas.

No obstante, la evolución de las relaciones diplomáticas y de cooperación entre Marruecos e Israel, no está sujeto a un cronograma específico sino que será fruto del natural desenvolvimiento de la dinámica política y económica de ambos Estados y a la situación internacional en general.

La concreción de estos convenios con la decisiva intervención del rey Mohammed VI posicionan a Marruecos como un actor central de la política regional.

martes, 22 de diciembre de 2020

EL SEÑOR PRESIDENTE Y SUS MINISTROS


 

Los recientes cuestionamientos públicos a “funcionarios que no funcionan” y la exhortación para quienes dentro del gobierno “tengan miedo o que no se animen” a que se busquen “otro laburo”, por parte de Cristina Kirchner, amenazan la estabilidad del presidente Alberto Fernández.

En algunas ocasiones a los hombres les cuesta reconocer la fuente de sus males. En tiempos del Imperio Zarista, por ejemplo, cuando el pueblo ruso sufría abusos de los funcionarios se consolaba diciendo: “Si el padrecito Zar supiera lo que roban sus ministros los castigaría severamente.” Olvidando que era precisamente el Zar quien los había nombrado ministros y les permitía cometer sus tropelías.

Más tarde, al transformarse luego Rusia en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, el pueblo padeció la “guerra al Kulak”, la hambruna en Ucrania y el terror estalinista.

Cuando Stalin comenzó a purgar a sus enemigos reales o imaginarios en el Partido Comunista de la URSS, los viejos bolcheviques, que creían en la infalibilidad del Partido, cuando eran recluidos en oscuras mazmorras de la NKVD, la policía secreta estalinista, a la espera de un disparo en la nuca o un condena de por vida en los campos del Gulag, se consolaban pensando algo similar. “Si el camarada Stalin error que cometen conmigo -se decían en medio del terror y la angustia- me liberaría inmediatamente y encarcelaría a los responsables de esta injusticia.”

Incluso algunos de estos infortunados escribieron largas cartas apelando al Camarada Stalin, denunciando su situación y señalando sus muchos servicios al Partido y a la Revolución.

Los infortunados bolcheviques que eran “purgados” ignoraban que era precisamente el “camarada Stalin” quien firmaba, luego de revisarlas detenidamente, cada una de las listas de personas a ser ejecutadas o encarceladas como “enemigos del pueblo”.

Una ceguera similar afecta a muchos militantes peronistas con respecto a los crímenes de la Triple A. Los peronistas no dudan en responsabilizar exclusivamente al “brujo” José López Rega por los crímenes de la Triple A. Como si, estando vivo y en uso pleno de sus facultades el presidente Juan D. Perón, un simple cabo retirado de la Policía Federal con inclinaciones esotéricas fuera capaz de organizar un grupo parapolicial.

El ministro de Bienestar Social designado por Perón fue capaz de crear una banda terrorista de tal envergadura que podía asesinar en las calles de Buenos Aires a un diputado nacional (Rodolfo Ortega Peña), atentar contra un senador opositor (Hipólito Solari Yrigoyen), sacerdotes (como Carlos Mujica) e intelectuales (tales como Silvio Frondizi), además de muchos otros militantes políticos con total impunidad.

La ceguera de los peronistas los lleva a ignorar las reiteradas declaraciones del General en favor de crear un “somatén” (denominación catalana para los grupos parapoliciales) para enfrentar a las organizaciones que en la década de 1970 practicaban la lucha armada (especialmente los seudo peronistas de Montoneros).

También pasan por alto que el presidente Perón nunca condenó explícitamente los crímenes de la Triple A, ni ordenó una seria investigación de sus actividades.

Si la triple A pudo operar con impunidad fue gracias a la protección y apoyo que recibía por parte del general Perón. La prueba está en que fue desarticulada rápidamente al poco tiempo de su muerte.

Incluso Nicolás Maquiavelo, hace quinientos años se ocupó de la relación entre los ministros y el gobernante que los elige. En el Capítulo XXII “De los secretarios de los príncipes” de su libro “El Príncipe” señala Maquiavelo: “Uno de los puntos más importantes y que da medida de la prudencia de los príncipes es la elección de sus ministros. Es a favor de esto como se forma una primera opinión a propósito de él: cuando los ministros son hábiles y fieles, se le cree siempre prudente; cuando no lo son, esta primera elección hace siempre que se lo juzgue desfavorablemente.” […] “Cuando un príncipe sabe distinguir lo que es útil de lo que es perjudicial, puede, sin ser un hombre genial, juzgar la conducta de sus ministros y alabar o censurar de modo que éstos, perfectamente convencidos de que no pueden engañarle, le sirven con celo y fidelidad.”

Tanto Cristina Kirchner como Alberto Fernández deberían repasar a Maquiavelo (si es que alguna vez lo leyeron) porque El Florentino esta diciendo que un príncipe vale tanto como lo que valen sus funcionarios.

Por lo tanto, si los funcionarios no funcionan es responsabilidad del Presidente de la Nación y Cristina Kirchner como jefa de su movimiento lo que esta haciendo es reclamar públicamente la renuncia de quién los designó.

Lo curioso es que la vicepresidente y presidente del Senado de la Nación, que en un año nunca se refirió a la pandemia, al aumento de la pobreza, la crisis recesiva que afecta a la economía, el desempleo o la negociación con el FMI, ahora se desespera por señalar que el Presidente que ella misma eligió no funciona, tiene miedo, y no es capaz de solucionarle a ella y a sus hijos sus problemas judiciales.

Cristina Kirchner prácticamente demanda la renuncia del presidente porque este se niega a atropellar a la República, atentar contra la división de poderes y terminar con la independencia de la Corte Suprema de Justicia únicamente para asegurar su impunidad.

Mientras que, Alberto Fernández parece demorase en solucionar las causas judiciales de su Vicepresidenta menos por fidelidad a los principios republicanos que por su  temor a que una vez eliminados estos obstáculos que limitan a Cristina Kirchner está se lance a la conquista plena de la presidencia descartando a su “delegado”.

Mientras Alberto Fernández y Cristina Kirchner libra su guerra de declaraciones el resto de los argentinos, indiferentes a las urgencias de sus gobernantes, tratan de sobrevivir a los problemas económicos, la pandemia y la inseguridad mientras buscan la manera de poner pan dulce y sidra en sus mesas navideñas.

 

domingo, 20 de diciembre de 2020

ATAQUE AL BATALLÓN DEPÓSITO DE ARSENALES 601 “CORONEL DOMINGO VIEJOBUENO”


 

 

El 23 de diciembre de 1975 tuvo lugar la operación de mayor envergadura, por la cantidad de efectivos empleados, que el terrorismo llevó a cabo en el ámbito urbano de Argentina. Ese día el autodenominado “Batallón José de San Martín del PRT–ERP” atacó al Batallón Depósito de Arsenales 601 “Coronel Domingo Viejobueno”, ubicado en la localidad de Monte Chingolo, en la provincia de Buenos Aires.

 

UN NUEVO MONCADA:

          

El 23 de diciembre de 1975, bajo el gobierno constitución asumido el 12 de octubre de 1973, en ese momento en manos de la presidenta María Estela Martínez Carta de Perón, tuvo lugar la operación de mayor magnitud, por los delincuentes involucrados y por las dimensiones del objetivo atacado, que llevó a cabo el terrorismo latinoamericano en el ámbito urbano: el ataque al Batallón Depósito de Arsenales 601 “Coronel Domingo Viejobueno” del Ejército Argentino, sito en la localidad bonaerense de Monte Chingolo, al sur de la ciudad de Buenos Aires, a tan solo veinte kilómetros de la Casa Rosada.

 

Con esta acción, el secretario general del Partido Revolucionario de los Trabajadores y comandante supremo del Ejército Revolucionario del Pueblo, Mario Roberto Santucho (1936 – 1976), pretendía realizar un operativo que por su audacia, impacto y trascendencia hiciera olvidar el fracaso del PRT-ERP en construir un foco rural y un área liberada en la provincia de Tucumán. Por otra parte, Santucho se proponía posicionarse como el máximo conductor militar de la guerrilla argentina. En esos momentos existían conversaciones entre el PRT-ERP y Montoneros para unificar la lucha armada en el país ante la existencia de señales de que las fuerzas armadas se disponían, en forma inminente, a realizar un nuevo golpe de Estado.

 

Así lo manifestó el propio Santucho en una arenga a sus secuaces, que se disponían a entrar en combate: “Compañeros: esta es la operación de la guerrilla más grande de la historia de América Latina. Más grande por su envergadura que el asalto de Fidel al cuartel de Moncada.

 

“Uno de nuestros objetivos es desmoralizar a las fuerzas armadas enemigas con una fuerte acción que los obligue a retrasar sus planes para tomar el poder. Además, el armamento que necesitamos capturar servirá para reforzar a la Compañía de Monte ‘Ramón Rosa Jimenez’ y consolidar una zona liberada en Tucumán. Por otra parte, esta acción será el bautismo de nuestro recién formado Batallón Urbano de Buenos Aires José de San Martín.

 

“Serán veinte toneladas de armamentos que recuperaremos para la lucha revolucionaria en nuestra patria. Haremos honor a nuestras tradiciones revolucionarias por la liberación de nuestro pueblo”[1]

 

Según varias fuentes, los terroristas se proponían apoderarse concretamente de trece toneladas de armamento: novecientos fusiles FN FAL con sesenta mil proyectiles, cien fusiles M-15 con cien mil proyectiles, seis cañones antiaéreos de 20 mm, quince cañones sin retroceso con 150 proyectiles, armas portátiles antitanque Instalaza con sus respectivas municiones,  37 escopetas Ithaca con sus correspondientes municiones y ciento cincuenta subfusiles PAM 3.​

EL PLAN DE ATAQUE

“La planificación original del ataque fue efectuada por Juan Eliseo Ledesma, conocido como “comandante Pedro”, un obrero y dirigente fabril cordobés considerado por los terroristas como el  mejor estratega militar del ERP en la toma de cuarteles[2]. La fuerza atacante, el Batallón Urbano de Buenos Aires General San Martín, estaba formado por tres compañías: las denominadas “Héroes de Trelew” de Capital Federal, “Juan de Olivera” de la Regional Sur y la “José Luis Castrogiovanni” de la Regional Norte – Oeste del gran Buenos Aires. El batallón contaría con doscientos cincuenta combatientes: de ellos, unos ciento cincuenta constituían los efectivos de infantería y cien eran fuerzas de apoyo, es decir, de logística y servicios. Este aspecto del plan tendrá un cambio muy importante.[3]

El asalto al cuartel fue llevado a cabo por una unidad terrorista formada especialmente para esta acción, que fue denominada “Guillermo Rubén Pérez”. Su núcleo principal era un selecto contingente de combatientes probados en distintas regionales, básicamente de la Compañía “José Luis Castrogiovanni” y de la Compañía de Monte “Ramón Rosa Jiménez”, incluyendo una escuadra compuesta por diez terroristas  provenientes de Córdoba. Otra escuadra cordobesa aportaría la logística y las comunicaciones, y un grupo de cuatro terroristas provenientes de la ciudad de Rosario.

 

Ledesma previó aislar el cuartel por varias horas. Si todo salía tal como lo había planeado Ledesma, los terroristas tendrían tiempo para ocultarse en los partidos bonaerenses de Quilmes, Avellaneda y Lanús. El sur de la conurbano sería, hasta la mañana siguiente, una suerte de territorio liberado para el accionar subversivo. Al mismo tiempo, una unidad coparía una estación de radio para transmitir una proclama de comandancia del ERP instando a los argentinos a sumarse a sus filas y enfrentar el golpe que se avecinaba.

 

El jefe de la fuerza atacante compuesta por ochenta y cinco efectivos fue Abigail Armando Attademo, el “Miguel”. Sus hombres debían concentrarse en un punto fijado a quince minutos del cuartel: desde ahí saldrían en una caravana encabezada por un camión Mercedes Benz seguido de dos pickups y cuatro automóviles. El camión irrumpiría en el cuartel derribando el portón donde está situado el Puesto 1 de la Guardia de Prevención. Seguidamente, los terroristas divididos en pequeños grupos operativos reducirían la resistencia de las compañías de seguridad y de comando y servicios. Gracias a un poder de fuego y la sorpresa, tomarían el control de tres puntos neurálgicos: el puesto central de la Guardia, el Casino de Oficiales y los depósitos y salas de armas.

 

Escuadras y equipos menores de la “Compañía Juan de Olivera” debían cortar el tránsito en nueve “contenciones” sobre el camino General Belgrano, los puentes que cruzaban el Riachuelo y el río Matanza, rutas por donde los terroristas pensaban que podía auxiliarse a la unidad atacada.

 

Las comunicaciones de los atacantes eran a través de radios walkie-talkies con el comandante Mariano (Benito Urteaga), quien permanecería en una casa cercana en continuo enlace con Mario Santucho, quien desde otra vivienda tenía la última palabra sobre la marcha del operativo.

 

El domingo 7 de diciembre, en el llamado “Operativo Cacerola” fuerzas del Ejército Argentino capturaron a varios integrantes del PRT-ERP que estaban al tanto de los detalles del ataque. Entre ellos estaban el mencionado Juan Eliseo Ledesma, que fue reemplazado por Benito Urteaga, “Mariano”, como comandante del “Batallón Urbano” del ERP; Jorge Omar Arreche, “Emilio”, y José Oscar Pintos, “Gabriel”, jefe y responsable de logística del grupo atacante que denominaban  la “Compañía Juan de Olivera”. En poder de los terroristas, los militares encontraron algunas notas que, junto a los informes recibidos de un agente infiltrado, les permitieron imaginar, tal como se detallará posteriormente, que se preparaba una operación terrorista de gran envergadura y cuál era el blanco más probable del ataque.

 

Inmediatamente, el Ejército procedió a preparar en secreto una emboscada para sorprender a los terroristas. Los militares en modo alguno querían evitar el ataque; por el contrario, esperaban atraer a los guerrilleros a un combate abierto. Confiaban en su mayor grado de instrucción de combate, el superior poder de fuego de su armamento y las posiciones defensivas que habían organizado eran factores suficientes para asegurar su triunfo frente a un enemigo que siempre dependía de la sorpresa parar vencer y esta no existía. Los hechos terminarían demostrando que no estaban errados.

 

De todas formas los mandos militares decidieron no correr riesgos subestimando al enemigo. Reforzaron las obras defensivas del cuartel con la instalación de “tres puntos fuertes” dotados de armas pesadas, construcción de trincheras y pozos de tiradores, incrementaron los efectivos del Batallón de Arsenales con una sección de tiradores del Regimiento de Infantería 3, de la Tablada a órdenes del Teniente 1° Spinassi y aumentaron la dotación de municiones de los efectivos de guardia. También prepararon un plan para socorrer a la unidad con la asistencia de otros regimientos del Gran Buenos Aires y el agregados de efectivos de la Policía Bonaerense, la Gendarmería Nacional, la aviación de Ejército y hasta unidades de la Fuerza Aérea para implementar una suerte de “contra cerco” alrededor de la unidad atacada para emboscar a los terroristas y evitar su fuga.

Pese a las capturas de los planificadores de la operación y a las evidencias de que los militares estaban al tanto de que se preparaba un ataque terrorista contra el Batallón de Arsenales, suministradas por un soldado conscripto que colaboraba con el ERP, Santucho se negó a suspender el operativo. En algún momento, incluso que había producido una discusión entre Santucho y Hugo Alfredo Irurzún (1946 -1980) miembro del Estado Mayor Central del ERP, donde éste (Santiago) llegó a gritar a su jefe: “Esto es una brancaleonada” -en referencia a la película italiana “La armada Brancaleone”, protagonizada por el actor Vittorio Gassman, una parodia sobre las Cruzadas muy célebre en esos años-, a lo que el Secretario General del PRT replicó: “el operativo se va a hacer igual”. De esta manera los terroristas renunciaban a su mejor arma: la sorpresa.

 

EL ASALTO

 

Por la tarde del 23 de diciembre de 1975, los terroristas coparon un hotel alojamiento de la localidad de Quilmes. Allí se congregaron los miembros de la columna de asalto a las órdenes de Abigail Attademo (Miguel). Pocos minutos después de las 18.00 horas subieron a sus vehículos con las armas listas rumbo al Cuartel del Batallón de Arsenales.

 

Desde el inicio de las operaciones las radios walkie-talkies comenzaron a fallar (posiblemente como producto de un sabotaje del “Oso Ranier) dejando a Miguel sin enlace con su comandante “Mariano” y el resto de la conducción del ERP en la zona.

 

Desde la torre del tanque de agua norte, a las 18.50 horas, el jefe del Batallón, el coronel Eduardo Abud observó la columna atacante que se acercaba por el camino General Belgrano y aprestó su ametralladora MAG 7,62, a su lado se situó el Oficial de Servicio de ese día mayor Roberto Barczuk. El camión Mercedes Benz arremetió decididamente contra el portón derribándolo. Es ese momento, los vehículos atacantes comenzaron a ser impactado por el fuego de la MAG del coronel Abud. El camión zigzagueó y se incrustó contra una garita. El conductor quedó muerto dentro de la cabina caído sobre el volante. El camino quedó abierto y los seis vehículos restantes penetraron en el cuartel. Algunos de los atacantes descendieron de los vehículos mientras que otros vehículos siguieron su marcha hacia el interior de la unidad.

 

Un presunto atacante que logró huir con vida relató en la revista Estrella Roja N° 68 de enero de 1976, órgano oficial de prensa del PRT-ERP, sus impresiones sobre el inicio del combate: “Cuando estuvimos a cincuenta metros del portón -estábamos en el sexto vehículo- escuchamos las primeras ráfagas. Bajo intenso fuego enemigo, entramos decididamente al cuartel y tomamos por el camino preestablecido. En los otros grupos, apenas entramos, ya había varios compañeros muertos y heridos. Nos tiraban con ametralladoras pesadas y FAL de todos lados. Era evidente que nos estaban esperando”.[4]

 

Los atacantes fueron inmediatamente recibidos por fuego de ametralladoras MAG; una ubicada en el puesto de guardia y otras operadas por los soldados conscriptos que se hallaban atrincherados en sus pozos de tiradores. Un segundo grupo formado por 17 terroristas de la sección logística del ERP ingresó en una camioneta Ford F-350 por la parte posterior de guarnición militar. Hacia las 21.00 arribaron al lugar dos Vehículos Transporte de Personal M 113, pertenecientes al RIMOT 3 de La Tablada que arrollaron las contenciones del ERP y comenzaron a disparar contra los terroristas con sus ametralladoras Browning 12,7mm.

 

Ante el fracaso del ataque, los terroristas se desbandaron en desorden en dirección al camino general Manuel Belgrano y hacia los barrios carenciados que rodeaban el Cuartel por sus cuatro lados (Barrio IAPI, frente al cuartel, albergaba a unas cinco mil personas, el Santa María, a un constado era el más pequeño y no tenía ni mil pobladores, el Barrio 25 de Mayo daba a espaldas del cuartel y era el más poblado con sus 10.000 habitantes). Los terroristas irrumpieron en las viviendas humildes para ocultarse y curar sus heridas. Las conducción del PRT-ERP había entregado a cada uno de sus hombre una gruesa suma de dinero (aproximadamente 1.500.000 pesos de la época) para una situación de emergencia como la que se estaba produciendo. Ese dinero hizo que muchos pobladores superaran su temor a una represalia militar y ocultaran a los terroristas en sus humildes viviendas o los acompañaran para salir de la zona.

 

Los militares no entraron en los barrios aledaños antes del amanecer, pero el intercambio de disparos generó una lluvia de proyectiles sobre las precarias viviendas aledañas. Con las primeras horas de luz entraron los carros blindados M 113 y las tropas de infantería para peinar los barrios identificar a sus ocupantes y buscar terroristas ocultos o heridos. Se produjeron bajas en la población civil y algunas detenciones indiscriminadas de personas sospechosas.

 

BALANCE DE LA OPERACIÓN

 

El ataque al cuartel fue un total fracaso desde un comienzo. Los terroristas nunca pudieron capturar ni el puesto de la guardia de prevención y, aunque lograron ingresar unos cincuenta metros dentro de la unidad militar, pronto fueron bloqueados por el intenso fuego cruzado de armas automáticas efectuado por los miembros del Ejército Argentino. Las contenciones montadas por los terroristas en los puentes tampoco fueron capaces de resistir el accionar de la Policía Bonaerense, rápidamente reforzada por efectivos militares que se desplazaron en auxilio del Batallón de Arsenales tal como estaba previsto. No obstante, provocaron serios incidentes ataques a patrulleros, a puestos policiales, incendio de vehículos particulares y el asesinato de personal policial y del capitán de intendencia Luis María Petruzzi, perteneciente al Comando de Aviación de Ejército, quien vistiendo de civil se encontró con una de las “contenciones”, en Avellaneda, donde los terroristas vestidos de policías bonaerenses y al identificarse como integrante del Ejército Argentino fue ultimado inmediatamente.

 

Por otra parte, el grupo atacante que los terroristas denominaban pomposamente con el nombre de “Batallón Urbano de Buenos Aires General San Martín” era en realidad -tal como lo calificó Irurzún- una auténtica “Armada Brancaleone”. Era un grupo muy heterogéneo de improvisados combatientes donde se mezclaban veteranos de la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez con bisoños milicianos sin instrucción ni experiencia de combate alguna.

 

De los doscientos cincuenta miembros del ERP que participaron del ataque, al menos  un centenar eran muy jóvenes estudiantes universitarios, algunos de ellos adolescentes románticos que nunca habían participado en una acción armada o disparado un arma de fuego. No estaban familiarizados con las armas que les entregaron. Muchos de ellos las recibieron minutos antes de entrar en combate sin poder revisar su funcionamiento y precisión de tiro. Carecían de toda noción de disciplina de fuego para conservar sus municiones. Tampoco contaban con cargadores de repuesto y proyectiles suficientes para recargar sus armas en un combate prolongado.

 

Estos noveles milicianos no estaban psicológicamente preparados para ver caer muertos y heridos a sus compañeros o superar el pánico de recibir fuego graneado sobre sus posiciones.

 

Además, aunque los arsenales de que disponía el ERP rebosaban de armas de guerra automáticas de grueso calibre, especialmente aptas para un ataque de esas características, algunos de los milicianos entraron en combate armados con escopetas calibre 16 mm monotiro de un solo cañón, pistolas calibre 11,25 mm (45 ACP), incluso con revólveres calibre 22. Estas armas eran relativamente eficaces contra blanco situados a una distancia máxima de 25 metros que carecieran de  blindaje o protección alguna, siempre que el tirador estuviera familiarizado con su arma lo cual ya hemos aclarado que no era así en este caso.

 

Aún peor, algunas mujeres iban armadas tan sólo con unas precarias “granadas caseras” fabricadas con potes de crema “Ponds” o latas de leche condensada, con una mecha para encender que sobresalía, metida dentro del detonante, y este último en el explosivo (una carga de mínima de trotyl).

 

Con ese precario y escaso armamento los atacantes debían enfrentarse a personal militar perfectamente instruido, atrincherado en posiciones previamente preparadas y armados con fusiles FAL y con armas de apoyo tales como ametralladoras MAG calibre 7,62 X 51 OTAN y Browning 12,7 X 99 OTAN (50 BMG).

 

En los primeros momentos del combate los atacantes se quedaron sin municiones ni comunicaciones, por lo cual no pudieron ordenar el repliegue hasta que fue demasiado tarde, aunque tampoco habían convenido una señal de retirada general. También los medios sanitarios y de evacuación de heridos previstos eran insuficientes. Incluso, el plan de ataque contemplaba que si la operación tenía éxito, luego de la captura del cuartel una parte de los terroristas debía abandonar el lugar ¡en los medios de transporte público! Sin embargo, la conducción del PRT-ERP atribuyó el fracaso de la operación a una existencia de un infiltrado en sus filas.

 

Nunca se hizo un registro preciso de la cantidad de muertos en Monte Chingolo: “El Combatiente” –publicación oficial y clandestina del PRT – ERP- del 14 de enero de 1975 dio los nombres de 22 guerrilleros muertos –reconocidos por el Ejército- y 23 desaparecidos.[5]

 

Del total general de 65 muertos identificados con nombre y apellido, contando terroristas abatidos o prisioneros y vecinos, 55 de ellos figuran como  “desaparecidos” o “asesinados” en alguno de los tres informes oficiales de 1984, 2006 y 2015. En 37 casos se pagaron indemnizaciones “reparatorias”: dos por la ley 24.043, para “víctimas de detenciones ilegales y exilios forzosos”, y 35 por la ley 24.411, para familiares de “víctimas de asesinatos y desapariciones”. El total de dichas indemnizaciones, actualizado a marzo de 2019, es de $281.000.000, a razón de $7.600.000 por caso. En el Parque de la Memoria, 59 placas de pórfido patagónico llevan los nombres de casi todos estos terroristas, quienes, se afirma, “murieron combatiendo por los mismos ideales de justicia y equidad”.

Los asesinados de las fuerzas de defensa y de seguridad defendiendo el orden constitución durante un gobierno democrático elegido por el pueblo en elecciones absolutamente libre fueron: el capitán Luis María Petruzzi, el teniente primero José Luis Spinassi, el sargento ayudante Roque Cisterna y los soldados conscriptos clase 54: Roberto Caballero, Benito Manuel Rúffolo y Raúl Fernando Sessa, todos del Ejército, y el cabo segundo Enrique Grimaldi, de la Armada. También fueron asesinados tres miembros de la Policía Bonaerense. Los heridos en combate fueron 34 entre militares y policías (8 efectivos de la PFA y 9 de la Bonaerense)[6]. Años más tarde fueron condecorados pos morten y ascendidos al grado inmediato superior. Sus familias no cobraron ninguna indemnización por su pérdida y ningún monumento los recuerda.[7]

EL INFILTRADO

 

La historia de ese agente encubierto, el “Oso Ranier” se asemeja más a una novela de espionaje escrita por John Le Carre, Ian Fleming o cualquier otro autor del género que a un hecho real ocurrido en la Argentina de los “años de plomo”.

 

Juan Ramés Ranier se había iniciado en la militancia revolucionaria dentro de las filas de la Resistencia Peronista. En 1974, Ranier dejó la pequeña organización a la que pertenecía las Fuerzas Armadas Peronistas y se unió al PRT–ERP. En los escasos catorce meses que el “Oso” pasó en la organización trotskista su éxito fue tan grande que estuvo a punto de posibilitar la destrucción total del grupo terrorista. No sólo delató a más de cincuenta miembros del PRT – ERP, entre los que se contaba el segundo de la estructura militar, sino que hizo fracasar la operación de mayor envergadura llevada a cabo por el ERP y en la que murieron –como hemos visto- más de cincuenta terroristas.

 

Es difícil saber cómo se inició la carrera de Ranier como agente. En algún momento, a comienzos de la década de 1970 fue reclutado por la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Pudo haberse desencantado de la militancia revolucionaria, o posiblemente lo detuvieron al realizar un control de vehículos, Ranier podía estar armado o transportaba material de propaganda, entonces algún policía inteligente le propuso cooperar para no ir a la cárcel y él aceptó.

 

Pronto se dio cuenta que sus nuevas tareas no le desagradaban, no sólo evitaban que sus huesos dieran en la cárcel o algo peor, sino que le producían algún dinero. La policía le pagaba un sueldo de 1.200.000 pesos de la época, aproximadamente ciento cincuenta dólares. Por su participación en la emboscada de Monte Chingolo habría cobrado un bono especial de treinta millones de pesos que no llegaría a gastar.

 

Cuando el Ejército pasó a controlar operativamente a la policía bonaerense comprendió el valor de Ranier y decidió hacerse cargo de él. Sus nuevos jefes pertenecían al Batallón de Inteligencia 601.

 

Para el PRT–ERP, el “Oso Ranier” era igualmente valioso. Tenía dotes especiales para la actividad clandestina: era capaz de reparar cualquier tipo de máquinas, construía buenos escondites –“embutes”- para ocultar armas y explosivos, también fabricaba bombas, etc. Además tenía una “milagrosa” capacidad para burlar los controles policiales o misteriosos contactos –él afirmaba que se trataba de delincuentes comunes- que le vendían armas y municiones...

 

Cuando el PRT–ERP comenzó a preparar su ataque al Batallón de Arsenales necesitó reunir gran cantidad de material logístico –armas, explosivos, equipos de comunicaciones, documentos falsos, etc.- Debido al movimiento de materiales Ranier comprendió que algo grande se estaba preparando en la provincia de Buenos Aires y alertó a sus jefes. Pero no sabía ni dónde ni cuándo y los militares insistían que obtuviera mayores precisiones. Entonces, como hemos mencionado, Ranier denunció una casa en la localidad de Wilde donde vivía Juan Ledesma, “comandante” Pedro, el segundo de la estructura del ERP y jefe del operativo de Monte Chingolo.

 

“Por una elemental regla de seguridad –dice Luis Mattini- Santucho y el Buró Político deberían haber ‘levantado’ la acción planeada y el no haberlo hecho no tiene la más mínima justificación. Sólo se explica entendiendo que a esa altura estaban perdiendo la conciencia, la iniciativa y entraban en la desesperación.”[8]

 

En sesión del Buró Político, Santucho afirmó que había hecho un “examen minucioso de los hechos relacionados con la caída de Ledesma” y del mismo se desprendía que la operación no “estaría detectada”. Santucho se limitó a designar a Benito Urteaga para reemplazar a Ledesma como jefe de la operación.

 

Efectivamente, la detención de Ledesma no les permitió a los militares identificar con certeza el lugar del ataque. Entonces, tres días antes del operativo, el Ejército, gracias a la información proporcionada por Ranier, pudo detener a Jorge Arreche, el “capitán” Emilio, jefe de la compañía Juan de Olivera de la regional Sur del ERP. El guerrillero capturado llevaba un plano donde estaban marcados los nueve puentes de acceso de la Capital Federal a la provincia de Buenos Aires que su gente tenía que cortar. Así la inteligencia militar pudo establecer cuál sería el blanco del operativo guerrillero y obrar en consecuencia alertando y reforzando los efectivos en el lugar.

 

Como todo espía exitoso, cada nuevo logro ponía al “Oso Ranier” más cerca de ser descubierto. Cada vez se sentía más seguro, se hacía más audaz y cometía errores. Así, mientras transportaba el armamento para el ataque al Batallón de Arsenales, Ranier se ingenió incluso para alterar el funcionamiento de algunas de las armas y equipos de comunicaciones.

 

Así lo atestigua el propio Enrique “El Pelado” Gorriarán Merlo en sus “Memorias”, donde dice: “Pero lo más grave fue que las granadas que venían de logística para la acción, este sujeto les había sacado el retardo, lo que significó que cuando uno las arrojaba le explotaban encima, se transformaban en armas letales en contra del que las arrojaba. Varios compañeros murieron así.”[9]

 

Después del fracaso de la acción sobre el Batallón de Arsenales fue evidente para la conducción del PRT – ERP que los militares conocían los detalles del ataque y los estaban esperando. Había un infiltrado y debía ser descubierto.

 

Benito Urteaga se encargó de la investigación siguiendo un método bastante sencillo. Hizo una lista de los fracasos y capturas sospechosas sufridas por el PRT – ERP; y la confrontó con la lista de las personas relacionadas con cada hecho. Rápidamente llegó a la conclusión de que un mismo individuo aparecía relacionado directa o indirectamente en todos los casos: el “Oso Ranier”.

 

Los guerrilleros detuvieron a Ranier lo hicieron confesar y luego lo condenaron a muerte. En la noche del 13 de enero de 1976 le preguntaron cómo prefería morir, Juan Rames Ranier eligió la inyección letal. Al cabo de una hora “Manolo”, el médico de la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez lo asesinó aplicándole dos inyecciones con veneno[10]. Esa madrugada cuatro guerrilleros lo sacaron envuelto en mantas, lo guardaron en el baúl de un automóvil y lo arrojaron en un descampado con un cartel que decía: “Soy Juan Ranier traidor a la Revolución y entregador de mis compañeros”.[11]

 

El PRT – ERP publicó, en la revista El Combatiente del miércoles 21 de enero de 1976, el “Expediente del Oso”, relatando la historia tanto para la “verdad revolucionaria” como por lo útil que sería para otras organizaciones e incluso para el movimiento popular.[12]

 

Cumpliendo con las más elementales reglas del espionaje, las autoridades militares nunca reconocieron oficialmente que Ranier fuera uno de sus informantes. Por lo tanto, sus méritos como agente secreto tampoco fueron reconocidos, algo que ocurre normalmente con los espías cuando son descubiertos.

 

Sin embargo, años más tarde el agente civil de inteligencia del Batallón de Inteligencia 601, encargado de “controlar” al “Oso Ranier”, el mayor retirado Carlos Antonio Españadero declaró al periodista Ricardo Ragendorfer[13]: “El Oso fue un verdadero héroe de guerra. […] Era un campeón, estaba en la logística del ERP, un lugar clave. Allí hizo contactos valiosísimos: estaba al tanto de los grandes operativos y se enteraba de todo. No bien llegaban sus informes, yo me ponía a trabajar. Su obra maestra fue lo de Monte Chingolo. Ya habíamos detectado una movilidad muy grande en la zona. Pero estábamos desorientados. Así fue como el Oso aportó algunas puntas: entre ellas, una cita con un tal Pedro, que resultó ser nada menos que Juan Ledesma, el jefe de Estados Mayor de Santucho”.

 

Ranier tendría un triste consuelo final. Sus asesinos morirían en un enfrentamiento con los militares seis meses más tarde y la organización guerrillera que él contribuyó a destruir sería desarticulada totalmente poco tiempo después. Claro que él no llegaría a saberlo...

 

Juan Rames Ranier es visto por algunos como un héroe y por otros como un traidor. En cualquier caso fue un protagonista más de los trágicos años de plomo de la Argentina. Una época nefasta en que el caos político institucional en que vivió el país, con niveles de violencia política inéditos, terminó derivando en un nuevo golpe de Estado.

 

BALANCE FINAL

 

El ataque al Batallón Depósito de Arsenales 601 Coronel Domingo Viejobueno no fue un acto realizado por ideales de justicia y equidad sino un ataque al orden constitucional llevado a cabo por un grupo de delincuentes terroristas contra un gobierno peronistas elegido democráticamente.

 

Los atacantes no eran jóvenes idealistas sino asesinos mesiánicos que mataron a servidores públicos que defendía el orden constitucional en especial a soldados cumpliendo el servicio militar obligatorio. Aunque afirmaban en muchos de sus documentos y publicaciones que libraban “una guerra popular y revolucionaria” no portaban uniforme ni respetaron las leyes de la guerra. A lo mejor no recibieron el trato que establecen las leyes nacionales e internacionales sobre la guerra o contra los delitos comunes, pero recordemos que ellos se pusieron más allá de las “leyes y la justicia burguesa” al repudiar el orden constitucional vigente.



[1] PLIS-STERENBERG, Gustavo, Monte Chingolo. La mayor batalla de la guerrilla urbana, Ed. Planeta, Bs. As., 2003, p. 19.

[2] JUAN ELISEO LEDESMA: Obrero de los sindicatos SITRAC-SITRAM se incorporó al PRT-ERP en 1970. Destinado a la regional Córdoba, en oportunidad del ataque al Batallón de Comunicaciones 141, se convirtió en jefe de la Compañía Decididos de Córdoba del ERP. Participó en la planificación y ataque a la Guarnición de Azul (19/01/1974) comandado por Enrique “El Pelado” Haroldo Gorriarán Merlo con la Compañía Héroes de Trelew. El 10/8/1974, condujo el ataque a la Fábrica Militar de Villa María, en el que se secuestró al mayor Argentino del Valle Larrabure. En 1975, integró el Estado Mayor Central del ERP, como jefe de logística. Planificó el ataque al Batallón Deposito de Arsenales 121 Fray Luis Beltrán (13/04/1975). Fuente: YOFRE, Juan Bautista “Tata”: Nadie Fue. Edición Definitiva. Ed. Sudamericana. Bs. As. 2010. P. 304.

[3] PLIS-STERENBERG, Gustavo, ob. cit. p.78.

[4] ANGUITA, Eduardo y Daniel CECCHINI: Monte Chingolo: los informes secretos de los militares a cargo de la defensa del cuartel. Bs. As. 23 de diciembre de 2018, consultado de https://www.infobae.com/sociedad/2018/12/23/documento-exclusivo-del-ataque-guerrillero-a-monte-chingolo-los-informes-secretos-de-los-militares-a-cargo-de-la-defensa-del-cuartel/ompartir

[5] ANGUITA, Eduardo y Martín CAPARROS: Op. Cit. Tomo II, Pág.625

[6] YOFRE, Juan Bautista “Tata”: Nadie Fue. Edición Definitiva. Ed. Sudamericana. Bs. As. 2010. P. 310.

[7]  GÜIRALDES, Pedro José: Caídos en defensa de la Constitución. Lanación.com.ar. Bs. As. 19 de marzo de 2019. Consultado en https://www.lanacion.com.ar/opinion/columnistas/caidos-en-defensa-de-la-constitucion-nid2227939

 

[8] MATTINI, Luis: Hombres y mujeres del PRT – ERP de Tucumán a La Tablada. Ed. De la Campana. Bs. As. 1996. Pág. 435.

[9] GORRIARÁN MERLO, Enrique Haroldo: Memorias. De los setenta a La Tablada. Ed. Planeta. Bs. As. 2003. P. 277

[10] YOFRE, Juan Bautista “Tata”: Op. Cit. P. 314.

[11] ANGUITA, Eduardo y Martín CAPARROS: Op. Cit. Tomo II. P. 637.

[12] MATTINI, Luis: Op. Cit. Pág. 459

[13] RAGENDORFER, Ricardo: Historia del represor que se encariño con el espía que había infiltrado en el ERP. Diario Tiempo Argentino, Bs. As. 12/05/2013, citado en TARRUELLA, Alejandro C.: Enviar “Cacho” El Kadri. El guerrillero que dejó las armas. Sudamericana. Bs. As. 2015. P- 212