lunes, 27 de junio de 2016

ARGELIA APOYA A UN DIRIGENTE MUY CUESTIONADO PARA SECRETARIO GENERAL DEL FRENTE POLISARIO


El gobierno argelino de Abdelaziz Bouteflika insiste en apoyar a un cuestionado dirigente separatista que enfrenta varias serias causas penales como nuevo secretario del Frente Polisario.

LA FARSA DE UNA ELECCIÓN
La muerte del dirigente histórico del Frente Polisario, Mohamed Abdelaziz, el pasado 31 de mayo, no ha puesto fin a la férrea dictadura, ni a cuarenta años de prácticas stalinistas, en la jefatura de la organización separatista.
El proceso de designación de un nuevo secretario general del grupo separatista se encamina a ser un ejemplo más de que el Frente Polisario es tan sólo un instrumento al servicio de Argelia. Una organización títere que solo existe porque es útil a la política exterior de Argel.
Si bien formalmente, el nuevo líder polisario debe surgir de un “Congreso Extraordinario” de la organización que se llevará a cabo los días 8 y 9 de julio próximos, el gobierno de Bouteflika ya ha decidido quién será el sucesor de Abdelaziz. La designación ha recaído en un dirigente perteneciente al “ala histórica” y más radical, Brahin al Ghali, tal como anticipáramos en nuestra columna.
Este antiguo cabo de las tropas nómadas al servicio de España en el Sáhara, más que un curriculum vitae posee un verdadero prontuario criminal.
Brahim al Ghali es natural de Smara y pertenece a la tribu Erguibatt. En los años setenta, fue uno de los fundadores del Frente Polisario y entre 1976 y 1987 se desempeñó como “ministro de Defensa” de la organización separatista.
TERRORISMO Y VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS
Desde ese cargo fue responsable por ordenar a las milicias polisarias ejecutar ataques terroristas. En especial, por los ataques marítimos que comandos terroristas del Polisario efectuaron contra 34 pesqueros españoles en alta mar. Esos ataques incluyeron el ametrallamiento de las naves y el secuestro y asesinato a mansalva de sus tripulantes.
En esos años el terrorismo polisario terminó con la vida de trescientas personas, otros cientos resultaron heridos, además produjeron cuantiosas pérdidas materiales. Todos estos ataques constituyen crímenes de lesa humanidad y se cometieron siguiendo las directivas expresamente impartidas por Brahim al Ghali.
Lamentablemente, este no es el único cargo que se formula contra al Ghali. Su nombre figura en un lugar destacado entre los veintiocho miembros del Frente Polisario citados a comparecer ante la Audiencia Nacional de España acusados de “genocidio, asesinato, lesiones, detención ilegal, terrorismo, tortura y desapariciones forzadas” de ciudadanos españoles de origen saharaui ocurridas, durante décadas, en las cárceles de los campos argelinos en Tindouf.
En esa misma causa el Juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz acusó al Frente Polisario de “retener contra su voluntad a miles de saharauis en los campos de Tindouf, en Argelia, con la complicidad de Argel.”
UN CRIMINAL POR CANDIDATO
Pero, los crímenes que se imputan a Brahim al Ghali exceden el ámbito de los políticos. El dirigente separatista también tiene abierta una causa penal ante la Audiencia Nacional por la violación de una joven saharaui.
La víctima fue la adolescente Jediyetu Mahmud Mohamed Zubair. En su infancia, Jediyetu fue uno de los tantos niños que viajó a España para participar del programa “Vacaciones en Paz” que les permite pasar el verano con una familia de acogida española. Así pudo aprender el idioma castellano y cuando retornó a los campamentos, puesto que a partir de la pubertad a las jóvenes ya no se les permite viajar y en la mayoría de los casos se las fuerza a contraer matrimonio contra su voluntad, comenzó a trabajar como traductora en Raboni, atendiendo a los visitantes extranjeros, en lo que constituye el “aparato de protocolo” del Polisario.
En 2010, como resultado de sus contactos con visitantes extranjeros fue invitada por una ONG italiana a viajar a Roma. Para ello, Jediyetu necesitaba de un visado que sólo otorgaba el “embajador” del Frente Polisario en Argel, en ese entonces Brahim al Ghali.
La joven llamó a al Ghali y este la citó en un horario fuera del habitual. Durante el encuentro Brahim le dijo directamente que si quería el visado debería mantener relaciones sexuales con él. Ante la firme negativa de Jediyetu terminó violándola con la ayuda de otros funcionarios del Polisario, Abderkader Luely Talomar, hijo de un alto dirigente encargado de administrar la ayuda alimentaria internacional y otro empleado de la legación polisaria.
La joven contó lo sucedido a sus padres, pero estos conociendo la influencia de Brahim al Ghali en los campamentos y la humillación que caería sobre la familia, ordenaron a su hija guardar silencio y olvidar el aberrante suceso.
Pero Jediyetu no estaba dispuesta a olvidar nada y solo quería justicia. Con la ayuda de una ONG y del abogado Agustín de la Cruz Fernández denunció a sus violadores ante la Audiencia Nacional de España y también en la Comisión de los Derechos Humanos de ONU.
Por este delito, Ghali y sus cómplices tienen una causa penal abierta en la Audiencia Nacional que impiden que visiten los países europeos por temor a ser detenidos y remitidos a España para ser juzgados.
Además, de estas causas penales pendientes, Brahim al Ghali enfrenta otros problemas en su camino a la Secretaría General del Frente Polisario. Su figura enfrenta fuertes cuestionamientos en los campamentos de Tindouf. Es por ello, que la inteligencia argelina mueve sus influencias y desarrolla una intensa campaña propagandística en su favor entre la población saharaui retenida en Argelia.
Pero no consigue acallar todas las expresiones de resistencia. Incluso el vocero del Frente Polisario en Argentina, Salem Bachir, consultado durante un reportaje sobre la candidatura del ex embajador en Argel contestó tajantemente: “- No, porque él no es militar. Está estipulado que el líder del Frente debe ser un jefe militar. Para no cejar ni un instante en la lucha tanto diplomática como militar. Debe haber participado militarmente en el combate y haber militado como mínimo diez años, que no es el caso del actual embajador en Argelia porque no reúne esas condiciones.”
CUANDO LA DEBILIDAD ES UNA VIRTUD
El gobierno de Bouteflika conoce todos estos hechos y sin embargo apoya decididamente la candidatura de Brahim al Ghali a secretario general. Posiblemente el motivo de ese apoyo sea precisamente los cuestionamientos de todo tipo que sufre al Ghali, que lo convierten en un dirigente débil, una suerte de títere, que Argel podrá moldear de acuerdo a sus necesidades y que no tendrá posibilidad alguna de objetar ni resistir sus imposiciones. 



sábado, 4 de junio de 2016

LA MUERTE DEL SEPARATISTA ABDELAZIZ NO ALTERA LA SITUACIÓN EN EL SÁHARA


La desaparición del Mohamed Abdelaziz, dirigente histórico de los separatistas polisarios, no altera el panorama político y estratégico del Magreb, solo produce un cambio de liderazgo en su organización.

LA COSTOSA VIDA DE UN REVOLUCIONARIO
El reciente deceso del dirigente separatista Mohamed Abdelaziz es un claro ejemplo de cómo viven algunos personajes que hacen de la “revolución” y el separatismo una forma de vida, pero por sobre todo un próspero negocio.
Durante décadas, Abdelaziz, frustrado estudiante de medicina devenido en seudo revolucionario,  engañó a sus partidarios y a muchas personas de buena voluntad, aunque algo ingenuas, presentándose como un esforzado luchador de una causa humanitaria, como un socialista consecuente con sus ideas que dedicaba su vida a la “liberación” de su pueblo de opresión capitalista, que luchaba por el triunfo del socialismo en el mundo y que por lo tanto compartía las mismas penurias que muchos de sus sacrificados seguidores. Nada más falso que esta imagen.
Abdelaziz siempre vivió como un burgués adinerado, disfrutando del bienestar y los placeres que el mundo capitalista suele ofrecer a quienes pueden pagarlo. Por cierto, el líder polisario contaba con recursos suficientes para pagar esos lujos, para ello disponía, además del sueldo que oportunamente le pagaban sus mentores argelinos, con las generosas donaciones que le llegaban desde Europa. Estas donaciones provenían de algunas ONGs, que no encontraban mejor forma de dilapidar sus fondos que el promover a estos bandidos ideológicos que siempre hayaban alguna causa “revolucionaria” o “humanitaria” de la cual servirse.
Por si esos ingresos le resultaban insuficientes, para pagar sus giras por lujosos hoteles europeos y las numerosas delegaciones que enviaba a cuanto evento internacional organizaban las Naciones Unidas, Abdelazis, con la ayuda de sus cómplices argelinos, había creado un aceitado sistema de desvío y comercialización clandestina de la ayuda humanitaria proveniente de la Unión Europea, las distintas agencias de la ONU y diversas ONGs.
Este dinero recolectado ilegalmente, era desviado para adquirir lujosas propiedades en Canarias y en España, terminaba en cuentas secretas en Suiza y otros paraísos fiscales o servía para solventar el oneroso tren de vida de la cúpula del Polisario.
Los dirigentes del Polisario solían viajar con frecuencia a Naciones Unidas o visitar, bajo cualquier escusa, a sus aliados de Venezuela, Cuba y algunos países africanos. En esas visitas Abdelaziz aprovechaba la ocasión para manejarse con la pompa de un “jefe de Estado” cuando en realidad solo controlaba un grupo de tiendas en el desierto argelino y a un grupo de aprovechados como él, bajo la tolerancia y complicidad de Argel.
VIVIR COMO REVOLUCIONARIO, MORIR COMO BURGUÉS
Lo cierto es que Abdelaziz pasaba en menor tiempo posible en su residencia de Argel y sólo concurría a los campamentos de Tinduf cuando se veía forzado a ello por algún evento excepcional como un “festival” de solidaridad o la visita de algún funcionario internacional.
Fumador empedernido, cuando presentó los primeros síntomas de la enfermedad que pondría fin a sus días, no confío en la superioridad de la “medicina socialista” no se hizo atender ni en su amada Argelia ni en Cuba, sino que se puso en manos de la mejor medicina capitalista del mundo, es decir, la de los Estados Unidos.
Mostrando hasta donde llega la conciencia revolucionaria de estos personajes, no falleció en una humilde jaima en la hamada de Tinduf, privado de agua y servicios sanitarios, como suelen terminar sus días los saharauis retenidos por el Polisario en Argelia. Abdelazis eligió para morir la tranquilidad y el confort que brinda la lujosa Clínica Mayo en Rochester, Minnesota.
Tampoco quiso una tumba en Argelia, sino que demandó ser enterrado en suelo marroquí en Bir Lahlu, aunque en lo más íntimo de su alma posiblemente hubiera preferido retornar a su Marrakech natal.
NADA CAMBIA EN EL SÁHARA
Más allá de la utilización que de la muerte de Abdelaziz como elemento de propaganda por parte del Frente Polisario y la creación de una suerte de “culto a la personalidad” sobre su figura a los efectos de reforzar la posición política del círculo de dirigentes que lo rodeaban, lo cierto es que la desaparición de uno de los líderes históricos del separatismo en el Sáhara no tendrá ningún impacto real sobre la situación en la región.
Marruecos seguirá sólidamente establecido en el Sáhara, trabajando para desarrollar la región y mejorar aún más las condiciones de vida de la población que vive en paz y seguridad en estas provincias.
La Iniciativa para la Negociación de un Estatuto de Autonomía, presentada por Marruecos en 2007, continuará siendo la única alternativa posible de solución para este antiguo conflicto.
El único cambio, o el único problema lo tiene el Frente Polisario que deberá encontrar un nuevo líder capaz de arbitrar con éxito entre las diversas facciones, mantener el apoyo y fluidas relaciones con sus patrones argelinos y por sobre todas las cosas seguir con el lucrativo “negocio familiar” de las donaciones, el robo de la ayuda humanitaria y el contrabando de combustible entre otras actividades ilícitas.
Seguramente el nuevo dirigente supremo será un miembro de la tribu Erguibat, siempre que haya nacido en Argelia y haya cumplido el servicio militar en las fuerzas armadas de ese país. Incluso puede ser la propia viudad de Abdelaziz, la argelina Khadija Hamdi, ministra de Cultura, que conoce acabadamente como se instrumenta el negocio ilegal de la “ayuda humanitaria”. Sino será otro dirigente de perfil similar.
Pero nada cambiará, ni en Tinduf, ni en el Sáhara. El Polisario seguirá con su guerrilla diplomática y de propaganda en los foros internacionales. Algo que necesita para asegurarse un flujo constante de donaciones y ayuda humanitaria.
La población marroquí retenida ilegalmente en esa suerte de campos de concentración levantados en la hamada argelina seguirá viendo transcurrir sus días en la desolación y la impotencia.
Mientras tanto, los dirigentes polisarios -nuevos y antiguos- continuarán viajarndo por el mundo para dar discursos y declaraciones revolucionarias a los efectos de recibir la solidaridad de los socialistas del siglo XXI y otros compañeros de ruta, pero por sobre todo el dinero que sostiene su causa y endulza sus existencias.