Las diecinueve principales economías del mundo se
reúnen en Hamburgo, en la Cumbre del G-20, para discutir sobre la marcha de la
globalización bajo el lema de “Forjar un mundo interconectado”.
El
G-20, que sesionará en la ciudad alemana de Hamburgo, entre el 7 y el 8 de
julio, es un relevante foro internacional que reúne a las 19 principales
economías del mundo -esto no es exactamente así- que concentran los dos tercios
de la población del planeta y el 80% de su rendimiento económico.
Al
G-20 pertenecen la Unión Europea y 19 países industrializados y emergentes:
Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del
Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, reino
Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía.
La presidencia
anual rotativa tiene la posibilidad de invitar a otros países que no forman
parte del G-20. España participa regularmente en el encuentro. Este año han
sido invitados también Noruega, Holanda y Singapur, así como los presidentes de
la Unión Africana, la Nueva Asociación para el Desarrollo Económico de África y
el Foro de Cooperación Asia – Pacífico.
La
Cumbre del G-20 también participan las siguientes organizaciones
internacionales: el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Consejo
de Estabilidad Financiera, la Organización de Cooperación y Desarrollo
Económico, la Organización Mundial de la Salud, la Organización Internacional
del Trabajo y las Naciones Unidas.
La
Unión Europea es miembro de pleno derecho, representada por el presidente del
Consejo Europeo y el presidente de la Comisión Europea, junto con cuatro de sus
Estados miembros: Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido. Además, España es
invitado permanente del Grupo y los Países Bajos son país socio.
La Unión
Europea dispone de su propio asiento en la mesa del G-20 por ser uno de los
principales agentes económicos mundiales, con competencias específicas en el
ámbito del comercio, la política económica, la regulación de los mercados
financieros, el desarrollo, la energía y el cambio climático.
El
G-20 se reúne una vez por año a nivel de jefes de Estado y de Gobierno. La
presidencia rota entre los miembros del grupo por regiones. El Estado que tiene
la presidencia del grupo es el encargado de organizar las reuniones a nivel
ministerial y de expertos y organizar la Cumbre. Asimismo, el Estado anfitrión
trabaja mancomunadamente con la presidencia anterior y la futura del grupo,
conformando la denominada “troika”.
En
esta ocasión, Alemania preside el Grupo, el año pasado fue China y el próximo
año lo hará la Argentina. La presidencia del grupo es de vital importancia
porque tiene la posibilidad de enfatizar y proponer nuevos temas de discusión
en la agenda del mismo.
El
G-20 comenzó sus sesiones a nivel de ministros de Finanzas, en 1999, y a partir
de 2008, en un contexto de crisis financiera mundial, aumento de jerarquía para
reunir a Jefes de Estado y de Gobierno con el propósito de incrementar la
cooperación económica internacional y crear un ámbito para los contactos
informales entre los principales dirigentes mundiales.
En sus
orígenes, el G-20 tomó mayor relevancia y fue percibido como un órgano de
coordinación necesario para mitigar los impactos de la crisis económica a nivel
global. A la vez que controlar, monitorear y regular el sistema financiero en
vistas a evitar un futuro desplome de los mercados, una nueva crisis y asimismo
impedir el cierre del comercio internacional y una guerra de balanzas de pagos.
Sin embargo, pese a la importancia asignada en aquellos años al grupo, esté fue
perdiendo relevancia a medida que Estados Unidos se fue recuperando de la
crisis económica y Europa buscaba salir de la misma a través de las
instituciones europeas.
Sin
embargo, el grupo continuó trabajando sobre la regulación del mercado
financiero internacional, la cooperación de políticas comunes frente al cambio
climático, el desarrollo y el combate a la evasión fiscal.
La
presidencia actual del grupo ha decidido incorporar los siguientes temas a la
agenda: políticas anti terroristas y políticas de migraciones y flujo de
refugiados. No es casual que Alemania, país que tuvo la postura más firme dando
asilo a más de doscientos mil refugiados, proponga la discusión de esta
temática a nivel internacional. Al mismo tiempo, la lucha contra el terrorismo
y su vínculo con los flujos migratorios está en plena discusión en diversos
foros internacionales.
EL G-20 Y AMÉRICA LATINA
La
Cumbre de Hamburgo tendrá una importancia especial para América Latina porque
la región recibirá la responsabilidad de organizar la próxima reunión del Foro.
Lamentablemente,
esta designación no encuentra a la región en un buen momento. La representación
regional ha recaído en tres países: México, Brasil y Argentina, en un momento
en que ninguno de ellos atraviesa por un buen momento.
México
se encuentra en medio de una conflictiva relación con su vecino del Norte,
gobernado por el temperamental e impredecible Donald Trump. El presidente
Enrique Peña Nieto tiene un nivel de aceptación de tan solo el 17% entre sus
gobernados y posiblemente sea sucedido en el cargo por un presidente opositor,
el populista Manuel López Obrador.
Brasil,
por su parte, enfrenta una doble crisis: económica y política. La economía
brasileña pasa por una fuerte recesión sin que por el momento existan indicios
certeros de cuando finalizará. Paralelamente, la clase política y el gobierno
brasileño enfrentan, a partir del Lava Jato y las denuncias de la empresa
Oderbrech, una crisis de corrupción que nadie puede predecir hasta donde
llegará, ni de que forma o cuando se la podrá superar. Lo que restringe la
aceptación internacional de su actual gobierno.
Tampoco
Argentina está en un buen momento. El presidente Mauricio Macri busca revertir
doce años de desgobierno populista corrupto que enajenó un PBI completo de las
arcas del Estado argentino. Pero, aunque el populismo fue claramente derrotado
en las urnas, en 2015, aún mantiene posiciones de poder en el Congreso,
controla gobierno provinciales e importantes municipios en el Gran Buenos
Aires, tiene a sus partidarios enquistados en la Justicia, los medios de
comunicación y la administración pública.
Al
mismo tiempo, la economía argentina padece recesión, inflación y atraso de las
tarifas del transporte y los servicios públicos cuya actualización implica
afectar el consumo de los sectores populares y potenciar la inflación.
Estas
circunstancias negativas impedirán que, tanto la Argentina como los demás
países de la región, puedan aprovechar debidamente esta presidencia del G-20
que ahora recae en un país latinoamericano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario