lunes, 3 de diciembre de 2018

LAS ELECCIONES ANDALUZAS CONMUEVEN A ESPAÑA



Las elecciones en Andalucía muestran el desplome del socialismo gobernante en el Reino y la atomización del sistema de partidos con la irrupción de VOX, el partido de la derecha españolista.

Ni la expectativa de la final de la Copa Libertadores de América, con el duelo entre los equipos argentinos de Boca Juniors y River Plate, en el estadio Santiago Bernabéu, puede contrarrestar el duro revés sufrido por el PSOE en Andalucía y la firme irrupción, después de 36 años, de VOX, el partido más hacia la derecha de España.

En esta forma España se suma el conjunto de países comunitarios donde la derecha nacionalista y xenófoba ha alcanzado representación parlamentaria: Alemania, Austria, Dinamarca, Francia, Grecia, Hungría e Italia.

Además, constituye un soberbio anticipo de lo que podría ocurrir en la Península en el superdomingo de mayo de 2019 cuando se realicen comicios simultáneos a nivel municipal, autonómico y europeo. Siempre y cuando el gobierno socialista de Pedro Sánchez logra resistir los embates y no se vea forzado a convocar elecciones generales anticipadas.

Por el momento, la principal apuesta de VOX parecen ser las elecciones al Parlamento Europeo, donde resulta más sencillo alcanzar un escaño, gracias a la existencia de un sistema electoral de circunscripción única a nivel nacional.

¿SON FASCISTAS?

Aunque los dirigentes de izquierda, tanto del PSOE como los anticapitalistas de Podemos, y su voceros en el ámbito periodístico y cultural intenten estigmatizar a VOX como la “ultraderecha” y más aún los califiquen de “facha” ( por fascistas) y hasta “neonazis”, lo cierto es que ese partido y sus militantes están muy lejos de esas posiciones ideológicas.

Lo cierto es que VOX surge en 2013, en el País Vasco, con el desprendimiento del ala derecha del Partido Popular, disconforme con la política que el entonces líder del partido y presidente de Gobierno, Mariano Rajoy estaba llevando con respecto a la organización terrorista ETA y el separatismo catalán.

En los últimos meses, VOX incrementó sus simpatizantes cuando el PSOE logró implementar una moción de censura con el apoyo de los partidos separatistas y catalanes para poner a Pedro Sánchez en La Moncloa. Frente a ellos VOX levantó las banderas de una España fuerte y unida frente a la amenaza de la disgregación.

Tampoco fue muy acertado que los socialistas reabrieran las heridas de la Guerra Civil (1936 – 1939) con la Ley de Memoria Histórica y sus esfuerzos por sacar el cadáver de Franco del Valle de los Caídos.

En ocasiones es mejor dejar el revanchismo, dejar el pasado en el pasado y a los muertos en sus tumbas y mirar hacia el futuro. Aún quedan muchos nostálgicos del franquismo, muchas heridas no debidamente cicatrizadas y España necesita más que nunca la unidad frente a los intentos de disgregación.

El discurso político de VOX no es fascista, ni siquiera corporativista o racista, sino de un españolismo conservador, antimarxista y tradicionalista. Contrario a toda forma de autonomía y separatismo, preocupado por la creciente ola inmigratoria -especialmente la musulmana con su potencial de yihadismo-, contra el discurso feminista, contrario a la legalización del aborto y al matrimonio homosexual. Vox defiende a los símbolos nacionales, a la figura del Rey y a las fuerzas armadas y de seguridad. No son ultraderechistas son tan solo conservadores tan aferrados a la esencia española que hasta defienden las corridas de toros.

Es así como se siente a gusto hablando de una nueva “Reconquista”. Algo que despierte el interrogante de ¿Qué pretenden reconquistar, de manos de quién?

Un sin sentido tan grande como las invocaciones del líder de Podemos, Pablo Iglesias, a conformar con los partidos de izquierda un “frente antifascista” para contener la expansión de VOX, reflotando el lema “No pasaran”, la consigna de los defensores republicanos de Madrid frente a las tropas franquistas.

Es que Iglesias, un admirador del chavismo venezolano, es un nostálgico de la década del treinta cuando prosperaban los “frente populares”, impulsados por los partidos comunistas y que dieron origen a gobierno absolutamente impotentes para contener la expansión de los fascismos en Europa.

Por ello, bien podría responder Abascal, después de su éxito en las elecciones andaluzas, recordando el otrora célebre “chotis” de la cancionista argentina Celia Gámez: “Ya hemos pasado”.

EL RETORNO DE LA DERECHA

VOX ha demostrado un espectacular crecimiento electoral, en Valencia, desde el 0,45% cosechado en 2015 al 10,95% obtenido el domingo, que le permitió obtener doce diputados en la legislatura andaluza.

Se trata de los primeros representantes legislativos de la derecha electos desde que Blas Piñar (líder de Fuerza Nueva) perdiera su escaño en el Congreso de los Diputados en 1982.

El gran derrotado de los comicios del domingo, aunque fue el partido más votado y obtuvo 33 escaños, fue el PSOE al perder 14 diputados y obtener 400.000 votos menos que en 2015.

Con esta “victoria pírrica” los socialistas han perdido una hegemonía de 36 años de gobierno consecutivo en la Comunidad Valenciana y su líder local, Susana Díaz, queda muy lejos de poder formar gobierno.

La centro derecha por el contrario, si logra un acuerdo podría sumar los 26 diputados que obtuvo el PP, los 21 de Ciudadanos y los 12 de VOX para conformar una coalición de gobierno con mayoría absoluta para arrebatarle a la izquierda el control de su bastión andaluz. Aunque por el momento recién comienzan las negociaciones y no sólo Andalucía sino toda España espera ansiosa su resultado.

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