Las
elecciones en Andalucía muestran el desplome del socialismo gobernante en el
Reino y la atomización del sistema de partidos con la irrupción de VOX, el
partido de la derecha españolista.
Ni la expectativa de la final
de la Copa Libertadores de América, con el duelo entre los equipos argentinos
de Boca Juniors y River Plate, en el estadio Santiago Bernabéu, puede
contrarrestar el duro revés sufrido por el PSOE en Andalucía y la firme
irrupción, después de 36 años, de VOX, el partido más hacia la derecha de
España.
En esta forma España se suma
el conjunto de países comunitarios donde la derecha nacionalista y xenófoba ha
alcanzado representación parlamentaria: Alemania, Austria, Dinamarca, Francia,
Grecia, Hungría e Italia.
Además, constituye un soberbio
anticipo de lo que podría ocurrir en la Península en el superdomingo de mayo de
2019 cuando se realicen comicios simultáneos a nivel municipal, autonómico y
europeo. Siempre y cuando el gobierno socialista de Pedro Sánchez logra
resistir los embates y no se vea forzado a convocar elecciones generales
anticipadas.
Por el momento, la principal
apuesta de VOX parecen ser las elecciones al Parlamento Europeo, donde resulta
más sencillo alcanzar un escaño, gracias a la existencia de un sistema
electoral de circunscripción única a nivel nacional.
¿SON
FASCISTAS?
Aunque los dirigentes de
izquierda, tanto del PSOE como los anticapitalistas de Podemos, y su voceros en
el ámbito periodístico y cultural intenten estigmatizar a VOX como la “ultraderecha” y más aún los califiquen
de “facha” ( por fascistas) y hasta “neonazis”, lo cierto es que ese partido
y sus militantes están muy lejos de esas posiciones ideológicas.
Lo cierto es que VOX surge en
2013, en el País Vasco, con el desprendimiento del ala derecha del Partido
Popular, disconforme con la política que el entonces líder del partido y
presidente de Gobierno, Mariano Rajoy estaba llevando con respecto a la
organización terrorista ETA y el separatismo catalán.
En los últimos meses, VOX
incrementó sus simpatizantes cuando el PSOE logró implementar una moción de censura
con el apoyo de los partidos separatistas y catalanes para poner a Pedro Sánchez
en La Moncloa. Frente a ellos VOX levantó las banderas de una España fuerte y
unida frente a la amenaza de la disgregación.
Tampoco fue muy acertado que
los socialistas reabrieran las heridas de la Guerra Civil (1936 – 1939) con la
Ley de Memoria Histórica y sus esfuerzos por sacar el cadáver de Franco del Valle
de los Caídos.
En ocasiones es mejor dejar el
revanchismo, dejar el pasado en el pasado y a los muertos en sus tumbas y mirar
hacia el futuro. Aún quedan muchos nostálgicos del franquismo, muchas heridas
no debidamente cicatrizadas y España necesita más que nunca la unidad frente a
los intentos de disgregación.
El discurso político de VOX no
es fascista, ni siquiera corporativista o racista, sino de un españolismo
conservador, antimarxista y tradicionalista. Contrario a toda forma de autonomía
y separatismo, preocupado por la creciente ola inmigratoria -especialmente la
musulmana con su potencial de yihadismo-, contra el discurso feminista,
contrario a la legalización del aborto y al matrimonio homosexual. Vox defiende
a los símbolos nacionales, a la figura del Rey y a las fuerzas armadas y de seguridad.
No son ultraderechistas son tan solo conservadores tan aferrados a la esencia
española que hasta defienden las corridas de toros.
Es así como se siente a gusto
hablando de una nueva “Reconquista”.
Algo que despierte el interrogante de ¿Qué pretenden reconquistar, de manos de
quién?
Un sin sentido tan grande como
las invocaciones del líder de Podemos, Pablo Iglesias, a conformar con los partidos
de izquierda un “frente antifascista”
para contener la expansión de VOX, reflotando el lema “No pasaran”, la consigna de los defensores republicanos de Madrid
frente a las tropas franquistas.
Es que Iglesias, un admirador
del chavismo venezolano, es un nostálgico de la década del treinta cuando
prosperaban los “frente populares”,
impulsados por los partidos comunistas y que dieron origen a gobierno absolutamente
impotentes para contener la expansión de los fascismos en Europa.
Por ello, bien podría
responder Abascal, después de su éxito en las elecciones andaluzas, recordando
el otrora célebre “chotis” de la
cancionista argentina Celia Gámez: “Ya
hemos pasado”.
EL
RETORNO DE LA DERECHA
VOX ha demostrado un
espectacular crecimiento electoral, en Valencia, desde el 0,45% cosechado en
2015 al 10,95% obtenido el domingo, que le permitió obtener doce diputados en
la legislatura andaluza.
Se trata de los primeros
representantes legislativos de la derecha electos desde que Blas Piñar (líder
de Fuerza Nueva) perdiera su escaño en el Congreso de los Diputados en 1982.
El gran derrotado de los
comicios del domingo, aunque fue el partido más votado y obtuvo 33 escaños, fue
el PSOE al perder 14 diputados y obtener 400.000 votos menos que en 2015.
Con esta “victoria pírrica” los socialistas han perdido una hegemonía de 36
años de gobierno consecutivo en la Comunidad Valenciana y su líder local,
Susana Díaz, queda muy lejos de poder formar gobierno.
La centro derecha por el
contrario, si logra un acuerdo podría sumar los 26 diputados que obtuvo el PP,
los 21 de Ciudadanos y los 12 de VOX para conformar una coalición de gobierno
con mayoría absoluta para arrebatarle a la izquierda el control de su bastión
andaluz. Aunque por el momento recién comienzan las negociaciones y no sólo
Andalucía sino toda España espera ansiosa su resultado.
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