Con un gesto de
alta diplomacia, el Rey de Marruecos recibió al presidente de Gobierno español,
el socialista Pedro Sánchez, en el sagrado mes del ramadán para iniciar una
nueva etapa en las relaciones bilaterales.
CONTENIDO
Realizando un gesto de grandeza y conciliación, al
recibir al presidente de Gobierno español Pedro Sánchez, el miércoles 7 de
marzo en Rabat, en el sagrado mes de ramadán e invitándolo a participar del iftar
(ruptura del ayuno), el Rey Mohammed VI dio por finalizada una puja
diplomática de 480 días con España que dejó un saldo muy positivo para
Marruecos.
El mismo Pedro Sánchez reconoció la hábil diplomacia del
monarca alauí cuando señaló: “Quiero saludar el papel decisivo desempeñado
por Su Majestad el Rey Mohammed VI para poner fin a la crisis entre ambos
países”.
Esta crisis que hoy culmina satisfactoriamente se inició
cuando España no aceptó la decisión, en diciembre de 2020, del presidente
estadounidense Donald Trump de reconocer la soberanía marroquí sobre su Sáhara
y condenó la decisión de Washington. La misma que hoy se ve obligada a
reconocer como válida.
La decisión del gobierno estadounidense negociada durante
largo tiempo, con extrema habilidad y paciencia por el Rey Mohammed VI modificó
drásticamente el escenario geopolítico en el Norte de África y en el
Mediterráneo Occidental reduciendo drásticamente la influencia de los países de
la Europa comunitaria en la región.
Para España, especialmente, no fue fácil admitir la
desaparición de los vínculos poscoloniales que le otorgaban ventajas
comerciales y políticas en la región.
Para agravar aún más la situación, en una burda y torpe
maniobra, el gobierno español acogió, a fines de abril de 2021, en forma
clandestina y bajo un falso nombre al líder del Frente Polisario Brahim Ghali,
un criminal prófugo de la justicia española, con el pretexto de recibir
tratamiento médico para el COVID en el hospital de Logroño.
Pero, los dirigentes españoles no se resignaban a aceptar
los nuevos tiempos y los cambios en el esquema de poder regional. Ni el Rey
Mohammed Vi ni el pueblo marroquí estaban dispuestos a tolerar semejante
afrenta de un país que se decía amigo.
Rabat retiró inmediatamente a su embajadora en Madrid y
toleró una irrupción de inmigrantes subsaharianos en Ceuta entre el 17 y 18 de
mayo. Las relaciones bilaterales sufrieron uno de los mayores momentos de
tensión de su historia.
Para colmo de males las rivalidades entre Argelia y
Marruecos, agudizadas por la decisión de Washington que terminaba con los
sueños del Frente Polisario apoyado por Argel, llevaron a la ruptura de
relaciones entre los dos gigantes del Magreb y al cierre del gasoducto que
abastece con gas argelino a España.
La situación en el Magreb se tornó explosiva obligado a
Pedro Sánchez a rectificar su política hacia Marruecos y la cuestión del Sáhara
marroquí.
El gobierno español de Pedro Sánchez debió realizar un
acto de realismo total y reconocer los cambios en el balance de poder en el
norte de África modificando 46 años de política exterior española aceptando
como única solución seria, realista y creíble a la Iniciativa para la
Negociación de un Estatuto de Autonomía para la región del Sáhara propuesta por
el Reino de Marruecos en 2007.
En esta forma Madrid abandonó su tradicional línea
diplomática de proponer la aplicación del derecho de autodeterminación de los
pueblos mediante la realización de impracticable referéndum como solución al
diferendo y reconoce implícitamente la soberanía marroquí sobre el Sáhara.
España se anticipó así a los países de la Unión Europea
en reconocer los cambios geopolíticos obrados en el África mediterránea, en
especial ante la mayor dependencia de algunos países del gas y petróleo
africano y el brusco incremento de los flujos migratorios hacia Europa
Occidental generados por el conflicto en Ucrania. España no podría enfrentar un
brusco incremento de los migrantes irregulares provenientes simultáneamente de África
y Europa Oriental.
Esta declaración del gobierno español distendió las
relaciones entre ambos países y abrió el camino para que el Rey Mohammed VI
invitara telefónicamente a Pedro Sánchez a visitarlo en Rabat.
Poniendo fin formalmente a la crisis, al término de la
visita del presidente de Gobierno español, ambos dignatarios suscribieron una
declaración conjunta que entre otros aspectos establece los siguientes quince
puntos de acuerdo:
“1.
España reconoce la importancia de la cuestión del Sahara Occidental para
Marruecos, así como los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos en el marco de
las Naciones Unidas para encontrar una solución mutuamente aceptable. En este
sentido, España considera la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en
2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver este diferendo.”
2. Los
temas de interés común serán tratados con espíritu de confianza, a través de la
concertación, sin recurrir a actos unilaterales o hechos consumados.”
3. La
plena normalización de la circulación de personas y de mercancías se
restablecerá de manera ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de
control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo.”
4. Las
conexiones marítimas de pasajeros entre los dos países se restablecerán de
manera inmediata y gradual hasta la apertura de todas las frecuencias.”
5. Con
este mismo enfoque se iniciará n los preparativos para la operación Paso del
Estrecho/Marhaba.”
6. Se
reactivará el grupo de trabajo sobre delimitación de espacios marítimos en la
fachada atlántica, con el objetivo de lograr avances concretos.”
7. Se
iniciarán conversaciones sobre la gestión de los espacios aéreos.”
8. Se
relanzará y reforzará la cooperación en el ámbito de la migración. El Grupo
Permanente
Hispano - Marroquí sobre Migraciones se reunirá próximamente.”
9. La
coordinación en el marco de las respectivas presidencias del proceso de Rabat,
durante el periodo 2022 - 2023, se realizará de forma que se ponga de relieve
la cooperación ejemplar que mantienen los dos países en este ámbito, en
beneficio de un enfoque global y equilibrado del fenómeno migratorio.”
10. Se
reactivará la cooperación sectorial en todos los ámbitos de interés común:
económico, comercial, energético, industrial y cultural, entre otros.”
11. La
facilitación de los intercambios económicos y las conexiones entre los dos
países será objeto de una próxima reunión.”
12. El
ámbito de la educación, la formación profesional y la educación superior será
prioritario en esta nueva etapa. Se establecerá un grupo de trabajo específico
con este objeto.”
13. Se
fortalecerá la cooperación cultural. Se constituirá un grupo de trabajo
sectorial en el ámbito de la Cultura y el Deporte. Se dará un nuevo impulso al
Patronato de la Fundación Tres Culturas.”
14.
Los informes de actividad de las reuniones y Grupos de Trabajo establecidos o
reactivados se presentarán a la Reunión de Alto Nivel.”
15.
Los dos países iniciara n conversaciones sobre la actualización del Tratado de
Buena Vecindad, Amistad y Cooperación de 1991, sobre la base de los principios,
para metros y prioridades que deben guiar sus relaciones bilaterales en los
años venideros.”
16. Su
Majestad el Rey Mohamed VI y el presidente del Gobierno de España, Excmo. Sr.
D. Pedro Sánchez, designara n un comité encargado de la puesta en práctica de
la presente declaración en un plazo de tres meses”.
REPERCUSIONES
La
nueva etapa que se abre en la asociación marroquí – española tiene también sus
enemigos.
Los
sectores más conservadores y nacionalistas en la Península albergan el temor de
que cuando Marruecos obtenga por parte de Naciones Unidas el reconocimiento pleno
a su soberanía en el Sáhara y ponga fin a más de cuatro décadas de conflicto
artificial, dirija las energías nacionales del Reino hacia la recuperación de
Ceuta y Melilla terminando con el despojo colonial del reino alauí.
Porque
sin lugar a duda Ceuta y Melilla son las últimas posesiones coloniales de un
Estado europeo en África. España podrá considerar a estas ciudades como
territorio español, tal como alguna vez Francia consideró a Argelia como parte
de su territorio metropolitano, pero tomando en consideración al derecho
internacional son colonias europeas en África.
En
tanto que los partidos de izquierda radical y partidos separatistas con
representación parlamentaria (Unidos Podemos, Esquerra Republicana de
Catalunya, E. H. Bildu y Partido Nacionalista Vasco), fieles a sus compromisos
de solidaridad socialista con el Frente Polisario y Argelia, también se oponen
al cambio de postura con respecto al Sáhara aferrándose a la idea inaplicable
de un referéndum con que intentan desde hace décadas resolver este conflicto.
También
están los separatistas del Frente Polisario que ven como uno a uno caen sus
apoyos internacionales dejándolos solos y aislados.
Hasta
este reciente cambio de posición, España era para el Polisario el principal
aliado internacional después de Argelia. España era uno de los principales
países aportantes de ayuda humanitaria y cooperantes para asistir a la
población marroquí retenida en los campamentos de Tinduf; permitía sus
actividades de proselitismo, como el infame “Programa de Vacaciones en Paz”,
otorgaba rápidamente la nacionalidad española y pasaportes para que los
dirigentes polisarios puedan recorrer los foros internacionales simulando se
diplomáticos.
España,
además, pasa por alto las violaciones a los derechos humanos que el Polisario
lleva a cabo en Tinduf, como la existencia de niños soldados, la represión a
los mineros informales, o reteniendo contra su voluntad a mujeres saharauis de
nacionalidad española en los campamentos o robando la ayuda humanitaria
enviada.
Por
último, la decisión del gobierno de Pedro Sánchez afecta los intereses
geopolíticos de Argelia que ha reaccionado airadamente retirando a su embajador
en Madrid y sembrando dudas sobre el suministro de gas a la Península.
Argel
pretende crear un Estado títere sujeto a su influencia política militar en el
Sáhara marroquí para de esta forma aislar a Marruecos del resto del África Occidental
cortando las rutas comerciales terrestres que pasan por Mauritania, obtener una
salida al Atlántico cuyas aguas son ricas en recursos pesqueros y poner en
discusión la plataforma marítima marroquí.
Por
otra parte, el derrumbe del Frente Polisario pondría fin al negocio del desvío
de ayuda humanitaria hacia los mercados informales del Sahel, en beneficio de
los corruptos altos mandos del Ejército argelino.
Al sostener
las aspiraciones separatistas del Frente Polisario, el gobierno argelino en realidad
solo está protegiendo sus interés y negocios ilegales en el sur del Sáhara.
BALANCE
FINAL
Indudablemente,
el país que resulta más favorecido, al final de esta puja de casi un año y
medio, es el Reino de Marruecos que ha obtenido el reconocimiento de España
para sus justas reclamaciones de soberanía en el Sáhara y el establecimiento de
una relación de igual a igual en las futuras relaciones diplomáticas.
Para
recluir cabe recordar que la geografía y la historia condenan a Marruecos y
España a la convivencia en armonía y al entendimiento “basados en el respeto
mutuo, la confianza recíproca, la concertación permanente y la cooperación
franca y leal.”