La certera
diplomacia desarrollada por el rey Mohammed VI, en un hecho sin precedentes,
conduce a Marruecos de regreso al seno de la Unión Africana después de 32 años
de voluntario ostracismo de la organización regional.
La unidad de los pueblos africanos que lograban
liberarse del yugo colonialista europeo fue un sueño del rey Mohammed V y para
concretarlo trabajo intensamente para crear la Organización de Unidad Africana.
Lamentablemente, la muerte le impidió ver sus anhelos convertirse en realidad.
Fue su hijo, el rey Hassan II quién contribuyó a
fundar la organización panafricana, en la histórica Cumbre de Casablanca, de
1963.
Lamentablemente, veinte años después, en 1984, fue el
mismo Hasan II, quien debió tomar la dura decisión de abandonar la OUA cuando
sus rivales regionales lograron, mediante una artera maniobra diplomática,
hacer reconocer a una entidad inexistente, autoproclamada “República Árabe Saharaui Democrática”, como un país africano cuando
en realidad era tan solo un “sello de goma” al servicio de Argelia y de alguna
potencia extracontinental.
Durante 32 años, Marruecos se mantuvo al margen de la
Unión Africana, pero de ninguna manera estuvo al margen de los asuntos de
África.
Durante décadas Marruecos estuvo presente en África colaborando
sostenidamente con los pueblos hermanos del continente. Desde el año 2000, en
especial, Marruecos ha otorgado becas a los jóvenes africanos para posibilitar
que puedan estudiar en universidades marroquíes y así capacitarse para servir
mejor a sus países.
También Marruecos ayudó a resolver los conflictos
armados, que tan frecuentemente asolan a África, enviando a los hombres de sus
fuerzas armadas a formar parte de las misiones de paz de la ONU. Aun cuando
ello implica en algunos casos, pagar un alto precio en vidas marroquíes. Tal
como sucedió, el mes pasado, con la muerte de dos cascos azules marroquíes, en
la República Centroafricana.
Además, Marruecos mostró su solidaridad y compromiso
en la solución de los problemas africanos en múltiples ocasiones, como lo
demuestran sus esfuerzos diplomáticos para pacificar y estabilizar Libia.
Durante esos años, Mohammed VI realizó una intensa
actividad diplomática visitando 46 veces a veinticinco países del continente.
En esos viajes el monarca alauí forjó lazos de confianza y amistad con otros
líderes africanos, conoció de primera mano los problemas de cada estado y
aportó, en la medida de la capacidad de Marruecos, soluciones para esos males.
En esos viajes, el gobierno marroquí suscribió 949
convenios de cooperación de distinto tipo.
También Marruecos ha dispensado un trato solidario a
los inmigrantes subsaharianos regularizando la situación migratoria de 25.000
personas residentes en el país.
En los últimos años,
Marruecos se ha convertido en el primer inversor de África occidental y el
segundo de todo el continente, solo por detrás de Sudáfrica. La aerolínea de
bandera marroquí, la Royal Air Maroc, vuela a veintidós destinos en el África subsahariana, frente a los cinco de Air
Algérie.
Por último, el Rey de Marruecos ha combatido también
las interpretaciones erróneas del Islam, a través de la Fundación Mohammed VI
de Ulemas Africanos y el Instituto Mohammed VI de formación de imanes.
Todas estas acciones y, en especial la activa
diplomacia personal de Mohammed VI, crearon las condiciones propicias para que
muchas naciones africanas demandaran el retorno de Marruecos a la máxima organización
regional.
El momento propicio para ese retorno, ha sido la
XXVIII Cumbre de la Unión Africana, en Addis Abeba, Etiopía, donde 39 de los 54
países que integran el organismo regional apoyaron el retorno de Marruecos a
dicho organismo. Este hecho ha permitido a Mohammed VI afirmar: “Marruecos no entra en la UA por la ventana,
sino por la puerta grande, como bien lo demuestra la calurosa acogida que
nuestros hermanos africanos nos han reservado en el día de hoy.”
“Ya es hora de
volver a casa”, señaló el monarca
marroquí en otro párrafo de su alocución a la Asamblea de la UA, “en un momento en que el Reino se considera
como una de las naciones africanas más desarrolladas, y cuando una mayoría de
países miembros aspiran a nuestro regreso, hemos escogido el reencuentro con la
familia. ¡Una familia que realmente no hemos abandonado!”
En su discurso, Mohammed VI realizó
también un optimista llamado a un mayor protagonismo del continente africano en
los asuntos mundiales al decir: “Con
entusiasmo, invitamos a las naciones africanas a asociarse al dinamismo de
nuestro país, con el fin de dar un nuevo impulso al conjunto de nuestro
Continente.
“Ya
es hora para que África se beneficie de sus propias riquezas.
“Debemos obrar a fin de que nuestra tierra, tras haber sufrido pillaje durante décadas, entre en una era de prosperidad.
“Es cierto que el colonialismo no es la única causa de los problemas en África; sin embargo, sus nefastas consecuencias perduran.
“Durante mucho tiempo, hemos vuelto la mirada hacia otro lugar para tomar una decisión o un compromiso.
“¿No es hora de orientarnos hacia nuestro continente y considerar sus riquezas culturales y su potencial humano?
“África puede estar orgullosa de sus recursos, de su patrimonio cultural y de sus valores espirituales. ¡El futuro debe sostener alto y claro este orgullo natural!
“Nosotros, los pueblos de África, poseemos los medios y el genio; juntos podemos realizar las aspiraciones de nuestros pueblos.”
El regreso de Marruecos a la Unión
Africana es un duro revés tanto para Argelia como para Nigeria y Sudáfrica
países que hasta el momento mantenían cierto poder en el continente. Poder que
ahora parece haber pasado a manos de Marruecos.
Una mayor influencia regional de
Marruecos se ha evidenciado también en la designación, como
nuevo presidente de la Unión Africana, el mandatario de Guinea, Alpha Condé,
gran aliado del país magrebí.
Ahora solo resta saber qué ocurrirá con la
participación de la RASD dentro de la Unión Africana. Marruecos no tolerará
mucho tiempo la presencia de esta entidad títere dentro del organismo regional.
Por otra parte, el año pasado 28 países de la UA solicitaron que se suspendiera
la membresía del seudo estado de los separatistas polisarios de este organismo,
pero el tema no se ha tratado en profundidad.
Algunos observadores
señalan que el Acta Constitutiva del Unión Africana no prevé la expulsión de
ningún Estado Miembro, sino como máximo su “suspensión”
cuando el gobierno de un país ha accedido al poder por medios
anticonstitucionales.
Pero quienes así opinan
están obviando el hecho central del problema. La República Árabe Saharaui
Democrática, no es un Estado porque carece de dos elementos fundamentales para
adquirir esa condición: un territorio soberano y reconocimiento internacional.
Por lo tanto, como la RASD
no es un Estado, no forma parte de la ONU y si puede ser separada de una
organización regional que agrupa Estados y no simples sellos de goma.
Lo cierto, es que a partir
de hoy se abre una nueva etapa para África, una etapa de mayor unidad y
solidaridad para el crecimiento y el desarrollo.
También se abre una nueva
etapa para el Reino de Marruecos que ve consolidada su posición de liderazgo y
hermandad entre los pueblos africanos.
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