El presidente
electo Donald Trump ha designado a un abogado vinculado a las empresas
petroleras y carboníferas, abiertamente negador de la intervención del hombre
en el cambio climático, al frente de la Agencia de Protección del Medio
Ambiente.
Aquellos
observadores que guardaban la esperanza de que el presidente electo de los
Estados Unidos, Donald Trump, llevara a cabo una política distinta de la
prometida durante la campaña electoral deberán reconocer su error. Trump será,
en gran medida, fiel a sus anuncios de campaña. Así lo demuestran sus más
recientes designaciones.
Durante
la campaña, Trump había insistido en negar la existencia del calentamiento
global. Incluso llegó a afirmar que era “un
engaño” que había inventado el gobierno chino. Prometió que “desmantelaría
casi por completo” a la Agencia de Protección del Medio Ambiente y que
retiraría a los Estados Unidos del histórico Acuerdo de París contra el cambio
climático firmado en 2015 y suscripto por 168 países.
En
cumplimiento de esta promesa designó como futuro director de la Agencia de
Protección del Medio Ambiente, a un republicano conservador, con fuertes
vínculos con las empresas productoras de combustibles fósiles, que niega la
intervención del hombre en el calentamiento global y ha sido un activo
militante contra el Plan de Energía Limpia impulsado por el presidente Barack
Obama.
Recordemos
que el Plan Energía Limpia obligaba a los gobiernos estatales a reemplazar las
energías fósiles por energías renovables, con el objeto de reducir las emisiones
de CO2 en un 32%, para
el año 2030, con referencia a los niveles de emisiones de 2005.
En
julio pasado, la Corte Suprema de los Estados Unidos bloqueo la entrada en
vigor de este Plan hasta que se dirima en la justicia la demanda planteada por
Scott Pruitt, como Fiscal del Estado de Oklahoma, acompañado por otros 27
estados de la Unión.
Este
es el hombre que Trump designó para cuidar el medio ambiente en el país que es
el segundo emisor de CO2 en el mundo -después de China-.
Pruitt
no solo tiene posiciones controvertidas en materia de protección ambiental, es
también un conservador con una fuerte impronta religiosa. Se opone
decididamente al aborto, a las políticas de control de natalidad a las que
considera una intromisión del gobierno federal en contra de la libertad
religiosa. Es también un homofóbico declarado que niega el otorgamiento de
cualquier tipo de derecho diferencial a los homosexuales, en especial el
derecho a contraer matrimonio.
De
todas formas, la nominación de Scott Pruitt debe atravesar la revisión del
Comité de Obras Públicas y Medio Ambiente, para luego ser aprobada o rechazada
por el pleno de la Cámara de Senadores.
Algo
resulta evidente de la designación de Scott Pruitt, no sólo de que Donald Trump
sigue eligiendo hombres del sector más conservador del Partido Republicano,
sino que piensa cumplir con la mayor parte de las promesas y propuestas
planteadas durante la campaña presidencial.
También
es evidente que Trump seguirá fiel con los sectores industrialistas y de
trabajadores industriales que fueron su principal apoyo electoral aun cuando
estas alianzas puedan ocasionarle algunos conflictos a nivel interno e incluso
en el ámbito internacional.
Esto
debería ser tomado en consideración, en especial, por aquellos que esperan una
modificación en sus anuncios de la campaña presidencial sobre política migratoria,
acuerdos comerciales, lucha contra el terrorismo o la OTAN.
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