El
presidente Trump destruye las carreras públicas de sus colaboradores más
cercanos como si estuviera en un reality televisivo.
Ahora
fue el turno del jefe de Gabinete, Reince Priebus, pero son varios los cercanos
colaboradores del presidente Donald Trump que han sido eyectado violentamente
del gobierno, con sus carreras políticas destrozadas en tan sólo seis meses de
gestión.
Primero
fueron las víctimas de la llamada “trama
rusa”, la colusión entre miembros del equipo de campaña de Trump con
agentes rusos. Paul Manafort, jefe de campaña de Trump, fue el primero en dejar
su cargo al revelarse sus vínculos como lobista de un partido ucraniano
prorruso. Más tarde, fue el general Michael Flynn que sólo pudo retener su cargo
de Asesor de Seguridad Nacional por unos días cuando se magnificaron sus
conversaciones y vínculos con funcionarios del Kremlin.
Incluso
el Fiscal General, Jeff Sessions, un experimentado ex senador republicano, se
debate entre las acusaciones por sus contactos con el embajador ruso y las
declaraciones censurantes del mismo presidente que lo designara hace unos
meses.
Luego les
llegó el turno a los representantes más caracterizados del Partido Republicano
dentro de la Administración Trump. El jefe de Gabinete, Reince Priebus, y su
protegido el ex vocero presidente Sean Spicer.
Reince
Priebus, un ex presidente del Comité Nacional Republicano que, en su momento,
fue el responsable de acercar al establishment republicano a la campaña de
Trump.
Hoy
paga el precio de que la Administración Trump, en sus primeros seis meses no
haya podido hacer que el Congreso aprobara ninguna de sus leyes más
significativas.
En
especial, paga el fracaso de la reforma sanitaria. Trump no perdona que tres
legisladores republicanos -entre ellos el senador John McCain- se alinearan con
los demócratas y rechazaron derogar la ley de salud de Obama. La supresión del “ObamaCare”
es una de las banderas de campaña de Trump.
Al
mismo tiempo, Priebus deja la Administración sospechado de ser responsable de
muchas de las “filtraciones” de temas
sensibles del gobierno a la prensa, algo que tiene a mal traer al presidente
Trump.
También
pende de un hilo la permanencia en el cargo del representante de la “derecha
alternativa” en el gobierno, el estratega presidencial Stephen “Steve” Bannon.
El entorno más cercano de Trump, es decir sus hijos y su yerno Jared Kushner,
impulsan al magnate para que rompa con la “derecha alternativa” y se rodee de
elementos más moderados y aceptables para la sociedad americana.
Recordemos
que la actual crisis en la Administración Trump se desató con el desaforado ataque
del recién nombrado director de Comunicaciones, el financiero de Wall Street,
Anthony Scaramucci contra Priebus y Bannon, acusándolos de filtrar
informaciones a la prensa.
Los
acontecimientos posteriores hacen pensar en que Scaramucci habría recibido la
aprobación de Trump antes de formular sus intempestivas y soeces acusaciones.
EL ASCENSO DE UN GENERAL
El
desplazamiento de Priebus, posibilitó el ascenso de otro militar al puesto
relevante de la Administración Trump, el general retirado de la Infantería de
Marina, John Kelly.
Trump
parece haber militarizado a su administración. Lleno la Oficina Oval de
banderas militares y ha designado a tres altos oficiales en puestos claves de
su gobierno: El secretario de Defensa, general James Mattis, quien fue nombrado
en el cargo violando la norma de que debe ser un civil que no hubiera prestado
servicios en las Fuerzas Armadas en los últimos diez años. Mattis no sólo es un
militar de carrera, sino que paso a retiro recién en 2013.
También
el Asesor de Seguridad Nacional, el Teniente General Herbert Raymond McMaster y
su adjunto el Teniente General Keith Kellogg, son militares en situación de
retiro.
Por
último, estaba el secretario de Seguridad Interior, general John Kelly, quien
ahora pasa a desempeñarse como jefe de Gabinete.
A los
67 años, John Kelly acumula un impresionante historial militar con 46 años de
servicio en que tomó parte en las campañas del Golfo e Irak. También tiene
experiencia política. Ha sido asesor militar de los secretarios de Defensa,
Robert Gates y León Panetta. También fue lobista de la Infantería de Marian en
el Congreso.
Entre
2012 y 2016, Kelly fue jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, con
responsabilidad en la defensa de toda la América Latina al sur de México.
Kelly,
en 2011, perdió un hijo de 29 años, oficial de los infantes de marina, muerto
en combate en Afganistán.
Desde
que Trump lo designó Secretario de Seguridad Interior desarrolló una activa
campaña contra la inmigración ilegal. Aunque, a ciencia cierta, no puede
saberse si el descenso en el flujo de inmigrantes ilegales se debe a la gestión
de Kelly o al temor que despiertan las continuas amenazas del presidente Trump
contra los inmigrantes y las promesas de nuevas restricciones y deportaciones.
Por el
momento, la Administración Trump no ha informado quién reemplazará a Kelly como
secretario de Seguridad Interior.
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