domingo, 28 de febrero de 2021

EL PRESIDENTE FERNÁNDEZ INTENTA DESPEGAR DEL VACUNAGATE


 

Mientras crece la indignación de la sociedad por las vacunaciones de privilegio, el presidente Alberto Fernández cada vez más sólo sufre los cuestionamientos de la Cámpora y su derrumbe en las encuestas.

Han pasado solo algo más de quince meses y el gobierno del presidente Alberto Fernández muestra un nivel de desorientación y parálisis similar al de Mauricio Macri el lunes posterior a su derrota en las PASO presidenciales de 2019.

Es cierto, que en diciembre de 2019, en Argentina al menos, nadie imaginaba que se avecinaba una pandemia que cambiaría el mundo en que vivíamos, pero el gobierno kirchnerista asumió sin un plan de gobierno claro más allá de solucionar los problemas judiciales de sus principales figuras -comenzando por la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner-, e ir de una vez por todo, o sea, recuperar espacios de poder, ajustar cuentas con periodistas y opositores para gobernar por los siguientes treinta años.

Pero, como el hombre propone y Dios dispone, el presidente Fernández se encuentra hoy con toda la soledad del poder, jaqueado por una economía que no arranca, una pandemia que no cede, vacunas que no llegan, la indignación social por las vacunaciones de privilegio y Cristina Kirchner cada día más ansiosa por el tiempo transcurre y sus principales problemas judiciales siguen pendientes de solución.

Para agravar su situación su imagen se derrumba en las encuestas al punto tal que poco más de un año de aplastarlo en las elecciones hoy tiene peor imagen e intención de voto que Mauricio Macri.

Hoy el diario Clarín publicó una encuesta de la consultora Trespuntozero, efectuada entre el 23 y 25 de febrero sobre 1.000 casos de todo el país donde Alberto Fernández combina 32% de imagen positiva (14% muy buena y 18% buena) y 50,9% de negativa (16,5% de mala y 43,4% muy mala). Diferencial en contra de -28,9 puntos.

Mientras que el expresidente Mauricio Macri tiene 40,3% de positiva (14,5% buena y 25,8% de muy buena) y 56,2% de negativa (15,8% de mala y 40,4% de muy mala). Diferencial también en contra, pero de 15,9 puntos.

Mientras que la evaluación negativa de la gestión nacional se disparó al 66,7%, y la credibilidad del presidente hace mucho tiempo que ha desaparecido debido a sus muchas contradicciones.

El estancamiento de la economía argentina es uno de los factores que más inciden en el descontento. En el último año, la recesión provocó un descenso del 10% en el PBI (cifra similar a la de la crisis de 2001), la inflación oficial del 36.1% (que los analistas privados elevan al 45%) en el año 2020 y del 4% respectivamente en diciembre de 2020 y enero de 2021, la notoria pérdida de poder adquisitivo de salarios y jubilaciones. En el último mes los combustibles sufrieron tres aumentos y para marzo se esperan otros tres incrementos más. La voracidad fiscal no tiene límites y con el 52% de la población por debajo de la línea de la pobreza, el descontento de la población crece día a día.

El otro tema que preocupa a los argentinos en la falta de vacunas. El malestar social presiona a un presidente que prometió vacunar a toda la población y que no cuenta con las dosis necesarias, mientras que en los países vecinos (Chile y Uruguay) la inoculación se realiza a ritmo acelerado.

Pero, por el momento, la producción de vacunas de AstraZeneca, en México, está detenida por falta de insumos y Rusia no logra cumplir con la demanda de su Sputnik V.

Para colmo de males, la sociedad se ha enterado de que las pocas dosis disponibles  se han distribuido entre los amigos del poder en diversos “vacunatorios VIP” donde se inocularon políticos, legisladores, sindicalistas, militantes de La Cámpora, periodistas oficialistas y otros amigos acompañados de sus familias.

Cuando el escándalo estalló Alberto Fernández reaccionó rápidamente fulminando a su ministro de Salud (que en definitiva estaba cumpliendo con directivas superiores y con las tradicionales prácticas de amiguismo y nepotismo que históricamente han caracterizado al peronismo) Ginés González García. Claro que inmediatamente, en otra de sus tradicionales contradicciones declaró que era un gran ministro de salud y minimizó el hecho diciendo: “Terminemos con las payasadas. Les pido a los jueces y fiscales que hagan lo que deben…”

El resto del Frente de Todos y sus aliados dejaron solos al Presidente como si con ellos no fuera la cosa. Cristina Kirchner recurrió a su comportamiento tradicionales ante las crisis: se refugió en el silencio más absoluto. Sergio Massa se dedicó a contener con oficialistas y opositores el impacto negativo de la noticia sobre la inmunización de su padre y sus suegros. Los muchachos de La Cámpora, a quien Ginés González García había otorgado diversos espacios de poder en su ministerio salieron en defensa del ministro saliente. Era una forma de minimizar su responsabilidad en la vacunación masiva de muchos militantes que recién habían dejado la adolescencia. No obstante, muchos en el peronismo objetan: “Defendieron hasta a Boudou y Lázaro Báez, que eran indefendibles, y a Ginés los ejecutaron sin anestesia.”

Cristina Kirchner se muestra ante los íntimos cada día más alterada por la marcha de los procesos judiciales en su contra. Los casos de Amado Boudou, Milagro Sala y recientemente las duras condenas aplicadas a Lázaro Báez y sus hijos le hacen temer lo peor. La “abogada exitosa” sabe que sus causas son tantas, las pruebas tan contundentes y los testigos tan abundantes que en alguna de ellas puede recibir una condena firme y no quiere correr riesgos. Cristina también teme que alguno de los condenados de la familia Báez, cansado de las promesas incumplidas, decida finalmente proporcionar información a las autoridades para mejorar su situación penal. Hasta ahora no ha ocurrido pero no hay certezas de que puede pasar en el futuro.

En el entorno del Presidente no faltan quienes le aconsejan mantener a Cristina Kirchner pendiente de sus problemas judiciales, como un reaseguro del pacto entre ambos. Si Cristina tuviera tranquilidad jurídica -a través de una amnistía o cualquier otra operación extraña sobre la justicia- Alberto Fernández perdería la última razón por la cual sería necesario para ella mantenerlo en el cargo.

Muchos en el Frente de Todos muestran preocupación por el resultado de las elecciones legislativas nacionales de medio término que deben realizarse en octubre. Este año se renueva la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Temen que Alberto Fernández si el oficialismo es derrotado enfrente un panorama similar al de Fernando de la Rúa en octubre de 2001.

Según una encuesta de la consultora Zuban Córdoba y Asociados, en un estudio nacional de 1.200 casos si las elecciones fueran hoy el 34,3% de los electores votarían por candidatos del Frente de Todos, el 39,3% a candidatos opositores y el 26,4% esta indeciso aún. El mismo estudio señala que el 51,7% de los encuestados desaprueba al Gobierno kirchnerista y casi el 55% considera que la situación económica del país “estará igual de mal” o “peor” dentro de un año. Un 56,4% entiende que la Argentina va en la dirección incorrecta.  Esta falta de confianza en el Presidente y su gabinete seguramente se proyectará en las elecciones de octubre.

Un presidente con muy mala imagen, que no controla al partido de gobierno, con la economía en crisis, el país fuertemente endeudado con los organismo financieros internacionales y con la certeza de que será derrotado en las urnas en 2023, estaría solo frente al abismo.

Claro que De la Rúa no tenía vicepresidente, pero el problema para el peronismo es que Cristina Kirchner tiene todavía peor imagen que Alberto Fernández. Cristina, para Trespuntozero registra 29,3% de imagen positiva contra 66,9% de imagen negativa, lo que significa un diferencial negativo de 37,6%. Malos números si la Vicepresidenta debiera jugar de titular ante una eventual acefalía con el país enfrentando una grave crisis.

 

 

sábado, 27 de febrero de 2021

MASIVO BANDERAZO CONTRA EL “VACUNATORIO VIP” EN ARGENTINA


El sábado 27 de febrero los argentinos nuevamente llenaron las principales plazas y calles, esta vez demandando la renuncia de los funcionarios involucrados en las vacunaciones de privilegio.

Una nueva masiva marcha opositora tuvo lugar en todo el territorio argentino. Se trató de la décima protesta autoconvocada de alcance nacional en quince meses de gobierno kirchnerista y en doce meses de pandemia.

Aunque el detonante de la convocatoria fue el manejo discrecional que el gobierno kirchnerista realizó de las vacunas contra el Covid 19, inmunizando a jóvenes funcionarios, militantes de la organización juvenil La Cámpora y a artistas e intelectuales orgánicos del oficialismo, otros factores contribuyeron a incrementar el descontento de la población.

El desmanejo económico del gobierno kirchnerista agudizó la crítica situación económica recibida de la administración de Mauricio Macri y el cese de actividades impuesto por la pandemia terminó de completar la actual crisis económica de Argentina.

En el último año, la recesión provocó un descenso del 10% en el PBI (cifra similar a la de la crisis de 2001), la inflación oficial del 36.1% (que los analistas privados elevan al 45%) en el año 2020 y del 4% en enero de 2021, la notoria pérdida de poder adquisitivo de salarios y jubilaciones y con el 52% de la población por debajo de la línea de la pobreza, el descontento de la población crece día a día.

Además, durante 2020, los argentinos soportaron una prolongada cuarentena con aislamiento y cese de actividades. Ahora, la sociedad ve como otros países de la región avanzan en la vacunación de la población mientras que, pese a las reiteradas promesas del gobierno, las tan ansiadas vacunas no llegan al país.

En ese crítico contexto la confesión del periodista Horacio Verbitzky, habitual vocero extraoficial de Cristina Kirchner, de que se había inoculado en un “vacunatorio VIP” donde concurrían figuras notorias del oficialismo en la sede del ministerio de Salud, que conducía el doctor Ginés González García, despertó la indignación de la sociedad y generó la convocatoria del 27F.

Como en otras oportunidades la convocatoria se difundió por las redes sociales pero en esta ocasión contó con el apoyo de los partidos políticos de oposición: el partido PRO de Mauricio Macri, la Unión Cívica Radical, la Coalición Cívica, el Partido Libertario de ideología liberal y el Partido Generación para un Encuentro Nacional (GEN) corriente de izquierda que lidera la diputada Margarita Stolbizer.

Los partidos políticos aportaron dirigentes (que recorrieron canales de televisión y programas de radio difundiendo la convocatoria) y militantes pero no aportaron fondos ni medios de transporte o logísticas para apoyar a los manifestantes. Incluso no marcharon en columnas ni portaron banderas partidarias durante la movilización.

Los principales puntos de concentración de los manifestantes fueron muy diversos. En la ciudad de Buenos Aires se estableció alrededor del Obelisco y en la histórica Plaza de Mayo frente a la Casa Rosada.

En la provincia de Buenos Aires, bastión electoral del peronismo gobernada por uno de los dirigentes favoritos de Cristina Kirchner, el economista Axel Kicilloff, la protesta se hizo sentir en varias ciudades. Frente a la Quinta Presidencial, residencia oficial del presidente Alberto Fernández, en la localidad de Olivos en la zona norte de la provincia, en la Plaza Moreno, frente al Palacio Municipal y la Catedral, de la ciudad de La Plata, capital de la provincia. En la esquina formada por las calles Luro y Mire y al pie del monumento al General San Martín en la ciudad balnearia de Mar del Plata.

En la provincia de Córdoba, en la zona de Patio Olmos de Córdoba Capital, en la provincia de Santa Fe en el Monumento a la Bandera en la ciudad de Rosario, en la provincia de Corrientes, en Costanera y 3 de abril de la ciudad de Corrientes, en la provincia de Mendoza, en la peatonal y calle San Martín en Mendoza Capital, en Entre Ríos en la Plaza Urquiza de la ciudad de Gualeguaychú y en la ciudad de Tucumán en la provincia homónima.

Además de decenas de otros puntos de movilización en ciudades pequeñas de todo el país donde se congregaron grupos de diversas dimensiones.

Entre los principales dirigentes políticos que fueron identificados concurriendo a la protesta figuraban la exministra se Seguridad y exdiputada Patricia Bullrich, presidente del partido PRO, el diputado y exgobernador Alfredo Cornejo, presidente de la UCR, los senadores Martín Lousteau y Alfredo De Angelis; los diputados Mario Negri, Cristian Ritondo, Luis Petri, Fernando Iglesias, Waldo Wolff, Álvaro Lamadrid y decenas de legisladores provinciales.

La dirigente evangelista Cynthia Hotton y Alejandro Fargosi, ambos del espacio Valores para mi país, el exdiputado y actor Luis Brandoni, el conducto periodístico Ángel “Baby” Etchecopar, Juan José Gómez Centurión líder del partido NOS. Los dirigentes del partido Libertario, espacio donde abundan los economistas liberales,  José Luis Espert, Javier Milei, el periodista Luis Rosales y Álvaro Zicarelli,  Maximiliano Ferraro de la Coalición Cívica, el exfiscal federal Pablo Lanusse, el exministro de Agricultura Luis Miguel Etchevehere y otros dirigentes de la Sociedad Rural Argentina y muchas otras personalidades más.

Como en todas las otras convocatorias los manifestantes concurrieron individualmente, muchos en sus vehículos particulares, portando cubrebocas y manteniendo cierta distancia social. El clima de la manifestación fue pacífico, hasta familiar y festivo. Los manifestantes portaban banderas nacionales y pancartas artesanales con las más diversas consignas, entonaban el himno nacional y algunos batían cacerolas.

Sin un reclamo uniforme, los manifestantes demandaban la renuncia del gobierno, la renovación de la clase política bajo el lema de “Que se vayan todos”. Otros pedían la renuncia de todos los funcionarios públicos que recibieron clandestinamente la vacuna contra el Covid 19 y algunos pedían el encarcelamiento de Cristina Fernández de Kirchner por sus múltiples cargos por corrupción. En la Plaza de Mayo estaba el infaltable inflable con la imagen de Cristina Kirchner vistiendo ropa de presidiaria.

Sin embargo, en esta ocasión los manifestantes colgaron de las rejas que protegen la Casa Rosada diez bolsas de residuos negras rellenas con papel de diario, simulando cuerpos humanos en bolsas mortuorias. Cada bolsa tenía escrito el nombre de un político peronista “vacunado” ilegalmente.

Este hecho molestó especialmente al presidente Alberto Fernández que lo condenó duramente por Twitter: “La forma de manifestarse en democracia no puede ser exhibir frente a la Casa Rosada bolsas mortuorias con nombres de dirigentes políticos. Esta acción lamentablemente solo demuestra cómo muchos opositores conciben la República. No callaremos ante semejante acto de barbarie”, escribió el primer mandatario.

Otro incidente violento tuvo lugar frente a la Quinta de Olivos cuando el oficialismo envió a barras bravas y matones de los sindicatos peronistas para intentar dispersar a los manifestantes allí reunidos. Se produjeron empujones, insultos y algún intercambio de golpes entre ambos grupos, pero los manifestantes opositores se mantuvieron frente a la entrada de la residencia presidencial.

La gran movilización opositora seguramente no producirá ningún cambio ni reacción por parte del gobierno kirchnerista, pero es una clara advertencia del descontento de una parte importante de la sociedad argentina y que el humor social tendrá su efecto en las elecciones legislativas de octubre próximo.

Todo parece indicar que el “Vacunagate” fue el disparo de largada para la campaña electoral de las elecciones legislativas de octubre de 2021, claves para definir las candidaturas presidenciales de 2023 y el futuro del gobierno kirchnerista.

 

 

TEBBOUNE ACORRALADO ENTRE LA INTRANSIGENCIA DEL EJÉRCITO Y LAS DEMANDAS DEL HIRAK


 

Las tenues reformas implementadas por el presidente argelino Abdelmadjid Tebboune no satisfacen las demandas de mayores libertades democráticas del movimiento Hirak pero despierta los temores del Ejército.

Por segunda vez esta semana (lunes 22 y viernes 26 de febrero) las calles de Argel y otras importantes ciudades argelinas como Bejaia, Cabilia y Orán se llenaron con las manifestaciones pacíficas del Hirak, el movimiento democratizador y anticorrupción que demanda la reforma del régimen autoritario y opaco controlado por los militares argelinos.

Los manifestantes corearon sus tradicionales consignas de “Ni islamistas, ni laicos, sino hirakistas” y “Estado Civil, no Estado militar”.

De nada sirvieron para impedirlas ni la dura represión policial y las maniobras intimidatorias del régimen argelino.

Después de dos años, los manifestantes y líderes sociales están acostumbrados a las maniobras implementadas contra ellos por los militares y los servicios de inteligencia, tales como encarcelamientos, despido de los trabajos, acusaciones por publicaciones opositoras en las redes sociales, amenazas de grupos parapoliciales y torturas en las cárceles.

Todo el furor represivo desatado por el régimen no pudo con las ansias de cambio de los jóvenes argelinos que no satisfacen con las tibias reformas ensayadas por el presidente.

El presidente argelino Abdelmadjid Tebboune (75) ha intentado distender la situación y ganar tiempo con una liberación de presos, disolviendo la Asamblea Nacional Popular alegando que los diputados obtuvieron sus escaños por medios ilícitos y adelantando las elecciones parlamentarias y reformulando el gabinete. Pero pronto resulto evidente que el Ejército no estaba dispuesto a realizar concesiones de ningún tipo.

De los 73 presos políticos detenidos en vinculación con el Hirak, el presidente solo pudo liberar a 37 que tenían condenas firmes, los restantes fueron retenidos bajo diversos argumentos jurídicos como el de que no podían ser liberados hasta que concluyera el proceso penal.

La Asamblea Nacional Popular ha sido disuelto pero, al menos por el momento, no se ha fijado una fecha para realizar nuevas elecciones.

El presidente Tebboune intentó desprenderse del primer ministro Abdelaziz Djerad y gran parte de los ministros, pero encontró la firme oposición del Consejo Supremo de Seguridad que repuso a Djerad en su cargo.

Finalmente, el intento de cambiar el gabinete se redujo a la salida de tres ministros y la anulación de un ministerio. En paralelo se produjo el regreso de algunas figuras claves de los veinte años de gobierno del anciano Abdelaziz Bouteflika (1999 – 2019).

Recordemos que el 2 de enero de este año, un tribunal militar de apelación absolvió de todos sus cargos al hermano menor y mano derecha del expresidente, Saïd Bouteflika, a la presidenta del Partido de los Trabajadores, de tendencia marxista-leninista, Louis Hanoun, al general Mohamad Mediéne “Tawfik”, quien durante veinticinco años fue el jefe de los servicios de inteligencia argelinos y a su mano derecha el general Athmane Tartag. Si bien, Saïd Bouteflika y Tartag permanecen detenidos por otras causas.

El activista opositor Samir Bin Al Arabi ha explicado el fracaso del intento reformista de Tebboune diciendo que “Lo sucedido tras tres días de espera confirma que hay una lucha de poder entre la presidencia y el jefe del Estado Mayor del Ejército (el general Saïd Chengrinha -75-) que domina los asuntos del país.

En estas condiciones, no puede sorprender que los jóvenes que impulsan el Hirak siga adelante, cosechando cada vez más adeptos pese al firme accionar represivo del régimen argelino.

De seguir este curso la política argelina la situación puede desembocar en una revuelta ciudadana generalizada y violenta o en un nuevo golpe de Estado protagonizado por los militares y acompañado de una fuerte represión del movimiento Hirak.

EL GOBIERNO KIRCHNERISTA ENFRENTA LA PRIMERA MOVILIZACIÓN OPOSITORA DEL 2021


 

Detonada por el escándalo del Vacunatorio VIP y con fuerte presencia de políticos y personalidades opositoras tendrá lugar, hoy sábado 27 de febrero a las 17.00 hs., la primera movilización del año 2021 contra el gobierno del Frente de Todos.

Hoy Argentina vivirá la décima movilización opositora contra el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner desde que asumieran sus cargos el pasado 10 de diciembre de 2019 y la primera de este año.

Aunque el detonante de la convocatoria fue el manejo discrecional que el gobierno kirchnerista realizó de las vacunas contra el Covid 19, inmunizando a jóvenes funcionarios, militantes de la organización juvenil La Cámpora y a artistas e intelectuales orgánicos del oficialismo, otros factores contribuyeron a incrementar el descontento de la población.

El desmanejo económico del gobierno kirchnerista agudizó la crítica situación económica recibida de la administración de Mauricio Macri y el cese de actividades impuesto por la pandemia terminaron de completar la actual crisis económica de Argentina.

En el último año, la recesión provocó un descenso del 10% en el PBI (cifra similar a la de la crisis de 2001), la inflación oficial del 36.1% (que los analistas privados elevan al 45%) en el año 2020 y del 4% en enero de 2021, la notoria pérdida de poder adquisitivo de salarios y jubilaciones y con el 52% de la población por debajo de la línea de la pobreza, el descontento de la población crece día a día.

Además, durante 2020, los argentinos soportaron una prolongada cuarentena con aislamiento y cese de actividades. Ahora, la sociedad ve como otros países de la región avanzan en la vacunación de la población mientras que, pese a las reiteradas promesas del gobierno, las tan ansiadas vacunas no llegan al país.

En ese crítico contexto la confesión del periodista Horacio Verbitzky, habitual vocero extraoficial de Cristina Kirchner, de que se había inoculado en un vacunatorio VIP donde concurrían figuras notorias del oficialismo en la sede del ministerio de Salud, que conducía el doctor Ginés González García.

Entre los vacunados de privilegio en el Ministerio de Salud y en los hospitales Posadas y Abete de la provincia de Buenos Aires figuran el ministro de Economía, Martín Guzmán de 33 años, y buena parte de su staff, el embajador argentino en Brasil Daniel Scioli, el procurador del Tesoro, Carlos Zannini, el expresidente Eduardo Duhalde, su esposa e hijas, el senador Jorge Taiana, el diputado Eduardo Valdés, el secretario general del Sindicato de Camioneros, Hugo Moyano, su esposa y uno de sus hijos y la titular de Abuenas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.

La difusión de la nómina de los vacunados de privilegio escandalizó a la población e impulsó la movilización de hoy que presenta dos características innovadoras. Por un lado, una mayor presencia de partidos políticos y dirigentes opositores y por el otro el cambio de escenario para la realización de la convocatoria que pasó de la zona del Obelisco (Corrientes y 9 de Julio) a la emblemática Plaza de Mayo un espacio que el peronismo considera su territorio exclusivo.

En el interior del país los manifestantes se congregaran en las plazas de las principales ciudades y en las rotondas de los pueblos en el área rural.

Entre quienes han confirmado su asistencia figuran: la presidenta del Partido Pro, Patricia Bullrich, quien asistirá a título personal, al igual que los diputados Fernando Iglesias y Waldo Wolff y Silvia Lospennato también del PRO, el diputado radical Álvaro Lamadrid, la dirigente evangelista Cynthia Hotton y Alejandro Fargosi, ambos del espacio Valores para mi país, el ex diputado y actor Luis Brandoni, Juan José Gómez Centurión líder del partido NOS, el economista José Luis Espert del Partido Libertario, Elisa Carrió y Maximiliano Ferraro de la Coalición Cívica, el exfiscal federal Pablo Lanusse, el exministro de Agricultura Luis Miguel Etchevehere y muchos otros más.

También se descuenta el apoyo por twitter del expresidente Mauricio Macri.

Todos parece indicar que el “Vacunagate” fue el disparo de largada para la campaña electoral de las elecciones legislativas de octubre de 2021, claves para definir las candidaturas presidenciales de 2023.

lunes, 22 de febrero de 2021

EL ECUADOR DEBERA ELEGIR ENTRE EL POPULISMO Y LA DEMOCRACIA EN LA SEGUNDA RONDA ELECTORAL


Después de catorce días de exhaustivo recuento de votos el Consejo Nacional Electoral determinó que el correísta Andrés Arauz y el empresario competirán en la segunda vuelta de los comicios presidenciales del domingo 11 de abril.

El domingo 21 de febrero el Consejo Nacional Electoral de Ecuador publicó los cómputos finales de la primera ronda de los comicios presidenciales llevados a cabo el pasado domingo 7 del corriente.

El candidato más votado fue Andrés Arauz, el joven economista heredero del populista Rafael Correa (2007 – 2017), de la coalición Unión por la Esperanza (UNES) con 33.033.753 votos, el 32,75%, que no le alcanzaron para obtener la presidencia en la primera ronda comicial.

Correa, que se encuentra exiliado en Bélgica, no pudo presentarse como candidato por que pesa sobre él una condena en ausencia a ocho años de cárcel e inhabilitación política de por vida para ejercer cargos políticos.

En segundo término se situó el empresario promercado Guillermo Lasso, candidato de la alianza electoral constituida por el Movimiento Político Creando Oportunidades (CREO) y el Partido Social Cristiano (PSC) con 1.830.045 votos que significaron el 19,74 del total de votos válidos emitidos, que le permitirán competir en la segunda ronda comicial.

Muy cerca del segundo puesto, se situó el abogado y dirigente indigenista Yaku Pérez, del Movimiento de Unidad Plurinacional, Pachakutik, con 1.797.455 votos que constituyen el 19,39% del total.

La escasa diferencia de 32.590 votos entre los segundo y tercer candidatos llevaron al excluido, Yaku Pérez, a cuestionar el resultado de los comicios. “Este proceso electoral está lleno de irregularidades, lleno de anomalías. Inició mal y a terminar mal” sentenció el candidato indigenista.

Los movimiento indigenistas que apoyan las aspiraciones de Yaku Pérez iniciaron el miércoles 17 una marcha hacia la capital ecuatoriana para exigir al gobierno de Lenin Moreno el recuento de los votos. La movilización arrancó de la ciudad de Loja y recorrerá más de seiscientos kilómetros hasta llegar a Quito donde esperan llegar el próximo 23 de febrero.

Yaku Pérez y los movimientos indígenas demandan el recuento del ciento por ciento de los votos en la provincia de Guayas y de la mitad en otras dieciséis de las veinticuatro provincias ecuatorianas.

El centrista Xavier Hervás se situó en el cuarto puesto con 15,58% de la votación y los diez candidatos restantes recibieron un exiguo caudal de votos que totalizan el 2% del total.

LOS CANDIDATOS

Si triunfa Andrés David Arauz Galarza, con sus 36 años, se convertirá en el presidente ecuatoriano más joven. Se trata de un tecnócrata, políglota y bien formado académicamente pero sin ningún peso electoral que hasta lanzar su candidatura era prácticamente desconocido para los ecuatorianos. Los más de tres millones de votos que obtuvo en realidad pertenecen a seguidores de Rafael Correa, quien lo designó candidato y hasta intento ser su vicepresidente. Se graduó en la Universidad de Michigan de los Estados Unidos, que completó con un Magister en Economía del Desarrollo en la muy progresista Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Habla fluidamente inglés, francés y ruso.

Durante el gobierno de Rafael Correa adquirió experiencia como alto funcionario público. A los veintiséis años fue designado director del Banco Central de Ecuador y con treinta se convirtió en ministro de Conocimiento y Talento Humano (2015 – 2017).

Como buen candidato populista hizo campaña prometiendo a la población importantes mejoras (muchas de ellas imposibles de concretar) como al entrega de un bono de U$S 1.000 a un millón de familias pobres en la primera semana de gobierno, que obtendría cuatro millones de vacunas Sputnik V de su amigo el presidente argentino Alberto Fernández (cuando Argentina ha recibido hasta el momento menos de un millón de dosis para vacunas para inmunizar a sus 44.000.000 habitantes). También afirmó que no cumplirá con el acuerdo con el FMI que firmó el presidente Lenin Moreno para reconstruir la economía de Ecuador después de una década de desastroso gobierno de Correa.

En materia de política exterior Andrés Arauz se referencia en la Internacional Progresista, un reunión de 65 organizaciones de partidos de izquierda, movimientos ecologistas, indigenistas y populistas organizado por el senador demócrata Bernie Sanders y cuyo Consejo Ejecutivo integra. En este nucleamiento que algunos observadores asimilan al Foro de San Pablo reúne a figuras como el exministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, el vicejefe de gobierno de España y líder de Podemos, Pablo Iglesias, la alcaldesa de Barcelona y líder de Catalunya en Comu, Ada Colau, el presidente argentino Alberto Fernández y la primera ministra de Islandia Katrín Jakobsdóttir.

El otro candidato es el banquero Guillermo Lasso Mendoza de 65 años, un hombre del establecimiento financiero ecuatoriano que compite por la presidencia por tercera vez. En 2013 perdió frente a Rafael Correa y en 2017 contra Lenin Moreno ahora Lasso espera que la tercera sea la vencida.

Lasso debutó a los quince años trabajando en la Bolsa de Valores de Guayaquil. Desde allí desarrolló una exitosa carrera en la actividad financiera hasta que, a finales de la década de los noventa llegó a presidir la Asociación de Bancos Privados del Ecuador.

Su única experiencia en la función pública fueron los treinta días en que se desempeñó como ministro de Economía del presidente Jamil Mahuad antes de su renuncia en el 2000.

La prensa se ha apurado en catalogarlo de “liberal” y “conservador”, cuando en realidad es un demócrata de centro moderado con fuertes convicciones religiosas. Hombre del Opus Dei es un férreo defensor de la vida y por tanto contrario al aborto y las políticas de género.

Más realista no promete lo que no podrá cumplir como presidente. Propone impulsar el desarrollo de Ecuador atrayendo la inversión extranjera y combatiendo la corrupción para generar nuevos empleos.

“Nosotros no vamos a desconocer el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Lo que no vamos a hacer, es subir el IVA”, prometió Lasso durante la campaña de la primera ronda. También propuso incrementar el salario mínimo hasta los U$S 500.-, recordemos que la economía ecuatoriana desde hace décadas esta dolarizada.

Lasso sumará los votos de todos los sectores que temen un retorno del correísmo. En este sentido es visto como un mal menor por el actual presidente Lenin Moreno, por el excandidato Xavier Hervás que obtuvo el 16% de los votos y hasta por las propias organizaciones indigenistas que hoy apoyan las aspiraciones de Yaku Pérez.

En este escenario, en la segunda vuelta electoral los ecuatorianos deberán optar entre el joven populista Andrés Arauz y el retorno del correísmo o el maduro empresario Guillermo Lasso que propone un Ecuador integrado al mundo y la aplicación de políticas más democráticas y tradicionales en sintonía con los organismos financieros internacionales. O sea deberán optar entre “el relato” y la realidad.

 

EL TATA YOFRE RECUERDA EL PASADO DE HORACIO VERBITSKY


 

La carpeta salvada del incendio. El tiempo de la “ensalada rusa” (Del libro “La trama de Madrid” de Juan B. Yofre, Sudamericana 2013).

El escándalo del vacunatorio VIP ha llevado a muchos periodistas y observadores a polemizar sobre la figura del exterrorista Horacio Verbisky y rol como inquisidor kirchnerista. A propósito de este debate el historiador Juan Bautista “Tata” Yofre nos recuerda algunos datos de su libro “La trama de Madrid”. 

A continuación reproducimos el relato de Yofre tal como figura en su libro: 

“Por esos años se solía calificar de ensalada rusa a las cuestiones que venían muy confusas, muy mezcladas, en las que no se sabía dónde podían estar parados los personajes de un trama. Quiénes eran y qué representaban algunos individuos que nos rodeaban. 

Rodolfo Walsh es nombrado en la mayoría de los relatos sobre la muerte de Vandor que circulan por la red de internet. También es “apuntado” como el responsable de la Inteligencia de “Operación Traviata”, el asesinato del secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci (25 de septiembre de 1973) y es glorificado por haber sido un alto miembro de la Inteligencia de la organización Montoneros. Verbitsky es otra cosa: era colaborador de Walsh según lo relató innumerables veces, como también contó que había entrado en las FAP. 

Los documentos sobre Verbitsky de esa época –que no pueden alterarse—enseñan un relato distinto. Tras la caída de Onganía varias carpetas salieron subrepticiamente de la Casa Rosada, conteniendo valiosa información sobre los años del “onganiato”. Algunas pertenecían al área de Héctor Blas González, Secretario de Prensa de la Presidencia de la Nación, un   funcionario tan meticuloso como honrado, responsable de un  área sensible, cuál era la administración de los Gastos Reservados y que informaba directamente al teniente general Juan Carlos Onganía. En una de esas carpetas se pueden observar varios documentos originales. Uno, con fecha 5 de junio de 1967, contiene un largo listado de gastos y nombres de periodistas (y sus recibos originales) que trabajaban en la revista La Hipotenusa y que cobraban en negro del gobierno de Onganía. Horacio Verbitsky es uno de ellos (Nº 370 del listado de gastos y honorarios), con recibos por 10.000 pesos (del 23 y 30 de mayo de 1967). ¿1967? ¿El año de la fundación de las Fuerzas Armadas Peronistas? ¿Y cobraba de Gastos Reservados de Onganía? 

La carpeta secreta contiene otras rendiciones de Gastos Reservados, por ejemplo la del 18 de enero de 1968, en la que Horacio Verbitsky figura en el Nº 64 de la lista de periodistas, cobrando 16.000 pesos (por si se extraviaba, el recibo fue firmado en blanco, no contiene la cifra de los honorarios y la página del expediente lleva sello de la Presidencia Nº 054). ¿1968? En esa época ¿no trabajaba ya con Rodolfo Walsh en el diario de la CGT de los Argentinos? Lo cierto es que al matarlo a Vandor perjudicaron al peronismo, que se hallaba en plena tarea de ordenamiento, tal como surge en los informes de Paladino a Perón y en las directivas del expresidente. La pregunta es la de siempre: ¿A quién perjudicó su desaparición física? Y la respuesta no varía: Al peronismo. 

En un trabajo realizado en los sótanos de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) sobre la “Historia de la organización Descamisados”, al parecer escrito por Emilio Alberto Girando Alcorta (a) Mateo[i] no hay ninguna referencia al atentado contra Vandor. Sí se reconoce que “en 1969 ya el auge de la CGTA cede. Pierde progresivamente el apoyo de las bases, de Perón y la mayor parte de los gremios de importancia la abandona para negociar con la central vandorista.”

 



[i] Este y otros trabajos fueron sacados clandestinamente por una prisionera que perteneció a Montoneros.

domingo, 21 de febrero de 2021

EL HIRAK ARGELINO CUMPLE DOS AÑOS


La inestabilidad política y las protestas callejeras en Argelia cumplen dos años sin ningún indicio de solución acorralando al cada vez más debilitado gobierno del presidente Tebboune.

El próximo lunes 22 de febrero Argelia conmemorará un penoso aniversario. El movimiento de resistencia civil conocido como “Hirak” cumplirá dos años de protestas antigubernamentales semanales ininterrumpidas. El malestar en las calles no se detenido ni con la renuncia del anciano y enfermo presidente Abdelaziz Bouteflika, las elecciones amañadas de diciembre de 2019 que consagraron como presidente a su exministro Abdelmejid Tebboune, la represión y encarcelamiento de militantes y periodistas independientes o las restricciones a los desplazamientos impuestas por la pandemia del coronavirus Covid 19. Porque los argelinos “no creen demasiado en las promesas de reformas escenificadas por los mismos actores que dirigen el país desde sesenta años”, tal como afirma el think thank estadounidenses Middle East Institute de Washington.

Las protestas se iniciaron el 22 de febrero de 2019, en Kherrata, al este de Argel, antes de extenderse como reguero de pólvora por todo el país. El detonante fue el anuncio de que el presidente Bouteflika, confinado a una silla de ruedas por un accidente cerebro vascular desde 2013 y con limitadas capacidades de habla, de presentarse con sus ochenta años como candidato a un quinto período presidencial consecutivo.

Pero, las causas del descontento popular iban mucho más allá de la reelección del anciano presidente y radicaban en el agotamiento de un régimen sociopolítico que condena a la masa de su población a vivir en la pobreza sin esperanzas de mejorar su situación.

En Argelia, país con una población de cuarenta y cuatro millones de habitantes que tienen una edad promedio de 29 años, el poder esta en las manos del mismo núcleo de dirigentes que tras casi una década de lucha anticolonialista forjaron la independencia nacional de los franceses en 1962.

Los luchadores del FLN fueron también quienes desde un primer momento, en plena Guerra Fría, repudiaron la democracia e instauraron un régimen policial y autoritario de partido único bajo la inspiración soviética.

Esta suerte de “nomenclatura” argelina al mismo tiempo baso el desarrollo del país en la explotación intensiva de sus grandes recursos en hidrocarburos. Es así como actualmente el petróleo y el gas proporcionan el 60% del presupuesto estatal y el 95% de los ingresos totales por exportaciones, ay que la economía de Argelia depende de estas dos materias primas sin apenas tejido industrial y con una agricultura precaria que no alcanza a cubrir las necesidades de su propia población.

Pero, al igual que ocurre en la Venezuela chavista, ni la industria petrolera parece funcionar. El gobierno argelino trata de mantener niveles normales de suministro de petróleo y gas debido a una creciente demanda interna, mientras que la falta de inversión en exploración e infraestructura no permite la reposición de reservas. Esto deja cada vez menores saldos exportables.

Según Ecofin, en 2020, el volumen de las exportaciones combinadas de petróleo y gas alcanzo los 82,2 millones de toneladas, valoradas en U$S 20.000 millones de dólares. Esta cifra representa una disminución del 40% y 11% respectivamente en comparación con 2019. El descenso fue aún más pronunciado en 2020 debido a la recesión mundial impuesta por la pandemia.

Cabe mencionar que incluso la reciente mejora del barril de Brenta a U$S 64 dólares continúa siendo insuficiente para mejorar la economía del país. Argelia necesita para equilibrar su presupuesto que el precio del barril se sitúe en el orden de los U$S 130.

Al mismo tiempo, mientras que la dirigencia de los países petroleros buscan estrategias de desarrollo que reduzcan su dependencia de las exportaciones de hidrocarburos en un mundo que lenta pero indefectiblemente gira hacia el mayor empleo de energías limpias y renovables, la oligarquía militar sin ideas y contacto con la realidad permanece indiferente a todos cambio o innovación.

Además, las industrias extractivas tienen el inconveniente de que generan escasos puestos de trabajo por lo cual Argelia presenta altos niveles de desempleo estructural. Pero esta no es el único problema que debe enfrentar la sociedad argelina. El país tiene el peor sistema sanitario del Norte de África y sus escasas rutas están en estado calamitoso, la gran mayoría de la población carece de agua potable y cloacas, pero Argelia tiene el mayor gasto militar del continente y es la nación que más dinero gasta en armamentos.

Es por estos motivos que el Hirak trata de democratizar Argelia y apartar del poder a una camarilla gerontocrática que se resiste a dejar sus cargos y privilegios a las nuevas generaciones.



El presidente Abdelmajid Tebboune tiene 75 años, el presidente del Senado -primero en la sucesión presidencial en caso de acefalía- Salah Gudjil tiene 89, el jefe de Estado Mayor del Ejército, el general Saïd Chengrinha tiene 75, el presidente de la Autoridad Nacional Independiente de las Elecciones, Mohamed Charfie 74, y ningún ministro del gabinete presidencial tiene menos de 65 años.

Si bien las movilizaciones nunca cesaron totalmente mermaron considerablemente en frecuencia y cantidad de asistentes por la restricciones a los traslados y reuniones impuestas por las autoridades con la excusa de la pandemia, pero han recrudecido considerablemente en los últimos meses reclamando la liberación de los presos políticos y un recambio de los elencos de gobierno coreando consignas tales como: “Un estado civil, no un estado militar” o “La banda debe irse”.

Acorralado por la presión de la gente en las calles y los problemas de la economía, el presidente Tebboune tomó medidas de emergencia buscando distender la situación.

El pasado 17 de febrero disolvió la Asamblea Nacional Popular, el parlamento argelino y anunció la realización de elecciones legislativas antes de fin de año, un cambio de los integrantes del gabinete ministerial y una liberación de los activistas de la Hirak presos.

Tebboune anunció la liberación de sesenta de los setenta activistas encarcelados según el Comité Nacional de Liberación de Detenidos, pero, finalmente solo recobraron la libertad treinta y tres personas que cumplían condenas firmes. Sobre los detenidos bajo proceso el presidente carece de facultades para indultarlos hasta tanto no finalice el accionar de la justicia.

Esta tibie liberación de disidentes presos no ha conformado a nadie. Ni a los activistas de la Hirak que demandan la libertad de todos sus compañeros ni a los integrantes de las fuerzas de seguridad y militar que deben contener en las calles el descontento de la población.

Tampoco el resto de las medidas cosméticas que el presidente Tebboune ha anunciado para ganar tiempo y calmar los ánimos han dejado conformes a los manifestantes. Incluso las maniobras de distracción de la opinión pública y de unificación del frente interna ante una amenaza externa han dado resultado.

Los argelinos se han mostrado escépticos sobre las versiones un aumento de las tensiones con Marruecos por el Sáhara, uno de los tradicionales embustes a que recurre Argel cuando enfrenta problemas internos.

Los manifestantes en las calles no se conforman con un cambio de caras dentro del elenco gobernante sino que pretenden una transformación profunda y real del régimen, una ampliación de las libertades individuales y un cambio de las reglas de juego políticas para posibilitar que Argelia se transforme en una auténtica democracia (algo que el país norafricano no ha sido nunca) y, en especial, abrir los cargos políticos a la generación de los profesionales y estudiantes universitarios subcuarenta.

Por esos motivos, los observadores estiman que el cumplimiento de un nuevo aniversario del comienzo de las protestas el próximo lunes se celebrará con movilizaciones aun más masivas en Argel y otras grandes ciudades.

viernes, 19 de febrero de 2021

LA RESISTENCIA FRANCESA REVIVE EN UN AMENO LIBRO


 


El profesor británico Robert Gildea relata la historia de la Resistencia del pueblo francés durante la ocupación alemana después del armisticio que siguió a la derrota militar de junio de 1940.

Las obras traducidas al castellano sobre la ocupación alemana de Francia (1940 – 1944) y en particular sobre las actividades de la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial no son frecuentes.

Por tal motivo, cuando encontré en una librería el tratado del profesor de Historia Moderna de la Universidad de Oxford, Robert Nigel Gildea (1952) titulada de castellano “Combatientes en la sombra. La historia definitiva de la resistencia francesa”, publicado en ingles en 2015 y en castellano, con traducción de Federico Corriente, por editorial Taurus de Buenos Aires en 2017, no dudé en adquirirlo para completar la sección dedicada a temas de inteligencia y operaciones especiales de mi biblioteca personal.

No obstante, atraído por otros textos fui demorando hasta comienzos de febrero de 2021 la lectura del libro del profesor Gildea que ahora comparto con el lector.

Debo comenzar por reconocer que esa demora estaba originada en ciertos prejuicios sobre este tipo de libros. Estaba seguro de que me encontraría con otro aburrido relato del funcionamiento de redes de espionaje, con sus actos de heroísmo y traiciones, o la descripción de la planificación y ejecución de osadas acciones de sabotaje, al estilo de “La casa de la calle Garibaldi” de Isser Harel[1].

Nada más alejado del excelente trabajo del profesor Gildea. Pero iniciemos el análisis del libro hablando de su autor.

EL AUTOR

Robert Gildea se formó en el Dulwich College y en el Merton College de Oxford, antes de asistir a St. Antony’s para obtener su doctorado en Filosofía bajo la dirección de Theodore Zeldin. Su trabajo de tesis estuvo referido a la educación provincial francesa.

Se inició como docente en el King’s College de Londres hasta alcanzar la designación de reserch fellow (miembro investigador) en Historia Moderna en el Merton College de la Universidad de Oxford en 1979.

En 2002 publicó un importante trabajo titulado: “Marianne[2] in chains” (Marianne encadenada: la vida cotidiana en el corazón de Francia durante la ocupación alemana) que obtuvo el Premio Wolfson de Historia.

El libro analizaba la vida en las provincias de Francia durante la ocupación alemana y despertó inmediatamente una intensa polémica por las afirmaciones de Gildea de que muchos franceses habían cooperado con los ocupantes alemanes mucho más de lo que se había admitido anteriormente, argumento que reitera en su nuevo libro sobre la Resistencia. Además, publicó “Hijos de la Revolución 1799 – 1914” (2013); “Imperios de la mente: el pasado colonial y la política del presente.” (2019).

LA OBRA

Como explicita Gildea en la “Introducción” de su libro se propone a través de él exponer y rebatir lo que denomina “el mito fundacional de la Resistencia” que permitió “a los franceses reinventarse y mantener su orgullo nacional durante el periodo de posguerra. Este relato estaba compuesto por diversos elementos. En primer lugar, la Resistencia era un continuo que había comenzado el 18 de junio de 1940, cuando de Gaulle, que se encontraba aislado en Londres hizo un llamamiento a la resistencia a través de una emisión radiofónica de la BBC y que había llegado a su apogeo el 26 de agosto de 1944, día en que desfiló por los Campos Elíseo entre las aclamaciones del pueblo francés. En segundo lugar, se consideraba que mientras ‘un puñado de miserables’ había colaborado con el enemigo, el esfuerzo de una minoría activa de resistentes había gozado del apoyo de la inmensa mayoría del pueblo francés. En tercer lugar, y por último, se consideraba que, a pesar de que los franceses estuvieron militarmente endeudados con los Aliados y con algunos extranjeros que habían participado en la Resistencia, el pueblo francés se había liberado a sí mismo y había sido capaz de restaurar su honor nacional, su autoestima y su unidad”. (Ps. 18 y 19).

El profesor de Oxford proporciona un relato muy diferente. El de una Francia profundamente dividida donde un gran sector de la población se alegró del armisticio y del establecimiento del gobierno de la “Revolución Nacional” encabezada por el mariscal Philippe Pétain, aunque con ello llegó la ocupación alemana y la partición del país.

Este sector de los franceses, en general, coincidía con las ideas autoritarias, corporativas, xenófobas, antisemitas y anticomunistas impulsadas por Pétain o bien pretendía olvidar la guerra y la derrota para intentar continuar con su vida anterior.

Incluso el Partido Comunista Francés y muchos de sus miembros condicionados por el Pacto Ribbentrop – Molotov, de 1939, no se sumaron a la lucha contra el fascismo hasta después de la invasión a la Unión Soviética en junio de 1941.

Gildea nos habla del clima de resignación y derrotismo con que la mayoría de los franceses aceptaron calladamente la ocupación alemana y de la escasa aceptación que tuvo en 1940 el llamamiento del general Charles de Gaulle. El líder de la Francia Libre aparecía en un principio a los franceses de a pie, dice Gildea, “como un exiliado utilizado por los británicos y asesorado por judíos.” (P. 112).

El propio general de Gaulle en sus Memorias reconoce veladamente los problemas para captar voluntades en favor de la Francia Libre entre las tropas francesas evacuada desde Dunkerque que prefirieron retornar a su país luego del armisticio. Lo que no menciona es que hasta 1943 las fuerzas de la Francia Libre estaban formadas esencialmente por tropas coloniales (especialmente los Tirailleurs Sénégalais, Argelinos y Asiáticos -vietnamitas, laosianos, anamitas y tonkineses) encuadradas por mandos franceses.

Además, Gildea describe la desconfianza y hasta el odio de los franceses hacia los ingleses, especialmente después del ataque de la Royal Navy a la flota francesa surta en el puerto de Mers-el-Kébir, Argelia, el 3 de julio de 1940, en que hundieron varios barcos y murieron 1.297 marinos galos. Tampoco ayudó a la imagen de los Aliados que los bombardeos mataran a civiles franceses, muchos de ellos trabajadores forzados en las fábricas alemanas y de la Francia ocupada.

A menudo el general Charles de Gaulle es blanco de las críticas de Gildea, tanto por su soberbia como por otros rasgos de su personalidad, como su excesiva desconfianza hacia cualquiera que pudiera real o potencialmente convertirse en un rival para su liderazgo.

El autor lo considera un tanto aislado en una torre de marfil rodeado de un entorno de incondicionales sin mayores méritos. Las principales credenciales de sus colaboradores más cercanos eran su origen social y una fidelidad absoluta al General.

Afirma, no sin cierta justicia, que desde su arribo a Londres en 1940 Charles de Gaulle no condujo tropas en combate ni sobresalió por sus dotes de organizador. En realidad pasó la guerra tejiendo intrigas, rivalizando con el general Henri Giraud (1879 – 1949) y el almirante François Darlan (1881 -1942) y desconfiando de las intenciones de los británicos y estadounidenses sobre el imperio colonial francés.

Sin embargo, reconoce que Charles de Gaulle era el general francés con mayor capacidad política (aunque Darlan salió del escenario prematuramente cuando las balas de una agente gaullista Fernand Bonnier de La Chapelle terminaron con su vida en diciembre de 1943) y que muchas de sus aparentemente caprichosas acciones estaban orientadas a crear la sensación de que Francia seguía combatiendo contra los nazis pese al armisticio y, al mismo tiempo tratar de preservar a las colonias francesas de África, Medio Oriente y el Sudeste Asiático.

Por último, de Gaulle maniobró hábilmente para que fueran las fuerzas francesas las primeras en entrar a París y al mismo tiempo evitar que los Estados Unidos organizaran un gobierno militar de ocupación para administrar al país. De allí la necesidad de “inventar” la versión de que Francia se había liberado a sí mismo.

Para reivindicar históricamente al Ejército francés de su humillante derrota de 1940, De Gaulle minimizó el papel desempeñado por la resistencia del interior y los “maquis” en el levantamiento final contra los ocupantes alemanes.

FRANCIA BAJO LA OCUPACIÓN ALEMANA

Gildea realiza una muy interesante descripción de las condiciones en que vivió el pueblo francés bajo la ocupación alemana y el régimen de Vichy.

Así, relata que los franceses debieron entregar todas sus armas bajo pena muerte, incluso las escopetas de caza de los agricultores. Relata la escasez de alimentos y de trabajo. Necesidades que los franceses paliaron con el Système du Debruillage o Système D (que puede traducirse como “sistema de ir tirando”) señalando: “La gente aprendió a improvisar: se volvía a establecer contacto con primos que vivían en el campo y que tenían suministros alimentarios, las ruedas de las bicicletas se rellenaban con paja, los coches funcionaban con carbón y se criaban conejos en los balcones y las viviendas.” (P. 78). También apareció el tradicional “mercado negro” para cubrir otras necesidades. En los primeros años de la guerra, tanto las fábricas de aviones y automóviles y los astilleros franceses se reactivaron con pedidos de Alemania y demandaron una mayor mano de obra (además muchos trabajadores eran prisioneros de guerra retenidos en Alemania) el desempleo prácticamente desapareció.

Los alemanes impusieron además a Francia el pago de “indemnizaciones” por haberle declarado la guerra tras la invasión germana a Polonia, en agosto de 1939, que se cobraron con productos alimenticios y materias primas. Incluso la imposición de un marco alemán sobrevaluado contribuyó a empobrecer a los franceses.

La prensa y la correspondencia privada estaban sujetas a censura, no podía exhibiese la bandera francesa y mucho menos festejar las fechas patrióticas (1° de mayo, “Día del Trabajo”, el 14 de julio “Día de la Bastilla”, el segundo domingo de mayo, el “Día Nacional de Juana de Arco y del Patriotismo” y mucho menos el 11 de noviembre “Día del Armisticio” de 1918).

LA RESISTENCIA

El movimiento de la Resistencia no fue producto de una creación coordinada ni por los británicos, la Francia Libre o el Partido Comunista sino que surgió espontáneamente a través de diversos grupos de personas con motivaciones distintas y proyectos diferenciados.

Así lo define precisamente Gildea al hablar de que era “como un panal fragmentado en muchas celdas”, más adelante plantea: “… en febrero de 1943. También obedecía a la evolución de la resistencia, que había pasado de un puñado de pequeñas organizaciones a convertirse en un movimiento de protesta de gran envergadura desencadenado por la demanda alemana de mano de obra francesa para ir a trabajar a Alemania. La opinión pública, gran parte de la cual había concedido durante tanto tiempo el beneficio de la duda al régimen de Vichy, se volvió ahora en contra de este, a medida que su afirmación de que iba a proteger al pueblo demostraba que era falsa.” (P. 303).

Entre quienes primero organizaron células de la Resistencia predominaban los antiguos combatientes de las brigadas internacionales que habían retornado de luchar contra el franquismo en la Guerra Civil Española, españoles exmilicianos  republicanos exiliados en Francia después del fin de la guerra española el 1° de abril de 1939, franceses huidos de los departamentos de Alsacia y Mosela anexados a Alemania por el armisticio, exsoldados franceses que se negaron a abandonar la lucha cuando se firmó el armisticio, extranjeros antifascistas que habían buscado refugio en Francia ante el avance del fascismo: polacos, checos, belgas, italianos e incluso gran cantidad de comunistas y socialistas alemanes, judíos franceses y europeos que trataban de no ser deportados a los campos de exterminio, sacerdotes católicos y de otras confesiones que ocultaron a los resistentes y a los judíos para ayudarlos a escapar y a partir de diciembre de 1942 los mencionados “refractaires”, jóvenes nacidos entre 1921 y 1924 obligados a trasladarse a Alemania para cumplir dos años de trabajo obligatorio en las fábricas que contribuían al esfuerzo bélico alemán que escapaban y se veían forzados a pasar a la clandestinidad. Entre el 5 y 25% de ellos ingresaron al maquis.

Aunque el Partido Comunista era el partido mayoritario de Francia, fue ilegalizado por el gobierno de la Tercera República, el 2 de septiembre de 1939, a raíz del Pacto entre Adolf Hitler y Iósif Stalin, tal como hemos mencionado. Los comunistas no comenzaron la resistencia activa hasta el lanzamiento de la Operación Barbarroja, la invasión a la Unión Soviética, el 22 de junio de 1941. Las redes comunistas de la Resistencia además de colaborar con el esfuerzo de guerra soviético y la liberación de Francia tenían el proyecto de convertir el estallido final contra los ocupantes alemanes en una gran revolución social y popular que les permitiera tomar el poder y establecer una república democrática como las que en la posguerra se formarían en Europa Oriental. Para ello acumulaban armamentos y preparaban a sus cuadros para el día de la liberación.

La “Resistencia” comenzó con pequeños gestos simbólicos de rebeldía, tales como escuchar las transmisiones en francés de la BBC (estaba rigurosamente prohibido), izar una bandera francesa en alguna iglesia u oficina pública. Otros más decididos afrontaron los riesgos de tratar de llegar a Londres para sumarse a las fuerzas británicas o de la Francia Libre para continuar la lucha.

En un primer momento, quienes se plegaron a la Resistencia se limitaron a confeccionar y distribuir volantes o precarios diarios (como Combat o Tireux) para difundir noticias de los Aliados, desenmascarar las mentiras del gobierno e incitar a la no colaboración y la resistencia a la población o a pintar la “V” de la victoria británica en las paredes. También ayudaron a algunos soldados aliados que quedaron aislados o heridos en los hospitales después de la evacuación de Dunkerque a llegar a Inglaterra, escoltaron a pilotos aliados derribados sobre Francia (la Red Cometa), a ocultarse a los judíos cuando comenzaron a ser deportados a los campos de exterminio, encontraron hogares de acogida y ocultamiento para niños judíos, etc.

Las acciones violentas fueron, en un principio, muy escasas debido a las represalias llevadas a cabo por los alemanes. El 20 de octubre de 1941, dos resistentes Gilbert Brustlein y Spartaco Guisco asesinaron al Feldkommadant Karl Hotz, gobernador militar de Nantes. Los alemanes en represalia fusilaron a 77 rehenes en su mayoría miembros del Partido Comunista Francés.

También los actos de sabotaje eran castigados con fusilamientos de rehenes. Incluso cuando se detectaba la presencia de un maquis en una zona rural la represalia caía sobre la población más cercana en forma de fusilamiento de todos los hombres y niños varones y la destrucción de viviendas.

Las actividades de la Resistencia fueron cambiando con el tiempo haciéndose más diversas y violentas conforme avanzaba la guerra: comenzaron a fabricar documentos, en especial cartillas de racionamiento para quienes debían cambiar su identidad al “pasar a la clandestinidad”, castigaban con la muerte a los delatores y colaboracionistas, liberaban a sus compañeros encarcelados, volaban trenes y otras instalaciones claves, recibían a los agentes británicos del SOE lanzados en paracaídas sobre Francia, además de reunir información para los Aliados.

Pero, como ha mencionado Gildea, la Resistencia adquirió carácter masivo a partir de “La Revele -el plan proclamado a bombo y platillo por el primer ministro Laval en junio de 1942, según el cual por cada tres trabajadores cualificados que se ofrecían voluntarios para ocupar su lugar regresaría de Alemania un prisionero de guerra- que suscitó una resistencia de masas”. (303).

Por el armisticio de 1940 Francia quedó dividida en dos al norte se situaba la “Francia Ocupada” bajo gobierno militar alemán. Allí los hombres de la Resistencia sufrían la persecución de las tropas de la Werhtmarch, la Abwehr, al Gestapo y SD el departamento de inteligencia de las SS.

En el sur se situaba la Francia de Vichy donde los resistentes no sólo se enfrentaban a los alemanes, sino también a la policía francesa y a los efectivos de los cuerpos parapoliciales que respondían al régimen de Pétain: la Légion Française des Combattants, el Service d’Ordre Légionnaire (SOL) y a partir del 30 de enero de 1943 la “Milicie Française” creada por el primer ministro Pierre Laval y dirigida por Joseph Damand. Este cuerpo que llegó a contar con 30.000 efectivos, por estar formado por franceses eran más difíciles de engañar que los alemanes, conocían mejor la idiosincrasia de los miembros de Resistencia y sabían distinguir los acentos de los extranjeros. La Milicia fue muy efectiva especialmente en la captura de judíos fugitivos y “refractaires”. También combatieron contra el maquis en las áreas rurales.

Después de la liberación de Francia una parte de los miembros de la Milicia siguieron combatiendo integrados en las filas de la Wehrmacht o formaron la Waffen-Granadier-Division der Waffen-SS “Charlemagne”. La mayoría de sus miembros murieron en la defensa final de Berlín, Laval y Damand fueron ejecutados en octubre de1945.

Como resultado de la guerra unos 70.000 hombres y mujeres de la Resistencia pagaron con su vida la lucha por la liberación de Francia.

Para concluir esta reseña sobre el libro “Combatientes en las sombras” mencionaré algunas de las medidas tomadas por el régimen de Vichy contra los judíos según lo consigna el profesor Gildea.

Una vez en el poder, en junio de 1940, el mariscal Philippe Pétain y su primer ministro Pierre Laval decretaron la “arianización” del Estado francés expulsando de la administración pública y de toda actividad cultural a los franceses y extranjeros de religión judía a quienes el régimen consideraba al mismo tiempo “cosmopolitas, decadentes, belicistas, derrotistas, capitalistas y bolcheviques” (P. 199) y estableció el Status des Juifs obligándolos a llevar una estrella de David de color amarillo cosida en sus ropas. El 7 de octubre de 1942 se suprimió la Ley Crémieux privando a los judíos franceses de su ciudadanía y deportándolos a los campos de exterminio nazi.

En 1941 se estableció un “numerus clausus” por el cual los niños judíos en las escuelas elementales no podían superar el 14% de la población escolar. En 1942 se redujo aún más al 7%. En la enseñanza superior el “numerus clausus” era del 3%. Cabe señalar que la discriminación hacia los judíos con “numerus clausus” era común en esa época, las universidades de Columbia y Harvard en los Estados Unidos y en Hungría se aplicaban aunque en proporciones mucho más generosas.

“De los 330.000 judíos que había en Francia durante la guerra, doscientos cincuenta mil sobrevivieron al Holocausto”, dice Gildea, (P. 480) en gran medida por la solidaridad del resto del pueblo francés y por la decisión de estos de resistir armas en mano la barbarie nazi.

Estos y otros interesantes temas son tratados con honestidad y audacia en las 645 páginas de su libro (en realidad 470, el resto son agradecimientos, notas, bibliografía, índices, fotografías, etc.) dividido en una introducción, quince capítulos y una extensa conclusión.

Seguramente la obra de Gildea no es la historia final de la Resistencia contra la ocupación alemana de Francia entre 1940 y 1944, porque la historia siempre esta abierta a nuevas interpretaciones, aún quedan muchos documentos oficiales que permanecen clasificados y esta todavía vigente lo que podría denominarse como la interpretación oficial sobre la Segunda Guerra Mundial, pero se trata de una importante contribución al esclarecimiento de ese período y para abrir nuevos debates.

Recomendación final un libro imperdible para todos aquellos interesados en conocer más sobre la trama política que rodeo a la Segunda Guerra Mundial y las actividades de inteligencia asociadas a ella. Además, estos lectores podrán encontrar en Youtube vídeos muy bien realizados, amenos y bien documentados incluso con dramatizaciones.

 



[1] HEREL, Isser: La casa de la calle Garibaldi. Ed. Grijalbo. Buenos Aires. 1976.

[2] MARIANNE: Bajo la simbología de una mujer tocada con un gorro frigio, encarna a la República Francesa y representa la permanencia de los valores de la república y de los ciudadanos franceses: “Libertad, igualdad y fraternidad”. El nombre deriva del jesuita español Juan de Mariana (1536 – 1624), filósofo del derecho natural moderno, que recorrió Europa difundiendo su pensamiento y fue profesor en París (1569 – 1574). Durante la Revolución Francesa los aristócratas conservadores denominaban a los revolucionarios “marianos”. Eugéne Delacroix la inmortalizó con los senos al aire en su maravilloso cuadro: “La libertad guiando al pueblo”. Su imagen está en la Estatua de la Libertad regalada por el pueblo francés al pueblo estadounidense, en 1886, para conmemorar el centenario de la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos. Una obra del escultor francés Fréderic Auguste Bartholdi y diseñada por el ingeniero Alexandre Gustave Eiffel, situada en la Isla de la Libertad en la desembocadura del Río Hudson. La imagen de Marianne también estuvo presente en monedas y billetes argentinos (la moneda de 20 centavos de 1883, los billetes de 50 centavos y un peso entre 1942 y 1960) y munida de lanza y escudo corona la Pirámide de Mayo.