La
posibilidad de una presencia constante de fuerzas estratégicas rusas en el
Caribe incrementa las tensiones regionales y recrea los escenarios de la Guerra
Fría.
TENSIONES
EN EL CARIBE
Aún no han cesado las repercusiones
negativas de las maniobras militares conjuntas entre Venezuela y Rusia en aguas
del Caribe que surgen nuevos motivos de preocupación con las versiones de una
presencia permanente de fuerzas estratégicas rusas en una isla venezolana y la
presencia de tres navíos de guerra iraníes paseando pabellón en una visita de
cinco meses en puerto venezolanos.
Este año la Fuerzas Armada
Nacional Bolivariana ha realizado maniobras conjuntas con contingentes cubanos,
rusos y ahora iraníes.
Para escalar todavía más las
tensiones regionales, Nicolás Maduro, en una muestra más de su natural verborragia,
salió a denunciar un supuesto complot orquestado por el Asesor de Seguridad
Nacional de los Estados Unidos, John Bolton con la participación de Colombia y
Brasil.
“Me
quieren asesinar”, dramatizó el dictador venezolano y luego
acuso en tono amenazador al presidente colombiano: “Tú, Iván Duque eres responsable si algún día Colombia agrede
militarmente a Venezuela.”
CRISIS
EN DESARROLLO O SOLO OTRA FAKE NEWS
En ese contexto la versión del
posible establecimiento de una base permanente de fuerzas estratégicas rusas en
una isla venezolana despertó todas las alertas.
La versión surgió de un
artículo publicado en agencia oficial de noticias rusa TASS. Veamos de que se trató:
“Es
una idea correcta incluir a Venezuela en las misiones de largo alcance de
nuestros aviones”, dijo el coronel Shamir Gareyev al periódico Nezavisimaya Gazeta. “Nuestros bombardeos estratégicos ya no
tendrán que retornar a Rusia, ni tampoco deberán reabastecerse en vuelo
mientras realizan sus misiones de patrullaje en América. [con Este acuerdo]
Nuestros Tu-160 arribarán a su base en
Venezuela, realizarán vuelos, ejecutarán sus misiones y serán reemplazados de
acuerdo con una rotación normal. Es como debe hacerse”, agregó
En tanto el coronel Eduard Rodyukov,
miembro de la Academia de Ciencia Militar de Rusia, dijo a Nezavisimaya Gazeta
que el despliegue de los Tu-160 en el Caribe “es una especie de señal hacia [el presidente de los Estados Unidos]
Trump para hacerlo darse cuenta de que si
abandona los acuerdos de desarme nuclear esto tendrá un efecto boomerang”,
en referencia a las intenciones del mandatario estadounidense de retirar a su
país del Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio firmado en 1987 con
la antigua URSS.
“Nosotros
estamos claramente ayudando al gobierno venezolano a mantenerse a flote”, dijo
en sintonía con los anteriores el investigador del Instituto de Estudios
Latinoamericanos de la Academia de Ciencias de Rusia, Emil Dabagyan, en una
entrevista al periódico ruso Kommersant.
“Dado que Rusia se beneficia de la exploración
petrolera, queremos que el régimen venezolano permanezca en pie”, agrego. En
cuanto a Caracas, los ejercicios militares con Rusia y otras actividades de
este tipo son muy importantes para ello en este momento. Según el experto, las
autoridades venezolanas “tratan de mostrar su determinación de proteger al país
de la posible agresión de Estados Unidos, que ha calificado al régimen de
Maduro como ilegítimo.”
Los Tupolev Tu-160, conocidos como “Cisnes Blancos” o “Black Jack”, en la terminología de la OTAN, son bombarderos
estratégicos supersónicos que entraron en servicio en la Unión Soviética en
1987 y siguen siendo utilizados en Rusia. Tiene una tripulación de cuatro
personas y pueden volar a una velocidad máxima de 2.200 kilómetros con una
autonomía de vuelo de 5.500 kilómetros, llevando armamento de todo tipo,
incluyendo misiles nucleares y de crucero. Son capaces de ser armados con doce
cohetes de crucero con ojivas nucleares o convencionales y cuarenta toneladas
de bombas.
El Tu-160, hasta el momento, el avión de combate
más grande en servicio es comparable en capacidades al Rockwell B-1 Lancer
estadounidense. Fue empleado por primera vez en la guerra de Siria cumpliendo
misiones de bombardeo empleando misiles de crucero Kh-101 armados con ojivas
explosivas convencionales.
UNA
ISLA EN EL CARIBE
El lugar elegido para la
instalación de la base rusa es la isla de Orchila, de unas 40 hectáreas de
extensión, a unos 160 kilómetros de Caracas y al este del Archipiélago de los
Roques.
El nombre Orchila es la
denominación popular de líquenes del reino de los hongos, utilizados de tiempos
inmemoriales para extraer colorantes.
La isla alberga instalaciones
militares y la Base Aeronaval Antonio Díaz con su pista de aterrizaje. Son
instalaciones secretas cerradas al público y de solo acceso para contados altos
funcionarios del régimen chavista. Incluso está prohibido el sobrevuelo de
aviones civiles.
En 2009, altos mando rusos
visitaron la isla de la Orchila para conocer sus instalaciones. En esa
oportunidad, el “comandante eterno” Hugo
Chávez Frías le ofreció al entonces presidente ruso Dmitri Medvedev usar la isla
cada vez que “la aviación estratégica
rusa necesite hacer un toque en Venezuela para cumplir con sus planes estratégicos.”
Pero, el ofrecimiento nunca se materializó hasta el momento.
El principal inconveniente
para la concreción de esta iniciativa es la propia constitución de la República
Bolivariana de Venezuela de 1999, modificada por el actual régimen chavista.
El artículo 13 de la ley
suprema venezolana dice: “El territorio
nacional no podrá ser jamás cedido, traspasado, arrendado, ni en forma alguna
enajenado, ni aun temporal o parcialmente, a Estados extranjeros u otros
sujetos de derecho internacional. El espacio geográfico venezolano es una zona
de paz. No se podrán establecer en él bases militares extranjeras o
instalaciones que tengan de alguna manera propósitos militares, por parte de
ninguna potencia o coalición de potencias. Los Estados extranjeros u otros
sujetos de derecho internacional sólo podrán adquirir inmuebles para sedes de
sus representaciones diplomáticas o consulares dentro del área que se determine
y mediante garantías de reciprocidad, con las limitaciones que establezca la
ley. En dicho caso quedará siempre a salvo la soberanía nacional. Las tierras
baldías existentes en las dependencias federales y en las islas fluviales o
lacustres no podrán enajenarse, y su aprovechamiento sólo podrá concederse en
forma que no implique, directa ni indirectamente, la transferencia de la
propiedad de la tierra.”
Por lo tanto, para instalar
una base rusa o cubana en cualquier isla venezolana primero hay que reformar la
constitución.
Es por ello, que el presidente
de la Asamblea Constituyente de Venezuela, el diputado Diosdado Cabello se
apresuró a negar la noticia.
“Sale
una noticia por ahí: Rusia prepara la instalación de una base militar en
Orchila. Ojalá fuera verdad, no una, dos, tres, cuatro, diez” dijo
el número dos del régimen chavista.
Cabello atribuyó la
información a quienes buscan hacer aparecer a la Revolución Bolivariana como
una amenaza a la estabilidad de la región y alentar una intervención
estadounidense en Venezuela.
CONCLUSIONES
Como la versión nació de
prestigiosas publicaciones rusas, nunca fueron desmentidas por el Kremlin y
Rusia no es un país donde sus altos mandos militares o sus académicos
prestigiosos hacen declaraciones imprudentes sin autorización cabe preguntarse
si se trató de una habitual campaña rusa de desinformación a base de “fake news”
-noticia falsa- destinada a medir las reacciones de los Estados Unidos y otros
países de la región sobre el incremento de su presencia militar en el Caribe o
de enviar un mensaje al presidente Donald Trump de que el abandono del Tratado
de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio tendrá serias consecuencias.
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