jueves, 13 de octubre de 2022

LA ECONOMÍA, EL RECURSO EXTREMO DE BOLSONARO PARA GANAR EN SEGUNDA VUELTA



El presidente Jair Bolsonaro exhibe la recuperación de la economía brasileña después de la pandemia como el mejor argumento para aspirar a un nuevo periodo presidencial.

Las elecciones presidenciales del pasado 2 de octubre concluyeron como una ajustada victoria del expresidente Luiz Inacio “Lula” da Silva por el 48,4% de los votos contra el 43,2% obtenido por el presidente Jair Bolsonaro.

Lula obtuvo en realidad una victoria pírrica. El expresidente estaba convencido -debido a las cifras que anunciaban las encuestas- de imponerse en la primera vuelta y no fue así.

Además, la oposición se quedó con el control del Congreso y obtuvo nueve gobernaciones, mientras que los candidatos de Lula controlarán solo cinco Estados de los 27 que tiene Brasil. Los restantes doce estados deberán definirse en la segunda vuelta electoral del 30 de octubre.

La primera vuelta electoral evidenció que la sociedad brasileña se encuentra claramente polarizada y que los partidos políticos tienen cada vez más problemas para canalizar las preocupaciones del electorado y que su discurso político no está en sintonía con las necesidades de la gente.

Así lo demuestra el 20,9% de abstención comicial, el más alto de la historia, con 32 millones de brasileños que no acudieron a votar.

Indudablemente los escándalos del “mensalao” y el “lava jato”, los sobornos pagados por la firma Odebrecht ocurrido durante los gobiernos de Lula da Silva afectaron la credibilidad de los brasileños en el sistema republicano y en la clase política en general.

Estos resultados muestran también que el giro del electorado hacia la derecha se mantiene, esto acrecienta las esperanzas del presidente Bolsonaro de poder revertir los resultados de la primera vuelta electoral.

Bolsonaro cuenta para ello con los buenos números de la economía. Lo cierto es que la economía brasileña muestra una rápida recuperación después de la recesión provocada por la epidemia del COVID.

El acumulado de inflación hasta el 1º de octubre de 2022 ascendió a 4,09%. Mientras que en los últimos doce meses la inflación fue de 7,17, por debajo del 8,73% registrado durante los doce meses inmediatamente anteriores. Cifra que se sitúa también por debajo de la inflación de la zona euro y del 8,3% registrado en la economía de los Estados Unidos.

Los últimos tres meses previos a los comicios (julio, agosto y septiembre) Brasil tuvo deflación. Bolsonaro asumió con inflación del 11,6%.

El principal índice bursátil brasileño, Bovespa, se ha incrementado un 25% desde que Bolsonaro asumió la presidencia.

El desempleo se redujo en 9,7 millones de nuevos trabajadores, alcanzando el nivel de desocupación más bajo desde 2015. No obstante, 13,1 millones de brasileños (el 39,8% de la población económicamente activa) tienen trabajos en la economía informal, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística.

El FMI acaba de mejorar el pronóstico de crecimiento del PBI para este año, pasando del 1,7% al 2,8%.

Las exportaciones brasileñas aumentaron un 1,6% y Brasil sigue siendo el primer exportador mundial de carne y el cuarto de cereales.

Pero no todo son éxitos. Aunque Bolsonaro incrementó en agosto el 50%, hasta los seiscientos reales, el subsidio “Auxilio Brasil”, que era el antiguo “Bolsa Familia” creado por Lula, 33 millones de personas, el 15% de la población viven en condiciones de inseguridad alimentaria, según datos de la Red Brasileña de Investigación en Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional.

En total, sumando las personas con inseguridad alimentaria media y leve, hay 125 millones de brasileños que pueden tener problemas para comer cada día.

Por eso, falta determinar con certeza en que medida los datos macroeconómicos favorables se transforman en mayor dinero en los bolsillos y más bienestar para los votantes.

La izquierda acusa a Bolsonaro por el mal manejo de la pandemia (la no imposición de confinamientos y la demora en la importación de vacunas que originó 687.000 muertos. En especial, no le perdonan al presidente el haber calificado a la pandemia como una “gripezinha”.

Sin embargo, si se comparan los muertos porcentuales en virtud de la diferencia de población. En Brasil murió por la pandemia el 0,32% de la población, mientras que, en Argentina, donde se impuso un largo confinamiento que afectó seriamente a la economía, falleció por la misma causa el 2,95% de la población.

Como las encuestas preelectorales fracasaron para predecir los resultados de la primera ronda electoral, deberemos esperar hasta el domingo 30 de octubre para saber si los brasileños votarán por la racionalidad económica que ofrece Jair Bolsonaro o se dejaran seducir por los cantos de sirena del populismo estatista que propone Lula da Silva. Aún cuando esto implique correr el riesgo de seguir la misma suerte que Venezuela o Argentina.

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