La crisis
institucional que sacude los cimientos de la sociedad venezolana continúa
agravándose sin que se vislumbre una solución.
En
estos momentos la oposición venezolana se encuentra realizando un acto de
fuerza convocando a la movilización de sus partidarios bajo la consigna de la “Toma de Venezuela”.
Mientras
tanto, el gobierno de Nicolás Maduro apuesta a ganar tiempo forzando a la
oposición a entrar en una negociación. Para ello apeló al papa Francisco y
otras instancias que tradicionalmente le han sido favorables.
La
crisis venezolana cobró mayor impulso, el pasado domingo 23, cuando el
gobierno, apelando a su control del Tribunal Supremo de Justicia y del Consejo
Nacional Electoral, canceló la recolección de firmas para la realización de un
referendo revocatorio del mandato presidencial de Nicolás Maduro y suspendió
sin fecha las elecciones para gobernadores.
El
derrumbe del precio del petróleo y el calamitoso manejo de la economía por
parte del chavismo ha sumido al país caribeño en una crisis humanitaria, por la
escasez de alimentos y medicamentos básicos, que Human Rights Watch ha
calificado como similar a la de un país en guerra.
El
chavismo sabe que de someterse a una consulta electoral en este contexto
implica una segura derrota y, por ello, trata por todos los medios de
impedirla.
En
respuesta a la decisión del Consejo Nacional Electoral, la Asamblea Nacional
dominada por la oposición, por una mayoría calificada de 112 de los 165
escaños, decidió apelar al artículo 233 de la Constitución que la faculta para
declarar la responsabilidad política del mandatario por abandonar el cargo en
las funciones inherentes al cargo. Esta imputación acarrea sanciones contra el
presidente que podrían llegar hasta su destitución, siempre y cuando lo apruebe
el Tribunal Supremo de Justicia.
Los
líderes opositores también convocaron a la desobediencia civil y a la
movilización de sus partidarios.
Sintiéndose
acorralado, el presidente Maduro intempestivamente alteró una gira que
realizaba por países petroleros y se dirigió a Roma y Lisboa para buscar la
mediación del papa Francisco y el apoyo del flamante secretario general de la
ONU, el socialista Antonio Guterres.
El
Sumo Pontífice designó como enviado especial en Venezuela al Nuncio Apostólico
en Argentina, monseñor Emil Paul Tscherig. El enviado papal, con el apoyo de
Secretario General de la Unión de Naciones del Sur, el ex presidente colombiano
Ernesto Samper, con la participación del ex jefe de gobierno de España, el
socialista José Luis Zapatero y los ex presidentes de Panamá, Martín Torrijos y
de la República Dominicana, Leonel Fernández, abrió una instancia de diálogo a
llevarse a cabo en la Isla Margarita a partir del próximo domingo. Esta
iniciativa también ha sido apoyada por el gobierno de Cuba y la Unión Europea.
Por el
momento, la oposición no se ha pronunciado con claridad sobre su participación
en el diálogo. Mientras el secretario general de la Mesa de Unidad Democrática,
el diputado Jesús Torrealba, ha manifestado su disposición a participar del
diálogo, otros sectores miran con reticencia la intervención del Vaticano.
Algunos
miembros de oposición venezolana miran con preocupación las aparentes simpatías
del papa Francisco hacia los gobernantes populistas de la región como en su
momento: Cristina Fernández de Kischner, Dilma Rousseff o Rafael Correa.
El
gobernador del estado Miranda, el socialdemócrata Henrique Capriles Radonski,
por ejemplo, considera que el diálogo sólo permitirá al presidente Maduro ganar
tiempo y demanda que antes de comenzar a conversar, el gobierno se comprometa a
respetar el derecho a votar, libere a los presos políticos, permita el regreso
al país de los exilados y permita la recepción de ayuda humanitaria.
También
en el plano internacional surgen algunas voces que postulan una firme actitud
frente al gobierno de Maduro, e incluso amenazan con la aplicación de la Carta
Democrática Interamericana, para que respete las normas constitucionales.
En
este sector puede mencionarse al Secretario General de la Organización de
Estados Americanos, el uruguayo Luis Almagro y los presidentes de Uruguay,
Tabaré Vázquez y de Argentina, Mauricio Macri, que han expresado en reiteradas
ocasiones su preocupación por la violación de los derechos humanos en
Venezuela.
En
respuesta a la movilización popular, el presidente Maduro, convocó a la reunión
del Consejo de Defensa de la Nación para que evalué lo que denomina “el golpe parlamentario de la Asamblea
Nacional y el plan de diálogo para la paz”.
Finalmente,
para saber cómo evolucionará la situación en Venezuela debemos aguardar el
resultado de la masiva movilización popular que se está desarrollando en estas
horas en Caracas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario