sábado, 28 de septiembre de 2019

¿QUIÉN CONTROLARA LA JUSTICIA SI GANA EL FRENTE DE TODOS?


En el próximo gobierno el control de la Justicia será un factor clave debido a la gran cantidad de dirigentes políticos, empresariales y sindicales procesados y presos entre ellos Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri.

El próximo gobierno deberá definir qué actitud asumirá con respectos del gran número de dirigentes políticos, empresarios y sindicalistas peronista detenidos en prisión preventiva e imputados en diversas causas judiciales por corrupción en libertad.
Además, existe la posibilidad de que dirigentes del actual gobierno, comenzando por el propio presidente Mauricio Macri por la causa del Correo Argentino, sean sometidos a una revisión judicial de su accionar durante los últimos cuatro años.
En este escenario, será de vital importancia el control del aparato judicial por parte del futuro gobierno para asegurar su independencia o inclinarlo en uno u otro sentido.
El conocido periodista Jorge Lanata, en su programa del domingo 22 de septiembre de  Periodismo para Todos, hizo una velada referencia a este hecho en una sátira en que CFK y Mauricio Macri aparecían atrapados en un ascensor y reclamaban auxilio a Alberto Fernández que se hacia el distraído y daba a largas sacarlos de su encierro.
El control de la Justicia es relevante, porque la expresidente CFK se encuentra procesada en trece causas y en siete de ellas con pedido de prisión preventiva. Incluso uno de estos pedidos tiene confirmación de la Corte Suprema de Justicia. Además, algunas de estas causas también involucran a sus hijos Máximo y Florencia.
Para Cristina Kirchner es una prioridad cerrar cuanto antes esas causas. Lógicamente, no podría indultarse a sí misma por lo cual necesita que lo haga otro presidente. En este sentido, CFK depende de que Alberto Fernández intervenga en su favor para resolver sus problemas judiciales.
Por otra parte, algunos de los políticos y empresarios hoy detenidos han guardado silencio, negándose a mejorar su situación procesal al colaborar con la Justicia, porque han recibido promesas de que un retorno del peronismo al gobierno significaría un inmediato alivio de su calvario judicial. Pero, sino reciben la libertad a corto plazo esos detenidos por corrupción podrían sentirse traicionados y verse tentados de convertirse “arrepentidos”, revelando los nombres de otros involucrados en loe hechos que se le adjudican.
Mientras que Alberto Fernández, quien no se encuentra involucrado en proceso judicial alguno, puede emplear a la Justicia para presionar y disciplinar tanto a CFK como a Mauricio Macri y sus partidarios.
Por lo tanto, durante el próximo gobierno el Poder Judicial seguramente sufrirá grandes transformaciones. Algunos jueces se jubilarán, otros serán destituidos y se nombrarán nuevos magistrados en el fuero federal y en la Corte Suprema de Justicia y probablemente también un nuevo Procurador General de Justicia, además del ministro del área.
Por lo tanto, Alberto Fernández y CFK competirán intensamente para situar a hombres de su mayor confianza en esos cargos.
La justicia es el ámbito que mejor domina Alberto Fernández y al que mayor atención le prestó cuando era Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner. Como hijo de un juez y abogado penalista conoce como nadie los laberintos peligrosos de los tribunales de Comodoro Py. Tiene relaciones con todos los jueces de la Corte Suprema. Maneja los secretos de la mayoría de los fiscales y da clases desde hace años en la Facultad de Derecho.
Posiblemente, sitúe en la Corte Suprema a su amigo y contertulio durante años de sus almuerzos en el Club Americano, León Carlos Arslanian (1941).
Arslanian integró el tribunal que en 1985 condenó a las cupulas militares del Proceso de Reorganización Nacional (1976 – 1983), en el llamado “Juicio a las Juntas”. Se desempeñó como  juez de la Cámara Nacional de Apelaciones en los Criminal y Correccional de la Capital Federal. Fue ministro de Justicia entre 1989 y 1992 durante el gobierno de Carlos S. Menem. Entre 1998 y 1999 ocupó el ministerio de Justicia y Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Fue ministro de Seguridad de la provincia de Bs. As., nuevamente, durante la gobernación de Felipe Solá.
El estudio jurídico que integra con el exjuez y ex Subsecretario de Seguridad de la provincia de Buenos Aires Martín Arias Duval (1968) representa a importantes firmas multinacionales como la empresa minera chino – canadiense Barrick Gold, que opera en la provincia de San Juan.
Arslanian es conocido también como un influyente lobista de la comunidad armenia en Argentina.
Su socio Martín Arias Duval es otro de los juristas estrechamente ligados a Alberto Fernández destinado a ocupar cargos de responsabilidad tanto en el área de Justicia como de Seguridad.
Después está el ex ministro del Interior de Carlos S. Menem y de Justicia de Néstor Kirchner, Gustavo Beliz quien actualmente desempeña en Buenos Aires un importante cargo del Banco Interamericana de Desarrollo. Beliz se alejó herido del entorno de Néstor Kirchner después de un enfrentamiento con el influyente agente de la SIDE, Jaime Stiusso. Néstor Kirchner luego que dejo el cargo lo persiguió para que no consiguiera otro trabajo en el sector privado por lo cual el exministro debió exilarse en un cargo del BID en Washington y luego en América Central. Ahora está de regreso y se ha mostrado en la Facultad de Derecho junto al candidato del Frente de Todos.
Con sólidos vínculos en el sector más conservador de la Iglesia Católica, Beliz es un hombre de Alberto Fernández que guarda un profundo rencor hacia los Kirchner. Lo mismo ocurre con la socia de Alberto, la bogada Marcela Losardo que en 2009 fue expulsada de su cargo en el ministerio de Justicia de mala manera cuando los Kirchner se enteraron de una reunión secreta entre el ex Jefe de Gabinete y el vicepresidente Julio C. Cobos.
En el ambiente político se sabe que hablar con Losardo es hablar con Alberto Fernández. Marcela fue su compañera en la Facultad de Derecho y lo ha acompañado en todos los cargos públicos que este ha ocupado. Es su socia en desarrollos inmobiliarios (Inmuebles Callao S. A.) y hacia su estudio (Losardo y Asociados SRL) se derivan muchos de los clientes que buscan el asesoramiento legal del ex jefe de Gabinete.
Losardo también tiene contactos e influencia en Comodoro Py, fue quien le presentó a Alberto a la hoy jueza Elena Highton de Nolasco, además integró el Consejo de la Magistratura donde exhibió gran cintura política y buena relación con el radicalismo.
Además su esposo, el conocido escribano Fernando Mitjans, es un hombre importante en el mundo del futbol. Es dirigente del Club Boca Juniors donde encabeza parte de la oposición a Daniel Angelici. Mitjans es además escribano de la Asociación del Futbol Argentino, presidente del Tribunal de Justicia de la AFA y de Apelaciones de la FIFA. Su padre fue escribano de Juan D. Perón y del popular programa televisivo “Feliz Domingo para la Juventud” que de emitía por el canal 9.
Otros juristas peronistas cercanos a Alberto Fernández son el ex ministro de Justicia Alberto Iribarne y Juan Manuel Olmos, editor y presidente de la Fundación Oktubre. Todos estos juristas están llamados a ocupar cargos vinculados con la Justicia en un próximo gobierno del candidato del Frente para Todos.
Por el lado de CFK, los candidatos más firmes a integrar la Corte Suprema de Justicia u ocupar importantes cargos en ese ámbito son: Carlos Zannini, exsecretario Legal y Técnico de la presidencia y frustrado candidato a vicepresidente con Daniel Scioli; el ex jefe de la AFI, Oscar Parrilli, los abogados Eduardo Barcesat y Carlos Beraldi. También están los integrantes de la Agrupación Justicia Legítima donde hay juristas de segundo nivel muy flexibles a las necesidades de la expresidente.
Esta disputa por el control de la Justicia no es casual. Indica la existencia de una sórdida competencia entre dos sectores del Frente para Todos. El constituido por el peronismo histórico que cierra filas en torno de Alberto Fernández y está formado por gobernadores de provincias, políticos moderados y los sindicalistas que controlan la central obrera de la CGT, por un lado.
En el otro bando se sitúan los miembros del partido Unidad Ciudadana, allí militan los kirchneristas de “paladar negro”, figuras incondicionales que responden disciplinadamente al comando de “la Jefa” y de su hijo y heredero, Máximo Kirchner.
Este panorama no deja de inquietar a una buena parte del electorado argentino incluso de aquellos sectores moderados que votaron al Frente de Todos cansados del severo ajuste económico llevado a cabo por el presidente Macri.
Nadie sabe con certeza que pasara con el Frente de Todos cuando hayan derrotado finalmente al macrismo y  ya no exista una causa común que los mantenga unidos y llegue el momento de la disputa por los cargos y las “cajas” de la política en el futuro gobierno.

Los argentinos aún recuerdan que en la década de los setenta los peronistas resolvieron sus disputas apelando a la violencia. La llamada “Masacre de Ezeiza”, el 20 de junio de 1973, cuando Juan D. Perón regresaba a la Argentina fue una de las más sangrientas batallas entre peronistas pero no la única. Nadie quiere ver repetirse esos muy lamentables hechos.

lunes, 23 de septiembre de 2019

EL LENINGRADO DE ALBERTO FERNÁNDEZ




El candidato kirchnerista del Frente de Todos, Alberto Fernández, puede sufrir una decepción similar a la de Adolfo Hitler cuyas fuerzas sitiaron la ciudad de Leningrado durante 872 días sin poder conquistarla.

En junio de 1941, la Wehrmarcht inició la Operación Barbarroja, la invasión de la Unión Soviética. En solo tres meses los alemanes arrollaron al Ejército Rojo y se situaron a las puertas de la antigua capital de los zares, la ciudad de San Petersburgo, que los bolcheviques habían rebautizado Leningrado. El 8 de septiembre las fuerzas nazis capturaron la última vía de acceso a la ciudad cuya suerte parecía echada.
Hitler estaba tan seguro de que Leningrado caería en sus manos que ordenó la organización de un gran banquete de celebración en el Hotel Astoria el más lujoso y emblemático de ciudad.

Contra todos los pronósticos Leningrado resistió 872 días de feroz combate que redujo a escombros sus maravillosos palacios y monumentos además de diezmar a su población por hambre y frío.

La historia es conocida, los rusos nunca se rindieron y Hitler se quedó sin su banquete, perdió la guerra y también la vida.

Hoy es posible ver enmarcado en el comedor del Hotel Astoria el diagrama original con la distribución de asientos entre los jerarcas nazis para la celebración proyectada. Las tropas del Ejército Rojo capturaron el escrito en manos de unos oficiales alemanes prisioneros.

Una frustración similar podría aguardar finalmente al candidato presidencial argentino Alberto Fernández. Después de imponerse por amplio margen en la elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias del pasado 11 de agosto, Fernández trata de hacer creer al electorado de que es el virtual presidente electo y que no hay nada por hacer.

Intenta crear la idea de que las elecciones generales del próximo 27 de octubre constituyen un mero formulismo y que no está de campaña sino dedicado a organizar el próximo gobierno kirchnerista que asumirá inexorablemente el 10 de diciembre. Incluso afirma que tiene definido el 70% de su futuro gabinete de ministros.

Al mismo tiempo el candidato kirchnerista trata de enviar señales de calma y moderación al electorado de clase media que, aunque disconforme con el gobierno de Mauricio Macri, teme un retorno de Cristina Fernández de Kirchner y sus huestes de La Cámpora.

El 11 de septiembre llegó incluso a llamar a la calma a sus aliados de la izquierda que atronaban las céntricas calles de Buenos Aires con marchas de protesta. “Pido a todos los argentinos mantener la calma – dijo conciliador Fernández- todos sabemos de la justicia de los reclamos. Pero todos debemos intentar no complicar el escenario que tenemos. […] Lo que pido a todos los argentinos es serenidad. Lo peor que nos puede pasar es que los nervios abran paso a los violentos y que los violentos se lleven la salud y la vida de alguien.”

En la misma dirección, Alberto Fernández ha negado que el kirchnerismo se proponga reformar la Constitución Nacional, para habilitar la reelección presidencial y alterar el régimen de propiedad privada. “No hay ninguna posibilidad de que a mí me convenzan de que hay que reformar la Constitución”, declaró Fernández en entrevista con el periodista Joaquín Morales Solá.

También trata de calmar a los mercados financieros, a los inversores y gobiernos extranjeros asegurando que Argentina cumplirá con sus obligaciones con los organismos financieros internacionales.

Incluso recorre países y se entrevista con sus aliados ideológicos con actitudes de presidente electo cuando en verdad es tan sólo uno más de los candidatos en campaña.

Mientras, Alberto Fernández adopta la estrategia de reunirse con dirigentes peronistas moderados, gobernadores de provincia, tecnócratas y sindicalistas haciendo todo tipo de promesas y ofrecimientos de cargos para ganar adhesiones y evitar que le recuerden sus dichos cuando era un quejoso disidente del kirchnerismo. A los futuros candidatos, Fernández les exige el más absoluto secreto y que no hagan ningún tipo de declaraciones. 

En las filas del “Albertismo” el único vocero es él.

Pero, no todos los integrantes del Frente de Todos apoyan esa estrategia. Incluso algunos hacen todo lo posible por sabotearla.

Recientemente, el dirigente social Juan Grabois, un mimado del papa Francisco y de Cristina Kirchner, grabó un video, donde planteó: “nadie puede tener más de 5 mil hectáreas” y para ello propuso la expropiación de 50 mil parcelas para entregárselas “en propiedad a los pequeños productores y pagarles a los propietarios el precio de mercado de la tierra en un proceso de pago de 20 años".

Además, el piquetero propuso la confiscación de terrenos y viviendas urbanas no ocupadas por sus propietarios para ser entregada a pobladores sin techo.

Pero, Grabois no se quedó en las palabras, pocos días después envió a sus militantes de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular a generar incidentes en el lujoso shopping Patio Bullrich, donde tienen sus locales las principales marcas internacionales. Los piqueteros hostigaron a los clientes del shopping acusándolos de oligarcas que compran productos de lujo mientras “el pueblo” pasa hambre.

También desde el Instituto Patria, la base de operaciones de Cristina Fernández de Kirchner y cuna del más radical kirchnerismo, se difunde una versión muy distinta del discurso de campaña de Alberto Fernández. La web del Instituto difunde cursos para sus militantes de “Formación Política en tiempos de Lawfare”, es decir, “guerra judicial”, tal como denominan  los kirchnerista al accionar de la justicia federal de Argentina investigando la corrupción durante los doce años de gobierno de Néstor y Cristina Kirchner.

La web del Instituto Patria incluso ha llegado a publicar el borrador de un preámbulo para una nueva Constitución de Argentina donde dice: “La Nación Argentina surgida de las luchas por la independencia nacional y del continente suramericano, reconociendo y valorando a los pueblos originarios que poblaron su territorio y el continente que integra, adopta la forma republicana, representativa, participativa y federal para su gobierno, en base al principio de soberanía del pueblo de la Nación, fuente de toda legitimidad política y su derecho a la autodeterminación y a la independencia económica”.

“La Nación Argentina es multiétnica, respetuosa del pluralismo cultural y de creencias, con igualdad para todos sus habitantes, fundada en una justa distribución de la riqueza y de la capacidad para el acceso y satisfacción de los derechos humanos, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.”

Los kirchneristas postulan una nueva Constitución donde se modifique el régimen de propiedad privada, del capital, la democratización del Poder Judicial con jueces votados por el pueblo, la responsabilidad social de los medios de comunicación y otros cambios radicales.

Este doble discurso no es casual. Indica la existencia de una sórdida competencia entre dos sectores del Frente para Todos. El constituido por el peronismo histórico que cierra filas en torno de Alberto Fernández y esta formado por gobernadores de provincias, políticos moderados y los sindicalistas que controlan la central obrera de la CGT, por un lado.

En la otra vereda está sin duda Cristina Fernández de Kirchner quien se considera la auténtica dueña de los votos y que proyecta otro tipo de gobierno recostándose en sus aliados y financistas internacionales, en especial, Nicolás Maduro y los gobiernos de Cuba y Rusia.

Este panorama no deja de inquietar a una buena parte del electorado argentino incluso de aquellos sectores moderados que votaron al Frente de Todos cansados del severo ajuste económico llevado a cabo por el presidente Macri.

No son pocos los argentinos que están realizando averiguaciones en las embajadas de España e Italia para obtener una ciudadanía comunitaria con vistas a una posible inmigración. Los ocurrido en Venezuela con el éxodo de población podría repetirse en Argentina incluso con buena parte de los 40.000 venezolanos que llegaron al Río de la Plata en los últimos años.

El temor e incertidumbre que viven algunos argentinos también podría cambiar los resultados electorales de agosto, dándole al presidente Macri la posibilidad de llegar a una segunda vuelta electoral. Por el momento, la posibilidad parece aún muy remota pero falta más de un mes de campaña electoral y eso en Argentina es mucho tiempo.

Alberto Fernández y el kirchnerismo podrían, al igual que Hitler, quedarse a las puertas de Leningrado y su futuro gabinete solo sería un garabato en un papel inútil.


sábado, 21 de septiembre de 2019

ELECCIONES PRESIDENCIALES EN TÚNEZ



El pasado 15 de septiembre se realizó la primera ronda electoral para elegir presidente en Túnez con un electorado muy fragmentado y baja participación comicial se impusieron dos candidatos que obtuvieron menos del 20% de los votos cada uno.

Túnez es el país más pequeño del Magreb. Su territorio de escasos 163.610 km² (similar en tamaño de Uruguay, lo sitúa en el puesto 92° por extensión en el mundo) está compuesto en un 40% por las arenas del desierto del Sáhara. Tiene 1.148 km de costas en el mar Mediterráneo y se encuentra encapsulado entre Argelia al Oeste y Libia al Sureste.

Su régimen de gobierno es el republicano semi presidencialista de tipo unitario.

El presidente de la república es elegido por un mandato de cinco años por sufragio universal, libre, secreto y directo. Los comicios deben realizarse durante los últimos sesenta días del mando presidencial.

La constitución tunecina estipula que nadie puede ocupar la presidencia por más de dos períodos completos sucesivos o separados, y en caso de renuncia, el mandato se considera cumplido en su totalidad.

El método de votación empleado es el escrutinio mayoritario uninominal con segunda vuelta electoral. Si ningún candidato obtiene una mayoría absoluta de los votos emitidos, debe realizarse una segunda ronda de votación dentro de las dos semanas posteriores al anuncio de los resultados finales de la primera votación. Los dos candidatos con mayor número de votos compiten en la segunda ronda que se define por simple pluralidad de votos.

Los comicios del pasado 15 de septiembre fueron las segundas elecciones presidenciales por sufragio universal directo desde el estallido de la Primavera Árabe que provocó la renuncia del dictador Zine El Abidine Ben Alí, el 14 de enero de 2011, y su fuga del país después de 23 años en el poder. Los incidentes que rodearon al levantamiento popular conocido como “Revolución del Jazmín” arrojaron un saldo de 338 muertos y más de 2.100 heridos.

El sufragio universal directo fue introducido en Túnez por la reforma constitucional del 26 de enero de 2014.

El presidente tiene facultades limitadas a temas de relaciones internacionales, defensa y seguridad. Como todo régimen semi presidencialista el gobierno efectivo reside en el Jefe de Gobierno o Primer Ministro designado por el poder legislativo. En el caso de Túnez el órgano legislativo es unicameral y está formado por la Asamblea de Representantes del Pueblo, integrada por 217 diputados elegidos mediante representación proporcional en listas completas y por un mandato de no más de cinco años.

Los comicios se organizaron bajo el comando de la Autoridad Superior Independiente para las Elecciones -ASIE- que elaboró un padrón electoral de 7.081.307 electores. Un millón y medio de nuevos votantes con respecto a las elecciones municipales de 2018 (5.369.843 electores).

El nuevo electorado está formado principalmente por jóvenes de entre 18 y 35 años y por mujeres que constituyen el 54% de los nuevos votantes.

La elección presidencial estaba prevista inicialmente para el 17 de noviembre pero debió ser adelantada tras la muerte del anciano presidente Beji Caid Essebi, de 92 años, el 25 de julio de 2019. Los comicios presidenciales se realizaron antes de la elecciones legislativas convocadas para el 6 octubre próximo.

Los precandidatos presidenciales debían presentar un pedido de inscripción ante la ASIE acompañado del patrocinio de al menos diez diputados o diez mil electores y efectuar un depósito de 10.000 dinares (unos 3.150 euros).

Estos requisitos no parecen haber sido restrictivos porque 26 postulantes alcanzaron la condición de candidatos. Un número similar de candidatos al inscripto en 2014 cuando compitieron 30 aspirantes a presidente.

Los comicios presidenciales indican la existencia de una fuerte fragmentación política. La dicotomía de 2014 entre candidatos “modernistas” e “islamistas” se diluyó ante el desencanto del electorado con los partidos tradicionales y el deseo de renovación de la clase política. Las encuestas preelectorales indicaban que los votantes se inclinaban por los candidatos populistas o antisistema.

Las principales preocupaciones del electorado anunciaban su mayor interés por propuestas nuevas para superar el incremento de la pobreza, al desocupación y otros problemas sociales y el descontento con los políticos tradicionales que demostraban poca capacidad para encontrar soluciones a estos problemas.

Es que la economía de Túnez aun no logra superar las consecuencias de la Primavera Árabe ocurrida casi una década.

Los países occidentales han apoyado el proceso de democratizador de Túnez a través de un préstamo del FMI por valor de U$S 2.500 millones a cuatro años, otorgado en 2016. No obstante, los problemas subsisten.

La industria turística, que contribuye sustancialmente al PBI nacional, fue duramente afectada por el incremento de la actividad del terrorismo yihadista en el país. En especial, por los tres ataques efectuados por ISIS o Estado Islámico desde sus bases en Libia, en 2015, que dejaron un saldo de 72 personas asesinadas, en su mayoría turistas extranjeros y miembros de las fuerzas de seguridad.

Los ataques terroristas se efectuaron sobre el Museo Nacional de Bardo, situado en el antiguo Palacio del Harem del Bey Muhammad ibn al Husayn, en un hotel en Susa y contra un autobús de la guardia presidencial en la ciudad de Túnez.

La economía entró en recesión, el desempleo alcanzó al 15% de la población económicamente activa, especialmente en áreas rurales, y la inflación se disparó al 7% anual. La deuda pública se  mantiene en un alto nivel, el 77% del PBI, debido al déficit presupuestario crónico. El clima social se vio seriamente afectado por el deterioro de la situación económica.

El descontento del electorado con lo que considera la ineficacia de la clase dirigente para resolver los problemas de la sociedad se refleja en la baja participación electoral de tan solo el 45% en la primera vuelta, casi veinte puntos por debajo de los comicios de 2014 (64,3%) y en el triunfo de dos candidatos que hasta el momento no han ocupado ningún cargo público. Kaïs Saïd, un conocido profesor de Derecho Constitucional que se impuso con el 18,4% de los sufragios y Nabil Karoui, un magnate de los medios de comunicación que se situó en segundo término con el 15,5% pese a encontrarse en prisión preventiva acusado de fraude fiscal.

Tanto la ASIE como los 1.500 observadores internacionales que asistieron a los comicios confirmaron que los mismos se desarrollaron con normalidad, y que las infracciones a la legislación electoral fueron menores. Ningún partido político denunció la existencia de fraude.

KAÏS SAÏD

El ascenso fulgurante de Kaïs Saïd, un independiente de 61 años, ha dejado perplejos a muchos observadores. Nació el 22 de febrero de 1958 en el seno de una familia modesta pero de origen intelectual.

Su vida ha sido la de un académico, desempeñándose como profesor y sin ocupar cargos públicos o empresariales. Es profesor asistente de enseñanza superior en la Universidad de Túnez y Vicepresidente de la Asociación Tunecina de Derecho Constitucional desde 1990.

Director del Departamento de Derecho General de la Universidad de Sousse de 1994 a 1999, miembro del Grupo de Expertos de la Secretaría de la Liga Árabe de 1989 a 1990, experto del Instituto Árabe de Derechos Humanos de 1993 a 1995 y miembro del comité de expertos para revisar el borrador de la Constitución de Túnez en 2014. Integra los consejos académicos de diversas universidades. Es autor de numerosos libros y artículos relacionados con el derecho constitucional.

En una época de auge global de políticos no convencionales, Saïd puede ser el más heterodoxo de todos ellos: no tiene una página Facebook en un país donde esta es la principal herramienta de comunicación, se expresa en un árabe clásico ampuloso, lejano al dialectal que utiliza la población, apenas dispone de una máquina electoral y no realizó ningún mitin. Su popularidad se debe a su labor de analista político en los programas de televisión y a su imagen de hombre íntegro en un país carcomido por la corrupción. Sus votantes son en general jóvenes.

Aunque se lo ha tildado “populista”, sus posiciones políticas son más bien una curiosa combinación de conservadurismo social y radicalismo político. Propone llevar a cabo una reforma de las instituciones que favorezca la democracia local que considera como la solución a todos los problemas de Túnez.

Es partidario de aplicar la pena de muerte (suspendida en Túnez desde 1991), se opone a la igualdad de hombres y mujeres en el reparto de la herencia y a la despenalización de la homosexualidad.

El 20 de septiembre el partido islamista Ennahda, cuyo candidato quedó en tercer lugar en la primera ronda electoral, ha anunciado el apoyo a su candidatura para la segunda ronda.

NABIL KAROUI

Nació en la ciudad de Bizerta el 1 de agosto de 1963, es uno de los principales empresarios del ámbito publicitario en Túnez. Está al frente del grupo Karoui & Karoui World y del canal de televisión Nessma.

Tiene formación en marketing y ventas en empresas multinacionales. Después de haber recorrido el sur de Francia con la firma Colgate-Palmolive, se unió al departamento de ventas y marketing de la multinacional Henkel. De allí paso al Canal+, que en aquel momento comienza a establecerse en el norte de África, como director comercial.

En 1996, creó su propia agencia de comunicación KNRG en sociedad con su hermano Ghazi. En 2002 se transformaron en el grupo internacional independiente de medios y publicidad, Karoui & Karoui World. El grupo comienza a diversificarse con filiales de producción audiovisual, interactividad digital, exhibición urbana y un sello musical. En 2009, adquieren la filial de televisión de grupo Nessma.

Impulsa la difusión del patrimonio musical del Magreb y produce el programa de televisión Star Academy Maghreb donde jóvenes del norte de África viven juntos y se conocen en un intento de mostrar que las barreras a la unión del Magreb son solo políticas.

Durante la Revolución del Jazmín transforma el canal Nessma en un medio de referencia sobre el panorama político de Túnez. Karoui luego transmitió la entrevista de Béjil Caïd Essebi, una personalidad ausente de la escena política durante más de veinte años.

El 9 de octubre de 2011 su cadena difunde el comic Persépolis, de Marjane Satrapi. El relato comienza a partir del años 1979, cuando Marjane tiene diez años y desde su perspectiva infantil es testigo de un cambio social y político que pone fin a más de cincuenta años de reinado del Sha de Irán y da paso a una república islámica. El comic, difundido inicialmente en Francia, ha sido considerado una blasfemia por parte de los islamistas de diversos países.

Tras finalizar la emisión unos doscientos islamistas intentan quemar el edificio de Nessma antes de atacar la casa de Karoui unos días después. El empresario  fue sometido a juicio acusado blasfemia enfrentando una pena de tres años de cárcel. Finalmente, tan solo fue condenado a pagar una multa de 2.400 dinares. En el juicio, el discurso de Chokri Belaid, líder de la izquierda y abogado de Karoui causó sensación y firmó su sentencia de muerte, nueve meses después fue asesinado por los islamistas.

Tras la victoria de los islamistas de Ennahda en la elección de la Asamblea Constituyente de 2014, con Beji Caïd Essebi y un pequeño grupo figuras políticas, Karoui encara la creación de un partido político destinado a constituir un contrapeso al poder gobernante. Este partido, denominado Nidaa Tounes se convirtió en la primera formación política del país al ganar las elecciones parlamentarias de octubre de 2014. En las elecciones presidenciales de diciembre de ese año el anciano Beji Caïd Essebi de 87 años se transforma en presidente de Túnez.

El 25 de junio de 2019, Nabil Karoui deja el partido Nidaa Tounes para fundar el denominado “Partido del corazón de Túnez” y se convierte en candidato presidencial.

El 8 de julio en el marco de acusaciones presentadas en 2016, se lo acusa junto a su hermano de lavado de dinero, se congelan sus propiedades y se le prohíbe abandonar el país. El 23 de agosto a dos semanas de las elecciones presidenciales es arrestado por orden de la División de Acusación del Tribunal de Apelación de Túnez. El 3 de septiembre, un tribunal de apelaciones rechazó la solicitud de liberación de Nabil Karoui.

Pese a no poder desarrollar la campaña electoral Karoui, gracias a su poder mediático, obtiene el segundo puesto en las elecciones presidenciales con el 15,6% de los votos. Su éxito se debe al apoyo conseguido en las clases más populares gracias a las actividades caritativas de Khalil Tunis, la fundación benéfica dedicada a la memoria de su hijo, fallecido en 2016 en un accidente automovilístico.

Uno de estos dos hombres, el “conservador” o el “modernista”, se transformará en el nuevo presidente de Túnez después de la segunda ronda electoral cuya fecha no se ha definido por el momento pero se estima que tendrá lugar entre el 6 y el 13 de octubre próximos. Si el electo resulta ser Nabil Karoui la justicia tunecina deberá resolver sobre su capacidad para ejercer el cargo.



miércoles, 18 de septiembre de 2019

COMENZARON LAS PUJAS EN EL FRENTE DE TODOS



Todavía no son gobierno y ya comenzó la puja de poder dentro del Frente de Todos entre peronistas y kirchneristas. Es decir, entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

Después de imponerse por amplio margen en la elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias del pasado 11 de agosto, Alberto Fernández trata de hacer creer al electorado de que es el virtual presidente electo y que no hay nada más por hacer.
Intenta crear la idea de que las elecciones generales del próximo 27 de octubre constituyen un mero formulismo y que no está de campaña sino dedicado a organizar el próximo gobierno kirchnerista que asumirá inexorablemente el 10 de diciembre. Incluso afirma que tiene definido el 70% de su futuro gabinete de ministros.

Al mismo tiempo el candidato kirchnerista trata de enviar señales de calma y moderación al electorado de clase media que, aunque disconforme con el gobierno de Mauricio Macri, teme un retorno de Cristina Fernández de Kirchner y sus huestes de La Cámpora.

El 11 de septiembre llegó incluso a llamar a la calma a sus aliados de la izquierda que atronaban las céntricas calles de Buenos Aires con marchas de protesta. “Pido a todos los argentinos mantener la calma – dijo conciliador Fernández- todos sabemos de la justicia de los reclamos. Pero todos debemos intentar no complicar el escenario que tenemos. […] Lo que pido a todos los argentinos es serenidad. Lo peor que nos puede pasar es que los nervios abran paso a los violentos y que los violentos se lleven la salud y la vida de alguien.”

En la misma dirección, Alberto Fernández ha negado que el kirchnerismo se proponga reformar la Constitución Nacional, para habilitar la reelección presidencial y alterar el régimen de propiedad privada. “No hay ninguna posibilidad de que a mí me convenzan de que hay que reformar la Constitución”, declaró Fernández en entrevista con el periodista Joaquín Morales Solá.

También trata de calmar a los mercados financieros, a los inversores y gobiernos extranjeros asegurando que Argentina cumplirá con sus obligaciones con los organismos financieros internacionales.

Incluso recorre países y se entrevista con sus aliados ideológicos con actitudes de presidente electo cuando en verdad es tan sólo uno más de los candidatos en campaña.

Mientras, Alberto Fernández adopta la estrategia de reunirse con dirigentes peronistas moderados, gobernadores de provincia, tecnócratas y sindicalistas haciendo todo tipo de promesas y ofrecimientos de cargos para ganar adhesiones y evitar que le recuerden sus dichos cuando era un quejoso disidente del kirchnerismo. A los futuros candidatos, Fernández les exige el más absoluto secreto y que no hagan ningún tipo de declaraciones. En las filas del “Albertismo” el único vocero es él.

El primer círculo que rodea al candidato presidencial esta formado por un grupo de antiguos amigos del Partido Justicialista porteño que se formaron en los ochenta y noventa en torno del polémico Carlos Grosso.

Grosso, miembro de la llamada Renovación Peronista, fue intendente de Buenos Aires durante el primer gobierno de Carlos S. Menem. Debió dejar su puesto y terminó encarcelado brevemente por cargos de corrupción y asociación ilícita. Grosso convertido en un símbolo de la corrupción nunca logró reciclarse como político pero siguió actuando intensamente como operador político en las sombras. De fuertes vínculos con la familia Macri, para quienes trabajo como analista político durante los años de la dictadura (1976 – 1983), hoy mantiene buen diálogo con el presidente Mauricio Macri quien escucha sus sugerencias y consejos.

Alberto Fernández formó parte del equipo de Carlos Grosso como intendente y de esa época conserva buenos amigos. En especial, el actual presidente del PJ porteño, el secretario general del poderoso gremio de los porteros y trabajadores de edificios, Suterh, Víctor Santa María.

Santa María es quién ha prestado a Alberto Fernández el búnker de oficinas de la calle México 337 donde el candidato del Frente para Todos ha establecido su cuartel general. El sindicalista es también un importante empresario con raíces en los medios de comunicación y la cultura.

Santa María es director del “Grupo Oktubre” que gestiona las revistas Caras y Caretas, el diario de izquierda Página 12, Diario Z, Revista PIN, Planeta Urbano y las emisoras de radio AM 750, Radio Oktubre FM 89.1, Radio Gol FM 94,7, Radio Palermo FM 93.9 y Radio Malena (solo streaming).

Incluso es el único sindicalista que cuenta con una universidad propia la UMET (Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo) que gestiona otro hombre cercano a Alberto Fernández, el rector Nicolás Trotta.

El grupo se completa con el director de la Editorial Oktubre, Juan Manuel Olmos. Santa María, Olmos y Trotta fueron los artífices de la visita del expresidente Inacio “Lula” da Silva a Argentina para dar una conferencia en la UMET. Este hecho explica los vínculos de Alberto Fernández con el Partido de los Trabajadores de Brasil y con Lula en particular.

El círculo íntimo también cuenta con el abogado y ex Embajador Eduardo “El gordo” Valdés quien aporta contactos diplomáticos y aspira a ser ministro de Relaciones Exteriores, junto a el opera su hijo Juan Manuel activo en el peronismo juvenil porteño.

Por último, esta la compañera de universidad de Alberto, hoy su socia en múltiples negocios, especialmente inmobiliarios, la abogada y ex secretaria de Justicia Marcela Losardo, que lo ha acompañado en todos los cargos públicos que ocupó el candidato.

En el segundo círculo se sitúan diversos políticos peronistas y tecnócratas. Comenzando por los economistas del llamado “Grupo Callao”: Guillermo Nielsen, Cecilia Todesca, Matías Kulfas, Fernando Peirano y Emmanuel Álvarez Agís. También están allí figuras emergentes como Santiago Cafiero, Miguel Cuberos, Guillermo Justo Chávez, Natalia De Sio, Juan Courel, Juan Pablo Biondi y el candidato a jefe de Gobierno porteño Matías Lammens o históricos como Fernando “Chino”, Felipe Solá, Sergio Massa y el sindicalista Rodolfo Daer.
Por último, están algunos intendentes bonaerenses no muy conformes con la conducción provincial de Axel Kicilloff: Gabriel Katopodis, Mariano Cascallares y Juan Zabaleta, Martín Insaurralde, Julio Zamora y el caudillo de la Costa Juan Pablo de Jesús.

El “Albertismo” también integra a diversas figuras extrapartidarias que se han acercado recientemente al Frente para Todos:  la agrupación Somos de Victoria Donda, Nuevo Encuentro de Gabriela Cerruti, Unidad Popular de Claudio Lozano, Proyecto Sur de Pino Solanas, el maoísta PTP y figuras como el Secretario General de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) Roberto Pianelli y  la abogada Eli Gómez Alcorta. 

El cuadro finaliza con un conjunto de dirigentes que actúan de puente entre los sectores “albertistas” y “cristinistas” visitando tanto el búnker de la calle México como el Instituto Patria, en especial los camporistas Eduardo “Wado” de Pedro y Juan Cabandié.

En la otra vereda está sin duda Cristina Fernández de Kirchner quien se considera la auténtica dueña de los votos y que proyecta otro tipo de gobierno recostándose en sus aliados y financistas internacionales, en especial, Nicolás Maduro y los gobiernos de Cuba y Rusia.

Los incondicionales de Cristina Fernández de Kirchner tienen su cuartel en el Instituto Patria, comenzando por su hijo el diputado Máximo Kirchner, el economista Axel Kicilloff, el exsecretario Legal y Técnico Carlos Zannini, el extitular de la AFI, Oscar Parrilli, el exsecretario de Planificación Estratégica para el Pensamiento Nacional Ricardo Foster, el abogado Eduardo Barcesat y el sociólogo Edgardo Mocca.

Además de los militantes de La Cámpora, Cristina cuenta con el apoyo de los llamados “Cayetanos”, un conjunto variopinto de organizaciones sociales que se han agrupado por iniciativa del papa Francisco y que son aliados críticos del Frente de Todos.

El grupo es liderado por tres organizaciones: La Corriente Clasista y Combativa (CCC), la Confederación de los Trabajadores de la economía Popular (CTEP) y Barrios de Pie y otras agrupaciones de menor capacidad de movilización como el Movimiento Evita, el Frente Popular Darío Santillán y el Frente de Organizaciones en Lucha y sindicalistas como Juan Carlos Schmid y ATE Nacional. Por parte de la Iglesia estos grupos dialogan con los obispos Fernando Maletti y el titular de la Pastoral Social, el obispo Jorge Lugones.

Los Cayetanos son organizaciones combativas que en el último año han incrementado su poder de movilización debido a que disponen de mayores recursos financieros provenientes, en su mayor parte, de fondos aportados por el gobierno venezolano de Nicolás Maduro.

Esta disponibilidad de recursos se aprecia en la gran logística que exhiben en sus movilizaciones: remeras, globos, gigantografías, medios de transporte propios, etc. Incluso la CTEP, de Juan Grabois cuenta con una flota de ambulancias para asistir a sus militantes en las marchas, tal como puede verse en la foto que ilustra este artículo.

El sector cristinista del Frente de Todos no apoya la estrategia electoral y los planes de gobierno que elabora Alberto Fernández. Incluso algunos hacen todo lo posible por sabotearlos.

Recientemente, el dirigente social Juan Grabois, un mimado del papa Francisco y de Cristina Kirchner, grabó un video, donde planteó: “nadie puede tener más de 5 mil hectáreas” y para ello propuso la expropiación de 50 mil parcelas para entregárselas “en propiedad a los pequeños productores y pagarles a los propietarios el precio de mercado de la tierra en un proceso de pago de 20 años".

Además, el piquetero propuso la confiscación de terrenos y viviendas urbanas no ocupadas por sus propietarios para ser entregada a pobladores sin techo.

Grabois no se quedó en las palabras, pocos días después envió a sus militantes de la CTEP a generar incidentes en los lujosos shoppings de Patio Bullrich, Village Recoleta, Galerías Pacífico y Alto Palermo, donde tienen sus locales las principales marcas internacionales. Los piqueteros hostigaron a los clientes que hacían sus compras en esos locales acusándolos de oligarcas que compran productos de lujo mientras “el pueblo” pasa hambre.

También desde el Instituto Patria, se difunde una versión muy distinta del discurso de campaña de Alberto Fernández. La web del Instituto difunde cursos para sus militantes de “Formación Política en tiempos de Lawfare”, es decir, “guerra judicial”, tal como denominan  los kirchnerista al accionar de la justicia federal de Argentina investigando la corrupción durante los doce años de gobierno de Néstor y Cristina Kirchner.

La web del Instituto Patria incluso ha llegado a publicar el borrador de un preámbulo para una nueva Constitución de Argentina donde dice: “La Nación Argentina surgida de las luchas por la independencia nacional y del continente suramericano, reconociendo y valorando a los pueblos originarios que poblaron su territorio y el continente que integra, adopta la forma republicana, representativa, participativa y federal para su gobierno, en base al principio de soberanía del pueblo de la Nación, fuente de toda legitimidad política y su derecho a la autodeterminación y a la independencia económica”.

“La Nación Argentina es multiétnica, respetuosa del pluralismo cultural y de creencias, con igualdad para todos sus habitantes, fundada en una justa distribución de la riqueza y de la capacidad para el acceso y satisfacción de los derechos humanos, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.”

Los kirchneristas postulan una nueva Constitución donde se modifique el régimen de propiedad privada, del capital, la democratización del Poder Judicial con jueces votados por el pueblo, la responsabilidad social de los medios de comunicación y otros cambios radicales.

Este doble discurso no es casual. Indica la existencia de una sórdida competencia entre dos sectores del Frente para Todos. El constituido por el peronismo histórico que cierra filas en torno de Alberto Fernández y está formado por gobernadores de provincias, políticos moderados y los sindicalistas que controlan la central obrera de la CGT, por un lado.

Este panorama no deja de inquietar a una buena parte del electorado argentino incluso de aquellos sectores moderados que votaron al Frente de Todos cansados del severo ajuste económico llevado a cabo por el presidente Macri.

No son pocos los argentinos que están realizando averiguaciones en las embajadas de España e Italia para obtener una ciudadanía comunitaria con vistas a una posible inmigración. Los ocurrido en Venezuela con el éxodo de población podría repetirse en Argentina incluso con buena parte de los 40.000 venezolanos que llegaron al Río de la Plata en los últimos años.

El temor e incertidumbre que viven algunos argentinos también podría cambiar los resultados electorales de agosto, dándole al presidente Macri la posibilidad de llegar a una segunda vuelta electoral. Por el momento, la posibilidad parece aún muy remota pero falta más de un mes de campaña electoral y eso en Argentina es mucho tiempo.