lunes, 31 de octubre de 2016

EL AUTOBOMBO POPULISTA


En medio del desprestigio y las causas judiciales por corrupción los líderes populistas latinoamericanos se rinden homenajes unos a otros.

Durante mi niñez, en el vecindario dónde crecí, en el barrio porteño de Floresta, cuando alguien hablaba bien de sí mismo, por que nadie más lo hacia, decíamos que se estaba dando “autobombo”.

Es decir, que a falta de elogios y consideraciones de los demás, alguien elegía la autopromoción para intentar mejorar su imagen entre amigos y conocidos.

No era ni ético, ni bien visto pero a algunos les servía para hacerse propaganda. El “autobombo” es útil para intentar pasar ante los demás por mejor persona de lo que en realidad uno es.

En ocasiones, el “autobombo” se hacía en grupo. Es decir, dos o más individuos no muy bien considerados por los demás, hablan bien el uno del otro para disimular el evidente “autobombo”.

Es decir, que Pedro y Pablo se ponían de acuerdo para hablar bien el uno del otro. Pedro al ponderar a Pablo frente a sus amigos y en ausencia de este, tenía la certeza de que el otro devolvería el favor ni bien surgiera la ocasión propicia.

Hoy los líderes del populismo mágico en América Latina con las acciones en baja y en medio de cada vez más graves y fundadas acusaciones de corrupción e inoperancia deben recurrir al “autobombo” para intentar mejorar su imagen internacional.

Es lo que hacen descaradamente Cristina Fernández de Kirchner, Rafael Correa y el inefable Nicolás Maduro, entre otros.

Como ningún gobernante de un país realmente democrático y serio los tiene en consideración, nadie los invita a dar conferencias, a compartir sus experiencias o a brindar sus consejos, los presidentes y ex presidente populistas se ven obligados a hablar bien unos de otros e intercambiar condecoraciones entre ellos. Veamos como funciona el “autobombo populista”.

Recientemente, Cristina Fernández de Kirchner, en medio de embargos e innumerables procesos judiciales por corrupción, asociación ilícita y lavado de dinero, fue premiada con sendos doctorados honoris causa de la Universidad Nacional de Quilmes y la Universidad Nacional de Avellaneda.

Estas novísimas “universidades municipales” -aunque jurídicamente sean consideradas “nacionales”- fueron creadas durante los años de gobierno kirchnerista y sus autoridades no ocultan su simpatía con esta corriente política. Además, están sospechadas de haber participado de negocios poco claros durante el gobierno de la ex presidente.

Posiblemente, estos doctorados honoris causa, compensen a la “abogada exitosa” por el título de la Universidad Nacional de La Plata que nunca pudo exhibir.

También su amigo, el presidente populista de Ecuador, Rafael Correa, condecoró a Cristina Kirchner con la “medalla Manuela Saénz” otorgado por el Parlamento de su país. No será el Nobel pero al menos es algo.

Precisamente, Rafael Correa parece haberse convertido en defensor de los ex presidentes populistas acusados en sus países de corrupción.

Correa aprovechó su discurso ante la XXV Cumbre Iberoamericana para expresar su “rotundo rechazo a los golpes de Estado blandos parlamentarios – judiciales” y refirió que no pudieron encontrar un ápice de corrupción en Dima Rousseff en Brasil -aunque no muchos brasileños coincidirán con esta afirmación-, pero la sancionaron porque ya estaba sentenciada, también a la persecución contra Luis Inácio “Lula” Da Silva, y de la ex presidenta argentina Cristina Fernández.

Correa no dudó en calificar a estas figuras cuestionadas judicialmente por corrupción como “perseguidos políticos”.

Algunos analistas piensan que, posiblemente, Rafael Correa, en realidad esté abriendo el paraguas en previsión de lo que pueda ocurrirle a él cuando abandone la presidencia el año próximo.

Pero, quién ha batido todos los records en materia de “autobombo”, es el presidente venezolano Nicolás Maduro que, recientemente, ha creado el “Premio Comandnate Eterno Hugo Chávez de la Paz y la Soberanía de los Pueblos” para competir con el Premio Nobel de la Paz.

Y, como Maduro no necesita de una prestigiosa Academia o siquiera de un jurado para determinar quién merece tal premio, ha anticipado que el primero en recibir esta distinción será el presidente de Rusia, Vladimir Putin.

Sin duda, Putin es todo un arquitecto de la paz mundial. Ante cualquier duda puede consultarse al pueblo ucraniano.

La verdad que es que estos honores y premios, a figuras tan cuestionadas por diversos delitos, son cuando menos poco serios. Pero, ya sabemos que en Macondo suelen ocurrir estas cosas.


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