lunes, 17 de julio de 2017

ES AÚN PRONTO PARA CELEBRAR LA DERROTA DEL ESTADO ISLÁMICO



El desalojo de las fuerzas que responden al Estado Islámico de las ciudades de Mosul, en Irak, y Raqqa en Siria y la posible muerte de su líder, Abu Bakr al-Baghdadi son serios reveses para el grupo yihadista, pero es muy pronto para celebrar su desaparición.

El Estado Islámico -o ISIS o Daesh- es la organización yihadista más importante de los últimos años. Desde la proclamación del Califato por Abu Bakr al-Baghdadi, en la mezquita Al Nuri de Mosul, en verano de 2014, el yihadismo suní contó con una amplia base territorial en Irak y Siria.

Esa base suministraba a los yihadistas abundantes recursos económicos, campos de entrenamiento y el control sobre una población de aproximadamente diez millones de personas.

Sin embargo, los últimos reveses, especialmente su retirada de las ciudades de Mosul y Raqqa, con la pérdida de aproximadamente 25.000 combatientes, han afectado a la organización. No obstante, la misma está muy lejos de desaparecer o de dejar de operar.

El Estado Islámico ha decidido replegarse y reorganizarse en la zona de Deir Ezzor, en Siria, donde aún domina importantes porciones de territorio. Concretamente, ha instalado su nuevo cuartel general en la ciudad de Al Mayadin, una localidad a las orillas del río Éufrates, a unos 174 kilómetros al sudeste de Raqqa.

La elección de ciudad de Al Mayadin tiene dos explicaciones esenciales. La primera es que la ciudad se sitúa en proximidades de campos petrolíferos que permitirán al Estado Islámico seguir obteniendo recursos del contrabando de crudo que venden a empresas turcas, chinas y rusas, pero también abastecen a comerciantes locales. Se estima que este grupo terrorista ha obtenido entre cuatrocientos y mil millones de dólares tan sólo por sus “exportaciones” de petróleo.

Además, los yihadistas se financiaron con el cobro de impuestos a la población sujeta a su control, tráfico de armas, comercialización ilegal de antigüedades, la zakat (limosna que en el islam constituye uno de los pilares de la fe), comercialización ilegal de antigüedades y objetos de arte, etc.

El segundo motivo para escoger a Al Mayadin como “capital”, es su ubicación estratégica. La ciudad constituye la cabecera de una franja de territorio que penetra en Irak y que, por sus características topográficas, resulta fácil de controlar para una milicia.

Si bien es cierto que el Estado Islámico ha sido desalojado de los grandes centros urbanos que controlaba en Irak y Siria, lo que constituye un serio revés. Aún está muy lejos de ser derrotado. Todavía conserva el control del desierto y de gran número de poblaciones medianas, como Mahalabiya, Ayyadia y Tal Afar, en Nínive, y otras más pequeñas de las que deberá ser desalojado en duros combates a un gran costo de vidas. Estas posiciones obrarán como un conjunto de “taifas” dispersas y semi aisladas en un amplio territorio.

Además, el repliegue sobre Al Mayadin no fue una desbandada producto de una derrota sino una operación militar de retirada perfectamente implementada y coordinada.

El Estado Islámico traslado hacia Al Mayadin a sus milicianos, sus mandos militares, sus armas pesadas, redes financieras, centros de reclutamiento y propaganda -incluso a sus operadores en las redes sociales-.

Este repliegue comenzó en el verano de 2016, mientras otras fuerzas resistían en Mosul y Raqqa permitiendo la evacuación de lo esencial. Desde entonces los yihadistas han comenzado a concentrarse (incluso trasladando a sus familias).

Desde Al Mayadin, el Estado Islámico coordinará y llevará a cabo acciones guerrilleras y atentados terroristas por todo el territorio sirio e iraquí, incluso dentro de las mismas ciudades de donde ha sido desalojado el mes último.

Actualmente, los expertos estiman que el Estados Islámico ha perdido la mitad de los militantes y cuadros de conducción que tuvo en su momento de esplendor (por bajas sufridas en combate y deserciones). También ha perdido, al menos, un tercio de sus fuentes de recursos económicos al ver reducido su control territorial y por el saqueo a que ha sometido a las poblaciones locales que controla.

No obstante, sus recursos aún cuantiosos y la muerte de su líder Abu Bakr al Baghdadi a manos de la fuerza aérea rusa, en Mosul, no ha podido ser confirmada.

El Estado Islámico parece haber compensado sus pérdidas territoriales en Medio Oriente con una mayor presencia y adhesiones en nuevos escenarios. Sus franquicias se han establecido en Yemen, Libia, Egipto, Afganistán, el Sahel, Nigeria, Filipinas e Indonesia. Esto además de sus ya tradicionales células, “lobos solitarios” y redes de reclutamiento en Europa.

Esto hace suponer a los organismos de inteligencia que operan contra el Estado Islámico, que el grupo yihadista no cesará sus operaciones ni aún en el caso de que pierda la totalidad de sus bases territoriales.

En un caso extremo, el Estado Islámico mutará convirtiéndose en una organización menos jerárquica y rígida. Seguramente se transformará en una insurgencia de carácter terrorista que aplicará una estrategia de desgaste a largo plazo en Irak y Siria, desarrollando un conflicto de baja intensidad, por medio de continuos atentados y ataques suicidas.

Incluso pueden establecer su cuartel general en alguna región sin ley fuera de Medio Oriente. Como podría ser el inestable Sahel en el corazón de África.

Posiblemente, en este proceso incrementen su accionar terrorista en Europa para mantener una imagen de vigencia e importancia que siga reportándoles nuevos reclutas y recursos financieros.

Por lo tanto, nada puede ser peor que subestimar la amenaza del Estado Islámico pensando que ya está derrotado y relajar el nivel de vigilancia sobre sus potenciales miembros.



No hay comentarios: