martes, 18 de diciembre de 2018

¿OTRA CRISIS EN EL CARIBE?




La posibilidad de una presencia constante de fuerzas estratégicas rusas en el Caribe incrementa las tensiones regionales y recrea los escenarios de la Guerra Fría.

TENSIONES EN EL CARIBE

Aún no han cesado las repercusiones negativas de las maniobras militares conjuntas entre Venezuela y Rusia en aguas del Caribe que surgen nuevos motivos de preocupación con las versiones de una presencia permanente de fuerzas estratégicas rusas en una isla venezolana y la presencia de tres navíos de guerra iraníes paseando pabellón en una visita de cinco meses en puerto venezolanos.

Este año la Fuerzas Armada Nacional Bolivariana ha realizado maniobras conjuntas con contingentes cubanos, rusos y ahora iraníes.

Para escalar todavía más las tensiones regionales, Nicolás Maduro, en una muestra más de su natural verborragia, salió a denunciar un supuesto complot orquestado por el Asesor de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, John Bolton con la participación de Colombia y Brasil.

“Me quieren asesinar”, dramatizó el dictador venezolano y luego acuso en tono amenazador al presidente colombiano: “Tú, Iván Duque eres responsable si algún día Colombia agrede militarmente a Venezuela.”

CRISIS EN DESARROLLO O SOLO OTRA FAKE NEWS

En ese contexto la versión del posible establecimiento de una base permanente de fuerzas estratégicas rusas en una isla venezolana despertó todas las alertas.
La versión surgió de un artículo publicado en agencia oficial de noticias rusa TASS. Veamos de que se trató:

“Es una idea correcta incluir a Venezuela en las misiones de largo alcance de nuestros aviones”, dijo el coronel Shamir Gareyev al periódico Nezavisimaya Gazeta. “Nuestros bombardeos estratégicos ya no tendrán que retornar a Rusia, ni tampoco deberán reabastecerse en vuelo mientras realizan sus misiones de patrullaje en América. [con Este acuerdo] Nuestros Tu-160 arribarán a su base en Venezuela, realizarán vuelos, ejecutarán sus misiones y serán reemplazados de acuerdo con una rotación normal. Es como debe hacerse”, agregó

En tanto el coronel Eduard Rodyukov, miembro de la Academia de Ciencia Militar de Rusia, dijo a Nezavisimaya Gazeta que el despliegue de los Tu-160 en el Caribe “es una especie de señal hacia [el presidente de los Estados Unidos] Trump para hacerlo darse cuenta de que si abandona los acuerdos de desarme nuclear esto tendrá un efecto boomerang”, en referencia a las intenciones del mandatario estadounidense de retirar a su país del Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio firmado en 1987 con la antigua URSS.

“Nosotros estamos claramente ayudando al gobierno venezolano a mantenerse a flote”, dijo en sintonía con los anteriores el investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Academia de Ciencias de Rusia, Emil Dabagyan, en una entrevista al periódico ruso Kommersant. “Dado que Rusia se beneficia de la exploración petrolera, queremos que el régimen venezolano permanezca en pie”, agrego. En cuanto a Caracas, los ejercicios militares con Rusia y otras actividades de este tipo son muy importantes para ello en este momento. Según el experto, las autoridades venezolanas “tratan de mostrar su determinación de proteger al país de la posible agresión de Estados Unidos, que ha calificado al régimen de Maduro como ilegítimo.”

Los Tupolev Tu-160, conocidos como “Cisnes Blancos” o “Black Jack”, en la terminología de la OTAN, son bombarderos estratégicos supersónicos que entraron en servicio en la Unión Soviética en 1987 y siguen siendo utilizados en Rusia. Tiene una tripulación de cuatro personas y pueden volar a una velocidad máxima de 2.200 kilómetros con una autonomía de vuelo de 5.500 kilómetros, llevando armamento de todo tipo, incluyendo misiles nucleares y de crucero. Son capaces de ser armados con doce cohetes de crucero con ojivas nucleares o convencionales y cuarenta toneladas de bombas.

El Tu-160, hasta el momento, el avión de combate más grande en servicio es comparable en capacidades al Rockwell B-1 Lancer estadounidense. Fue empleado por primera vez en la guerra de Siria cumpliendo misiones de bombardeo empleando misiles de crucero Kh-101 armados con ojivas explosivas convencionales.

UNA ISLA EN EL CARIBE

El lugar elegido para la instalación de la base rusa es la isla de Orchila, de unas 40 hectáreas de extensión, a unos 160 kilómetros de Caracas y al este del Archipiélago de los Roques.

El nombre Orchila es la denominación popular de líquenes del reino de los hongos, utilizados de tiempos inmemoriales para extraer colorantes.

La isla alberga instalaciones militares y la Base Aeronaval Antonio Díaz con su pista de aterrizaje. Son instalaciones secretas cerradas al público y de solo acceso para contados altos funcionarios del régimen chavista. Incluso está prohibido el sobrevuelo de aviones civiles.

En 2009, altos mando rusos visitaron la isla de la Orchila para conocer sus instalaciones. En esa oportunidad, el “comandante eterno” Hugo Chávez Frías le ofreció al entonces presidente ruso Dmitri Medvedev usar la isla cada vez que “la aviación estratégica rusa necesite hacer un toque en Venezuela para cumplir con sus planes estratégicos.” Pero, el ofrecimiento nunca se materializó hasta el momento.

El principal inconveniente para la concreción de esta iniciativa es la propia constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, modificada por el actual régimen chavista.
El artículo 13 de la ley suprema venezolana dice: “El territorio nacional no podrá ser jamás cedido, traspasado, arrendado, ni en forma alguna enajenado, ni aun temporal o parcialmente, a Estados extranjeros u otros sujetos de derecho internacional. El espacio geográfico venezolano es una zona de paz. No se podrán establecer en él bases militares extranjeras o instalaciones que tengan de alguna manera propósitos militares, por parte de ninguna potencia o coalición de potencias. Los Estados extranjeros u otros sujetos de derecho internacional sólo podrán adquirir inmuebles para sedes de sus representaciones diplomáticas o consulares dentro del área que se determine y mediante garantías de reciprocidad, con las limitaciones que establezca la ley. En dicho caso quedará siempre a salvo la soberanía nacional. Las tierras baldías existentes en las dependencias federales y en las islas fluviales o lacustres no podrán enajenarse, y su aprovechamiento sólo podrá concederse en forma que no implique, directa ni indirectamente, la transferencia de la propiedad de la tierra.”

Por lo tanto, para instalar una base rusa o cubana en cualquier isla venezolana primero hay que reformar la constitución.

Es por ello, que el presidente de la Asamblea Constituyente de Venezuela, el diputado Diosdado Cabello se apresuró a negar la noticia.

“Sale una noticia por ahí: Rusia prepara la instalación de una base militar en Orchila. Ojalá fuera verdad, no una, dos, tres, cuatro, diez” dijo el número dos del régimen chavista.
Cabello atribuyó la información a quienes buscan hacer aparecer a la Revolución Bolivariana como una amenaza a la estabilidad de la región y alentar una intervención estadounidense en Venezuela.

CONCLUSIONES

Como la versión nació de prestigiosas publicaciones rusas, nunca fueron desmentidas por el Kremlin y Rusia no es un país donde sus altos mandos militares o sus académicos prestigiosos hacen declaraciones imprudentes sin autorización cabe preguntarse si se trató de una habitual campaña rusa de desinformación a base de “fake news” -noticia falsa- destinada a medir las reacciones de los Estados Unidos y otros países de la región sobre el incremento de su presencia militar en el Caribe o de enviar un mensaje al presidente Donald Trump de que el abandono del Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio tendrá serias consecuencias.


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