Con
una población de 1.300 millones de personas que alimentar, China se ha
convertido en un depredador de los recursos pesqueros del mundo.
La Organización
de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, según su
sigla en inglés) ha dividió las zonas de pesca del mundo en 19 sectores. A
China le corresponde el área 61 en el Pacífico Noroccidental. Con un promedio
de 22 millones de toneladas de pesca marina por año, este es probablemente el
sector pesquero más productivo del planeta, aunque es también el área más sobre
explotada. Según la FAO, el 24% de las especies marinas que pueblan estas aguas
están en peligro de extinción.
China
con una población de más de 1.300 millones de personas que alimentar es lógico
que busque todas las formas de proveerse de recursos alimenticios.
No
puede sorprender entonces que los chinos cuenten con una flota de pesqueros de
alta mar con 2.500 navíos, que constituye el 80% del total mundial de este tipo
de naves.
La
sobreexplotación de las aguas marinas que le corresponden obliga a la flota
pesquera china a navegar cada vez mayores distancias para pescar en aguas de
los países del Tercer Mundo, especialmente de África y América Latina, que en
la mayoría de los casos carecen de los medios diplomáticos o militares
necesarios para proteger sus recursos ictícolas.
La flota
pesquera china emplea buques capaces de permanecer por años en alta mar. Los
pesqueros se encargan de capturar los peces con sus redes. Los buques factoría
reciben y procesan la pesca en el mismo lugar donde se la captura, arrojando en
el mar los desechos contaminantes de su actividad. El pescado, procesado y congelado,
y la harina de pescado son enviados a China. Los buques frigoríficos hacen el
recorrido entre los buques factoría y los puertos chinos llevando la carga y
relevando a las tripulaciones de los pesqueros.
Según
algunas estimaciones, China captura anualmente veinticinco millones de
toneladas métricas de pescado.
Es por
ello por lo que la presencia de pesqueros chinos dentro de las zonas económicas
exclusivas de algunos países del Tercer Mundo provoca la alarma de los
gobiernos afectados.
En
aguas de Mauritania y Senegal, los chinos capturan más peces en una semana, sin
pagar ningún canon, que el volumen de la pesca de la totalidad de los barcos
senegaleses o mauritanos en un año.
En
esas naciones, las poblaciones pesqueras están disminuyendo y los pescadores
que emplean pequeños navíos y que en muchos casos realizan una pesca artesanal
con anzuelos deben competir con buques factorías que se abastecen de grandes
pesqueros que emplean radares para ubicar los grandes cardúmenes y redes de
hasta una milla de largo.
Este
tipo de redes provocan un gran deterioro medio ambiental barriendo todo tipo de
seres vivos -aún aves- en las aguas marinas.
El
calamar gigante -calamar illex- y los langostinos son algunas de las especies
más buscadas en el frente africano del Atlántico Sur. Aunque en realidad los
pesqueros chinos capturan todo tipo de especies. Van por el atún frente a las
costas de Chile, los tiburones en Colombia y Perú. Los pesqueros chinos también
han tenido problemas por incursionar en aguas exclusivas de Vietnam y Corea de
Sur.
Algunos
países del Tercer Mundo han defendido enérgicamente sus recursos pesqueros. El
15 de marzo de 2016, la Prefectura Naval Argentina hundió al pesquero chino Lu
Yan Yuan Yu 010, que pescaba ilegalmente calamar dentro de su zona económica
exclusiva, frente a las costas patagónicas de la provincia de Chubut.
Los
marinos argentinos intimaron por radio y con disparos de advertencia al pesquero
chino pero su capitán se negó a detenerse e intento huir mientras que, la
tripulación se arrojaba al mar. El capitán y tres tripulantes fueron rescatados
de las aguas y detenidos.
Cabe
consignar, que en mayo de 1986, los argentinos hundieron otro pesquero, este de
nacionalidad taiwanesa, que depredaba la pesca de las aguas próximas a sus
costas y, que también se negó a detenerse.
Uruguay también
tuvo problemas con buques factoría chinos operando en aguas internacionales
frente a los puertos de Rocha y Montevideo.
La marina ecuatoriana
por su parte capturó, el 13 de agosto de 2017, al pesquero chino “Fu Yuan Yu
Leng 999”, con veinte tripulantes a bordo, al este de la isla San Cristóbal, en
aguas pertenecientes al Parque nacional Galápagos, declarado Patrimonio de la
Humanidad por Naciones Unidas desde 1978.
El pesquero
chino tenía en sus bodegas unas trescientas toneladas de pesca que incluía la
captura de tiburones martillo, en peligro de extinción e incluidos en la Lista
Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Días más tarde,
las autoridades ecuatorianas detectaron por monitoreo satelital y vigilancia
aérea una inmensa flota de 239 buques pesqueros estacionados en proximidades de
la milla 201, al borde de la zona económica exclusiva de Ecuador.
El espacio
marítimo de Ecuador es de 1,3 millones de kilómetros cuadrados, cinco veces más
extenso que su superficie territorial y el país latinoamericano no cuenta con
medios suficientes para protegerlos de la depredación.
En síntesis,
puede decirse que China se ve forzada a llevar adelante esas prácticas
depredatorias en materia de pesca comercial debido a su gran población y la
necesidad de asegurar su sustento.
Mientras que los
países del Tercer Mundo con grandes costas y recursos pesqueros suelen carecer
de los recursos navales, diplomáticos y económicos necesarios para proteger su
soberanía marítima. Especialmente, porque en muchos casos esos mismos países
reciben inversiones chinas o mantienen relevantes vínculos comerciales con los
chinos.
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