Constituye un
error pensar que el presidente Donald Trump no tiene otra agenda para América
Latina que los problemas de inmigración e inversiones con México. Trump también
se propone modificar la política de su predecesor con respecto a Venezuela y
Cuba.
LA AGENDA DE TRUMP
La
insistencia de Trump, durante la campaña presidencial, en el problema de la
inmigración latina o sus medidas contra las empresas estadounidenses que
proyectaban nuevas y sustanciales inversiones en México crearon, en periodistas
y analistas, la falsa impresión de que su política para la región se agotaba
allí.
Sin
embargo, Trump también criticó la política de Barack Obama con respecto a Cuba
e Irán, además de anunciar que daría prioridad a la lucha contra el
narcotráfico, el terrorismo yihadista y el crimen organizado transnacional.
Por lo
tanto, no puede sorprender que en los últimos días el presidente Trump haya
dado evidencias de que entre sus preocupaciones se cuenta la situación que atraviesa
Venezuela.
La
República Bolivariana, desde la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999, es un
alfil político y una fuente de financiamiento de la Cuba de los Castro.
También
es la principal base regional de la República Islámica de Irán. Dos Airbus de
la empresa venezolana Conviasa cubre, dos veces al mes, la ruta Caracas –
Damasco – Teherán, un vuelo aprovechado frecuentemente por terroristas, agentes
de inteligencia de Medio Oriente y también simpatizantes de la Revolución Iraní
que viajan para realizar cursos de adoctrinamiento.
También
es conocido que pasaportes venezolanos auténticos han sido encontrados en poder
de terroristas y narcotraficantes, al ser detenidos.
Venezuela
incluso desempeña un papel importante en las rutas de narcotráfico que inundan
de cocaína y otras drogas la sociedad estadounidense.
Incluso
desde el país caribeño opera el “Cartel
de los Soles” una organización de narcotráfico conformada por altos cargos
del Ejército, la Guardia Nacional Bolivariana y el Servicio Bolivariano de
Inteligencia -SEBIN-.
La justicia
estadounidense ha denunciado millonarias tramas de sobornos en la empresa
estatal Petróleos de Venezuela (PdVSA) y encarceló, en 2016, a dos sobrinos de
la primera dama venezolana, Celia Flores, por intentar introducir trescientos
kilogramos de cocaína desde Haití a los Estados Unidos.
Anteriormente,
en 2015, el diario The Wall Street Journal informó que las autoridades estadounidenses
investigaban al entonces presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, el
influyente diputado Diosdado Cabello como responsable del envío de drogas a
Estados Unidos.
En
agosto de 2016, Néstor Reverol, ex director de la Oficina Nacional Antidrogas
(ONA) y ex comandante de la militarizada Guardia Nacional Bolivariana y a su ex
director en la ONA, Edylberto José Molina, fueron acusados por un tribunal
federal de Nueva York, de recibir sobornos de narcotraficantes para permitir
sus actividades.
Para
concluir, Venezuela es el principal comprador latinoamericano de armas chinas,
que incluso envía a los hombres de sus fuerzas armadas a perfeccionarse en el
manejo de este armamento al país asiático.
Por lo
tanto, Venezuela se sitúa en el centro de una encrucijada donde confluyen
distintas preocupaciones de seguridad nacional para los Estados Unidos.
SE DETERIORA LA SITUACIÓN VENEZOLANA
Desde
los primeros días de 2017, el gobierno de Nicolás Maduro adoptó un conjunto de
medidas tendientes a perpetuarse en el poder abandonando la “máscara
democrática” que encubría al régimen chavista.
Maduro
comenzó rompiendo el diálogo con la oposición agrupada en la Mesa de Unidad Democrática desairando al
mismo tiempo a los presidentes de la Unión de Naciones del Sur -UNASUR- y al
Papa Francisco cuya mediación había solicitado en noviembre.
Luego
suspendió sin fecha todo tipo de elecciones -municipales y provinciales- y
forzó a re empadronamiento acelerado de los partidos políticos opositores con
la intención de limitar sustancialmente el número de formaciones políticas.
También
designó como vicepresidente, y eventual sucesor, a un político muy
controvertido. Se trata de Tareck El Aissami, ex legislador y gobernador del
Estado Aragua.
El
Aissami tiene probados vínculos tanto con Cuba como con Irán y la
narcoguerrilla de las FARC. Ha sido una figura clave en el acercamiento de Irán
con Argentina, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que dio
lugar al polémico “Memorándum de
Entendimiento” para el esclarecimiento del atentado a la Mutual de Entidades
Israelíes en Argentina -AMIA-, en 1994.
Por
último, El Aissami es también sindicado como uno de los principales líderes del
mencionado “Cartel de los Soles”.
Como
si hiciera falta algo más, Maduro prohibió las emisiones de la CNN en español
en Venezuela por sus programas informando sobre los pasaportes venezolanos en
poder de terroristas y narcotraficantes, donde El Aissami aparecía involucrado.
Por
todos estos antecedentes, la designación de El Aissami como vicepresidente por
parte de Maduro es una provocación y una señal de que el presidente chavista
está dispuesto a imponer su voluntad en Venezuela despreciando a la oposición
interna y a las presiones internacionales.
LA MOVIDA DE TRUMP
Estos
hechos dispararon la reacción de la Administración Trump. La ofensiva contra el
gobierno chavista se inició cuando la Oficina
para el Control de Bienes Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés)
incluyeron al vicepresidente Tareck El Aissami y a su testaferro el empresario
Samark José López Bello en la Lista de
Narcotraficantes Especialmente Designados (Lista Kinglin).
Retiro
a ambos la visa para ingresar al país y bloqueo sus bienes en el país, que
comprenden decenas de millones de dólares, lujosos departamentos en Miami y
hasta un jet privado. El gobierno estadounidense también identificó a trece
empresas controladas por López Bello en Venezuela, Estados Unidos, Islas
Vírgenes Británicas, el Reino Unido y Panamá, prohibiendo a ciudadanos y
empresas estadounidenses negociar con ellas.
Inmediatamente,
primero el vicepresidente Mike Pence y luego el propio presidente Donald Trump
iniciaron una ronda de contactos con presidentes latinoamericanos para sondear
su posición con respecto a Venezuela.
Los
primeros consultados fueron el presidente de Colombia Manuel Santos, el de
Perú, Pedro Pablo Kuczynski y de Argentina, Mauricio Macri.
En
todos los casos la comunicación telefónica fue solicitada por el Departamento
de Estado, se inició con un trato protocolar, luego se mencionó algún tema
bilateral y finalizó con una referencia a la situación imperante en Venezuela.
Todas
las comunicaciones concluyeron con una invitación al mandatario latinoamericano
para conversar más extensamente en la Casa Blanca.
Recordemos
que, tanto Kuczynski como Macri, han hecho públicos, en reiteradas ocasiones,
sus cuestionamientos al gobierno de Nicolás Maduro y reclamado la liberación de
los presos políticos venezolanos.
Mientras
que Colombia, por su vecindad y sus vínculos políticos y económicos con
Venezuela, es un país clave para cualquier iniciativa contra el régimen
chavista.
Finalmente,
el presidente Donald Trump realizó un gesto simbólico para enviar una clara
señal de lo que se avecina con respecto a Venezuela. Recibió en la Casa Blanca
y se fotografió junto a Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, el líder del
partido venezolano “Voluntad Popular”.
López, desde hace tres años, cumple en la prisión militar de Ramo Verde una
condena a catorce años de cárcel impuesta por el gobierno chavista.
En esa
ocasión, Trump dijo claramente: “Venezuela debe permitir que Leopoldo López
salga de prisión inmediatamente.”
TENSIÓN EN LA REGIÓN
Estos
hechos, vistos en su conjunto, indican que en los próximos meses asistiremos a
un incremento significativo de las tensiones entre los Estados Unidos y
Venezuela.
Posiblemente,
estas tensiones también involucren a la OEA y a otros países de la región.
Tampoco
debe descartarse, que la oposición venezolana, al ver bloqueada la vía
democrática y sintiéndose respaldada internacionalmente, lleve a cabo una
ofensiva de resistencia civil que dispare la violencia en Venezuela.
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