Por el Dr. Adalberto C.
Agozino
La exportación de médicos se ha convertido en la principal fuente de
ingresos de Cuba superando incluso a la industria turística. Una actividad
económica basada en el trabajo esclavo de los profesionales de la salud
cubanos.
El alquiler de médicos se ha convertido en una
lucrativa fuente de recursos para la deprimida economía cubana. Los problemas
económicos que atraviesa la Isla desde hace al menos treinta años ha forzado al
gobierno castrista a buscar medios alternativos de recursos y el más próspero
de ellos es la exportación de profesionales cubanos, especialmente médicos,
enfermeros, odontólogos, maestros y profesores, para que desarrollen sus
actividades como empleados de los gobiernos de otros Estados.
En el caso de los médicos, la empresa
comercializadora es “Servicios Médicos de
Cuba”, perteneciente al Ministerio de Salud Pública (MINSAP). Esta empresa
envía médicos a trabajar en más de sesenta países, entre ellos Bolivia, Brasil,
Ecuador, Honduras, Nicaragua, Sudáfrica, Venezuela, Vietnam, etc.,
Servicios Médicos de Cuba cuenta con un
plantel formado por unos 51.000 médicos y otros profesionales de la salud,
además de ofrecer capacitación, formación académica, turismo de salud, entre
otros servicios.
En su red dispone de 14 clínicas internacionales,
122 consultorios médicos en hoteles, tiene relaciones contractuales con más de cien
empresas, agencias y operadores turísticos de cuarenta y un países, para
prestar servicios que incluyen especialidades como la oncología, cirugías,
tratamientos del pie diabético, chequeos médicos y de atención integral a
personas de la tercera edad.
Además, oferta doscientos cincuenta programas de
salud a pacientes extranjeros que viajan a la Isla para tratar sus dolencias,
según datos oficiales.
Por detrás de esta imagen prometedora se esconde
uno de los peores casos de explotación laboral que un gobierno pueda realizar.
Los ingresos mensuales de un médico en Cuba duplican
el “salario promedio nacional”, pero,
así y todo, ese haber es de tan sólo 40 a 80 dólares según la especialidad que
practica.
Por lo tanto, el participar de una “Misión Médica” en el extranjero es una buena
alternativa para que los médicos cubanos mejoren sustancialmente sus ingresos.
El gobierno cubano percibe del gobierno extranjero
contratante un salario de unos tres mil dólares mensuales, por cada médico que
envía, y paga sólo una pequeña parte de esa cifra al profesional que presta sus
servicios fuera del país.
Las cifras varían de acuerdo al monto el convenio
establecido entre Servicios Médicos de Cuba
y el país en cuestión. No obstante, el salario de un médico cubano en el
extranjero suele ser de unos doscientos cincuenta dólares por mes para cubrir sus
gastos en el país donde trabaja y otros cincuenta para la familia. En algunos
casos reciben también el alojamiento gratuito proporcionado por el país
receptor.
Para evitar las frecuentes deserciones de
profesionales que salen en las “Misiones”,
el gobierno cubano deposita otros doscientos o trescientos dólares mensuales
(en pesos cubanos convertibles) en una cuenta abierta a su nombre en el Banco
de Cuba. El profesional sólo puede
acceder a ese dinero “ahorrado” a su
regreso a Cuba una vez cumplido todo el período de servicio en la misión.
En síntesis, el médico está percibiendo por su
trabajo menos de un tercio de lo que paga el país contratante. Sin embargo, esa
cifra triplica lo que ganaría permaneciendo en Cuba.
Pero, el principal atractivo que tiene para los
médicos y otros profesionales de la salud el participar en las “Misiones Médicas”, es la posibilidad de
escapar de Cuba, permaneciendo en el país receptor o, en la mayoría de los
casos, huyendo a un tercer país o incluso iniciando el duro derrotero para
intentar ingresar a los Estados Unidos.
El gobierno cubano sabe esto y trata duramente a
los desertores de las “Misiones Médicas”.
Los sanciona impidiéndole retornar a la Cuba por ocho años e inmediatamente
cancela sus títulos profesionales con lo cual, no sólo se ven impedidos de
volver a ejercer su profesión en la Isla, sino que, se niegan a expedirle
constancias de los estudios realizados.
Ninguna de las sanciones aplicadas impide, sin
embargo, las deserciones. Brasil, por ejemplo, cuenta con un plantel de 11.400
profesionales de salud cubanos trabajando allí. De ellos, unos mil médicos
cubanos se han casado con brasileñas para poder permanecer en Brasil.
Algo similar ocurre en Venezuela, donde hay nada
menos que 29.300 médicos, técnicos de la salud y enfermeros cubanos trabajando.
Novecientos de estos profesionales cubanos desertaron y escaparon a Colombia y
Panamá.
En muchos casos, la presencia de los médicos
cubanos despierta protestas de los profesionales locales que se sienten
amenazados por lo que consideran una competencia desleal.
En Ecuador, por ejemplo, hay unos seiscientos
médicos cubanos, y el candidato opositor en las elecciones presidenciales del
próximo 2 de abril, Guillermo Lasso ha prometido que si gana terminará con la
contratación de profesionales cubanos bajo un régimen que no ha dudado en
calificar de “esclavitud moderna”.
La exportación de profesionales médicos que realiza
el gobierno castrista demuestra claramente que la utopía de la Revolución
Cubana no funciona y es tan sólo otra estafa que el populismo realiza a los
pueblos que lo padecen.
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