domingo, 9 de julio de 2017

MUY PRONTO PARA ALEGRARSE POR VENEZUELA



Acorralado por las protestas en las calles, las presiones internacionales y las fracturas en las propias filas oficialistas, el gobierno chavista de Venezuela liberó al líder opositor Leopoldo López

Después de cien días de continuas protestas callejeras que dejaron un luctuoso saldo de noventa y un muertos, las presiones internacionales que se incrementaron después de que milicias progubernamentales asaltaron la Asamblea Nacional y apalearon a los legisladores opositores y la aparición de voces disidentes dentro del propio oficialismo, como la deserción de la fiscal general Luisa Ortega Díaz, el gobierno chavista decidió descomprimir la situación poniendo en arresto domiciliario al preso político más célebre de Venezuela, Leopoldo López, el joven líder del partido Voluntad Popular.

El 10 de agosto de 2015, Leopoldo López fue condenado a 13 años, 9 meses y 7 días de cárcel por “incitación a la violencia” durante “la Salida” -una campaña destinada a derrocar al presidente Maduro mediante protestas callejeras-, en febrero de 2014, que fue salvajemente reprimida dejando un saldo de 43 muertos, en su mayoría manifestantes opositores, y cientos de heridos y detenidos.

Hasta su detención en arresto domiciliario el día de ayer, Leopoldo López cumplió cuarenta meses de cárcel en la prisión militar de Ramo Verde. Aún restan otros cuatrocientos presos políticos en las cárceles chavistas, entre ellos el alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, el ex alcalde Daniel Ceballos y el dirigente opositor Lorent Saleh.

Mientras la oposición llena las calles y clama por la liberación de los presos políticos, los “colectivos” chavistas suelen patrullar las calles de Caracas en motocicletas, intimidando a la población para que no se una a las protestas opositoras.

Los “colectivos” son grupos de choque formados por activistas chavistas -en muchos casos reclutados entre ex convictos y todo tipo de marginales- que hostigan permanentemente a la oposición, sin que las autoridades venezolanas intervengan. Estos grupos fueron los responsables del ataque al parlamento venezolano el pasado 5 de julio.

UN LÍDER PARA LAS PROTESTAS

Leopoldo López, es un economista miembro de una adinerada y poderosa familia venezolana. Se educó en los Estados Unidos y posee una maestría de Harvard. Después de ocupar diversos puestos relevantes se desempeñó durante dos períodos, entre 2000 y 2008 como alcalde del municipio Chacao de Caracas.

Durante su carrera sufrió el permanente hostigamiento del gobierno chavista. Además del tiempo que pasó en la cárcel y ahora en detención domiciliaria, padeció proscripción política para presentarse como candidato a cargos públicos, persecución judicial, intimidación y atentados -en uno de ellos asesinaron a su guardaespaldas-.

En los últimos años, López ha demostrado ser el dirigente más combativo de la Mesa de Unidad Democrática -la coalición de 19 partidos venezolanos opositores- que rivaliza con Henrique Capriles, gobernador del Estado Miranda, dirigente del ala más conciliadora de la alianza opositora.

En su primera declaración pública tras ser liberado, López dijo: “no estoy dispuesto a claudicar en mi lucha por la libertad de Venezuela y si ello implica que debo volver a una celda en Ramo Verde estoy dispuesto a hacerlo.”

A tono con esas palabras, la MUD advirtió que continuaría con las protestas contra el régimen chavista iniciadas en abril y que el gobierno reprime salvajemente. Las víctimas fatales suman actualmente 91 personas, gran parte de ellas por disparos en el pecho o la cabeza.

A los 46 años, López dirige el partido Voluntad Popular que es el segundo en importancia política por número de afiliados después del partido Primero Justicia, que lidera Capriles.
La pulseada directa con Maduro y su injustificado encarcelamiento lo convirtieron en la figura política más emblemática de la oposición venezolana y la de mayor conocimiento internacional.

UNA EXTRAÑA LIBERACIÓN

Algunos analistas sostienes que esa liberación es parte de una negociación secreta entre el gobierno y la oposición. Un eventual beneficio de arresto domiciliario había sido propuesto a su esposa, Lilian Tintori, a cambio de que López pidiera levantar las protestas callejeras.
El dirigente descarto de plano esa posibilidad. En cambio, la negociación podría incluir el retiro por parte del régimen de su propuesta de reforma constitucional. Es un paso improbable porque de hacerlo debería también llamar a elecciones de alcaldes y gobernadores suspendidas desde el año pasado y que acarrearían un daño irreparable para el régimen.

El presidente de la Asamblea Nacional, el diputado Julio Borges, coincidió con López. Dijo que la liberación del líder de Voluntad Popular “le da más fuerza al pueblo venezolano para seguir luchando en las calles por la libertad”. Las protestas casi diarias, que cumplirán cien días el próximo 13 de julio, están destinadas ahora a detener la elección de los constituyentes en unos comicios fraudulentos para el 30 de julio.

En ese contexto, la oposición planteó celebrar el 16 de julio un “plebiscito” sobre la Constituyente, un hecho simbólico, pero de enorme peso político porque se anticipa que expondrá el alcance del rechazo a la maniobra del régimen.

Por otra parte, la liberación de Leopoldo López causó expresiones de satisfacción entre los jefes de Estado y De Gobierno reunidos en la Cumbre del G-20 en Hamburgo. El presidente argentino, Mauricio Macri, por ejemplo, calificó como “un primer paso positivo” la excarcelación del político venezolano. Pero enfatizó: “No me distraigo del objetivo de que liberen a todos los presos políticos y se fije una fecha de elecciones.”

Otros líderes latinoamericanos como el presidente de México, Enrique Peña Nieto, el brasileño Michael Temer, el colombiano Juan Manuel Santos, el peruano Pedro Pablo Kuczynski, la chilena Michelle Bachelet e incluso el jefe de Gobierno de España, Mariano Rajoy.

Aún es muy pronto para poder determinar cómo afectará a la estrategia opositora la parcial liberación de López. Los interrogantes son muchos: ¿Cómo afectará al balance de fuerzas dentro de la MUD? ¿Cuál fue la negociación real que permitió su liberación? ¿Cuál será el camino que seguirá la oposición: incrementará la presión con más protestas callejeras u otorgará un respiro al gobierno chavista abriendo algún canal de diálogo?

Mientras se reacomodan las piezas del tablero político venezolano tras la liberación de Leopoldo López es bueno recordar que la inflación de Venezuela continúa fuera de control, el desabastecimiento mantiene al borde de la hambruna a buena parte de los venezolanos, a los enfermos sin sus medicamentos y la delincuencia se apodera gradualmente de las calles de Caracas y de otras ciudades del país.


Todo esto indica que todavía es muy pronto para legrarnos por la restauración de la democracia en Venezuela.    

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