Acorralado por las protestas en las calles, las
presiones internacionales y las fracturas en las propias filas oficialistas, el
gobierno chavista de Venezuela liberó al líder opositor Leopoldo López
Después
de cien días de continuas protestas callejeras que dejaron un luctuoso saldo de
noventa y un muertos, las presiones internacionales que se incrementaron
después de que milicias progubernamentales asaltaron la Asamblea Nacional y
apalearon a los legisladores opositores y la aparición de voces disidentes
dentro del propio oficialismo, como la deserción de la fiscal general Luisa
Ortega Díaz, el gobierno chavista decidió descomprimir la situación poniendo en
arresto domiciliario al preso político más célebre de Venezuela, Leopoldo
López, el joven líder del partido Voluntad Popular.
El 10
de agosto de 2015, Leopoldo López fue condenado a 13 años, 9 meses y 7 días de
cárcel por “incitación a la violencia”
durante “la Salida” -una campaña
destinada a derrocar al presidente Maduro mediante protestas callejeras-, en
febrero de 2014, que fue salvajemente reprimida dejando un saldo de 43 muertos,
en su mayoría manifestantes opositores, y cientos de heridos y detenidos.
Hasta
su detención en arresto domiciliario el día de ayer, Leopoldo López cumplió
cuarenta meses de cárcel en la prisión militar de Ramo Verde. Aún restan otros
cuatrocientos presos políticos en las cárceles chavistas, entre ellos el
alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, el ex alcalde Daniel
Ceballos y el dirigente opositor Lorent Saleh.
Mientras
la oposición llena las calles y clama por la liberación de los presos
políticos, los “colectivos” chavistas
suelen patrullar las calles de Caracas en motocicletas, intimidando a la
población para que no se una a las protestas opositoras.
Los “colectivos” son grupos de choque
formados por activistas chavistas -en muchos casos reclutados entre ex
convictos y todo tipo de marginales- que hostigan permanentemente a la
oposición, sin que las autoridades venezolanas intervengan. Estos grupos fueron
los responsables del ataque al parlamento venezolano el pasado 5 de julio.
UN LÍDER PARA LAS PROTESTAS
Leopoldo
López, es un economista miembro de una adinerada y poderosa familia venezolana.
Se educó en los Estados Unidos y posee una maestría de Harvard. Después de
ocupar diversos puestos relevantes se desempeñó durante dos períodos, entre
2000 y 2008 como alcalde del municipio Chacao de Caracas.
Durante
su carrera sufrió el permanente hostigamiento del gobierno chavista. Además del
tiempo que pasó en la cárcel y ahora en detención domiciliaria, padeció
proscripción política para presentarse como candidato a cargos públicos,
persecución judicial, intimidación y atentados -en uno de ellos asesinaron a su
guardaespaldas-.
En los
últimos años, López ha demostrado ser el dirigente más combativo de la Mesa de
Unidad Democrática -la coalición de 19 partidos venezolanos opositores- que
rivaliza con Henrique Capriles, gobernador del Estado Miranda, dirigente del
ala más conciliadora de la alianza opositora.
En su
primera declaración pública tras ser liberado, López dijo: “no estoy dispuesto a claudicar en mi lucha por la libertad de
Venezuela y si ello implica que debo volver a una celda en Ramo Verde estoy
dispuesto a hacerlo.”
A tono
con esas palabras, la MUD advirtió que continuaría con las protestas contra el
régimen chavista iniciadas en abril y que el gobierno reprime salvajemente. Las
víctimas fatales suman actualmente 91 personas, gran parte de ellas por
disparos en el pecho o la cabeza.
A los
46 años, López dirige el partido Voluntad Popular que es el segundo en
importancia política por número de afiliados después del partido Primero
Justicia, que lidera Capriles.
La
pulseada directa con Maduro y su injustificado encarcelamiento lo convirtieron
en la figura política más emblemática de la oposición venezolana y la de mayor
conocimiento internacional.
UNA EXTRAÑA LIBERACIÓN
Algunos
analistas sostienes que esa liberación es parte de una negociación secreta
entre el gobierno y la oposición. Un eventual beneficio de arresto domiciliario
había sido propuesto a su esposa, Lilian Tintori, a cambio de que López pidiera
levantar las protestas callejeras.
El
dirigente descarto de plano esa posibilidad. En cambio, la negociación podría
incluir el retiro por parte del régimen de su propuesta de reforma
constitucional. Es un paso improbable porque de hacerlo debería también llamar
a elecciones de alcaldes y gobernadores suspendidas desde el año pasado y que
acarrearían un daño irreparable para el régimen.
El
presidente de la Asamblea Nacional, el diputado Julio Borges, coincidió con
López. Dijo que la liberación del líder de Voluntad Popular “le da más fuerza al pueblo venezolano para seguir
luchando en las calles por la libertad”. Las protestas casi diarias, que
cumplirán cien días el próximo 13 de julio, están destinadas ahora a detener la
elección de los constituyentes en unos comicios fraudulentos para el 30 de
julio.
En ese
contexto, la oposición planteó celebrar el 16 de julio un “plebiscito” sobre la Constituyente, un hecho simbólico, pero de
enorme peso político porque se anticipa que expondrá el alcance del rechazo a
la maniobra del régimen.
Por
otra parte, la liberación de Leopoldo López causó expresiones de satisfacción
entre los jefes de Estado y De Gobierno reunidos en la Cumbre del G-20 en
Hamburgo. El presidente argentino, Mauricio Macri, por ejemplo, calificó como “un
primer paso positivo” la excarcelación del político venezolano. Pero enfatizó: “No me distraigo del objetivo de que liberen
a todos los presos políticos y se fije una fecha de elecciones.”
Otros
líderes latinoamericanos como el presidente de México, Enrique Peña Nieto, el
brasileño Michael Temer, el colombiano Juan Manuel Santos, el peruano Pedro
Pablo Kuczynski, la chilena Michelle Bachelet e incluso el jefe de Gobierno de
España, Mariano Rajoy.
Aún es
muy pronto para poder determinar cómo afectará a la estrategia opositora la
parcial liberación de López. Los interrogantes son muchos: ¿Cómo afectará al
balance de fuerzas dentro de la MUD? ¿Cuál fue la negociación real que permitió
su liberación? ¿Cuál será el camino que seguirá la oposición: incrementará la
presión con más protestas callejeras u otorgará un respiro al gobierno chavista
abriendo algún canal de diálogo?
Mientras
se reacomodan las piezas del tablero político venezolano tras la liberación de
Leopoldo López es bueno recordar que la inflación de Venezuela continúa fuera
de control, el desabastecimiento mantiene al borde de la hambruna a buena parte
de los venezolanos, a los enfermos sin sus medicamentos y la delincuencia se
apodera gradualmente de las calles de Caracas y de otras ciudades del país.
Todo
esto indica que todavía es muy pronto para legrarnos por la restauración de la
democracia en Venezuela.
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