Un nuevo conflicto fronterizo
enfrenta a los países que protagonizaron la última guerra en guerra en Latinoamérica
Hace veintidós años, en 1995, Perú
y Ecuador protagonizaron la última guerra entre dos países latinoamericanos.
Se trató de la denominada “Guerra
del Cenepa, un enfrentamiento bélico que ocurrió en el lado oriental de la
Cordillera del Cóndor, sobre la cuenca del río Cenepa en territorio peruano
ocupado por el ejército del Ecuador, desde 1994, y que enfrentó a las fuerzas
armadas del Perú y Ecuador, durante los meses de enero y febrero de 1995.
Nunca hubo declaración formal de
guerra entre ambos países, ni llegó a generalizarse por toda la frontera común.
Las operaciones militares sucedieron en la cuenca del río Cenepa, un territorio
delimitado, pero sin demarcar, zona de selva alta de complicado acceso, donde
los factores climáticos y logísticos dificultaron los desplazamientos
militares.
El
conflicto se resolvió con la intervención de Argentina, Chile, Brasil y los Estados
Unidos (países garantes del Protocolo de Paz, Amistad y Límites de Río de
Janeiro, del 29 de enero de 1942), lográndose terminar el proceso de
demarcación de la frontera en los tramos pendientes entre los hitos Cunhime Sur
y 20 de noviembre, y Cusumaza – Bumbuiza, y Yaupi – Santiago de conformidad con
lo establecido en el Protocolo de Río de Janeiro y el fallo arbitral de
Braz Días de Aguiar.
En
el Acta de Brasilia, tanto Perú como Ecuador, aceptaron la
culminación del proceso de demarcación fronteriza, en el tramo de 78 kilómetros
que estaba pendiente, de acuerdo con la propuesta de los países garantes del
Protocolo de Río de Janeiro, formulada dentro del marco legal del Protocolo de
Río de Janeiro, fallo arbitral de Braz Días de Aguiar, sus instrumentos
complementarios y los pareceres técnicos-jurídicos entregados el 8 de mayo de
1998, la cual que fue aceptada por los gobiernos de Perú y Ecuador, y ratificada
luego, por los congresos de ambos países.
Así,
se terminó el proceso de demarcación de la frontera sobre las cumbres de la
Cordillera del Cóndor, ratificando al Perú la posesión de la zona del
Cenepa (incluyendo Tiwinza), a la vez que Perú otorgaba a Ecuador, en
condición de propiedad privada y sin perjuicio de la soberanía peruana, un
kilómetro cuadrado en la zona de Tiwinza (donde están sepultados 14
soldados ecuatorianos). También se firmaron acuerdos de Comercio y Navegación,
de Integración Fronteriza y de instalación de una comisión binacional sobre
Medidas de Confianza Mutua y Seguridad.
A pesar de que fue un conflicto
corto, de tan solo cinco semanas, las pérdidas económicas fueron muy altas
tanto para el Perú como para el Ecuador. En Ecuador, el ministro de finanzas
Modesto Correa estimó el costo directo de la guerra en 250 millones de dólares,
lo que en ese entonces equivalía al 1% del PIB del país. Añadiendo también un egreso de tres millones
de dólares diarios a causa de la presencia de la Momep (la Fuerza Internacional
de Mantenimiento de la Paz).
El Perú perdió 400 millones de
dólares durante el conflicto, relacionados con el costo de movilización de las
tropas y de la reposición del equipamiento militar perdido. Sin contar con la
carrera armamentista que se desataría en los próximos años hasta la firma de
paz.
La cifra oficial de muertos varía
según la versión de cada país, Ecuador informó en primera instancia
oficialmente la muerte de 33 soldados y 70 heridos. En la actualidad, la
Asociación de ex Combatientes del Cenepa registra 131 afectados, 44 soldados
perdieron total o parcialmente sus piernas; 2 con mutilaciones en sus brazos; 7
tienen problemas auditivos y 78 sufren de psicosis de guerra y esquizofrenia.
La memoria de los soldados caídos se inmortalizó en monumentos, bustos y
nombres de escuelas y colegios, en los lugares donde eran oriundos.
Por
parte del Perú ha habido un aire de hermetismo en este tema, aunque al final se
ha reconocido la muerte de 60 de sus soldados, esta situación se ha visto
reflejada en los miembros caídos en acción que nunca han sido indemnizados.
Según el presidente de la
Asociación Nacional de Licenciados y Ex Combatientes de los Conflictos Armados
en el Perú (Analccap), Luis Lapa Espinoza, solo en la región Arequipa se han
identificado a cien ex combatientes de la guerra del Cenepa que están olvidados
por las autoridades. Muchos, además de las dolencias físicas, presentan
trastornos psicológicos que no pueden ser tratados porque carecen de seguro de
salud. La Asociación de ex Combatientes del Cenepa llevan además más de dos
décadas de lucha por traer el cuerpo de seres queridos los cuales al menos cuatro
habrían sido abandonados en el campo de batalla.
Hoy ambos países, que comparten
una frontera de 1.529 kilómetros, se han enfrascado en un insólito conflicto
limítrofe que involucra a las pequeñas ciudades de Huaquilla, en Ecuador y
Aguas Verdes en Perú, separadas por una humilde acequia que recibe el pomposo
nombre de canal Zarumilla.
Ecuador pretende construir de su
lado el Parque Lineal Huaquillas, en realidad ya ha construido el 45% de la
obra, lo que implica la edificación de un muro que va de 1,5 a 3,5 metros de
altura y una extensión de 580 metros. El muro tiene por propósito minimizar los
daños por inundaciones en el período de lluvias.
La construcción se inicia en la
zona de Playita Sur, donde hay un amplio terreno baldío, y debe continuar hasta
el puente internacional y se enlazará con otro muro ya construido hace dos
décadas en la zona de Poza Honda. El total de la obra se extenderá por 946
metros.
El proyecto comprende la
construcción de un muro de contención, áreas verdes, juegos infantiles, gimnasio
al aire libre, adoquinado y una ciclovía.
La obra involucra terrenos donde
actualmente operan comerciantes en la zona baja del puente internacional. El
lugar se caracteriza por sus calles estrechas en las cuales se venden desde
legumbres y carnes hasta electrodomésticos.
El sitio se conecta con la
localidad peruana de Aguas Verdes a través de tablas que actúan como puentes
improvisados de manera por donde pasan los comerciantes. Estos demandan ser
reubicados para seguir con sus actividades comerciales en otro lugar.
El proyecto también contempla la
construcción de un mercado con una capacidad final de 150 plazas y un centro
comercial de 400 locales. Pero ambas obras deben ser costeadas por el Municipio
local.
Para el gobierno peruano la
construcción constituye una violación del Acta de Brasilia, de 1998,
específicamente del artículo 21 del Acuerdo de Bases, mediante el cual Ecuador
se obligó a mantener una franja de diez metros al lado derecho del canal para
su mantenimiento y limpieza. Además, destacó las graves implicancias que la
obra tendría sobre la población peruana de Aguas Verdes, por la interrupción
del proceso de integración comercial y el agravamiento de las inundaciones que
provocaría el muro.
En protesta, Lima reaccionó
llamando para consultas a su embajador en Quito. Mientras que el presidente Lenin
Moreno ordenó suspender los trabajos hasta tanto concluyan las negociaciones con
el Perú.
El incidente fronterizo agitó el
nacionalismo en ambos países. El ex presidente Rafael Correa, cada día más
distanciado del gobierno que ayudo a encumbrar hace tan sólo tres meses, se
apresuró a denunciar el “entreguismo” y la “falta de personalidad” del nuevo
presidente ecuatoriano.
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