El sindicato
docente SADOP da una muestra de como los dirigentes están en cosas muy
distintas que las verdaderas preocupaciones de la gente.
Hoy uno de mis alumnos de 6º Año de la escuela
secundaria, es decir un joven de 17 años que votará en 2023, se me acercó en el
recreo para preguntarme qué era peor. Qué el gobierno propusiera soluciones
equivocadas a los problemas del país o que los dirigentes fueran incapaces para
solucionar esos problemas.
La pregunta no me tomó totalmente por sorpresa. Conozco
el nivel de reflexión de mis alumnos y sus preocupaciones sobre el destino del
país y por lo tanto sus propios destinos.
Le respondí que para mí el problema con el kirchnerismo
no es el tipo de modelo de país que intentan construir. Un modelo que considero
erróneo e inaceptable. Mi principal diferencia con el kirchnerismo es que la mayoría
de sus dirigentes, comenzando por la líder del espacio y su hijo, me parecen
personas incapaces de desempeñar con idoneidad los cargos que ocupan.
Los kirchneristas constituyen la más peligrosa categoría
de inútiles. Los inútiles voluntariosos. Es decir, el tipo de personas que
hacen mal las cosas y encuentran las soluciones equivocadas. Pero, además,
cometen sus errores con total entusiasmo y convencidos de que están tomado las
decisiones correctas. Con lo cual, si siquiera tienen la posibilidad de
aprender de sus errores.
Este tercer gobierno kirchnerista, además se caracteriza
por perder el tiempo en cuestiones secundarias y nada relevantes para la
sociedad argentina. Por ejemplo: la ideología de género (en particular, en lo
que hace a la modificación artificial del lenguaje), los supuestos derechos de
los pueblos originarios, la solidaridad ideológica con países que violan los
derechos humanos como Venezuela, Nicaragua y Cuba o en el apoyo a dirigentes
notoriamente corruptos como Luiz Inacio Lula da Silva. Cuando no están
dedicados en asegurar la impunidad de sus propios dirigentes acusados (y a
veces condenados) de hechos de corrupción.
Veamos un ejemplo de como la dirigencia kirchnerista, en todos
los ámbitos, pierde el tiempo en cosas insignificantes cuando no ridículas.
Hoy recibí un presente de mi gremio, el Sindicato
Argentino de Docentes Privados (SADOP), por ser afiliado.
El presente consistía en el lápiz cuya imagen ilustra
este artículo. Un “lápiz plantable”. Un lápiz que después de utilizarlo
podía ser plantado y obtener así una pequeña plantita, para cuidar el medio
ambiente.
Es decir, que los dirigentes docentes, en vez de ocuparse
de la marcha de la educación en Argentina, de los derechos de los trabajadores
docentes, de su capacitación o de sus tan postergados salarios se dedican a
distribuir plantitas.
Será que como no pueden hacerle reclamos al gobierno
kirchnerista como si hacían en forma salvaje durante el gobierno de Macri ahora
se dedican a regalar plantitas para cuidar el medio ambiente.
O quizá me estaban mandando una sutil indirecta. El lápiz
que me enviaron permite crear una plantita de perejil.
Las dudas me carcomen. ¿Me estarán diciendo que por
afiliarme soy un “gil”? ¿Soy un “perejil” por esperar que defiendan
mis intereses como trabajador y afiliado que paga sus cuotas sindicales? ¿No
será que a mi también me van a plantar?
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