viernes, 30 de julio de 2021

El separatismo saharaui frena la integración económica de África


Un foro económico realizado esta semana en la capital ghanesa de Accra cuestionó la participación de la inexistente República Árabe Saharaui Democrática en la Unión Africana

El conflicto del Sáhara es un diferendo artificial que se remonta a los tiempos de la Guerra Fría y que hoy constituye una remora que impide el proceso de integración no sólo en el Magreb sino en el África toda.

Así lo perciben cada día más diversos actores estatales y organizaciones de la sociedad civil africana.

En este contexto el Frente Polisario, un grupo armado que vive de la ayuda humanitaria internacional y que sin embargo pretende conformar un falso Estado dentro del territorio argelino y desde el cual afirma que desarrolla una “guerra” contra el Reino de Marruecos, resulta una patética entidad fantasma que incluso, desde la aparición del Movimiento Saharaui por la Paz, tampoco puede presumir de ser el “único representante” de la población marroquí retenida en Tinduf.

Un claro ejemplo del descrédito y desprecio que provocan las insistentes y disparatadas demandas del Frente Polisario tuvo lugar en la ciudad de Accra, capital de la República de Ghana, el pasado 28 de julio.

El evento fue organizado por el think tank ghanés Imani Center for Policy and Education bajo el lema “El imperativo de la recuperación económica: cómo la solución de la cuestión del Sáhara puede reforzar la integración regional y continental en África”. 

Como la ciudad de Accra s la sede de la Secretaría del Tratado de Libre Comercio Continental Africano (AfCFTA), los debates se centraron en los desafíos a la integración económica regional y continental, con especial énfasis en el papel de las comunidades económicas regionales y sirvió para que s unificaran las voces críticas contra la permanencia del grupo separatista dentro de la Unión Africana.

Los participantes del vento consideraron que los conflictos artificiales, como la cuestión del Sáhara, constituyen el principal obstáculo para la integración económica de África.

En este contexto, los asistentes al Seminario juzgaron que el incidente de Guerguerat, en noviembre de 2020, donde un grupo armado que respondía al Frente Polisario, en una provocación sin precedentes obstruyó durante tres semanas una ruta vital, que une a Europa, el Norte de África y a los países del África Occidental, a puesto en peligro la seguridad y la economía de todos los países de la región.

En el seminario también se debatieron las distintas alternativas para la solución definitiva del diferendo, arribano los presentes a la conclusión que la Iniciativa para la Negociación de un Estatuto de Autonomía para la Región del Sáhara, presentado por el Reino de Marruecos ante Naciones Unidas en 2007, constituye la única solución realista, justa y posible para esta cuestión.

La conclusión a que arribaron los participantes del Seminario es que la Unión Africana debe realizar en forma urgente una importante arquitectura institucional que permita dejar de lado las demandas artificiales separatistas y secesionistas que están frenando la integración económica y el desarrollo sustentable del continente africano.

Este Seminario constituyó un firme y decisivo avance en el proceso de exclusión de la inexistente RASD de la Unión Africana organización de la cual nunca debió formar parte porque no constituye un Estado africano.     

AUTOGOLPE DE ESTADO EN TÚNEZ


La pulseada entre el presidente Kaïs Said y el partido islamista Ennahda ha creado una crisis de gobernabilidad en Túnez. El presidente destituyó al primer ministro y disolvió la Asamblea de Representantes del Pueblo.

CONTENIDO

Túnez es el más pequeño de los cuatro países africanos que forman el Magreb. Aunque sus más de once millones de habitantes lo sitúan por encima de Libia en población.

Precursor de las “primaveras árabes” con la llamada “Revolución de los Jazmines”, que puso fina -al costo de más de trescientas vidas- a dos décadas de la dictadura de Zine El Abidine Ben Alí y su partido Reagrupamiento Constitucional Democrático (RCD), Túnez ha tenido desde entonces diez gobierno que no han logrado estabilizar al país.

La pandemia del Covid 19 se ha hecho sentir intensamente en Túnez, convirtiéndolo en el país con más muertos por Covid en África según la Organización Mundial de la Salud. Solo algo más del 5% de la población tunecina ha sido vacunada contra el Covid y falta toda clase de insumos médicos en especial respiradores y oxígeno. Las camas de los hospitales se encuentran ocupadas en un 90%.

También la economía tunecina ha sufrido por la pandemia. La desocupación afecta al 40,8% de los jóvenes tunecinos y en 2020 el PBI cayó un 8,8%. La pandemia afectó especialmente a los sectores que integran la industria turística que aportaba el 8% al PBI.

LOS PROLÓMNOS DE LA CRISIS

Las elecciones legislativas de octubre de 2019 dieron origen a un parlamento dividido entre más de treinta partidos. La primera minoría quedó en manos del partido “demócrata musulmán” de carácter conservador Ennahda que obtuvo 64 de los 217 escaños de la Cámara de Representantes del Pueblo. La fragmentación del Parlamento fue una de las causas de la paralización del gobierno.

En las elecciones presidenciales, realizadas por separado de las legislativas, se impuso el jurista Kaïs Said de 63 años. Un profesor jubilado de Derecho Constitucional en la Facultad de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de Túnez que era asiduo panelista de los programas políticos en la televisión local.

Sus partidarios se refieren al Presidente como “Robocop” por su imperturbable rostro y el tono monocorde de su voz.

Said, que realizó una campaña electoral basada en denunciar la corrupción de los partidos políticos, en anunciar una política conservadora y en formular promesas populistas, se impuso en la segunda vuelta por el 72,71% de los votos.

Tras la dimisión del primer ministro Elyés Fakhfakh, en julio de 2020, por un conflicto de intereses, el presidente Said nombró en ese cargo a Hilchen Mechichi, un tecnócrata que hasta entonces se desempeñaba como ministro del Interior. Said y el nuevo primer ministro, que contaba con el apoyo de los conservadores de Ennahda, pronto entraron en colisión por el poder. La puja culminó, en febrero, cuando el Presidente anuló un cambio de gabinete -que tiene 25 integrantes- que el Primer Ministro había concertado con el partido Ennahda.

EL GOLPE DE ESTADO

La crisis actual comenzó el miércoles 21 de julio, cuando ante el creciente descontento popular por el manejo de la pandemia, el Primer Ministro Hilchen Mechichi cesó al ministro de salud Fawzi Mahdi.

La medida resultó insuficiente para calmar la indignación popular por la falta de vacunas y el presidente Said y sus partidarios vieron la oportunidad de sacar provecho de la situación que se había creado.

Manifestantes exaltados atacaron la sede del partido Ennahda en la ciudad de Túnez y en las provincias de Tozuer, Kairouam, Sidis Bouzid, Sfax Nabeul, Gafsa, Sousse, Mahdia y ekl Kef coreando consignas contra el presidente de la Cámara de Representantes y líder del Ennahda, Rashid Ghannouchi.

El domingo 25 de julio en un mensaje televisivo el presidente Kaïs Said, con el apoyo del Ejército, destituyó al primer ministro Hichen Mechichi y al día siguiente decretó el cese del ministro de Defensa Ibrahim Bartaji y al ministro de Justicia Hasna Ben Slimane. También clausuró al Parlamento y cerró sus instalaciones, el quitó la inmunidad a los diputados y prohibió la salida del país de Rashid Ghannouchi y del resto de los diputados de Ennahda.

Además ordenó el cierre de las oficinas de la agencia notciosa catarí Al Jazeera. El marte 27 el presidente destituyó a veinte altos funcionarios de gobierno entre los que se figuraron el Fiscal general de Estado, el Secretario de Gobierno, el Director de Gabinete de la presidencia de gobierno, el Jefe de la Autoridad General de Resistentes, Mártires y Heridos de la Revolución y de Operaciones Terroristas, así como de los consejeros del depuesto primer ministro.

Al mismo tiempo la Fiscalía General anunció una investigación contra Ennahdha, su partido aliado Qalb Tounes y la formación Aich Tounsi, por la presunta financiación con dinero del extranjero de sus respectivas campañas electorales en 2019.

El presidente invocó el artículo 80 de la Constitución de 2014 para justificar la legalidad de sus actos.

Según el artículo 80, el presidente puede adoptar “medidas excepcionales” en caso de “peligro inminente de las instituciones del país”. Sin embargo, el Presidente solo puede adoptar el Estado de Excepción, previa consulta con el Primer Ministro, el Presidente de la Asamblea de Representantes del Pueblo y luego de informar al Presidente del Tribunal Constitucional.

Ninguno de estos procedimientos fueron cumplidos por el presidente Kaïs Said pese a su profundo conocimiento del derecho constitucional. Además, Túnez carece de Tribunal Constitucional porque el Presidente se ha negado sistemáticamente a aprobar la ley que los constituiría.

Por lo tanto, el proceder del presidente Kaïs Said es claramente ilegal y constituye un auténtico golpe de Estado.

El presidente Said ha prometido “normalizar” al país en el plazo de treinta días pero existen dudas de que cumpla su promesa.

Internacionalmente la crisis en Túnez ha despertado honda preocupación. Los Estados Unidos, la Federación de Rusia, la Comunidad Europea y la Unión Africana han demandado una solución rápida y pacífica que restaure el régimen constitucional en el país.

Los islamistas del partido Ennahda demandan la celebración de nuevas elecciones legislativas y presidenciales como parte de una hoja de ruta que restablezca la democracia en Túnez.

En tanto la poderos central sindical Unión General de Trabajadores de Túnez (UGTT), que representa a tres millones de trabajadores, y diversas asociaciones de abogados y profesionales demandan también el cumplimiento estricto del plazo anunciado por el Presidente para restaurar la legalidad democrática.

Por el momento, los principales analistas se preguntan que camino seguirá Túnez. Los más pesimistas consideran que podría ocurrir como en Libia que vive desde hace diez años en guerra civil o como en Egipto, donde un golpe de Estado anti islamista derivó en una dictadura autocrática apoyada por el Ejército.

 

miércoles, 28 de julio de 2021


 DECLARACIÓN CONMEMORATIVA DE LA FIESTA DEL TRONO

N° 001/2020

 

La ASOCIACIÓN DE AMIGOS DEL REINO DE MARRUECOS EN ARGENTINA tiene el gran agrado de saludar y felicitar al pueblo marroquí y a su Majestad el Rey Mohammed VI al cumplirse los exitosos primeros veinte y dos años de su reinado.

ASAMIMARG felicita el Rey Mohammed VI por su incasable labor en defensa de la integridad territorial y la independencia del Reino, la protección y plena vigencia de los derechos humanos, la completa democracia participativa, la protección de los derechos y empoderamiento de la mujer en la sociedad marroquí. Así como el impulso dado al desarrollo sostenible y la atracción de inversiones productivas extranjeras para el crecimiento y la prosperidad de Marruecos.

ASAMIMARG, también agradece al Rey Mohammed VI por sus incansables esfuerzos en la lucha contra las consecuencias de la pandemia del coronavirus COVID 19 que no solo termina ha terminado con la vida de millones de personas en todo el mundo sino que ha destruido la economía de muchos países. Gracias a Su Majestad, Marruecos es uno de los países que mejor ha gestionada la crisis del coronavirus.

ASAMIMARG, al mismo tiempo, agradece a su Majestad Mohammed VI por su intensa labor internacional en la búsqueda de una solución realista, justa y posible para el Conflicto en la región del Sáhara.

ASAMIMARG se siente también en la obligación de reconocer los grandes esfuerzos llevados a cabo por el Rey Mohammed VI para impulsar a nivel internacional políticas destinadas a la protección de la Casa Común de todos los hombres y la lucha contra el cambio climático global.

ASAMIMARG tiene también la obligación de reconocer la gran labor humanitaria realizada por el Rey Mohammed VI para proteger a todos los derechos y la vida de los migrantes allí donde se encuentren sin importar su nacionalidad.

ASAMIMARG reconoce los esfuerzos realizados por Su Majestad para impulsar cooperación regional, la tolerancia y el entendimiento religioso. Esa concepción del Rey de Marruecos se concretizó en el accionar de la Fundación Mohammed VI para los Ulemas y en las contribuciones que hace el Instituto Mohammed VI para la Formación de Imanes, Murchidíes y Murchidat en la capacitación de religiosos islámicos provenientes de diversos países africanos y europeos que estudian becados, en Rabat.

Por último, ASAMIMARG debe reconocer la generosa y desinteresada tarea de solidaridad y hermandad que durante todo su reinado ha llevado a cabo su Majestad Mohammed VI en ayuda y protección de los pueblos hermanos de África y Medio Oriente. En especial, trascendente decisión de reintegrar a Marruecos a la relevante posición que le corresponde en los asuntos africanos al decidir su retorno a la Unión Africana.

Por todo ello, la ASOCIACIÓN DE AMIGOS DEL REINO DE MARRUECOS EN ARGENTINA se suma a la celebración de pueblo marroquí en honor de su Rey y espera que su Majestad Mohammed VI siga reinando por muchos años más en beneficio de los marroquíes, de los pueblos africanos y para un mejor entendimiento entre los hombres de buena voluntad en el mundo.

Nuevamente, muchas felicidades y gracias su Majestad.


Buenos Aires, 29 de julio de 2021

martes, 27 de julio de 2021

EL AFFAIRE PEGASUS: UN CASO TÍPICO DE DESINFORMACIÓN A GRAN ESCALA


 

El consorcio periodístico Frobidden Stories lanzó una denuncia sobre el empleo del malware de espionaje israelí Pegasus por parte de diversos gobierno pero no ha sido capaz de brindar las pruebas de sus temerarias afirmaciones.

Insólitamente la ONG Amnistía Internacional y el consorcio periodístico francés Forbidden Stories han desatado un escándalo internacional acusando a un conjunto de países de practicar el espionaje telefónico e informático en base a información clandestina supuestamente robada de un servidor de la empresa israelí NSO Group.

Sin prestar pruebas concretas, Forbidden Stories, un consorcio periodístico sin fines de lucro con sede en Paris formado por 17 medios de diez países distintos, entre los que figuran Le Monde, The Guardian, The Washington Post, France Info y los medios mexicanos Proceso y Aristegui Noticias entre otros, afirmo que más de 50.000 teléfonos de personalidades entre las que se encuentran catorce jefes de Estado (Emmanuel Macron, el rey Mohammed VI, el iraquí Barham Saleh, el sudafricano Cyril Ramaphosa, etc.), altos funcionarios, periodistas, defensores de derechos humanos y disidentes políticos estaban infectado por el software espía Pegasus producido y administrado por NSO Group.

Supuestamente, la ONG Amnistía Internacional y el laboratorio canadiense Citizen de la Universidad de Toronto peritaron una muestra de 43 teléfonos )menos del uno por mil del total) encontrando que 36 de ellos (el 85% de los equipos peritados) estaban infectados por el malware Pegasus.

Forbidden Stories presente una lista de países entre los que figuran Azerbaiyán, India, Barein, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Marruecos, Kazajistán, Ruanda, Hungría y Togo de haber adquirido el software Pegasus.

Otras fuentes más objetivas señalan que una sesenta agencias militares, de inteligencia o seguridad de cuarenta países del mundo emplean esa tecnología. Incluso NOSO Group señala que el 51% de sus clientes son agencias de inteligencia, 38% cuerpos de seguridad y el 11% ejércitos.

Además, la firma israelí insiste que Pegasus es un arma esencial en la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado y da como ejemplo la participación de su software en la detención del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán Lorea y en el esclarecimiento de la muerte del periodista y disidente saudí Jamal Khashoggi.

Lo cierto es que los avances de la tecnología y el incremento de las amenazas criminales, las pujas geopolíticas, los intentos desestabilizadores y separatistas fuerzan a los gobiernos a reforzar los controles sobre las actividades de grupos y personas de interés por lo cual se han multiplicado las empresas que ofrecen a los Estados software de control de comunicaciones.

Incluso las empresas multinacionales que realizan “inteligencia competitiva” recurren a los servicios de esas empresas. Incluso el teléfono hombre más rico del mundo y un magnate tecnológico Jeff Bezos fue infectado, en 2018, con el software Pegasus 3. El ataque derivó en el divorcio de Bezos.

Probablemente otras personalidades y empresas han padecido este tipo de ataques y chantajes por parte de gobiernos, competidores comerciales o delincuentes de cuello blanco, sólo que han preferido mantener el hecho en secreto para no aumentar los perjuicios.

Entre los principales proveedores de este tipo de servicios se cuentan, además de la israelí NSO Group, la también israelí Candirú que produce el software “Devils Tongue”; la empresa israelí con sede en Madrid, Back Cube Inteligencia Creativa y la firma italiana con sede en Milán, Hacking Time.

Los Estados Unidos, Rusia y China Popular tienen sus propios desarrollos en este campo. La Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, por ejemplo, emplea un software espía denominado “Dark Matter” para infectas a los dispositivos de la firma Apple.

En otras palabras todos los países niegan su empleo para la mayoría de las agencias de inteligencia recurren clandestinamente a su uso para reunir informaciones sobre blancos sensibles.

Por lo cual, la denuncia de Forbidden Stories tiene todo el aspecto de un montaje donde cada uno de los principales medios que lo componen ha incluido en la lista de usuarios a los gobierno que desea atacar sin brindar ninguna prueba concreta que sostenga las acusaciones que formuló.

El engaño de Forbidden Stories parece parte de la industria clandestina de las noticias falsas. Alimentada por empresas periodísticas que realizan operaciones de influencia geopolítica. Así siembran cizaña entre los gobiernos, difunden encuestas engañosas en periodos electorales, instalan relatos difamatorios o viralizan disparatadas teorías conspirativas, mayormente en las redes sociales. Y ofrecen a sus clientes algo de valor incalculable el anonimato y la posibilidad de negar todo.

Graham Brookie, director del Laboratorio del Investigación Forense Digital del Consejo Atlántico afirma que “El mercado de la desinformación por encargo de gobierno o actores cercanos esta creciendo exponencialmente. El Negocio es un boom”.

 

La huella de esas operaciones de difamación suele conducir y morir en empresas turbias como el consorcio Forbidden Stories, cuya fachada legítima suele ampararse en medios de prensa de cierta credibilidad.

Aunque no siempre funciona, la información por encargo se está volviendo vez más sofisticada, ya que sus cultores han perfeccionado sus técnicas para cubrirse de un manto de credibilidad.

Así, lo ha denunciado en este caso el ministro de Asuntos Exteriores marroquí Nasser Burita diciendo que algunos medios del consorcio periodístico Forbidden Stories “sirven a agendas bien conocidas por su principal hostilidad hacia Marruecos y están ulcerada por sus éxitos bajo el liderazgo de Su Majestad el Rey Mohammed VI.

El ministro indicó que “Marruecos desafía a los que plantean estas acusaciones, incluidos Amnistía Internacional y el consorcio Forbidden Stories, así como a sus partidarios e intermediarios, a que proporcionen pruebas tangibles y materiales en apoyo de sus relatos”, y señaló que los soportes de las medios de comunicaciones y las ONG no logran adaptarse a la realidad de “Marruecos que triunfa, se fortalece y consolida su soberanía a todos los niveles.”

Luego, agregó el ministro, Marruecos ha logrado establecerse como un aliado “confiable” con sus socios, gracias a la eficacia mundialmente reconocida de sus servicios de seguridad, principalmente en la lucha internacional contra el terrorismo, que hizo posible frustrar los complots fomentados contra la estabilidad nacional del Reino, y abortar ataques terroristas en particular en los Estados Unidos, en varios países de Europa, Asia y África.

Según Burita, el momento de esta campaña de desinformación “ciertamente no es trivial”, recordando que en los últimos años, Marruecos “observó picos de hostilidad mediática en algunos países, en vísperas de la celebración por parte del pueblo marroquí. De la Fiesta del Trono”.

Dicho más sencillamente, el llamado “Affaire Pegasus” no es más que una sofisticada operación de desinformación con múltiples blancos.

 

martes, 20 de julio de 2021


 

LA BATALLA DE ANNUAL EN PERSPECTIVA CIEN AÑOS DESPUÉS

Por el Dr. Adalberto C. Agozino

Entre el 21 de julio y el 9 de agosto de 1921 se desarrollo la batalla de Annual donde las fuerzas bereberes de Abdelkrim aniquilaron a un ejército español de más de 13.000 hombres conducido por el general Manuel Fernández Silvestre quién murió en combate.

NOTA A MODO DE PRÓLOGO

El presente informe es extenso pero sabemos que los lectores del Blog aprecian los trabajos originales y los detalles por lo cual hemos incluido numerosas citas y la bibliografía consultada. Este es un trabajo especialmente dedicado a aquellos que gustan de la historia militar. Como advertencia es necesario señalar que este trabajo ha sido realizado únicamente en base a fuentes españolas. Lamentablemente no contamos con fuentes o relatos de autores marroquíes que proporcionen una visión distintas de los hechos. Por lo tanto ignoramos cuáles fueron las bajas que sufrieron las fuerzas de Abdelkrim, dónde se produjeron las mismas o que actos de heroísmo llevaron a cabo los combatientes marroquíes. El lector debe tener en consideración este hecho al evaluar los detalles proporcionados y las conclusiones a que hemos arribado.  

LA OCUPACIÓN COLONIAL ESPAÑOLA EN MARRUECOS

En la segunda mitad del siglo XIX, Marruecos se vio sometido a serios problemas de gobernabilidad que debilitaron el poder del Sultán impidiéndole resistir el impulso imperialista de las potencias europeas. El aislamiento y la debilidad de la monarquía marroquí tendieron a agravarse –a partir de la revuelta contra el sultán que estalló, en 1818, entre los bereberes del Atlas-. No obstante, el país logró mantener su independencia hasta 1911, en parte, gracias a los conflictos que se desataron entre las potencias europeas que estaban interesadas en ocuparlo debido a la importancia geopolítica del territorio marroquí. En especial por su capacidad de controlar el estrecho de Gibraltar desde el sur.

Francia, cuya importancia se había incrementado a lo largo del siglo XVIII, ocupó Argelia en julio de 1830 y Orán en enero de 1831. Los franceses no sólo pretendían controlar las ciudades costeras sino establecer colonos franceses en la fértil llanura costera de Argelia. Las tribus bereberes locales organizaron un movimiento de resistencia en la parte occidental del país, cerca de Orán. Lo lideraron los carismáticos caudillos de las órdenes sufíes –un conjunto de hermandades místicas musulmanas-. De la más poderosa de estas comunidades sufíes de la Argelia occidental, la orden de Qadiriyya surgió un hábil caudillo militar el sharif Abdelkader (1808 – 1883) quien libraría la guerra contra los franceses con gran inteligencia y eficacia. No obstante, en 1843, el general francés Burgeaud al frente de un poderoso contingente comenzó a aplicar una política de exterminio y tierra arrasada en Argelia. En 1843, Abdelkader derrotado debió refugiarse en territorio marroquí. Desde allí comenzó a hostigar a los franceses de Argelia con una guerra de guerrillas.

 El sultán de Marruecos, Abderramán ibn Hicham no deseaba involucrar a su país en el conflicto. Sin embargo, por haber dado asilo a su enemigo, los franceses atacaron la población marroquí de Oujda, en la batalla de Isly, cerca de la frontera argelina, enviando además a su armada a fin de que bombardeara los puertos de Tánger y Mogador. En septiembre de 1844, los gobiernos de Francia y Marruecos firmaron un tratado para restablecer sus buenas relaciones, fijaron las fronteras definitivas entre Marruecos y Argelia y en él se declaró explícitamente que Abdelkader era un proscripto sin derecho a permanecer en lugar alguno del imperio de Marruecos. Finalmente, Abdelkader debió rendirse a los franceses en 1847.[i] La derrota del líder beréber no fue, sin embargo, suficiente para pacificar a la población beréber de la Cabilia que seguía siendo fiel a los ideales independentistas. La resistencia contra los franceses perduró hasta 1857.  

 Francia y España aprovecharon esa momentánea debilidad del Reino de Marruecos para arrebatarle porciones sustanciales de su territorio y finalmente convertirlo, en 1912, en un “protectorado”. El atractivo de Marruecos era superior al de cualquier otro país del Magreb ya que contaba con una importante tradición estatal que se remontaba, a los imperios de los Idrissides y que tenía su continuidad por siglos a través de las dinastías de los almorávides, benimerines almohades, saadistas, watassides y alauitas.

Sucesor natural del glorioso pasado cultural del al-Ándalus, Marruecos era para las potencias europeas fuente de enormes riquezas y un mercado mucho más importante, diversificado y estructurado que el de Argelia y Túnez; consideraban al Reino la puerta definitiva para lograr la penetración en el Sáhara septentrional y para obtener la sumisión de las tribus que lo habitaban, que mantenía obediencia religiosa y jurídica respecto del sultán de Marruecos. 

Marruecos había constituido durante siglos el único Estado musulmán del Mediterráneo que no dependía de Estambul que mantuvo en forma independiente y soberana relaciones comerciales y políticas con los países de Europa y América. Era un Reino independiente, soberano e impenetrable a las influencias extranjeras. 

La existencia de una tradición nacional anterior a la ocupación imperialista y colonialista europea del siglo XX y el hecho de que la monarquía marroquí nunca adoptó una posición claudicante frente a la ocupación extranjera evidencia que la nación marroquí posee una identidad nacional propia precedente al hecho colonial y no forjada a partir de él. 

 A causa de sus potencialidades pesqueras y gracias a las salinas de las Islas Canarias que permitían la conservación y el transporte de pescado, España obtuvo rápidamente una posición dominante en el sur de Marruecos.

 Desde el siglo XV, los españoles se vieron atraídos por ese espacio geopolítico. Su primer establecimiento sobre esta parte del litoral sahariano data de 1476, cuando Diego García de Herrera, señor de Lanzarote hizo edificar una pequeña fortificación que bautizó “Santa Cruz de la Mar Pequeña” y que fue destruido más tarde por el Sultán El Wattassi, en 1527.

 En el año 1860, con motivo del triunfo de los españoles sobre las fuerzas marroquíes en la batalla de Vad Ras, España y Marruecos firman el Tratado de Tetuán por el cual este último pierde el control de parte del Sahara. En el Artículo 8° del Tratado firmado en Tetuán, el 26 de abril de 1860 por O’Donnell y Muley Abbas dice: “Su majestad marroquí se obliga a conceder a perpetuidad a su Majestad Católica en la costa del Océano, junto a Santa Cruz de la Mar Pequeña, el territorio suficiente para la formación de un establecimiento de pesquería como el que España tuvo allí antiguamente”.

 Presionado por la pérdida de sus colonias americanas (solo le restaban Cuba y Puerto Rico que terminaría cediendo, junto a Las Filipinas, a los Estados Unidos tras la “Guerra de Cuba”, en 1898.), el expansionismo geopolítico de España no se saciaría con este establecimiento. En 1881, España incrementó mediante diversas maniobras colonialistas su presencia en la región. Comenzó por establecer una plataforma frente a la península de Río del Oro. Luego simuló una “compra” de ese territorio a la tribu de Ulad Delim, ante escribano, en Las Palmas, por unas monedas de plata. Como es lógico tal adquisición era claramente ilegítima debido a que el vendedor no era el titular de la soberanía que enajenaba y la venta era en realidad una burda expoliación territorial efectuada con engaños y a precio vil. 

 En octubre de 1884, el gobierno de Cánovas envió a Emilio Bonelli, con tres barcos, quien estableció tres factorías a las que denominó: Villa Cisneros –Río del Oro-, Median Gatell –Cabo Blanco- y Puerto Badia –Bahía de Cintra-. A la vez,  firmó diversos convenios con las tribus locales, por las cuales éstas colocaban el territorio bajo el “protectorado” de España. De dichos actos arrancan los supuestos “derechos” españoles sobre el Sahara pues, el 26 de diciembre de 1884, el gobierno español comunicó a las diferentes potencias europeas, de acuerdo con la Conferencia y Acta de Berlín, su dominio colonial entre el Cabo Bojador y el Cabo Blanco. De poco sirvieron las protestas diplomáticas del Reino de Marruecos.

Continuando con su política de “hechos consumados”, en julio de 1886, España declaró uninominalmente que “Todos los territorios comprendidos entre la costa de las posesiones españolas del Atlántico, desde Cabo Bojador a Cabo Blanco y el límite occidental de Adrak, pertenecen a España desde el día de la fecha.”

En el último cuarto del siglo XIX, los intentos reformistas de Mulay Hassan (1873 – 1894) para modernizar el país y sustraerlo de la injerencia europea chocaron con la resistencia de los sectores conservadores de la población y la economía debió hacer frente a nuevas indemnizaciones de guerra a consecuencia del ataque de las tribus rifeñas a las posesiones españolas. El sucesor de Mulay Hassan, Abd el-Aziz, proclamado en 1894 no pudo ocupar definitivamente el trono hasta 1900 por la oposición de algunos caudillos locales muy importantes. Los créditos obtenidos  fueron avalados con los ingresos aduaneros del Reino que pasaron a ser supervisados por los europeos. A través del control de las aduanas, de los créditos y de las obligadas contrapartidas comerciales las grandes potencias europeas tuvieron la oportunidad de interferir en los asuntos internos de Marruecos. No lo desaprovecharon, la “Cuestión de Marruecos” se convirtió en el punto de referencia entre las grandes potencias coloniales del momento.

 En 1904, surgió una crisis entre las potencias europeas motivado por el reparto colonial de Marruecos. Francia y España, contando con la aprobación de Gran Bretaña, firmaron un acuerdo por el cual ambas potencias convenían instituir un protectorado en este país norafricano.  Alemania mostró su disconformidad con dicho acuerdo, al estar también interesada en un protectorado propio en Marruecos, e inició una ofensiva diplomática que culminaría el 31 de marzo de 1905 con la visita a Tánger del káiser Guillermo II quien proclamó su defensa de la independencia marroquí y exigió una convocatoria de una reunión de las potencias afectadas.

 Durante los trabajos preparatorios de la Conferencia se barajaron como sedes de esta las ciudades de Tánger y Madrid aunque finalmente se designó para la realización del evento la ciudad de Algeciras por estar situada en forma equidistante entre Madrid y Rabat y contar con una adecuada infraestructura para albergar el encuentro.

Entre el 16 de enero y el 7 abril de 1906 se reunieron, en el Salón de Plenos de su Casa Consistorial, las potencias del momento: los Estados Unidos, Alemania, Austria-Hungría, Bélgica, Francia, Gran Bretaña, Italia, Holanda, Portugal, Rusia, Suecia, España y por supuesto Marruecos.

Se acordó reconocer los intereses de Francia y España sobre Marruecos dividiendo sus esferas de influencia. A Francia le correspondió el Sur y a España el Norte que era designado como Marruecos Español. Se aseguró el pago del préstamo que Alemania había concedido al Sultán de Marruecos Abd al-Aziz en 1904, la integridad formal del Estado de Marruecos y diversos asuntos económicos y fiscales sobre dicho territorio, como fueron la libertad de comercio para todas las potencias europeas, la recaudación de impuestos, la lucha contra el contrabando y el control aduanero.[ii] Los términos del acuerdo contribuyó a incrementar el malestar de la población marroquí: Abd el-Aziz fue acusado de favorecer la dependencia extranjera y depuesto por una alianza de ulemas, notables de las ciudades y jefes tribales de las zonas rurales. En su lugar fue entronizado Muley Abd el-Hafiz, que se comprometió a rechazar el Acta de Algeciras, a anular las ventajas obtenidas por los extranjeros y a liberar aquellos territorios del Sahara que habían sido ocupados por franceses y españoles.[iii]

En 1907, el asesinato de un súbdito francés en Marrakech y de obreros europeos en Casablanca provocó la intervención franco-española en la ciudad y la del ejército francés en Oujada. En años sucesivos se ponen en explotación las minas de hierro del Rif, el ejército español incrementó su hinterland en torno a Ceuta y Melilla y tropas francesas y españolas penetraron progresivamente en el interior del país. 

Con estas intervenciones y, haciendo caso omiso a las reclamaciones de Alemania por lo que interpretaba como una violación del Acta de Algeciras, Francia consolidaba su privilegiada posición como la principal potencia colonial en el Magreb. 

En abril de 1911 el sultán Mulay Abd el-Hafiz (1907 – 1912), solicitó la ayuda militar de Francia para hacer frente a la rebelión de las tribus que se oponían a la creciente presencia europea en el país. En el mes de mayo las tropas del general Moinier ocupan Fez y las tropas españolas se instalan en Larache y en Ksar el-Kebir. El 30 de marzo de 1912 el Sultán se ve forzado a firmar con el gobierno de la III República la Convención de Fez por la que se acuerda “instituir un nuevo régimen comportando las reformas administrativas, judiciales, escolares, económicas, financieras y militares que el gobierno francés estime necesarias y útiles para el territorio marroquí”. Se incluye, sin embargo, una puntualización relativa a la “salvaguardia de la situación religiosa, notablemente de los habús (o bienes y rentas de procedencia coránica) y a la organización de un Majzén jerifano reformado”. La Convención de Fez constituye el acta de nacimiento del Protectorado de Marruecos por el que Francia ve colmadas sus aspiraciones imperialistas en el Magreb con la obtención de una colonia de 415.000 km².

El Tratado de Madrid, en noviembre de 1912, firmado por Francia, España y el Reino Unido determinó oficialmente la transformación de Marruecos en un protectorado francés seguido de otra importante mutilación territorial. España recibió en compensación 21.000 km² en la región montañosa del Rif, al Norte – donde están Ceuta y Melilla- y la de Ifni al Sur, junto a un territorio marroquí desértico y semipoblado de unos veintitrés mil kilómetros cuadrados que terminaría conociéndose con el nombre de Sáhara Español o Sáhara Occidental.

El Protectorado Español en el norte de Marruecos comprendía una franja territorial pobre, montañosa, y escasamente habitada por una población rebelde. La economía dependía de pequeños valles  donde se practicaba la agricultura y las minas de hierro al oeste y sur de Melilla. Había pedido el control de la ciudad de Tánger en el Norte, de la franja hasta la frontera argelina en el Este y del territorio de Fez al Sur. Sólo poseía una ciudad importante, que era Tetuán, otra mediana, Larache, y tres pequeñas: Arcila, Alcazarquivir y Xauen. El territorio se dividía en setenta y cinco cabilas guerreras de la etnia bereber o amazigh. Las tribus del Rif estaban enfrentadas entre ellas, sin líderes regionales importantes y eran contrarias a la dominación colonial.[iv]

Durante los años del Protectorado Español en el norte de Marruecos, España llevó a cabo una política puramente extractiva y de ocupación militar. No realizó más obras de infraestructura que la estrictamente necesarias para explotar los recursos mineros de la zona o controlar efectivamente el territorio frente a los levantamientos de los marroquíes. No construyó ningún hospital o escuela fuera de las ciudades de Ceuta y Melilla. Ni siquiera difundió el español o cristianismo en Marruecos como hiciera siglos antes en América. Por el contrario, los franceses dejaron una impronta cultural en su Protectorado que aún perdura en el Reino de Marruecos.

REBELIÓN EN EL RIF

El máximo desafío al reparto colonial provenía de las tierras situadas al otro lado de la línea de demarcación del protectorado francés, esto es, por parte de los bereberes en las montañas del Rif, situadas en la zona septentrional española. Su mayor amenaza provendría del habitante de una pequeña población, un juez llamado Mohamed ibn ‘Abd al-Karim al-Jattabi, más conocido como Abdelkrim que desde ese bastión conseguiría organizar durante cinco años (1921 a 1926) una rebelión que habría de cobrarse la vida de decenas de miles de soldados españoles y franceses. Una revuelta que constituyó la peor derrota de un ejército colonial europeo en África en todo el siglo XX.

LOS CONDUCTORES

La batalla de Annual se libró entre un ejército colonial regular y unas milicias tribales, pero allí no acaban las diferencias entre ambos bandos. Los conductores de ambas fuerzas eran también muy distintos y representaban culturas diferentes distintas, además estaban separados por cuestiones de religión, intereses e idiosincrasia. Curiosamente ambos se conocían y cada uno hablaba correctamente el idioma del otro

 

  Caíd Abdelkrim

 

Muhammad Ibn 'Abd el-Karim al-Jattabi nació en la localidad de Axdir, provincia de Alhucemas, Marruecos en 1882. Fue el hijo de Abd El-Karim Al-Jattabi, un caíd, miembro del clan de los Aït Khattab, una facción de la tribu guerrera de los Aït Waryagar o Beni Ouriaghel de la etnia bereber o amazigh. De su padre, jefe del clan, recibió una educación religiosa tras lo cual fue enviado a cursar el bachillerato español en Tetuán y Melilla, después estudio derecho islámico en la mezquita Qarawiyyin en Fez, y más adelante derecho en la Universidad de Salamanca.

 

Aún joven fue nombrado caíd, y a la edad de 32 años, qâdï al-quadât, jefe de caídes. Sirvió a la administración colonial española como traductor y escribiente de árabe en la Oficina Central de Tropas y Asuntos Indígenas de España en Melilla, donde también trabajó para el periódico El Telégrafo del Rif, en el que escribía un artículo diario en árabe.

 

En esa época el joven Abdelkrim dicto cursos de idioma árabe a los oficiales españoles destinados en el Norte de África. Entre sus alumnos figuraron el después general Manuel Fernández Silvestre y el coronel Gabriel Morales. Abdelkrim y Morales se hicieron amigos. Cuando Morales murió combatiendo en Annual, el caudillo marroquí entregó su cadáver para que fuera enterrado en Melilla. Fue el único caso de entrega del cadáver de un soldado español por parte de los irregulares marroquíes.

 

Durante la Primera Guerra Mundial, en 1915, se lo vinculo al espionaje alemán. Aunque el pretexto para su encarcelamiento, en el fuerte de Rostrogordo entre septiembre de 1915 y agosto de 1916, fueron sus actividades en favor de la causa germano – turca. El motivo real de su detención fueron una declaraciones en que se oponía a la ocupación del territorio de su cabila de Beni Urriaguel por España y su decisión de buscar la independencia del Rif no ocupado. Declaraciones que fueron consideradas muy peligrosas por las autoridades coloniales españolas.

 

Prisionero de los españoles, al intentar fugarse cayó desde un muro fracturándose una pierna que curó mal porque se negó a ser atendido por un médico español. A consecuencia de la fractura  quedó con una cojera permanente.

 

En 1921 se había transformado en el líder del movimiento anti-protectorado en Marruecos.

 

En septiembre de 1921, Abdelkrim proclamó su efímera “República de Rif” que  tuvo bandera, constitución y un ejército propio. No obstante, nunca alcanzó el reconocimiento de ningún Estado del mundo ni de la Sociedad de las Naciones. Fue disuelta en 1926 con la derrota de las fuerzas de Abdelkrim.

 

El 17 de agosto de 1925 la prestigiosa revista estadounidense Time dedicó su portada a Abdelkrim.

 

Derrotado en 1926 por las fuerzas españoles y francesas combinadas se entregó a las autoridades francesas que decidieron su deportación e internación en la isla de La Reunión, una posesión francesa de ultramar próxima a Madagascar. En 1947, tras lograr autorización del gobierno francés para su traslado a la metrópoli, escapó durante una escala en Puerto Saíd. El gobierno egipcio, encabezado por el rey Faruq I, le concedió status de refugiado. Desde Egipto encabezó el Comité de Liberación del Magreb. En 1956, tras la independencia de Marruecos, rechazó la oferta del rey Mohamed V de regresar con honores a su patria. Murió en El Cairo en 1963. 

 

General Fernández Silvestre

Manuel Miguel Fernández Silvestre nacido en El Caney, el 16 de diciembre de 1871, entonces en la Capitanía General de Cuba, era hijo del teniente coronel de artillería Víctor Fernández y Pentiaga, casado en segundas nupcias con Eleuteria Silvestre Quesada. El 30 de agosto de 1889, a los diecisiete años, ingresó en la Academia General Militar de Toledo, donde coincidió con otro destacado personaje, Dámaso Berenguer y Fusté, dos años más joven. Pasó a la Academia de Caballería el 9 de julio de 1891. Se graduó como segundo teniente de caballería a los veintiún años, el 9 de marzo de 1893.

Su primer destino fue el 27.º Regimiento de Cazadores de María Cristina, en el que permaneció hasta finales de mayo de 1895, fecha en la que fue destinado a Cuba con el Regimiento Expedicionario de Caballería Tetuán. Desembarcó en Nuevitas el 15 de junio, y el 31 de julio ascendió a primer teniente con veinticuatro años.

En febrero de 1896 fue destinado al Regimiento Expedicionario de El Príncipe, en el que sirvió hasta finales de agosto de 1898. Durante su estancia en Cuba destacó por su valor y forjó la leyenda de su “baraka”[v]. Fue condecorado y felicitado por el gobierno en varias ocasiones, participando en más de cincuenta combates.

El 8 de mayo de 1896 tomó parte en el combate de Arango contra los mambises[vi], en el que cargó varias veces al frente de su escuadrón causándole al enemigo veintiocho muertos al arma blanca. Silvestre recibió cinco heridas de bala y su caballo resultó muerto. Los mambises lo ataron a las ramas de un árbol, le acuchillaron once veces y le dejaron por muerto. Rescatado en estado muy grave, casi desangrado, fue trasladado al Hospital de Morón, donde logró recuperarse.

De nuevo en activo, el 2 de diciembre de aquel año, en Sábana de Maíz, una bala le rozó la frente y estuvo a punto de matarle. Su extraordinario valor y temperamento quedó de manifiesto en la acción de Pinar del Río los días 13 y 14 de diciembre de 1896 donde, después de matarle tres caballos, consiguió un cuarto y volvió al combate. El 10 de julio de 1897 fue ingresado en el hospital de Placeta enfermo de paludismo. El 30 de septiembre de aquel año, con veintiséis de edad, fue ascendido a capitán como recompensa por sus méritos en campaña.

El 11 de enero de 1898, Silvestre recibió dos balazos en la primera carga que realizó su escuadrón, otros tres balazos y trece machetazos en la segunda, heridas en la cabeza, tronco y extremidades, quedando seriamente incapacitado del brazo izquierdo, hecho que disimulaba muy hábilmente. Recibió el ascenso a comandante con esa misma fecha de 11 de enero por los méritos de guerra contraídos en la acción de la Caridad

De regreso a España sirvió en varios regimientos de caballería de Madrid y Zaragoza. El 15 de diciembre de 1899 se casó con doña Elvira Duarte Oteiza, con la que tuvo dos hijos: Elvira y Manuel, que era alférez cuando ocurrió el Desastre de Annual y moriría en la Guerra Civil en 1937. Su mujer murió en Melilla el 19 de enero de 1907, dejándole viudo a los treinta y seis años.

En 1904, tras estancias en diversos regimientos peninsulares, Silvestre fue destinado a Melilla para mandar el Escuadrón de Cazadores de Alcántara. Estudió árabe en la Escuela Oficial de Árabe de Melilla, en la que obtuvo la nota más alta de los catorce alumnos, consiguiendo el título de intérprete.

A finales de agosto de 1908 se trasladó a Casablanca, donde el Ministro de Estado le destinó como jefe superior instructor de la Policía Jerifiana, conforme con el nuevo sultán Abd el-Hafiz. Asimismo, se le nombró instructor de la Policía Marroquí de la ciudad y le dieron el mando de las fuerzas españolas en esta ciudad. El 27 de febrero de 1909, a los treinta y siete años, ascendió por antigüedad a teniente coronel.

En 1911, Silvestre pasó a ser jefe de las tropas de Larache y Alcazarquivir. Los ánimos antiespañoles estaban exacerbados y los Ibn Malek, un clan nativo amigo de España, fueron asesinados en Larache. El 13 de junio los pocos españoles de Larache se parapetaron en los muelles temiendo el ataque de las tribus. Procedente de Casablanca, Silvestre desembarcó en la ciudad y se entrevistó con El Raisuli, ambos congeniaron, dando paso a la solución del conflicto.

El 22 de febrero de 1912, con cuarenta años, ascendió a coronel. En enero de 1913 fue nombrado comandante general de Larache y ascendido a general de brigada, por méritos de guerra, el 19 de junio de 1913, siendo en ese momento el general más joven del ejército. Probablemente por desavenencias surgidas con el general José Marina Vega, asociadas a un tiroteo de enviados del Raisuli en Larache (junio de 1915), fue trasladado a la península ibérica, siendo nombrado ayudante de campo del rey Alfonso XIII, el 9 de julio de 1915, función que desempeñó durante los siguientes cuatro años. Ascendió a general de división el 28 de junio de 1918.

Ante las agresiones cabileñas y la escalada del conflicto con El Raisuli, Fernández Silvestre fue devuelto a la situación activa. El 23 de julio de 1919 fue nombrado nuevo comandante general de Ceuta. El Raisuli fue derrotado por las tropas españolas, entre las que estaban las comandadas por Silvestre, en octubre de 1919.

El 12 de febrero de 1920 Silvestre tomó posesión de la Comandancia General de Melilla, desde la cual empezó una invasión progresiva del Rif con la intención de pacificar la región oriental del Protectorado español que culminaría en la batalla de Annual y con su muerte.

Estos fueron los hombres que condujeron las fuerzas que se enfrentaron en Annual. Abdelkrim era un intelectual, prudente y reflexivo. Un líder espiritual que conducía a sus hombre por un ideal de libertad contra un ejército invasor de sus tierra. El general Miguel Fernández Silvestre era un oficial de caballería, de mucho coraje personal e impetuoso. Buscaba un éxito espectacular para congraciarse con su amigo el rey Alfonso XIII lo cual lo tornaba un conductor militar peligrosamente imprudente.

 

LAS FUERZAS EN PRESENCIA

a)     El Ejército Español en África

La guerra en Marruecos fue muy impopular y generó importantes conflictos en la sociedad española de la época. Los españoles conocían que el Norte de África era en general una región árida y pobre por lo tanto no comprendían el empeño de mantener un conflicto tan sangriento y costoso.

En 1920, España destinaba la mitad de su presupuesto nacional en solventar los gastos de defensa. Sin embargo, el Ejército de África estaba mal armado, deficientemente vestido y peor alimentado. La logística del Ejército Español era un pozo sin fondo de corrupción que involucraba tanto a los políticos civiles como a los altos mandos militares.

España aplicó en Marruecos una estrategia defensiva y de posiciones, en un territorio montañoso y caluroso muy similar al Afganistán donde fracasaron los soviéticos y los estadounidenses. El Ejército español carecía de una doctrina operacional apta para esa guerra. Pretendía controlar la situación en base a posiciones fortificadas, tropas nativas y sobornos a los jefes de las cabilas. Incluso carecían de una cartografía confiable y actualizada.

Las tropas españolas que combatían en el Norte de África estaban formadas esencialmente por soldados de veinte años que debían cumplir un servicio militar de tres años.

Sin embargo, los jóvenes pudientes y de los sectores medios, podían eludir fácilmente el cumplimiento del servicio militar. Inicialmente esto se hacía pagando a alguien para que fuera en su lugar o mediante “reducción” a cambio de una cantidad de dinero.

Este sistema se sustituyó en 1912 mediante el sistema de “cuota”, que permitía al recluta hacer el servicio militar reducido y en el regimiento de su elección a cambio de demostrar que se poseía la instrucción básica, se pagara el uniforme y abonara al Estado una suma determinada. Los “soldados de cuota” no estaban obligados a dormir o comer en el cuartel, cumplían un horario reducido de 07.00 a 14.40 horas y nunca elegían regimientos que podían ser destinados a Marruecos.

Esto hacía que los soldados conscriptos enviados a luchar en Marruecos provinieran generalmente de zonas rurales muy pobres, por lo general jóvenes campesinos analfabetos (el analfabetismo en España en esos años afectaba al 56% de la población), que no estaban motivados por sentimientos patrióticos ni intereses colonialistas y que no terminaban de comprender porque debían ir a “matar moros” o a morir en África.

Eran soldados muy sacrificados y valientes pero estaban mal preparados para el combate y sobre todo para sobrevivir en un territorio particularmente hostil. “Las pagas de Oficiales y Tropa, o no llegaban o lo hacían tarde. Las armas y munición eran vendidas a aquéllos que más tarde las emplearían para darle muerte.”[vii]

En 1921, en la Comandancia General de Melilla existían las siguientes unidades:

Regimientos:

San Fernando N° 11.

Ceriñola N° 42

África N° 68.

Melilla N° 59.

Alcántara N° 14.

Mixto de Artillería

Compañías:

De Mar.

Mixta de Sanidad y Ametralladoras de Posición, que solo contaba con cinco médicos.

Comandancias:

Intendencia.

Ingenieros

Artillería

Grupo de Regulares Melilla N° 2

Brigada Disciplinaria.

Unidad de Policía Indígena.

Guardia Civil y Carabineros.

Unidad de Automóviles Melilla.

Centro Electrónico y Aviación[viii]

Durante el mes de junio de 1921, el general Fernández Silvestre licenció de forma ilimitada a los soldados de la quinta de 1918 y temporalmente a los de 1919. Unos tres mil veteranos fueron  relevados por las quintas de 1920 con una experiencia e instrucción incompleta.

La guarnición, sin incluir al Grupo de Regulares Marroquíes considerados de escasa confiabilidad en combate, sumaban un total de 24.776 hombres, distribuidos de la siguiente manera: 6.765 en destinos burocráticos, 7.732 en las columnas y 10.279 en las posiciones fortificadas. Considerando permisos e incidencias, puede estimarse en unos veinte mil hombres la fuerza presente ese año, incluyendo personal nativo. De ellos 13.363 resultarían muertos en el Desastre de Annual, incluidos 2.390 que pertenecían a los cuerpos de nativos. Algunos autores incrementan la cifra a 18.000 muertos a partir de la toma de Abarrán.

Los soldados españoles estaban pobremente vestidos, en muchos casos calzados con alpargatas y no botas en un terreno particularmente pedregoso, árido y agreste. Estaban dotados de sombreros de tela en vez de cascos metálicos que ya habían probado su eficacia en las trincheras de la Primera Guerra Mundial.

El armamento era el típico de la época, la artillería Schneider de origen alemán era escasa y resultaba de poca utilidad contra tiradores dispersos y en las emboscadas.  Se trataba en su mayoría de cañones de artillería de montaña, pequeñas piezas móviles que se desarmaban para ser transportadas a lomo de mulos en calibres de 20 y 35 mm. Solo las plazas de Ceuta y Melilla contaban con cañones de 75 mm.

La principal arma de apoyo de la infantería era la ametralladora pesada Colt Browning M1895/14, denominada “potato digger” (cosechadora de papas) calibre 7x57 mm, refrigerada por aire que rápidamente se interrumpía por la arena y el recalentamiento además no las había en número suficiente y se carecía de repuestos lo que obligaba en muchos casos a “canibalizar” algunas armas para mantener en funcionamiento a las restantes.

El arma de dotación de la infantería era el fusil a cerrojo Modelo 1893, calibre 7x57 mm sin humo conocido como el “Mauser Español”. Su almacén cargador tenía capacidad para cinco proyectiles que se cargaban rápidamente empleando un peine. Se trataba de un arma robusta, sufrida, confiable y segura que permitía batir con precisión blancos a 150 metros para un tirador medianamente instruido. Si el tirador estaba bien adiestrado podía incluso abatir blancos a cuatrocientos metros de distancia. El problema era que la mayoría de los soldados españoles entraban en combate con muy poca instrucción de tiro (en ocasiones habían efectuado tan solo entre 10 y 15 disparos de prueba) y sobre el cuidado y mantenimiento de sus armas .

El Mauser Modelo 1893 fue empleado por el Ejército Español en Cuba contra los independentistas y las fuerzas de los Estados Unidos y en Filipinas contra las tropas musulmanas del Ejército Revolucionario Filipino y las fuerzas estadounidenses en 1898. El Mauser Español ganó gran reputación por su desempeño en la Batalla de las Colinas de San Juan, donde solo 750 soldados españoles retrasaron significativamente el avance de 8.500 soldados estadounidenses armados con una combinación de fusiles de cerrojo Krag-Jorgensen de calibre .30-40 Krag y fusiles monotiro de retrocarga Springfield Modelo 1873 (Trapdoor Springfield) más antiguos, causando 1.400 bajas a las fuerzas estadounidenses.

Las fuerzas marroquíes al servicio de España estaban formadas por la Policía Indígena y los batallones de Regulares del Ejército. La Policía Indígena estaba organizada en “mías”, unidades equivalentes a una compañía del Ejército y sus cuadros eran nativos se componían de oficiales (caídes),  sargentos (mokaden), cabos (maunin) y policías (áscaris).

 

Además, estaban las tabores (batallones) de Fuerzas Regulares Indígenas con mandos españoles.

Las tropas nativas estaban armadas con fusiles Rolling Block calibre 11,15x57mm monotiro empleados por el Ejército Español entre 1870 y 1893 en que adoptó el Mauser y por Francia en calibre 8x50 Remington Lebel.

 

Las fuerzas indígenas, salvo raras y honrosas excepciones, desertaba matando a sus mandos españoles a la más mínima oportunidad, bien por estar abiertamente en contra, bien por temor a represalias familiares por parte de los rebeldes marroquíes. Su captación entre las propias tribus del Rif significó un claro error como se pudo comprobar durante los combates con sus “primos hermanos” cuando desertaban en masa.

 

La Aviación de Ejército contaba con tan solo dos aparatos que, en esta etapa del conflicto, no tuvieron peso en las operaciones debido a que eran muy vulnerables al fuego enemigo efectuado desde tierra. Además de un par de misiones de bombardeo, la única actividad destacada fue intentar infructuosamente abastecer desde el aire con hielo, alimento y municiones a las tropas sitiadas en el fuerte de Monte Arruí.

 

El arma de Ingenieros constituía solo el 6% de las tropas españolas en Marruecos. Se encargaba de organizar las comunicaciones empleando heliógrafos[ix], banderas, telefonía y telegrafía. Un capítulo aparte es su desempeño en la construcción de fortificaciones denominadas “blocaos”, que formaban parte de la estrategia defensiva que aplicaba el Ejército Español y que hacía que solo controlara el terreno que pisaban sus hombres.

 

Los blocaos eran edificaciones simples usualmente de forma cuadrangular. Solían construirse con  tablones de hormigón armado, con huecos para disparar y realizar observaciones. En algunos casos la posición era reforzada por alambradas de púa cuando había este material. Albergaban una dotación de unos veinte hombres a cargo de un oficial.

 

Situados en las alturas para mejorar su campo de observación y tiro, y separados varios kilómetros uno de otro, los blocaos eran posiciones extremadamente vulnerables porque no podían apoyarse entre sí y, además, debían ser abastecidos de agua, alimentos y municiones por convoyes de mulos. Incluso en las pocas posiciones que contaban con pozos de agua cercanos los mismos estaban situados fuera de la fortificación obligando a los soldados a exponerse al fuego enemigo o morir de sed. Esto ocurría por ejemplo en el Fuerte de Monte Arruí construido entre 1912 y 1916. Al edificar la plaza, los constructores dejaron el pozo de agua fuera del perímetro fortificado lo cual llevó a la rendición de los defensores después de la caída Annual agobiados por la sed.

 

El agua potable era otra cuestión. El noventa por ciento del agua del Protectorado Español era agua palúdica que obligaba a tratamiento antes de ser consumida (hervirla, mezclarla con alcohol u otros productos potabilizadores).

 

Cuando eran sometidos a asedio, lo cual ocurría con demasiada frecuencia, los blocaos se transformaban en verdaderas cámaras de tortura. Los blocaos eran atacados con impunidad por los “Pacos” (francotiradores enemigos) durante el día y la noche. Los soldados españoles estaban en condiciones de repeler el fuego pero no de salir en persecución de sus atacantes, mucho menos de montar emboscadas.

 

Veinte hombres debían permanecer durante días, si tenían suerte eran relevados cada dos semanas, pero con frecuencia debían pasar cuatro meses en un recinto de hormigón de 5 X 5 metros, con temperaturas superiores a los 40°C. Se veían obligados a hacer   sus necesidades en latas vacías de combustible. Si un soldado resultaba muerto sus compañeros no podían enterrarlo porque el suelo era rocoso y duro e impedía cavar una sepultura así que debían soportar el olor que despedía el cuerpo en descomposición. Lo mismo ocurría con los mulos y caballos empleados para abastecimiento cuando morían. El hedor de esas posiciones era espantoso. La comida, el agua y los medios sanitarios eran escasos y los soldados no contaban con mudas de ropa de repuesto. Sin embargo, España llegó a construir ciento cincuenta de estas estás precarias e ineficientes fortificaciones al momento de Annual, que en muchos casos terminaron siendo auténticas ratoneras para las infortunadas tropas españolas.

 

Los oficiales y suboficiales españoles debían vivir con un ojo sobre el enemigo y el otro sobre sus soldados nativos porque cuando percibían la menor debilidad en las fuerzas españolas desertaban llevándose sus armas y municiones. Incluso mataban a su mandos españoles si era necesario o para congraciarse con las fuerzas de Abdelkrim.

 

Después del Desastre de Annual, el Ejército de África fue reforzado con precarios auto ametralladoras con algún blindaje, más aviones y fundamentalmente con armas químicas.

 

b.    Las milicias marroquíes

 

Los marroquíes del Rif contaban con la doble ventaja de combatir para proteger sus hogares y familias de los invasores extranjeros y de hacerlo en una accidentada región muy apta para la defensa y la emboscada como lo era el Rif. Estaban ancestralmente adaptados al terreno donde debían luchar. Empleaban turbantes blancos y amplias chilabas de color marrón que disimulaban su perfil y les servía eficazmente de camuflaje y calzaban sandalias.

 

Se trataba de fuerzas móviles que luchaban sin ninguna logística, en pequeños grupos familiares muy cohesionados y donde cada combatiente conocía la capacidad de sus compañeros. En algunas ocasiones (como en Annual) las mujeres y los niños solían acompañar a los combatientes para participar del saqueo y eliminación de los enemigos heridos que quedaban en el campo de batalla. No estaban limitados por convoyes de abastecimiento ni obligados a proteger extensas líneas de comunicaciones.

 

Las fuerzas marroquíes eran expertas en la guerra de guerrillas. Aplicaban contra los españoles una guerra móvil basada en el hostigamiento continuo y el desgaste del enemigo. Un conflicto  móvil donde cambiaban su inferioridad estratégica y de medios militares por una superioridad táctica. Era una guerra sin líneas de frente definidas donde las guerrillas nativas cortaban las líneas de abastecimiento de la fuerzas españolas (incluso las líneas férreas existentes). Montaban ataques nocturnos, emboscadas en la retaguardia a las columnas de suministros y sitiaban posiciones aisladas y prontas a quedarse sin agua, alimentos o municiones. Se replegaban tan rápido como atacaban cuando la situación dejaba de ser favorable para ellos. Solo presentaban combate abierto cuando tenían absoluta superioridad

 

Los combatientes marroquíes eran expertos tiradores que conocían y valoraban muy bien sus armas. Con frecuencia hostigaban a las tropas españolas mediante francotiradores (denominados por los españoles “Pacos”, debido al sonido que hacían al disparar sus antiguos fusiles Remington Rolling Block 11,15X57 mm) situados en las alturas de los desfiladeros. 

Las milicias tribales contaban con un variado armamento, en su mayoría empleaban los máuseres españoles y las carabinas francesas Berthier, además antiguos fusiles Remington. Como armas de apoyo contaban con ametralladoras y cañones capturados a los españoles que fueron de mucha utilidad contra un enemigo concentrado en sus fortificaciones. El Fuerte Arruit fue prácticamente demolido por los cañones españoles capturados por los marroquíes que efectuaron más de setecientos disparos contra él durante el asedio. 

Las fuerzas de Abdelkrim eran abastecidas de armamentos y equipo militar por traficantes de armas británicos interesados en que el Rif se transformara en un “Estado Independiente” libre del colonialismo español y francés y abierto a los negocios y la influencia del Imperio Británico. Llegaron a venderle al líder rifeño diez aviones, aunque solo le entregaron uno de ellos. 

EL DESARROLLO DE LA BATALLA DE ANNUAL

A mediados de enero de 1921, después de la ocupación de Monte Arruit, Tistutín y Batel, el general Manuel Fernández Silvestre, Comandante General de Melilla estableció su cuartel general en la zona del valle de Annual (tierras de la cabila Beni Ulisek) distante unos 30 km de Alhucemas y 105 km de la ciudad de Melilla. 

Entre el 29 de enero y 16 de febrero, confiando en sus fuerzas, realizó un despliegue más extenso ocupando el Morabo de Sidi Mohamed Ben Abdallah, Monte Udia, Barranco de Izumur y Buymeyan. 

El 12 de marzo tomó Sidi Dris en la desembocadura del rio Amekrán continuando el avance por los barrancos existentes entre las cuencas del Uad Kebir y el Uad Ker aproximándose al peligros territorio de las tribus de Temsaman y Beni Urrigel. Todas estas acciones la realizó en contra de los consejos de su Estado Mayor y en especial del coronel Gabriel Morales, Jefe de la Oficina de Asuntos Indígenas de Melilla, que hablaba árabe, era amigo de Abdelkrim y experto en los asuntos del Rif. 

No sólo acababa de sobrepasar el límite informal del río Keet, aceptado por Abdelkrim, si no que fue más allá aproximándose al río Amekrán zona totalmente vedada a las tropas españolas en los acuerdos establecidos con los jefes tribales. 

Con estos rápidos avances, amenazaba los territorios de cabilas guerreras dejando intactas a su retaguardia tribus cuya lealtad era dudosa, poblaciones hambrientas por la escasez de lluvias en ese invierno, con 5,5 gramos de cebada por persona por día de ayuda española. 

El general Fernández Silvestre persistía tenazmente en su intención de dominar la Bahía de Alhucemas, territorio de las tribus de Beni Urriagel, Temsamán y Bocoya.

 

Para agravar aún más las cosas el general Dámaso Berenguer, Alto Comisionado de España ordenó, el 13 de abril, a las baterías españolas situadas en el Peñón de Alhucemas abrir fuego sobre los campamentos de las tribus de alhucemas alcanzando el zoco[x] de Axdir, ciudad natal de Abdelkrim, produciendo una grave mortandad entre la población local. Este repudiable acto produjo de forma inmediata la unión de las cabilas bereberes abandonando sus antiguas rivalidades. 

Al comienzo del tórrido verano del Norte de África cuando las temperaturas alcanzan entre 40 y 50 grados centígrados, el miércoles 1° de junio de 1921, el general Manuel Fernández Silvestre, Comandante General de Melilla ordenó que saliera del campamento militar de Annual una columna al mando del comandante de Caballería Jesús Villar con el fin de ocupar el cerro de Abarrán; una altura a doce kilómetros de Annual, que dominaba el campamento español, y estaba situada al Oeste del río Amekrán. Villar debía organizar la posición y dejar allí una unidad hasta nueva orden. Esta posición se consideraba de cierta importancia para controlar la zona de la Bahía de Alhucemas y el peligroso territorio que ocupaba la temida tribu de Beni Urriagel, igualmente podría facilitar la conexión con las tropas de Ceuta que prácticamente tenían dominada la situación en su zona a pesar de las incursiones del caudillo El Raisuli[xi]. 

El cerro de Abarrán además era un posición clave para proteger las minas de hierro de Ben bu Ifur explotadas por la Compañía Española de Minas del Rif S. A., un consorcio empresarial hispano – galo de gran peso en la Corte de Madrid. 

En cumplimiento de la orden, el 1° de junio de 1921, a la una de la madrugada partió de Annual la columna del comandante Villar compuesta por 1.461 hombres, a las cinco y media las tropas españolas coronaron el cerro Abarrán, a las seis las tropas iniciaron las tareas de fortificación y a las once menos cuarto el trabajo había terminado. La posición del cerro Abarrán era difícil de bastecer y socorrer en caso de ataque. El blocao carecía de agua y de piedras paras construir un buen parapeto, por lo cual los españoles debieron utilizar sacos terreros, que en su mayoría estaban podridos y se desfondaban al llenarlos. Además, sólo dieron para construir un frente y parte de otro. 

Después de terminado el trabajo de fortificación, la columna de Villar efectuó su retirada. Dejando en la posición una guarnición al mando del capitán Salafranca con la orden de permanecer en la misma. La guarnición estaba formada por la 2da. Compañía del 1° Tabor de Regulares, la 8va. Mía de Policía Indígena, 1ra. Batería de Montaña y tres telegrafistas (un cabo y dos soldados). Los efectivos de la guarnición sumaban siete oficiales y doscientos cuarenta y dos hombres, de los cuales unos 200 eran marroquíes de dudosa lealtad sus equipamiento comprendía 40 cajas de munición para Máuser, 4 cajas de cartuchos Remington, 20 cargas de artillería que permitían efectuar unos 360 disparos, material sanitario, 13 tiendas cónicas y 8 cajas de víveres. La única agua disponible era la que cada hombre llevaba en su caramañola individual. 

Una hora más tarde de la partida de la columna del comandante Villar de la posición de Abarrán fue atacada por una harca de más de 3.000 hombres. Villar y sus hombre oyeron el intercambio de disparos (incluso escucharon las ráfagas de ametralladoras de los irregulares marroquíes sabiendo que la guarnición española no contaba con este tipo de armas) y los tiros de cañón pero retornaron a Annual sin intentar socorrer a la guarnición atacada. El blocao de Abarrán cayó a las cinco de la tarde, solo lograron escapar a Annual y Buimeyan 72 de sus defensores. Todo el material bélico (fusiles, cañones y cajas de municiones) fue capturado por las fuerzas irregulares marroquíes. 

La actitud ejemplar del capitán Salafranca y del teniente Flomesta (este último herido y prisionero prefirió morir de hambre antes de enseñar al enemigo el manejo de las piezas de artillería) les significó la máxima condecoración española al valor: la Cruz Laureada de San Fernando. 

Con el triunfo de Abarrán y la captura de importante material bélico Abdelkrim formó un numerosa harka que con aire triunfalista supo destruir una a una las frágiles posiciones españolas. 

El martes 7 de junio, el general Fernández Silvestre impartió la orden de ocupar la posición de Igueriben distante a seis kilómetros de Annual hacia el sur, despreciando ocupar la Loma de los Árboles que las fuerzas de Abdelkrim ocuparían y fortificarían el día 16 de junio, impidiendo que la nueva guarnición española fuera abastecida desde Annual. 

La posición de Igueriben estaba surcada por profundos barrancos, los convoyes pasaban sin grandes dificultades, salvo en la ascensión al puesto, en la que eran duramente hostigados por los irregulares. Pero, la Loma de los Árboles dominaba y controlaba la aguada que estaba a tres kilómetros del recinto fortificado. 

La posición de Igueriben, al mando de comandante Mingo quedó con una guarnición perteneciente al Regimiento Ceriñola: dos compañías del Ceriñola, una Sección de Ametralladoras, una batería de artillería ligera, tres telegrafistas y diez hombres de la Policía Indígena, haciendo un total de 354 hombres. El 13 de junio, el comandante Mingo fue reemplazado por el comandante Julio Benítez y Benítez. 

Con la ocupación por parte de los irregulares marroquíes de la Loma de los Árboles la posición Igueriben quedó prácticamente sitiada disponiéndose el enemigo a rendirla por hambre, sed y agotamiento de las municiones. 

A partir del 17 de julio no fue posible abastecer de agua la posición, y el convoy de víveres, aunque logró pasar lo hizo a costa de muchas bajas y de dejar en manos del enemigo varias cajas de municiones de artillería y de piezas de ametralladora. El comandante Juan Romero López, jefe del convoy, resultó muerto y el capitán Cebollino del arma de Caballería al mando de un Escuadrón de Regulares, consiguió pasar al interior de la posición pero sólo con 69 mulos, la mayoría heridos y con las cubas de agua perforadas por los disparos; y no consiguieron resolver las angustias de la guarnición. A continuación, la columna de socorro regresó a Annual con grandes bajas. 

Los testimonios de los pocos sobrevivientes de la posición sobre sus padecimientos resultan estremecedores. La dotación de agua se racionó hasta los 350 mililitros por persona por día[xii]. Para aplacar la sed, machacaban y chupaban papas y recurrieron también, sobre todo para los heridos, al líquido de las latas de morrones y tomates.  Los alimentos disponibles eran en su mayoría arvejas y garbanzos que no podían cocinar o latas de sardinas que aumentaban la sed de los sitiados. Cuando se acabaron las papas, bebieron agua de colonia y hasta la tinta que habían llevado para escribir a sus parientes en España. Algunos desesperados llegaron a beber su propia orina mezclada con azúcar. Para aliviar el calor asfixiante, cavaban pozos en la tierra, en los que se metían desnudos. Eran tantos lo hombres y animales muertos que el olor resultaba insoportable y debieron envolverse el rostro con las camisetas para atenuarlo. Muchos soldados españoles caían muertos sobre el parapeto, no por los disparos del enemigo, sino por agotamiento. El testimonio más completo sobre la caída de Igueriben se debe al único oficial superviviente, el teniente Luis Casado Escudero[xiii], quien herido estuvo prisionero de las fuerzas de Abdelkrim, en Axdir, durante dieciocho meses y años más tarde publicó un pequeño pero muy documentado libro relatando los sufrimientos de las tropas españolas asediadas en Igueriben.[xiv] 

El 21 de julio se organizó desde Annual una fuerza de socorro articulada en base a cuatro columnas que sumaban un total de tres mil hombres. Al mando del coronel Gabriel Morales la de la derecha; el comandante Villar de la Policía Indígena al centro; el coronel Manella a la izquierda y la del teniente coronel Marina en la reserva, la conducción de la operación quedó en manos del general Navarro, segundo jefe de la Comandancia General. 

Las fuerzas españolas salieron de Annual en dirección a Igueriben, acompañaban a las columnas un Escuadrón de Sables y otro de ametralladoras del regimiento Alcántara con el fin de ocupar una situación en el flanco izquierdo del despliegue y en combate a pie, prestó protección a la columna del coronel Manella que lleva el esfuerzo principal. Los restantes escuadrones a caballo del Regimiento, salió velozmente para oponerse al enemigo que intentaba envolver a la columna del coronel Morales. 

Mientras tanto las fuerzas de Abdelkrim habían tomado posiciones fortificadas en la ruta a Igueriben. 

La columna de socorro después de durísimos combates no logra romper el cerco y debe replegarse sin llegar a Igueriben, aunque algunas fuerzas de vanguardia con grandes pérdidas llegaron a quinientos metros del blocao. El general Fernández Silvestre debe ordenar el abandono de la posición de Igueriben que se encontraba en una situación desesperante. 

Ante la orden del Comandante General de abandonar la posición, el comandante Julio Benítez y Benítez manifestó que apoyaría y facilitaría la salida de la tropa pero que él y sus oficiales iban a condicionar su defensa hasta la muerte si era necesario pero que jamás arriarían la bandera, para “mostrar como muere un oficial español”. Informa que le quedan doce proyectiles de artillería y pide que una vez que salga la tropa, cuando se oiga el último de los doce disparos de cañón, las baterías de artillería de Annual hagan fuego sobre la posición pues con seguridad se producirá el asalto. Al abandonar los muros, la tropa española es inmediatamente abatida por el enemigo que simultáneamente realizó el asalto mientras los cañones españoles barrían la posición. 

Después de seis días de sitio (desde el 16 al 21 de julio) murieron todos sus defensores, 354 hombres; el alférez Casado y Escudero herido y cuatro soldados fueron tomados prisioneros, once soldados consiguieron llegar a Annual muriendo varios de ellos por beber demasiada agua al llegar. El comandante Julio Benítez y Benítez recibió póstumamente la Cruzo Laureada de San Fernando. 

La columna de socorro de Igueriben en su repliegue fue fuertemente atacada hasta su retorno a Annual. Los soldados nativos de la Policía Indígena mataron a sus oficiales y dispararon contra su propia unidad no solo desertando sino pasándose al enemigo. 

EVACUACIÓN  DE ANNUAL 

Ante tal situación, el Comandante General ordenó al teniente coronel Primo de Rivera jefe del Regimiento de Caballería Alcántara N° 14 replegarse nuevamente hacia la posición mediterránea de Dar-Drius que, situada a doce kilómetros de Annual, contaba con agua potable y podía ser apoyada desde el mar por la Armada española y que al día siguiente junto a la 3° Compañía de Zapadores regresara a Ben Tieb con el propósito de fortificar el tramo de carretera Annual - Ben Tieb ante la posibilidad de abandono de la posición por la fuerte presión del enemigo, de esta manera y fuera de Annual también podría disponer del Regimiento en caso de cerco a la zona. El general Fernández Silvestre reitera la petición al Gobierno en Madrid y al Alto Comisionado general Berenguer para que urgentemente enviaran refuerzos de Tetuán o de España. Los refuerzos nunca llegaron.

 

El 21 de julio de 1921 la situación era extremadamente grave, las unidades existentes en el territorio continuaban muy disgregadas por la zona. Regimientos completos estaban descentralizados totalmente. 

Ante la imposibilidad de recibir refuerzos y que aun en ese caso no llegaran a tiempo y descartada por desconfianza la posibilidad de pactar con Abdelkrim, la noche del 21 al 22 el general Fernández Silvestre reunió en su tienda de campaña en Annual a todos los jefes de las Unidades allí acampadas y les expuso la crítica situación en que se encontraban. Con unas Unidades desmoralizadas, dispersas, agotadas, mal equipadas, con munición para cuatro días y víveres para cinco frente a numerosas cabilas altas de moral y dispuestas a todo y con Melilla totalmente desguarnecida, manifestó que consideraba aconsejable replegarse bien sobre Ben Tieb hasta donde llegaba el ferrocarril y después hacia la línea Axdir Asua – Drius o la del río Kerr y en alguna de esas posiciones esperar momentos más propicios para la llegada de refuerzos o continuar seguidamente a Melilla si las circunstancias eran favorables. 

El coronel Gabriel Morales sabiendo perfectamente que sus tropas indígenas se pasarían al enemigo, manifestó la opinión de que ya era tarde para iniciar una retirada; igualmente opinaba el coronel Manella que expresó su deseo de quedar en Annual y sucumbir luchando como lo había hecho la guarnición de Igueriben y Abarrán. El resto de los mandos se inclinaban por la retirada. 

Antes de tomar la decisión definitiva el Comandante General que no había asegurado el abastecimiento de municiones y vituallas para su principal base de operaciones y tampoco contaba con un plan alternativo de retirada, se dirigió a la estación radiotelegráfica recibiendo seguidamente un mensaje poco alentador. Le anunciaban la llegada de refuerzos a Melilla, el 24 de julio, dos Banderas de la Legión procedentes de Ceuta y el regimiento de La Corona, estimó insuficientes estas Unidades para emplearlas en apoyo de Annual principalmente por la distancia que existía, más de cien kilómetros en terreno hostil. 

Considerando igualmente que en caso de adoptar esa solución Melilla quedaría desguarnecida,  tomó la decisión de abandonar Annual. La retirada debía hacerse con algunos camiones, hombres y animales por el único camino que empleaban los convoyes de abastecimiento, que serpenteaba a lo largo de los seis kilómetros del barranco de Izumar donde, debido a su ancho de 4,5 metros, eran frecuentes los desbarrancos. 

Previamente reiteró la tramitación de órdenes de abandono a las posiciones más comprometidas. Talilit y Buimeyán después de inutilizar todo lo que no les fuera útil efectuarían la retirada sobre Sidi Dris y Annual respectivamente. 

Por su parte en Annual comenzaron los preparativos de repliegues. En ese momento Annual contaba con los siguientes regimientos y compañías, Regimientos San Fernando N° 11, Ceriñola N° 42, África N° 68, Mixto de Artillería, Artillería de Montaña, Parque Móvil de la Comandancia de Artillería, unidades de Ingenieros, unidades de Intendencia, Sanidad de Montaña, Tabores de Infantería, escuadrones de Caballería de Regulares y del Alcántara, Sección de la Compañía de Sanidad, Policía Indígena y diversas “harcas” al servicio de España. 

Muchas de esas unidades tenían sus dotaciones incompletas pero totalizaban cinco mil hombres distribuidos de la siguiente forma 17 compañías de fusileros, 4 compañías y media de ametralladoras, 5 baterías más una sección de artillería de montañas, una sección de montaña del Parque Móvil de la Comandancia, 3 secciones de sanidad de montaña más una de la compañía de sanidad, 4 compañías de ingenieros, una compañía más una sección de intendencia, 3 tabores de infantería, 3 escuadrones de caballería de Regulares más los del Alcántara, 4 mías de Policía Indígena y las Harcas. En las proximidades también se encontraba desplegado el regimiento Melilla N° 59. 

Se destruyeron piezas de artillería para aligerar la marcha y se prepararon unos carros que arrastrados por mulos transportarían a los heridos. 

En cumplimiento de estas órdenes, la noche del 21 al 22 partió el convoy de heridos al mando del sargento practicante José Rodríguez con orden de dirigirse a Ben Tieb e incluso a Melilla si la situación lo permitía. Para evitar ser hostigado por el enemigo, el sargento decidió no marchar por el barranco de Izumar sino salir del normal itinerario y tomar la dirección a Kandussi. Durante el trayecto y según las circunstancias vería por dónde continuar. 

La columna de retirada se organizó con rapidez pero con poco orden, el enemigo comenzaba a batir la posición y las tropas estaban nerviosas. La retirada comenzó a las 11:00 horas, después de perder la oportunidad de comenzar la evacuación al abrigo de la noche. Había dos convoyes, uno para retirar los mulos con la impedimenta, y otro para el grueso de la tropa, los heridos y el armamento pesado. Pero para entonces las alturas del norte, que dominaban los caminos de huida ya habían sido tomadas por el enemigo. 

La Policía Indígena desplegó dando frente al enemigo a la izquierda de la carretera que unía a Annual con Ben Tieb; los regulares cubriendo el flanco derecho y el Regimiento San Fernando protegiendo la retaguardia. El general Fernández Silvestre estimó que en la retirada perdería a la mitad de sus hombres. Sabía también que los irregulares de Abdelkrim estarían apostados en las alturas y que habían fortificado todas aquellas posiciones claves que cubrían la ruta de huida de los españoles. 

Las fuerzas irregulares marroquíes alentadas por el botín observaron los preparativos de retirada de las fuerzas españolas y se lanzaron al asalto de la posición de Annual por el punto opuesto a la ruta de salida de las tropas españolas. 

Antes de ocupar su puesto en el despliegue los Regulares, muchos de los cuales provenían de cabilas de la zona, se enfrentan a ellos pero titubean a la hora de hacer fuego, cuando se deciden a hacerlo instigados por sus mandos españoles disparan al aire en lugar de apuntar al enemigo, porque eran sus “hermanos”. El comandante Llamas en ese momento jefe de los Regulares intuye que en el repliegue su tropa nativa puede desertar y pasarse al enemigo y para evitarlo ordena romper el contacto con los atacantes y conduce en perfecto orden a los Regulares por un camino distinto al de columna que pierde así su principal apoyo de fuego. 

El coronel Francisco Manella, jefe de la Circunscripción de Annual y su ayudante el capitán Ramón Arce Iradier intentan conseguir restablecer el orden pero un poco después junto al coronel Gabriel Morales y a un grupo de soldados que se habían mantenido firmes, mueren al intentar frenar las deserciones de las tropas nativas en las proximidades de Izumar. También muere en circunstancias nunca esclarecidas el general Manuel Fernández Silvestre, su cadáver nunca se encontró. En esta forma, las tropas en retirada pierden a sus mandos naturales y toda posibilidad de un repliegue ordenado. 

A partir de ese momento la retirada se convirtió en un caos, las tropas corrían abordándose y adelantándose unos a otros sin hacer caso de sus oficiales, hombres mezclados con el ganado huyendo mientras los oficiales intentaban inútilmente pistola en mano y disparando al aire frenar la desbandada que era aprovechada por el enemigo que desde las laderas disparaba sobre ellos produciendo un gran número de bajas. Los cadáveres y heridos quedaban sembrados sobre el terreno. 

Los heridos eran rápidamente ultimados por mujeres, niños y ancianos nativos que acudían a la rapiña. Eran acuchillados, degollados o simplemente apaleados y rápidamente despojados de sus uniformes y de cualquier otra posesión que tuvieran. 

En el avance de la columna, los Regimientos de Infantería San Fernando y el de Caballería Alcántara se mantuvieron en sus puestos cumpliendo disciplinadamente las órdenes recibidas. El Regimiento San Fernando cubrió la retirada y el Alcántara cargo sucesivamente para proteger la estampida de la columna principal. 

Esta retirada denominada “Desastre de Annual” se desarrolló siguiendo el itinerario habitual de abastecimiento: Annual – Ben Tieb – Drius – Uestia – Batel – Tistutín – Monte Arruit – Zelúan – Nador – Melilla distante a 95 kilómetros del punto de partida. 

Las unidades españolas y nativas fueron abatidas -o sus hombre desertaron- y casi exterminadas en su recorrido hasta Monte Arruit, posición que jamás conseguirían sobrepasar. El número total de bajas nunca quedó claro debido a las deserciones, a la presencia de civiles no registrados y las diferentes estimaciones. El Expediente Picasso señala un total de 13.363, pero las diferentes estimaciones van desde algo más de 8.000 hombre a 18.000. 

Después de la retirada de Annual, el resto de las 150 pequeñas posiciones fortificadas quedaron abandonadas a su suerte, sin posibilidades de ser reabastecidas, socorridas o de replegarse mientras eran atacadas por fuerzas muy superiores en número. Veamos algunos casos.

·        NADOR: Fue sitiada y se rindió el 2 de agosto, siendo su guarnición la única que, tras rendirse, fue respetada por los rifeños. Con la caída de esta plaza quedó sentenciado el destino de Monte Arruit.

·        ZELUÁN: Fue asediada desde el 24 de julio. Se rindió el 3 de agosto, siendo todos los supervivientes torturados y asesinados, y los oficiales, el capitán Carrasco y el teniente Fernández, mutilados y quemados vivos.

·        SIDI DRIS: La posición estaba junto al mar guarnecida por alrededor de 300 hombres: una Compañía del Ceriñola, una Sección del Melilla, una compañía de ametralladoras de este regimiento, destacamentos de Artillería, Intendencia, telegrafistas y de la Policía Indígena. Tras ser atacada y cercada el 22 de julio, resistió durante tres días. El intento de rescate llevado a cabo por la marina española fracasó y solo pudo evacuar con vida 10 hombres, 30 fueron hechos prisioneros por los rifeños, el resto fueron dados por muertos o desaparecidos. Pero en la acción murió el alférez de navío Lazaga; y se perdieron dos de los cuatro botes enviados en socorro por el crucero Princesa de Asturias. El jefe de la posición Comandante de Infantería Juan Velázquez murió en combate y recibió la Cruz Laureada de San Fernando.

·        AFRAU: Situada en un acantilado junto al mar, contaba con 231 hombre al mando del teniente Gracia que murió en combate y fue reemplazado por el teniente Vara de Rey. La posición fue atacada el 22 de julio y resistió hasta el 26 del mismo mes. Alrededor de 130 hombres pudieron ser rescatados por la marina, los 50 restantes resultaron muertos o prisioneros de los irregulares. El soldado Mariano García Martín, herido de muerte apoyo en solitario el embarque de sus camaradas recibiendo por esta acción la Cruz Laureada de San Fernando.

·        TALILIT: Defendida por doscientos hombres pertenecientes a una compañía de fusileros y una sección de ametralladoras del Ceriñola, más un destacamento de Artillería. Fue evacuada hacia Sidi Dris el 22 de julio de 1921. Murió toda la guarnición.

·        DAR BUIMEYAN: Contaba con una guarnición de noventa hombres. Se encontraba muy próxima a Annual en dirección oeste. Fue evacuada sobre Annual, que ya estaba ocupada por los rifeños, muriendo la mayor parte de la guarnición durante la retirada sólo se salvó el capitán Pérez García y veinticuatro hombres que fueron hechos prisioneros.

·        DAR QUEBDANI: Más de 900 soldados españoles asesinados tras rendirse.

·        INTERMEDIA A: Situada en peña Tahuarda tenía la función de proteger la retirada desde Annual a Ben Tieb. No recibió orden de evacuar y quedó aislada, resistiendo el ataque rifeño entre el 22 y el 27 de julio en que se rindió. La mayor parte de los defensores fueron masacrados tras rendirse, solo hubo dos supervivientes.

·        IZUMAR: Está posición fue ocupada por España para proteger el acceso a Annual desde Ben-Tieb. Estaba protegida por una compañía del Ceriñola y un destacamento de artillería con cuatro piezas “Saint Chamond” del 75 mm componiendo una dotación de trescientos hombres. Debido a su privilegiada posición dominante recibió la orden de mantenerse a toda costa con el fin de proteger la retirada de la columna. Su jefe, el capitán Joaquín Pérez Valdivia junto al comandante de Artillería Martínez Vives, sin orden expresa incendió la posición y la insólito decisión de abandonarla sin esperar que pasara la retaguardia de la columna de Annual. Como consecuencia murieron muchos de los soldados que se replegaban.

·        YEBEL UDDIA: La guarnición constaba de unos 100 hombres y artillería de una Sección de Voluntarios del II Batallón del Regimiento Ceriñola. Fue atacada el 22 de julio y se replegó sobre la posición Intermedia A, que también fue atacada. No hubo supervivientes.

·        MEHAYAST: Posición ubicada en el monte Yebel Azrú a 1.150 metros de altura, la guarnición estaba formada por 36 soldados y dos oficiales. Tras ser atacada fue evacuada en dirección a Ben-Tieb, resultando finalmente casi todos los ocupantes muertos o prisioneros. Hubo dos supervivientes.

·        YEMAA DE NADOR: La guarnición formada por 124 soldados y cuatro oficiales resultó muerta, muy pocos lograron salir y alcanzar Dar Dríus.

·        MORABO DE SIDI MOHAMED: Posición guarnecida por 33 hombres y un oficial, tenía la finalidad de proteger la retaguardia de Annual. Fue atacada el 22 de julio por los rifeños. No hubo supervivientes.

·        INTERMEDIA A: posición situada en territorio de la Kabila de Beni Ulisek y dependiente de la circunscripción de Dar Drius. Estaba protegida por dos Secciones de la 3° Compañía del III Batallón del Regimiento San Fernando, dos ametralladoras del I Batallón, un destacamento de Artillería y otro de Ingenieros, haciendo un total de 86 hombres; no recibió desde Annual la orden de incorporarse a la columna y resistió heroicamente al mando del capitán José Escribano Aguado hasta el 28 de julio en que murieron todos sus defensores menos el soldado desertor Antonio Tavira.

·        INTERMEDIA B: situada también en territorio de la Kabila de Beni Ulisek tenía una guarnición de 143 hombre pertenecientes a una Compañía del Regimiento Ceriñola y un destacamento de Policía Indígena.

·        INTERMEDIA C: situada también en territorio de la Kabila de Beni Ulisek estaba al mando del capitán Mariano González Vallés con una Compañía del Regimiento África y dos ametralladoras. A falta de apoyo y ordenes desde Annual el día 22 se incendia y destruye la posición y sus hombres se suman a la columna que se repliega a Monte Arruti.

·        BEN TIEB: La guarnición compuesta por 651 hombres, distribuidos en cuatro compañías de fusileros, un Escuadrón de Caballería y un destacamento de Artillería con 6 cañones al mando del capitán Antonio Lobo Ristori se repliega hasta Dar Drius para sumarse a la columna de Annual sin haber combatido. Sobreviven siete oficiales que logran llegar a Melilla. El capitán Lobo murió en Monte Arruit.

·        DAR DRIUS: era una posición con ciertas posibilidades de defensa, con agua cercana e importante depósito de municiones, sin embargo el general Navarro que ante la muerte del general Fernández Silvestre había asumido el mando de la columna de Annual, ordena continuar el repliegue con sus todavía 2.666 hombres y unos 15 cañones.

·        ZOCO EL-TELATZA: Fue atacada entre el 22 y el 25 de julio. Los miembros de la guarnición se retiraron en dirección al Marruecos francés. Durante la retirada murieron 700 de los 1.200 hombres que formaban la columna que además tuvo que abandonar a los heridos a lo largo de la ruta.

RETIRADA DE DAR DRIUS A MONTE ARRUIT

El día 23 de julio comienza de nuevo la desordenada retirada hacia Batel para abordar el ferrocarril en camino hacia su destino final en Melilla. En la columna se observa un orden perfecto en la vanguardia donde marcha el Regimiento Alcántara y en la retaguardia donde se sitúa el Regimiento de Cazadores N°14 de San Fernando. El centro marcha en medio del caos y frecuentes actos de indisciplina.

La columna pasa por delante de Uestia y las dos Compañías del San Fernando que guarnecían la posición, se repliegan sobre ella, para unirse a las de su Regimiento que cubren la retaguardia.

A poco de rebasar Uestia, se observan numerosas fuerzas enemigas hacia un flanco. El teniente coronel Primo de Rivera ordena que dos de sus escuadrones desmonten y con el escuadrón de ametralladoras apoyen una carga del resto del Regimiento, que dispersa al enemigo. A partir de ese momento esta maniobra fue repetida varias veces pues los irregulares no sólo intentaban cerrar el paso a la columna, sino que a veces amenazaban sus flancos.

Al aproximarse la columna al cruce del cauce seco del río Igan, hace alto; el terreno se torna peligroso, la carretera serpentea y el general Navarro envía un reconocimiento que detecta la existencia al frente de un fuerte contingente enemigo.

El general ordena a Primo de Rivera que cargue con los escuadrones protegiendo al flanco izquierdo a la columna, apoyados por la Batería de Montaña del capitán Blanco, mientras la columna cruzaba este paso difícil, al flanco derecho desplegaban algunas guerrillas de infantería.

El Jefe del Regimiento Alcántara ordena al escuadrón de ametralladoras entrar en posición para apoyar la carga y él arenga a sus soldados con estas palabras: “¡Soldados! Ha llegado la hora del sacrificio que cada cual cumpla con su deber. Si no lo hacéis vuestras madres, vuestras novias, todas las mujeres españolas dirán que somos unos cobardes. Vamos a mostrar que no lo somos.”[xv]

El Alcántara cargo ocho veces, siete veces al galope y la última al paso debido al cansancio de los caballos con el apoyo de sus ametralladoras.  En este combate el Regimiento Alcántara deja de ser una unidad orgánica. Parte de los jinetes pierden el caballo, entre ellos su jefe al que en la tercera carga le matan el suyo. Su sacrificio fue enorme, pues de los 691 jinetes que lo componían murieron 471. Entre los caídos estaban los trece “Educandos de Trompetas” de 13 años y su  mando el Suboficial Maestro de Banda del Regimiento que participaron de las cargas. Desecho el regimiento, los sobrevivientes montados y a pie se suman a la columna que ha aprovechado la oportunidad para cruzar el cauce seco del río Igán, mezclándose con el resto de las unidades.

El teniente coronel Fernando Primo de Rivera recibió a título individual la Cruz Laureada de San Fernando y en 2012, noventa años después del Desastre de Annual el Consejo de Ministros concedió la Laureada Colectiva al desaparecido Regimiento Alcántara.

Finalmente, tras seis días de agotadora marcha, las tropas españolas en desbandada alcanzaron el fuerte de Monte Arruit el 29 de julio. Se trataba de una pequeña instalación militar terminada de construir en 1916, que tenía 500 metros de perímetro amurallado y capacidad para una sección de infantería, es decir, para 60 hombres. Como hemos mencionado anteriormente el pozo de agua estaba situado a trescientos metros fuera de la muralla y en proximidades del pozo estaba una edificación que se destinaba la cantina donde racionaba el personal y que dominaba la posición. El enemigo ocupó inmediatamente la edificación desde donde batió con fuego de fusiles la muralla.

Allí arribaron el viernes 29 de julio los 3.017 agotados hombres que conducía el general Navarro que se sumaron a la guarnición al mando de un teniente. La posición era más difícil de defender y socorrer que Dar Drius.

Mientras ingresaban a Monte Arruit los soldados españoles fueron recibidos por un nutrido fuego del enemigo que cercaba la posición; las fuerzas de Abdelkrim atacaban la posición con piezas de Artillería capturadas. La Mía de Policía y unas guerrillas de infantería nativas que iban en Vanguardia desertaron y se pasaron al enemigo. Las tropas de Navarro no pudiendo hacer frente al fuego de los irregulares marroquíes irrumpieron en tropel en el fuerte. En la refriega los nativos capturaron tres piezas de artillería con sus cierres puestos después de exterminar a sus defensores encabezados por el capitán Arenas que recibió la Cruz Laureada de San Fernando por esa acción.

En la noche del 29 al 30 de julio, los españoles no pudieron conciliar el sueño, de manera continua arribaban soldados desperdigados solo o en pequeños grupos, harapientos, algunos mantenían su armamento, pero otros no tenían nada. Estaban demacrados, asustados, heridos, sedientos, desmoralizados y agotados por el cansancio se dejaban caer al suelo. Superada la crisis provocada por el hambre y la sed parecía que todo les daba igual. Contaban mil historias asegurando que pronto la posición sería atacada por una marea de tropas enemigas.

La defensa de Monte Arruit se organizó colocando las diferentes Unidades a partir del torreón izquierdo de la entrada en el siguiente orden: regimiento Melilla, África, Ingenieros, Ceriñola, San Fernando, Artillería y Alcántara en la puerta principal.  

El sábado 30 de julio, cuando el teniente coronel Fernando Primo de Rivera y unos pocos de sus hombres se encontraban defendiendo un sector de la muralla que incluía la puerta principal y mientras realizaba una observación, recibió el impacto de un disparo de artillería que le destrozo un brazo. El médico debió amputar el resto del brazo sin anestesia ni material sanitario adecuado. Las precarias condiciones de salubridad y el calor hicieron que pronto la herida se gangrenara. Primo de Rivera falleció en Monte Arruit, el 4 de agosto de 1921.

El asedio a Monte Arruit, duró desde el domingo 24 de julio hasta el martes 9 de agosto de 1921. Situados a 32,5 kilómetros de Melilla y ante la imposibilidad de continuar la retirada debido al agotamiento, a la gran cantidad de heridos y al control que sobre la ruta de marcha tenía el enemigo, no tuvieron otra alternativa que intentar resistir en esa posición hasta ser socorridos. Hasta El 9 de agosto se sucedieron los intentos de asalto por parte de las tropas de Abdelkrim. El bombardeo era continuo, los francotiradores no cesaban de hacer fuego y las bajas aumentaban día a día. El fuego eficaz de los defensores frenaba los ímpetus de asalto del enemigo. Pero las municiones y víveres comenzaban a escasear y los refuerzos no llegaban, mientras la sed torturaba a los defensores.

Después de una prolongada defensa, sin posibilidades de ser socorridos desde Melilla y una vez  agotadas las municiones, los medicamentos, los víveres y el agua se aceptó la propuesta de rendición autorizada por el general Berenguer.

Las condiciones de rendición pactadas entre el general Navarro y los jefes tribales Ben Chel-lal y Buharray, exigía la entrega de las armas a cambio de respetar totalmente la vida de los soldados españoles aprovisionándolos del agua necesaria y dejándolos partir hacia Melilla.

Aceptadas las condiciones por ambas partes, los españoles abandonaron sus posiciones de defensa depositando sus armas en la entrada del fuerte. Heridos, enfermos y agotados formaron ordenadamente en la puerta del fuerte. En el momento en que los españoles iniciaron la marcha las fuerzas de Abdelkrim se lanzaron al asalto ultimando a los exhaustos defensores.

De los aproximados 3.017 soldados de Monte Arruit solo sobrevivieron 60 que fueron hechos prisioneros y entre los cuales se encontraban el general Navarro y el teniente coronel Pérez Ortiz que presenciaron horrorizados como eran ultimados sus hombres. Los cadáveres de los defensores españoles quedaron insepultos en Monte Arruit hasta la reconquista de la posición por las fuerzas españolas el 24 de octubre de 1921.

Los autores españoles hablan de la traición y el salvajismo de las tropas de Abdelkrim. Pero lo cierto es que estos combatientes no se regían por las leyes de la guerra vigentes en Europa. Ellos luchaban por su supervivencia contra un ejército que había invadido sus tierras. No eran parte de un Estado, sino fuerzas tribales que a duras penas podían alimentarse ellos y sus familias, no estaban en condiciones de alimentar y cuidar a tres mil prisioneros, muchos de ellos heridos. También sabían que los soldados españoles que llegaran a Melilla pronto retornarían recuperados y con nuevas armas para atacarlos. En esas condiciones no tenía sentido para los combatientes irregulares marroquíes perdonar la vida a los enemigos vencidos.

DESPUÉS DE ANNUAL 


España envió refuerzos y, en el transcurso del año 1922, las tropas españolas recuperaron los territorios que habían caído en poder de los hombres de Abdelkrim. No obstante, las fuerzas rifeñas siguieron conquistando victorias, logrando apoderarse de más de veinte mil fusiles, junto con cuatrocientos cañones ligeros y ciento veinte piezas de artillería pesada. Con ellos formó un ejército permanente, compró aviones (tuvo dos en servicio) y contrato mercenarios alemanes para instruir a sus hombre e incluso minar las playas de la bahía de Alhucemas.

Abdelkrim exigió un rescate por sus prisioneros a fin de conseguir que España le proporcionara los fondos con los cuales proseguir su esfuerzo bélico. El 27 de enero de 1923, el líder rifeño consiguió más de cuatro millones de pesetas del Gobierno español a cambio de la liberación de los soldados tomados prisioneros por sus hombres. Cuenta la tradición que el rey Alfonso XIII al conocer la suma de dinero que debía pagarse por los cautivos exclamo: “¡Qué cara está la carne de gallina!”[xvi]

En febrero de 1923, Abdelkrim intentó sentar los cimientos de un Estado independiente en el Rif. Aceptó el compromiso de lealtad (“beia” o pleitesía) que le ofrecían las tribus de la región y asumió el liderazgo político a título de emir de ese territorio montañoso. Los españoles respondieron movilizando una nueva fuerza de campaña a fin de reconquistar el Rif. Entre los años 1923 y 1924, los rifeños infligirían a los españoles un buen número de derrotas, culminando su serie de triunfos con la conquista de la población de montaña de Chauen en el otoño de 1924. Los españoles sufrieron otras diez mil bajas más en las batallas posteriores. 

 La guerra del Rif provocó gran inquietud en Francia por temor a que la rebelión se extendiera a su Protectorado. Finalmente, en abril de 1925, las fuerzas de Abdelkrim enfilaron hacia el sur e invadieron la zona francesa. Trataban de obtener el apoyo de las tribus locales que reivindicaban la posesión de las tierras de cultivo situadas al sur del Rif. Los franceses se vieron obligados a evacuar a todos los ciudadanos europeos y a retirar las tropas que tenían acantonadas en las áreas rurales, congregándolas en la ciudad de Fez y sufriendo numerosas bajas en el repliegue de la línea de Uarga. En sólo dos meses, los franceses habían perdido cuarenta y tres puestos militares y sufrido cuatro mil setecientas bajas –mil quinientas de ellas mortales-.[xvii]

El movimiento de Abdelkrim se detuvo frente a las murallas de Fez en junio de 1925. En julio de ese año arribó al Protectorado un gran contingente militar de refuerzo proveniente de Francia. Con él desembarcó el mariscal Philippe Pétain, héroe de la batalla de Verdún, en la Gran Guerra. Pétain llegó para reemplazar a Lyautey y dirigir las operaciones militares.

 Las fuerzas francesas y españolas combinaron sus acciones para aplastar la rebelión en el Norte de Marruecos. El ejército del Rif ya se había replegado a la accidentada región del Norte de Marruecos de la que procedía, pero una vez allí se vio atrapado en el cerco de dos frentes que organizara el inmenso contingente de los ejércitos español y francés,[xviii] en septiembre de 1925.

En octubre, las fuerzas coloniales tenían completamente rodeadas las montañas del Rif, imponiendo un bloqueo total pensado para forzar la rendición de las cabilas por falta de alimentos. Los europeos rechazaron los esfuerzos que realizó Abdelkrim para alcanzar una solución negociada al conflicto. En mayo de 1926, un ejército conjunto formado por unos ciento veintitrés mil soldados, con fuerza aérea, carros blindados, artillería, armas químicas[xix], y con el apoyo de las fuerzas navales de las dos potencias coloniales irrumpió en las montañas del Rif. La disparidad de fuerzas selló la suerte de la rebelión. El 26 de mayo de 1926 Abdelkrim se rindió a los franceses. Sin embargo, la región del Atlas no fue totalmente pacificada hasta 1934.

 

BIBLIOGRAFÍA

CARRASCO GONZÁLEZ, Antonio M.: El reino olvidado. Cinco siglos de historia de España en África. La esfera de los libros. Madrid 2012. P. 112.

CASADO y ESCUDERO, Luis: Igueriben. Relato auténtico por el único oficial superviviente. Imprenta de C. Hernández y Galo Sáez. Madrid 1923. Ps 31. Puede obtenerse en PDF en  https://www.academia.edu/31074949/Defensores_de_Igueriben

DE MADARIAGA, María Rosa: Marruecos ese gran desconocido. Breve historia del protectorado español. Alianza Editorial. Madrid 2013.

GILSON MILLER, Susan: Historia del Marruecos Moderno. Ed. Akal. Madrid 2013.

GONZÁLEZ ANDRADAS, Rogelio: Campaña del Rif. Final de un soldado español en Monte Arruit. Ed. Csedensayo. Madrid 2013.

PICASSO, Grl Juan: El Informe Picasso. En PDF, 210 ps. http://www.hispanista.org/libros/alibros/18/lb18a.pdf

ROGAN, Eugene: Los árabes. Ed. Crítica. Barcelona. 2010.

 SEGURA, Antoni: El Magreb del colonialismo al islamismo. Ed. Universidad de Barcelona. Barcelona. 1995.

 



[i] ROGAN, Eugene: Los árabes. Ed. Crítica. Barcelona. 2010. P. 187. 

[ii] COBOS RUIZ DE ADANA, José: “La conferencia de Algeciras”. Artículo publicado en Diario de Córdoba. Córdoba. 22/07/2006

[iii] SEGURA I MÁS, Antoni: El Magreb del colonialismo al islamismo. Ed. Universidad de Barcelona.  1995. P. 117.

[iv] CARRASCO GONZÁLEZ, Antonio M.: El reino olvidado. Cinco siglos de historia de España en África. La esfera de los libros. Madrid 2012. P. 112.

[v] BARAKA: Una suerte especial que libraba a quién lo poseía de la muerte. Algo similar se decía en la Legión Extranjera Española del entonces comandante Francisco Franco.

[vi] MAMBISES: nombre que daban los españoles a los guerrilleros cubanos que luchaban por la independencia de las colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas de España.

[vii] GONZALEZ ANDRADAS, Rogelio: Campaña del Rif. Marruecos 1859 – 1927. Ed. Csedensayo. Madrid 2012. P. 112.

[viii] GONZÁLEZ ANDRADAS, Rogelio: Ob. Cit. 101

[ix] HELIÓGRAFO: Instrumento que sirve para hacer señales telegráficas por medio de la reflexión de un rayo de sol en un espejo plano movible de diversas maneras, de tal modo que produce destellos más cortos o largos, agrupados o separados, a voluntad del operador, para denotar convencionalmente letras o palabras. Por la noche puede operarse reflejando la luz de la luna o de una lampara de queroseno. Se usaba para las comunicaciones militares antes de que llegara la radio o cuando no estaba disponible el telégrafo.

[x] ZOCO: Mercado árabe al aire libre.

[xi] Muley Ahmed ibn Muhammad ibn Abdallah al-Raisuli: más conocido como El Raisuli o El Raisuni, fue el sherif (descendiente del profeta Mahoma) de las tribus yebala entre los siglos XIX y XX. Si bien los extranjeros y el gobierno de Marruecos lo consideraban un bandido, algunos nativos lo consideraban una figura heroica, en lucha contra la represión y la corrupción del gobierno colonial.

Nació en el pueblo de Zinat a finales de los años 1860, no estando la fecha de su nacimiento confirmada. Debido a su origen y a su bello rostro, uno de sus apodos era el Águila de Zinat. Era hijo de un prominente caíd, e intentó seguir los pasos de su padre. Sin embargo, Ahmed finalmente se desvió hacia la delincuencia, el robo de ganado vacuno y ovino, ganándose la ira de las autoridades. A raíz de esto, Muley Ahmed dependía totalmente de Muley Sadiq Raisuli. Este último era primo e interlocutor de Muley Ahmed, lo cual era necesario para resolver los problemas con las autoridades. También fue ampliamente conocido como un mujeriego.

Según la mayoría de las fuentes, el evento clave en la vida de Raisuli fue su detención y encarcelamiento por parte de Abderramán Abd el-Saduq, el pachá de Tánger, que era primo y hermano de leche suyo. El pachá había invitado a Ahmed a cenar a su casa en Tánger, sólo para que sus hombres lo capturasen y trataran brutalmente cuando llegó. Fue enviado a un calabozo de Mogador y encadenado a una pared durante cuatro años, aunque se permitió a sus amigos llevarle alimentos, de modo que pudo sobrevivir. Ahmed fue excarcelado por un indulto general realizado durante el comienzo del reinado del sultán Abd al-Aziz.

El paso por prisión endureció a Raisuli, que volvió al crimen tras su liberación. Pero se volvió mucho más ambicioso que antes, empezando a resentirse su fidelidad al sultán a la vez que las varias potencias europeas –Gran Bretaña, Francia, España y el Imperio Alemán-  competían por la influencia en el Norte de África. Con un pequeño pero devoto grupo de seguidores, El Raisuni se embarcó en una segunda profesión: secuestrar oficiales prominentes para pedir escandalosos rescates.

La primera víctima de Ahmed fue Walter Burton Harris, un periodista inglés al que conocía. No exigió dinero por él, pero si la liberación de varios de sus hombres en prisión; Harris fue liberado a las tres semanas. A pesar de esto, muchas de las demás víctimas de Raisuli en aquel tiempo eran militares y funcionarios marroquíes, y rara vez secuestró europeos.

El Raisuli también mantuvo una pequeña flota de barcos para la piratería. Sin embargo, fue menos exitoso en este campo que en sus secuestros y tramas de extorsión.

Ahmed se hizo conocido por su caballerosidad y actitud respetuosa hacia los rehenes; prometió a Ion Perdicaris protegerlo de cualquier daño, y se conoce que trabó amistad con muchos de sus rehenes. Sin embargo, para los que no eran dignos a su parecer de rescate, o los emisarios del pachá y el sultán, era conocido por su crueldad, llegando a quemarle los ojos a un emisario marroquí con monedas de cobre puestas al fuego, y devolviendo la cabeza de otro al pachá en una canasta de melones.

En 1904, El Raisuli saltó al escenario internacional por lo que iba a ser conocido como el incidente Perdicaris, como se llamó al secuestro de los expatriados greco-estadounidenses Ion Perdicaris y su hijastro Cromwell Varley, y por los que pedía un rescate de 70.000 dólares. El presidente norteamericano Theodore Roosevelt, entonces candidato a la reelección, decidió aprovecharse políticamente de la situación enviando un escuadrón de buques de guerra a Marruecos para forzar al sultán Abd al-Aziz a cumplir las demandas de El Raisuni, con la famosa proclama “¡Perdicaris vivo o Raisuli muerto!”.

Después de haber casi una confrontación entre el gobierno de Marruecos y las tropas estadounidenses, Raisuli recibió el dinero del rescate y concesiones; fue nombrado pachá de Tánger y gobernador de la provincia de Yebala, y todos sus seguidores encarcelados fueron liberados. Sin embargo, El Raisuni fue expulsado en 1906 de sus cargos acusado de corrupción y crueldad con sus súbditos; un año después era de nuevo declarado proscrito por el gobierno marroquí.

Poco después de su destitución, Raisuli secuestró a sir Harry Aubrey de Vere Maclean, un oficial del ejército británico que actuaba como asistente de las tropas del sultán. Obtuvo 20 000 libras por su rescate.

Durante años El Raisuli continuó hostigando al gobierno marroquí, incluso después de la abdicación forzada de Abd al-Aziz. Recuperó brevemente el favor del gobierno al apoyar a Abd al-Hafid en el derrocamiento del sultán, y fue restaurado como pachá de Tánger. Esta situación no duraría mucho, y a instancias del gobierno español, el nuevo sultán destituyó a Ahmed en 1912.

En 1913, El Raisuli llevó a varias tribus del Yebala a una sangrienta revuelta contra los españoles, sosteniendo una guerra de guerrillas contra ellos durante casi ocho años. Sus hombres fueron finalmente derrotados por el coronel Manuel Fernández Silvestre.

En septiembre de 1922 y tras una entrevista con el Coronel José Villalba Riquelme se sometió a las autoridades españolas, y posteriormente fue uno de los jefes del bando español en la Guerra del Rif de la década de 1920.

En enero de 1925, los seguidores de Abd el Krim bajo las órdenes de su hermano Mohamed Abd el Krim atacaron el palacio de El Raisuli y lo capturaron. Se dice que lo enterraron luego en la orilla de un río en el Rif. Otra versión afirma que murió a finales de abril de ese mismo año, después de haber sufrido hidropesía durante muchos años, a pesar de los rumores que dicen que vivió algunos años más.

[xii] AGUA POTABLE: Recordemos que una persona debe consumir un mínimo de 1,5 litros por día para sobrevivir en climas templados y 7,5 litros con las temperaturas imperantes en Igueriben.

[xiii] CASADO ESCUDERO, Luis: Igueriben. Relato auténtico por el único oficial superviviente. Imprenta de C. Hernández y Galo Sáez. Madrid 1923.

[xiv] DE MADARIAGA, María Rosa: Marruecos ese gran desconocido. Breve historia del protectorado español. Alianza Editorial. Madrid 2013. P. 123.

[xv] GONZALEZ ANDRADAS, Rogelio: Ob. Cit. P. 190

[xvi] GONZALEZ ANDRADAS, Rogelio: Ob. Cit. P. 212

[xvii] ROGAN, Eugene. Op. cit. p. 346 y 347.

[xviii] FUERZAS FRANCESAS: Los efectivos franceses eran 100.000 soldados franceses, 31 baterías de artillería, 6 compañías de carros blindados, 400.000 soldados indígenas y una flota integrada por un acorazado, dos cruceros, dos monitores y dos destructores.

[xix] ARMAS QUÍMICAS: España comenzó a emplear armas químicas en Marruecos en 1924, esparciendo gas mostaza desde aviones, al parecer en venganza por la derrota de Annual. El gas empleado en dichos ataques fue producido por la Fábrica Nacional de Productos Químicos, en La Marañosa, cerca de Madrid; esta planta se construyó con la asistencia significativa de Alemania y, sobre todo de Hugo Stolzenberg, un químico asociado al gobierno alemán en la producción de armas químicas en la década de 1920, al que más tarde se le otorgaría la nacionalidad española. También la artillería francesa empleó proyectiles de gas mostaza contra las fuerzas de Abdelkrim. La última acción con empleo de armamento químico fue el 3 de junio de 1927, en que los españoles arrojaron 42 bombas C-5 de Iperita sobre la localidad de Beni Guizit.