El Sindicato de
Trabajadores de la Educación de la provincia de Buenos Aires, que conduce
Roberto Baradel, intenta sabotear la evaluación que implementará la Secretaria
de Evaluación Educativa del Ministerio de Educación y Deportes de la Nación, el
próximo 18n y 19 de octubre, para impedir que se conozca la pesada herencia
dejada por el kirchnerismo en el campo educativo.
Para
formular una adecuada política pública, en cualquier campo de la actividad
gubernamenta,l es necesario contar previamente con un certero diagnóstico de lo
que allí sucede.
Es por
ello que las autoridades educativas argentinas están implementando el programa
APRENDER 2016 destinado a obtener y generar información oportuna y de calidad
que permita conocer mejor los logros alcanzados por el sistema educativo tras
la ilusoria “década ganada” por el kirchnerismo.
En
este contexto, la Red de Evaluación Federal de la Calidad y Equidad Educativa
llevará a cabo una prueba de conocimientos sobre 1.400.000 estudiantes que
cursan el 3° y 6° grado de la escuela primaria y 3° y 6° año de la educación
secundaria, pertenecientes a 68.000 secciones, en 39.500 escuelas primarias y
colegios secundarios de todo el país. La prueba se administrará por igual en
establecimientos de gestión pública como privada.
De la
encuesta tomaran parte todos los alumnos que cursan el 6° grado primario y el
6° año de secundario y con una muestra aleatoria -es decir, por azar- se
implementará simultáneamente sobre algunos estudiantes que cursan el 3° grado
primario y el 3° año secundario.
La
implementación de la prueba requerirá la participación de 140.000 docentes que
percibirán por esta tarea un pago adicional de mil pesos por administrar el
test.
La
evaluación que se realizará a los estudiantes está orientada a determinar cuál
es su alcance en la comprensión de textos, capacidad de razonamiento y
análisis, así como el nivel de información general que ellos poseen.
Todo
ello se hará a través de un sencillo cuestionario donde el alumno solo debe
marcar la respuesta correcta de una breve lista de opciones (sistema de
selección múltiple).
La
evaluación será anónima y sin ninguna incidencia sobre las calificaciones de
los alumnos. Se trata de una prueba que, aunque necesaria, es en su
implementación sencilla, muy general y no invasiva. Por lo tanto, resulta
difícil comprender el porqué de la oposición de las autoridades del SUTEBA.
Sin
embargo, este sindicato acusa al programa APRENDER 2016 como destinado a “desprestigiar a los docentes y la educación
pública” e incita, sin mayores argumentos, a sus afiliados e incluso a los
alumnos a boicotear las pruebas.
Cabe
preguntarnos por qué SUTEBA considera a la evaluación como un ataque a la
educación pública cuando la misma se aplica sobre la totalidad del sistema
educativo. La única explicación posible es que Baradel intenta ocultar a
cualquier costo el desastre educativo dejado por el anterior gobierno.
Argumentar
que los sindicatos docentes no han sido consultados no sólo es una actitud
corporativista sino que platea la siguiente pregunta: ¿Cuándo el gobierno de
los Kirchner tomó en consideración la opinión de los docentes o evaluó las políticas
educativas que aplicó impunemente por más de una década?
Esto
no impidió que SUTEBA siempre tuviera una posición complaciente y de apoyo
hacia el gobierno del Frente para la Victoria y una actitud de subordinación en
las reuniones paritarias donde frecuentemente aceptó incrementos salariales muy
por debajo de la inflación.
La
calidad educativa no puede sacrificarse en nombre de las mal denominada “inclusión”. Las instituciones
educativas, tal como su nombre lo indica, tienen por función primaria y
fundamental el “educar” y no la “contención social”. Ésta última, de ser
necesaria, deberá ser llevada a cabo por instituciones específicas del campo
asistencial.
Nunca
debemos olvidar que la escuela es un ámbito educativo y de socialización
destinado a brindar conocimientos, desarrollar capacidades y formar en valores
a las futuras generaciones de ciudadanos.
Reducir
a la escuela a mera condición de una suerte de “guardería”, donde los padres depositan a sus hijos en las horas en
que deben trabajar para mantenerlos alejados de las calles y sus peligros, es
un grave error.
En la
era del conocimiento, toda sociedad que desvirtué la verdadera esencia del
sistema educativo pagará un muy alto precio por ello.
La
mayoría de mis colegas docentes, con los cuales he hablado sobre el tema,
apoyan la evaluación, aun cuando puedan discutir matices de su implementación.
Para muchos incluso, un pago adicional de mil pesos es una buena ocasión de
mejorar sus deprimidos salarios.
Por lo
tanto, la actitud asumida por el SUTEBA sólo se explica desde una cerrada
óptica partidista donde se pretende ocultar el fracaso de una política y de un
gobierno a despecho del bien común de la sociedad y de los reales intereses de
los docentes.
Tratándose
del kirchnerismo esta actitud no puede sorprendernos.
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