La prensa libre se
ha convertido en la peor pesadilla de los autócratas populistas que pretenden
imponer en la opinión pública un discurso único poblado de “verdades
alternativas”.
EL CUARTO PODER EN LA MIRA
La
prensa independiente e incluso los blogueros se han convertido en la kriptonita que intenta contener los
desbordes de los populistas acostumbrados a imponer su propia versión de la
realidad a través de “verdades
alternativas”, es decir, con mentiras lisas y llanas.
Los
dirigentes populistas se caracterizan porque al arribar al poder comienzan por
erosionar el sistema de “frenos y
balanzas” que establece el sistema republicano a través de la división de
poderes.
Los
presidentes populistas, luego de convertirse en autócratas subordinando a sus
dictados al Congreso, de remover jueces y controlar a los Tribunales Supremos,
se vuelven sobre el llamado “cuarto
poder”, es decir, la prensa independiente.
En
este proceso intentan subordinar al periodismo a través de cooptación de
periodistas -recordemos a los “periodistas
militantes” creados por el kirchnerismo-, la intimidación -tanto jurídica,
fiscal, como física- de las voces críticas, el ahogo financiero de los medios para
forzar su venta a empresarios amigos y, si todo esto fracasa sobrevive la
persecución abierta y directa que precede, en la mayoría de los casos, a la
confiscación del medio por el Estado.
En
este proceso, los medios son deslegitimados, demonizados y presentados como
parte de la oposición política o como agentes de intereses extranjeros.
Hugo Chaves,
Nicolás Maduro, Rafael Correa, los Kirchner y más recientemente Donald Trump
han librado prolongadas batallas contra las empresas periodísticas y contra los
periodistas de investigación o que expresas opiniones críticas sobre su
gestión.
Los
argentinos, por ejemplo, recordamos muy bien al presidente Néstor Kirchner
preguntando desafiante desde el palco: “¿Qué
te pasa Clarín, estás nervioso?” O al inefable ex secretario de Comercio
Interior, Guillermo Moreno, distribuyendo el merchandising de la campaña “Clarín miente”, motorizada desde la
Casa Rosada con fondos públicos.
En la
República Bolivariana de Venezuela, el presidente Nicolás Maduro, el mes
pasado, expulsó a cadena noticiosa CNN en español, por realizar una
investigación periodística en que se probaban los vínculos del vicepresidente
Tarek Aissami, con la emisión de pasaportes venezolanos con identidades falsas
para facilitar las actividades de narcotraficantes y terroristas provenientes
de Medio Oriente.
Lamentablemente,
las agresiones, presiones y abusos contra las empresas periodísticas y sus
trabajadores no son un problema exclusivo de los países en desarrollo o de
América Latina. También los países desarrollados y con una aparentemente sólida
y arraigadas institucionalidad republicana sufren la plaga populista que pone
en peligro la libertad de expresión y el derecho a la información.
LIBERTAD DE PRENSA EN EL PRIMER MUNDO
Los
Estados Unidos en manos de la Administración Trump y aún España son países
donde la libertad de información se encuentra en riesgo.
Los
embates del hoy presidente Trump, contra periodistas y empresas del sector,
comenzaron durante la campaña presidencial y han escalado continuamente desde
entonces.
En una
ocasión se burló del reportero Serge Kavaleski, de The New York Times, que sufre un síndrome de artrogriposis,
padecimiento que le atrofia las manos y brazos. El periodista había criticado
las declaraciones xenófobas del entonces presidente, En otra ocasión, durante
el primer debate republicano, agredió a la periodista y presentadora televisiva
Megyn Kelly, de la cadena Fox, sugiriendo que el tono de sus preguntas era
agresivo debido a su ciclo menstrual.
La
extemporánea conducta del presidente Trump lo ha enemistado con los
corresponsales acreditados en la Casa Blanca, al punto tal que se negó a
asistir a la cena anual de la asociación que los nuclea. La cena de la
Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca es uno de más importantes
eventos sociales y políticos de la ciudad de Washington, desde 1920, y todos
los presidentes estadounidenses, desde 1924, han asistido a las mismas.
Finalmente,
en un hecho sin precedentes en un país que valora especialmente la libertad de
prensa, Trump excluyó a cinco medios nacionales de sus conferencias de prensa.
Los excluidos han sido nada menos que The
New York Times, CNN, NBC, ABC y CBS.
LOS PROGRESISTAS CONTRA LA PRENSA
No
obstante, posiblemente el caso más llamativo de un partido y dirigente
populista atacando e intimidando a periodistas y medios de prensa críticos los
brinda el nucleamiento Podemos, en
España.
Por lo
general, los populistas esperan llegar al gobierno y para lanzarse de lleno
contra la prensa. Sin embargo, Podemos, que es un partido minoritario todavía
lejos de poder formar gobierno -es el tercero en importancia dentro del Reino-
si bien cuenta con una importante representación legislativa que suele emplear
para sus ofensivas contra la prensa.
Las
huestes que conduce el diputado Pablo Iglesias, según ha denunciado entre otros
medios el diario El País, amedrentan a periodistas a través de mensajes
insultantes o amenazantes a través de las redes sociales, directamente a sus
celulares o incluso en conversaciones cara a cara.
En la
cena de la Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP), en 2016, el líder de
Podemos trasladó sus críticas a dos informadores con decenas de periodistas y
políticos como testigos de sus cuestionamientos.
Pablo
Iglesias, también suele atacar las informaciones difundidas por los medios
movilizando a sus seguidores en las redes sociales con la etiqueta #lamaquinadelfango. En otras ocasiones,
el secretario general de Podemos critica con nombre y apellido a los
periodistas a través de artículos, entradas en blogs y tuits.
La
conducta del líder de Podemos ha provocado el rechazo de la Asociación de Prensa de Madrid que ha
expresado en un comunicado: “El señor
Iglesias no puede, como diputado que es y, por lo tanto, representante político
de todos los españoles, atacar de esa manera totalitaria el ejercicio de la
libre información”. “La APM considera que los ataques de Iglesias suponen una
intolerable vulneración de los derechos constitucionales a la información y a
la libertad de expresión, pilares fundamentales de la democracia”.
La Asociación de Periodistas Parlamentarios
(APP) se ha sumado a las críticas contra la conducta de Podemos expresando:
“Los periodistas, como cualquier
colectivo profesional, nos equivocamos y no estamos exentos de la crítica. Es
más, la legislación regula el derecho de réplica y de rectificación y habilita
la vía de los tribunales, que siempre se encuentra abierta para quien se
considera afectado por una información periodística”.
“Pero también los periodistas, como cualquier otro
colectivo profesional, exigimos respeto”,
prosigue el texto. “La mofa, el escarnio,
la ridiculización hacia un informador resulta absolutamente intolerables en una
sociedad libre, abierta y democrática”. También recuerda la APP que no es
la primera vez que el señor Iglesias se burla de un periodista, incluso de su
vestimenta o de su aspecto personal, en un acto público, como ocurrió
recientemente con Ana Romero, informadora de El Español.
En
reiteradas ocasiones, el diputado Pablo Iglesias es un declarado admirador del
chavismo venezolano. En 2012, por ejemplo, declaró: “Hay una cosa crucial y es que lo que ha ocurrido y está pasando en
Venezuela y América Latina es una referencia fundamental para los ciudadanos
del Sur de Europa.”
Por
otra parte, la Fundación Centro de
Estudios Políticos, de la que Iglesias fue responsable de análisis
estratégicos, recibió más de 300.000 euros anuales del gobierno de Venezuela,
entre 2002 y 2012. Posiblemente, este financiamiento haya disminuido, pero
nunca cesado totalmente.
Podemos
también expresó su admiración por el kirchnerismo, otro dirigente de esta
agrupación española, Juan Carlos Monedero, expreso en 2009 durante una visita a
Argentina que el país era “la vanguardia de la posibilidad de la democracia en
el mundo”.
Recordemos
que, actualmente, la ex presidente Cristina Kirchner y sus principales
colaboradores enfrentan múltiples procesos penales por corrupción ante los
tribunales argentinos.
CABALGANDO CONTRADICCIONES
Curiosamente,
Pablo Iglesia ejerce tareas como periodista y conductor de su programa “Fort Apache” que se emite en la señal “Hispan TV”, creada por el gobierno de
Irán. Por esas tareas, Iglesias percibe entre 600.000 y 700.000 euros anuales
por parte de la teocracia iraní.
Quizá
lo más interesante son los argumentos de Iglesias para justificar su actividad
como “vocero y desestabilizador a sueldo” de Irán.
“A los iraníes les interesa que se difunda en América
Latina y España un mensaje de izquierdas para desestabilizar -sic- a sus
adversarios, ¿lo aprovechamos o no lo aprovechamos?” -preguntó el Secretario General de Podemos a un
auditorio de militantes de su agrupación-.
“Mira, la geopolítica es así -prosiguió el diputado
español-, no vamos a ser los únicos imbéciles que no hagamos política, cuando
todo el mundo hace política” […] “Quién haga política tiene que asumir
cabalgar contradicciones nosotros estamos dispuestos a cabalgarlas.”
Tomando
en consideración que Podemos y Pablo Iglesias son importantes defensores, en
España, de los separatistas del Frente Polisario, cabe preguntarnos: ¿Cuánto le
cuesta anualmente al Polisario ese apoyo? ¿O será que la factura la paga
Argelia?
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