La
caída en combate del narcoterrorista Walter Arrízala Vernaza, alias “Guacho” y
la desarticulación del Frente Oliver Sinisterra, debilita a las disidencias de
las FARC que aún mantienen en pie a 1.749 combatientes en las selvas de
Colombia.
GRUPOS
ARMADOS ORGANIZADOS RESIDUALES
Las disidencias de las FARC
-que el gobierno colombiano denomina “Grupos
Armados Organizados Residuales” (GAOR)- son frentes o grupos de
guerrilleros que no aceptaron desmovilizarse -es decir, ir a las zonas
veredales, entregar sus armas y hacer el tránsito hacia la vida en la legalidad
y la paz- como lo estipula el acuerdo de paz firmado por el gobierno de
Colombia y la organización narcoterrorista, en 2016.
Las disidencias de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia -FARC- constituyen un serio desafío a la paz
y la seguridad tanto de Colombia como de sus países vecinos: Ecuador, Brasil y
Venezuela. Estas narco guerrilla han minado la confianza sobre el actual
proceso de paz.
El número de narcoguerrilleros
que continúan en actividad es incierto. Las cifras oficiales los sitúan en los
1.749, pero otras fuentes incrementan su número hasta los 2.500 o 3.000 combatientes.
Los mismos se encuentran distribuidos en decenas de grupos de diversas
dimensiones.
FRENTE
OLIVER SINISTERRA
Oscar Armando Sinisterra
Sevillano, cuyo alias en la organización era “Oliver”, era un líder de las FARC de la localidad de Nariño que
cayó en combate en febrero de 2015.
Sus hombres tomaron el nombre
de “Oliver Sinisterra” para
denominarse al separarse de las FARC, en 2016.
Hoy el Frente Oliver
Sinisterra cuenta con aproximadamente 250 combatientes que antes pertenecían a
las Columnas Móviles Aldana y Mariscal Sucre del Frente 29 de las FARC que se
negaron a desmovilizarse y responden al comando de Walter Arrízala Vernaza,
alias “Guacho”, el narcotraficante
más buscado en Colombia y Ecuador y por quien se ofrece una recompensa conjunta
de 247.000 dólares.
ALIAS
“GUACHO”
Walter Arrízala Vernaza es
colombiano, aunque nació en proximidades a la frontera con Ecuador y cuenta con
parientes radicados en el pequeño poblado de Limones en la provincia costera de
Esmeraldas.
Alias “Guacho” ingresó a las FARC, en 2007, reclutado por alias “Alexis” o “Tachuela”. Ascendió rápidamente en la estructura del grupo
narcoterrorista hasta alcanzar el rango de “comandante”.
En su carrera criminal de más
de una década, alias “Guacho” se
destacó como responsable financiero y experto en explosivos. Precisamente, el
Frente Oliver Sinisterra es responsable por nueve ataques con explosivos en
Ecuador durante los primeros meses de 2018.
Arrízala Vernaza fue también
el encargado de organizar las redes de tráfico de cocaína por las rutas y
corredores terrestres que unen el Alto Mira y la frontera de Tumaco (Nariño)
con cabo Manglares en el Océano Pacífico, como así también las rutas con Carchi
y Esmeraldas en Ecuador, especialmente en la región del río Mataje, que
delimita la frontera entre ambos países.
Cuando en 2016, las FARC acordaron
desmovilizarse para cumplir con el proceso de paz, los hombres del Frente 29
decidieron transformarse en Frente Oliver Sinisterra para impedir que grupos
guerrilleros pertenecientes al Ejército de Liberación Nacional -ELN- y a las
Guerrillas Unidas del Pacífico -GUP- se apropiaran de sus campos de cultivo y
rutas de tráfico. Cabe destacar que ni el ELN ni las GUP pertenecieron nunca a
las FARC.
El Frente Oliver Sinisterra
organizó sembradíos de coca, comenzó a cobrar por protección a otros grupos de
narcotraficantes, a recaudar “impuestos revolucionarios” de los habitantes de
la región y a reclutar nuevos combatientes en la región de Tumaco (Nariño) y a
ambos lados de la frontera colombo – ecuatoriana.
Pronto el Frente conducido por
alias “Guacho” estaba administrando
un lucrativo “negocio” que las
autoridades colombianas estiman genera 25 millones de dólares semanales.
Alias Guacho fue responsable
del asesinato de seis campesinos cocaleros en Tumaco en 2017. Luego, el 27 de
enero de 2018, combatientes del Frente Oliver Sinisterra atentaron con un automóvil
cargado de explosivos contra la Estación de Policía de San Lorenzo, en Ecuador.
Pero el hecho que lo colocó en
el ojo de todas las agencias de seguridad del continente fue el asesinato, el
23 de marzo de 2018, de un equipo periodístico del diario ecuatoriano “El Comercio” integrado por el cronista
Javier Ortega (32), el fotógrafo Paul Rivas (46) y su chofer y asistente Efraín
Segarra (60). A ello se sumó, el 11 de abril de 2018, el asesinato de una
pareja de ecuatorianos Oscar Villacís y Katty Velasco de la localidad de Santo
Domingo de los Tsáchilas, que se habían trasladado a San Lorenzo, Esmeraldas, a
realizar negocios.
Estos crímenes convirtieron a
alias “Guacho” en el criminal más buscado de Colombia. El entonces presidente
Juan Manuel Santos duplicó la recompensa por datos que permitieran su captura
de 150 millones de pesos a 300 millones (unos 110.700) dólares.
Finalmente, el 23 de diciembre
las fuerzas del orden colombianas terminaron con las actividades del narcoterrorista.
La muerte de alias “Guacho” se produjo en la vereda de Peña Caraño, en
Llorente, zona rural de Tumaco, una zona de esteros cercana al mar.
Alias “Guacho” fue abatido por
el disparo de un francotirador cuando intentaba escapar al cerco de las fuerzas
colombianas vestido de mujer.
Para ubicar al narcoterrorista
las autoridades rastrearon ciento veinte líneas telefónicas y reclutaron quince
informantes en la zona. En su localización participaron el Cuerpo Técnico de Investigaciones
(CTI) de la Fiscalía, la Brigada de Inteligencia Militar N° 1, la Policía
Nacional de Colombia y el Grupo N° 1 de la Drug Enforcemment Administration (DEA)
de los Estados Unidos.
La muerte de Walter Arrízala y
la desarticulación del Frente Oliver Sinisterra constituye un claro éxito para
el gobierno del presidente Iván Duque que no dudó en denominar “héroes de Colombia” a los hombres que
participaron de la operación.
GRUPOS
NARCOTERRORISTAS COLOMBIANOS
No obstante este importante
logro, en Colombia aún permanecen en pie de guerra al menos 7.265 combatientes
de diversas organizaciones narcoguerrilleras que operan en 26 de los 32
departamentos del país, a saber:
2.206 combatientes distribuidos
en siete frentes de guerra en catorce departamentos, pertenecientes al Ejército de Liberación Nacional.
1.749 combatientes de las Disidencias de las FARC que operan en
diecinueve departamentos.
1.600 combatientes del Clan del Golfo que operan en diez
departamentos.
260 combatientes de Los Pelusos que actúan en tres
departamentos.
50 combatientes de Los Puntilleros operando en dos
departamentos.
1.400 criminales más integran
diversos grupúsculos que actúan en once departamentos.
Por lo tanto, el gobierno del
presidente Iván Duque tiene mucha tarea por delante si quiere llevar la paz
definitiva al pueblo colombiano.
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