miércoles, 5 de octubre de 2022

LOS NIÑOS SOLDADOS DESDE UNA PERSPECTIVA PSICOSOCIAL


 

Ponencia presentada por el Dr. Adalberto C. Agozino en el Congreso Internacional de Psicología Social, Buenos Aires, 5 al 8 de octubre de 2022.

INTRODUCCIÓN

La utilización de niños soldados es el grado más extremo de explotación infantil. Las víctimas no solo pierden su infancia (y a veces hasta la vida), sino que a lo largo de su existencia arrastran horrendas cicatrices físicas y psíquicas.

Sin embargo, en el mundo trescientos mil niños, en al menos treinta países, han sido reclutados como soldados, milicias, grupos terroristas y bandas del crimen organizado.

I.             OBJETIVOS DEL TRABAJO

El objetivo general del presente trabajo es describir y explicar el fenómeno social de los niños soldados y los mecanismo por los cuales el sistema internacional intenta combatirlo.

Uno de los objetivos específicos se pretende pasar revista a los principales instrumentos del Derecho Internacional Público destinados a impedir el reclutamiento de niños por parte de ejércitos y grupos armados.

Otro objetivo específico es analizar cómo caso testigo el reclutamiento d niños por parte del Frente Polisario en los campamentos de Tinduf en el sur de Argelia. Especialmente porque este reclutamiento se realiza precisamente en un ámbito que se supone está sobre vigilancia de la Misión de Naciones Unidas para la realización de un Referéndum en el Sáhara Occidental.  realizar un abordaje descriptivo de las características y mecanismos por los cuales este flagelo, que es un baldón para todo el sistema internacional, opera en la actualidad, y cuáles son las normativas y acciones que se llevan a cabo para combatirlo.

II.            DEFINICIONES

Para el presente trabajo se emplearán las siguientes definiciones operativas:

Niños Soldado:

Según se ha establecido en los Principios de Ciudad de Cabo, evento internacional organizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (en inglés United Nations Children´s Emergency Fund) o Unicef, en Sudáfrica en 2017: “Un niño soldado es cualquier persona menor de 18 años que forma parte de cualquier tipo de fuerza armada regular o irregular en cualquier capacidad, inclusive, pero no solo, como cocinero, porteador, mensajero, y cualquiera que acompaña a estos grupos, excepto los familiares. La definición incluye niñas reclutadas para realizar actividades sexuales y contraer matrimonios por la fuerza.”[i]

Otra definición igualmente útil para este trabajo es la que se encuentra en “Los principios de Paris. Principios y guía sobre niños vinculados con fuerzas o grupos armados”, de 2007, también en un evento organizado por Unicef, que los caracteriza diciendo que son “Niño o niña vinculada con un grupo o fuerza armada se refiere a cualquier persona menor de 18 años que este o haya sido reclutado o utilizado por un grupo o fuerza armada en cualquier condición incluyendo pero limitándose a niños, niñas usadas como combatientes, cocineras, vigías, mensajeras, espías o para propósitos sexuales. No se refiere solamente a una niña o niño que esté haciendo parte o haya sido parte directa en hostilidades.”[ii]

Fuerzas Armadas:

Se refiere a los cuerpos armados de un Estado.

Grupos Armados:

Se refiere a grupos armados pertenecientes a organizaciones del crimen transnacional tales como los cárteles del narcotráfico, sindicatos criminales como el Primer Comando de la Capital (PCC) o el Comando Vermelho en Brasil o las maras centroamericanas.

También se incluyen en esta categorías a las milicias de los grupos yihadistas como Al Qaeda o el Estado Islámicos (ISIS o Daesh) y sus franquicias los nigerianos de Boko Haram.

Tal como se define en el Artículo 4° dl Protocolo Opcional a la Convención de los Derechos del Niño sobre la participación de los niños en conflictos armados.

Reclutamiento:

Se refiere a la conscripción o incorporación obligatoria, forzada y voluntaria de niños y niñas a cualquier tipo de grupo o fuerza armada.

III.          METODOLOGÍA

La presente ponencia se ha elaborado con carácter descriptivo y cualitativo, con énfasis situado en la descripción y caracterización de un determinado fenómeno social, a través de un análisis exhaustivo y comprensivo de sus características.

El presente trabajo s elaborado mediante la consulta de fuentes vivas y documentales de carácter primario y secundario.

Como fuentes primarias documentales se han empleado un amplio conjunto de instrumentos de Derecho Internacional Público consistente en declaraciones, acuerdos, protocolos, convenios y tratados que hacen referencia a la intervención de niños en acciones armadas.

Las fuentes vivas son los testimonio provenientes de marroquíes saharauis que vivieron dentro de los campamentos de Tinduf en Argelia y que luego huyeron a territorio marroquí. Los cuales fueron entrevistados durante la participación del autor como peticionario en la 4ta. Comisión de Naciones Unidas (Descolonización) en Nueva York.

En tanto, que los dirigente Hach Ahmed Bericalla y Fadel Breika del Movimiento Saharaui por la Paz fueron entrevistados en Ginebra, Suiza en 2020, durante la reunión del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

Cabe destacar que el autor ha visitado en cinco oportunidades el Reino de Marruecos y en dos de ellas ha viajado a las ciudades saharianas marroquíes de Dajla y El Aaiún. En esas ocasiones tuvo oportunidad de cambiar impresiones con personal de la MINURSO que supervisan desde 1991 el alto al fuego entre las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos y las milicias del Frente Polisario.

Las fuentes documentales secundarias empleadas son tesis y tesinas de grado y maestría, libros y artículos científicos y periodísticos elaborados por corresponsales presentes en las zonas en conflictos a los que se ha accedido a través de la Internet.   

IV.          DESARROLLO

A.   Los Niños Soldado en el Derecho Internacional Público

A lo largo del tiempo se han creado diversos instrumentos del Derecho Internacional Público destinados a proteger a los niños involucrados en conflictos armados y, en especial, para tratar de suprimir el reclutamiento de niños por parte de los ejércitos y los grupos armados.

Comenzaremos por señalar que en 1924, la efímera y frustrada Sociedad de las Naciones aprobó la “Declaración de Ginebra” sobre los derechos de los niños que infortunadamente no tenía carácter vinculante.[iii] Este fue el primer texto del Derecho Internacional Público que consagra los Derechos de la Niñez.

En 1939, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en colaboración con la Unión Internacional de Socorro en favor de los Niños, elaboraron un proyecto de convenio para la protección de los niños en caso de conflicto armado que no fue aprobado por  el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, el tema fue retomado en 1949 en el IV Convenio de Ginebra relativo a la población civil que incluía a los niños en diecisiete disposiciones.

En 1977 se aprobaron dos Protocolos Adicionales a los Convenios de Ginebra de 1949, en los cuales se otorga mayor protección a los niños involucrados en conflictos armados.

Así el Protocolo I, en su artículo 77: Protección de los Niños prescribe: “Las partes en conflicto tomarán todas las medidas posibles para que los niños menores de quince años no participen directamente en las hostilidades, especialmente absteniéndose de reclutarlos para sus fuerzas armadas. Al reclutar personas de más de quince años pero menores de dieciocho años, las Partes en conflicto procurarán alistar en primer lugar a los de más edad”.

El 20 de noviembre de 1989 en la Convención sobre los Derechos del Niño, que consta de 54 artículos, que abarcan el conjunto de los Derechos del Niño, es decir, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.

El Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derecho del Niño, aprobado el 25 de mayo de 2000 y que con sus primeras diez ratificaciones entró en vigor el 12 de febrero de 2002 establece en sus aspectos principales:

1.- Establece una edad mínima de 18 años para el reclutamiento y participación de niños y adolescentes en acciones armadas. En esta forma se modificó la pauta de 15 años establecida por el Protocolo Adicional I a las cuatro Convenciones de Ginebra de 1949 y a la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989.

2.- Obliga a los Estados parte a la prevención de cualquier actividad que implique una violación a lo establecido en el Protocolo, así como en la rehabilitación y reinserción social de los niños afectados por estas prácticas.

El Protocolo Facultativo ha sido ratificado en 166 países, 18 no lo han firmado o ratificado y 13 miembros de Naciones Unidas lo han firmado pero no ratificado.

En 1977, en Ciudad del Cabo, Sudáfrica se llevó a cabo el “Simposio sobre prevención de niños en las Fuerzas Armadas, la desmovilización y reintegración social de los niños soldados en África”, organizado por UNICEF con la colaboración del Grupo de Trabajo de Organizaciones No Gubernamentales para la Convención de los Derechos del Niño, se aprobaron los “Principios de Cabo”.

Otros instrumentos internacionales referidos a la protección de niños involucrados en conflictos bélicos son:

-       La Carta Africana sobre los Derechos y el Bienestar de la Infancia aprobada el 11 de julio de 1990, que entró en vigor el 29 de noviembre de 1999.

-       La Convención N° 182 de la Organización Internacional del Trabajo sobre la Prohibición y Acción Inmediata para la Eliminación de las Peores Formas de Trabajo Infantil.

El 17 de julio de 1998 se aprueba El Estatuto de Roma del 17 que constituye la Corte Penal Internacional que cuenta con 183 Estados signatarios y 123 ratificaciones. 

En el mismo, se define como crimen de guerra, entre otros actos, reclutar a niños menores de 15 años para participar en los conflictos armados, tanto internacionales como de nivel nacional.

 

En 2012, el Tribunal Penal Internacional  dicto su primer veredicto condenando a cadena perpetua a Thomas Lubanga Dylo, un líder rebelde congolés que utilizó niños soldados en el conflicto de Ituri, de la Republica Democrática del Congo, durante los años 2002 y 2003.

 

Por último, Naciones Unidas ha establecido el 12 de febrero como “Día Internacional contra el Uso de Niños Soldado”.

 

B.   Los niños soldados en el mundo actual.

 

En algunos conflictos bélicos, en áreas sin ley o en el contexto de acciones terroristas los niños se desempeña como combatientes, espías, vigías, cocineros, cargadores, dealer o elaboradores de drogas y hasta como terroristas suicidas.

Las milicias y los grupos criminales incorporan niños a sus filas porque además de ser fáciles de reclutar, en la mayoría de los casos porque carecen de adultos que se hagan responsables de ellos, los protejan y satisfagan sus necesidades básicas, son más vulnerables al momento de someterlos a entrenamiento o adoctrinamiento, son fáciles de intimidar con castigos físicos y de seducir con falsas promesas de recompensas económicas.

Un informe de la Comisión Interamericana para los Derechos Humanos (CIDH) elaborado en 2015, apreciaba que había 30.000 niños formando parte activa de organizaciones criminales tan solo en México.

Esta cifra, en 2018, se había incrementado en ciento cincuenta por ciento, hasta llegar a unos 76.000 menores, según el, en ese entonces, secretario de Salud Pública de México, Alfonso Durazo.[iv]

Además, los niños cumplen las órdenes más aberrantes y peligrosas sin una plena conciencia de los que están haciendo. Especialmente, cuando por su corta edad y falta de educación no son capaces de distinguir plenamente entre el bien y el mal.

En ocasiones pueden llegar a realizar atrocidades como si se tratara de un juego. Un caso emblemático en este sentido lo constituye el de Edgar N. Jiménez, alias “El Ponchis”, un niño en ese entonces de catorce años, quien en 2020 confesó el asesinato de cuatro personas cumpliendo órdenes del Cartel del Pacífico Sur. La organización criminal lo había reclutado cuando tenía tan solo once años, decía ser analfabeto y fue liberado en 2013 y se lo envío a los Estados Unidos junto a su madre.

Otro ejemplo en el mismo sentido lo constituye el caso de Jacobo, un sicario del Cartel Jalisco Nueva Generación. El antiguo niño soldado del Cartel relata así su paso por esa organización:  “Con 12 años, me convertí en una especie de asesino a sueldo. Hacía los trabajos que mi vecino me pedía. Él me llamaba y me decía a quien tenía que matar. Yo iba, lo mataba y listo, pasaba a cobrar una vez que el trabajo estuviera hecho”.

Con 16 años, Jacobo se unió oficialmente al cartel. “Me encargaba de torturar a miembros de cárteles rivales, mis compañeros los secuestraban y yo les sacaba la información a madrazos. Una vez que teníamos lo que queríamos, los matábamos, a veces los pozoleábamos (disolver en ácido), los descuartizábamos, o los matábamos a puros disparos”. Entonces le encargaron que asesinara a un miembro que había traicionado al Cartel. A plena luz del día, en un lugar público. Y, como prueba, debía tomar fotos del cadáver al terminar. Tanta exposición lo convirtió en un riesgo para la seguridad del grupo. Por lo cual decidieron matarlo. Lo emboscaron entre varios sicarios. Recibió disparos incluso en la cabeza. Fue dado por muerto y su cuerpo abandonado en la calle. Pero, milagrosamente, el adolescente se salvó. Despertó días después, esposado a una cama de hospital. Desde entonces, cumple condena en México.[v]

En ocasiones los niños pueden desempeñar ciertas misiones o tareas con más facilidad que los adultos porque suelen pasar más desapercibidos. Son los espías, vigías y mensajeros ideales. Los carteles colombianos suelen incluso emplear niños como sicarios porque son más osados y disparan sin dudar.

También en la mayoría de los países los niños se benefician de regímenes penales más benignos.

1.    Reclutamiento

Los niños soldados son reclutados mediante los más diversos procedimientos. En algunos países africanos son secuestrados por grupos armados de sus viviendas en las aldeas por las noches.

El grupo yihadista nigeriano Boko Haram, por ejemplo, alcanzó celebridad por sus ataques a centros educativos cristianos donde asesinaba o secuestraba a los estudiantes. En abril de 2014, secuestró en la localidad de Chibok a 279 alumnas de un colegio de niñas. Algunas fueron incorporadas al grupo como cargadoras, cocineras o esposas de los líderes, otras fueron vendidas como esposas en aldeas musulmanas, unas pocas murieron de agotamiento durante las marchas, fueron ejecutadas por negarse a caminar o intentar fugarse. Solo un puñado de esas infortunadas niñas lograron ser rescatadas y retornar a sus hogares.

En algunas regiones en conflicto o en áreas de extrema pobreza muchos niños pierden a su padres, o se interrumpe el contacto con ellos, huyen de sus hogares por maltratos, se convierten en refugiados, en migrantes irregulares o simplemente están en situación de calle. Cuando una sociedad atraviesa por una fuerte crisis socioeconómica los niños, que son los más vulnerables, no encuentran otra estructura de contención que la aparentemente ofrecida por las milicias o las bandas criminales.

Algunos niños se unen a estos grupos porque parecen constituir la única alternativa para sobrevivir. Otros para formar parte de una causa que de sentido a su vida, en especial porque un arma puede brindar un falso sentimiento de seguridad y omnipotencia.

En algunas ocasiones los niños se incorporan a un grupo armado buscando vengar alguna atrocidad cometida contra su familia o su aldea.

Por último, están los niños que se dejan tentar por el dinero fácil que ofrecen ciertos ejércitos irregulares y especialmente los grupos de narcotráfico.

En México, las organizaciones criminales reclutan a niños desde los nueve años para que sirvan como vigilantes, informantes y dealer de drogas. A los doce años, los emplean como custodios de los escondites de drogas, y a los dieciséis se los incorpora como “soldados” plenos, listos para llevar a cabo operaciones violentas tales como ejecuciones, robos y secuestros, según un estudio de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM). A las niñas se las destina al envasado y transporte de drogas. Entre ellas el abuso sexual es moneda corriente.

El director de la REDIM, Juan Martín Pérez García señaló que “el reclutamiento forzoso de niños que vemos en México es similar al que se aprecia en África y Colombia”.[vi]

Una vez incorporados a una milicia u organización criminal los niños descubren que después de ser reclutados solo pueden salir del grupo con la muerte. El castigo por intentar desertar suele ser extremadamente severo y puede llegar a la ejecución a manos de sus antiguos camaradas.

La FARC, por ejemplo, solían castigar con la pena de muerte los intentos de deserción en especial si el fugitivo al escapar se llevaba un arma.

Los desertores en el caso de ser capturados enfrentan un “consejo de guerra” donde son juzgados por sus compañeros. Finalmente, la suerte del frustrado fugitivo es resuelta en una votación pública donde sus antiguos camaradas resuelven su destino simplemente alzando la mano para determinar la imposición de la pena de muerte o de un castigo menos severo.

En esos grupos, las penas más severas se aplicaban a faltas graves como quedarse dormidos o distraerse durante una guardia, extraviar un arma, cometer alguna infidencia o traición. Incluso el consumo excesivo de alcohol o drogas puede acarrear la muerte.

Habitualmente, los niños que habían dudado, intentado defender al acusado o tenían amistad con él eran designados para integrar el pelotón de ejecución.

Es necesario recordar que la vida de niño soldado no es fácil. La formación militar es agotadora, con largas horas de entrenamiento físico, adoctrinamiento político o religioso, prácticas de tiro, a veces sin suficiente comida o descanso. Por lo general, a los niños pequeños y mal alimentados les resulta muy difícil superar las exigencias del entrenamiento.

Los niños descubren enseguida que, una vez reclutados, no pueden cambiar de idea sin más o dejarlo.

2.    LAS NIÑAS: COMBATIENTES Y ESPOSAS

Los padecimientos de las niñas soldados son aún mayores que el de sus similares masculinos. Además, de portar armas e intervenir en los combates las niñas son obligadas a cumplir tareas como cocineras y explotadas sexualmente. Las estimaciones de Naciones Unidas indican que como mínimo el 40% de todos los menores reclutados y utilizados por grupos armados son niñas.

En la mayoría de los conflictos y en grupos terroristas como Boko Haram o los yihadistas del Estado Islámico las niñas secuestradas o incluso aquellas que adolescentes conversas y radicalizadas son entregadas a los combatientes adultos como “esposas”. Muchas veces sufren violaciones colectivas, se ven expuestas a enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados.

Cuando un yihadista del Estado Islámico muere en combate su esposa e hijos son entregados a otro combatiente como nueva esposa.

3.    LAS CONSECUENCIAS

Los padecimientos que arrastran los jóvenes que han dejado de ser niños soldados son profundos. A menudo los niños son separados de sus familias durante largos períodos o para siempre, por lo cual carecen de una adecuada socialización familiar y comunitaria. El trato brutal que reciben de sus jefes y la exposición a la violencia les provocan dificultades emocionales y psicológicas. Los psicólogos y médicos que los han tratado refieren que los ex niños soldados padecen una forma aguda de estrés postraumático con trastornos de sueño, problemas alimenticios, ansiedad, temor por el futuro y por sí mismos. Muchos de ellos tienen pesadillas recurrentes sobre las experiencias traumáticas sufridas.

Además de los sufrimientos emocionales los niños soldados pueden padecer las secuelas causadas por su actividad como combatientes. Muchos niños resultan mutilados, sufren desnutrición o contraen enfermedades que arrastran por el resto de su vida.

En general, los niños soldados han interrumpido o nunca recibieron educación. Tras perder años de escolaridad, afrontan problemas para retornar a la escuela después de dejar la vida militar y problemas con la autoridad. Sin preparación para la vida civil, sin educación y arrastrando un pasado de violencia, el desafío más importante después de dejar las armas es cómo ganarse la vida. Este problema es aún más agudo en el caso de las niñas que a menudo son madres solteras rechazadas por sus comunidades y sin medios para sobrevivir. 

SEGUNDA PARTE: ESTUDIO DE CASO

LOS NIÑOS SOLDADOS RECLUTADOS POR EL FRENTE POLISARIO

A.   EL CONFLICTO DEL SÁHARA

EL DIFERENDO DEL SÁHARA

DESCOLONIZACIÓN

Marruecos logra su independencia política en 1956, finalizando los protectorados ejercidos por Francia y España sobre su territorio. Pero, la recuperación de algunos territorios controlados por España se realizó en sucesivas etapas: el norte en 1956, las zonas de Tarfaya en 1958 y Sidi Ifni en 1969. Por lo tanto, Marruecos siguió reclamando ante las Naciones Unidas la recuperación de las provincias de Río de Oro y la Saguia el Hamra (las provincias del Sur).

LA GUERRA DE LAS ARENAS

La presencia colonial de Francia en Argelia fue un obstáculo para la delimitación territorial entre este Estado y Marruecos. A partir de la década de 1930, aprovechando la existencia del Protectorado, Francia anexo las regiones marroquíes de Tinduf y Béchar a lo que en esa época se denominaba Departamento de Ultramar de la Argelia Francesa.

Al recuperar su independencia, en 1956, el Reino de Marruecos inmediatamente reclamó a Francia la restitución de su territorio. El tambaleante gobierno de la IV República propuso al rey Mohamed V reintegrar el territorio ilegalmente anexado y acordar un tratado definitivo de límites muy favorable a Marruecos a cambio de que el gobierno marroquí cesara en su apoyo al movimiento independentista argelino. La respuesta de Mohamed V fue categórica. El monarca marroquí se negó terminantemente a establecer cualquier acuerdo diplomático con la potencia colonial a espaldas de sus “hermanos de Argelia”.

Sin embargo, una vez producida la independencia, el líder radical argelino Ahmed Ben Bella se negó a reconocer los reclamos territoriales de Marruecos. Pronto se generaron incidentes en la desértica zona fronteriza en disputa de Hassi Bayda. En octubre de 1963 comenzó el enfrentamiento militar abierto. El Ejército de Liberación Nacional de Argelia estaba formado por los antiguos combatientes que habían enfrentado a las fuerzas coloniales franceses en una guerra de guerrillas que se prolongó por más de ocho años. Además, contaba con armamento y entrenamiento suministrado por la Unión Soviética –en especial, blindados T-55) y con la asistencia de novecientos combatientes cubanos enviados por Fidel Castro.

No obstante, las fuerzas armadas de Hassan II, equipadas con moderno armamento occidental y contando con la discreta asistencia de los Estados Unidos y Francia se impusieron sobre el terreno. Los combates más sangrientos se produjeron en los pueblos de Figuig y M. Hamid. Finalmente, la intervención de la Organización para la Unidad Africana logró el establecimiento de un alto al fuego, el 4 de noviembre de 1963. El acuerdo fue firmado en Bamako por Hassan II y Ben Bella, merced a los buenos oficios del emperador etíope Haile Selassie I.

Las tensiones entre Marruecos y Argelia se redujeron gracias al establecimiento de una zona desmilitarizada en el tramo en disputa de la frontera común y el conflicto territorial quedó en manos de una comisión africana de arbitraje. Posteriormente, el 17 de julio de 1964, durante la Conferencia de El Cairo, una reunión entre Hassan II, Ahmed Ben Bella y el presidente tunecino Habib Boruguiba, sirvió para estabilizar la región del Magreb.

En 1965, un golpe militar derrocó a Ben Bella, con su sucesor el coronel Hourari Boumedián, las relaciones entre Marruecos y Argelia mejoraron transitoriamente. La catedrática de Historia de la Universidad de California opina al respecto de este conflicto que “fraguó una hostilidad permanente y una amarga animosidad envenenó el ambiente entre los dos vecinos, que desembocó directamente en la crisis del Sáhara Occidental en 1975”.[vii]

REIVINDICACIÓN DEL SÁHARA

El 14 de diciembre de 1960, la ONU, de acuerdo con la Resolución 1.514 de su Asamblea General, ratificó la declaración para la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales, y recomendó al Gobierno español, tras oír a Marruecos y Mauritania, que organice una votación, que ella supervisará, para evidenciar el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. Francia otorgó la independencia a Mauritania y España comienzo a pensar que se acercaba el momento de abandonar su colonia del Sáhara. Por lo tanto, reconoció ante las Naciones Unidas que está región se encontraba dentro de los territorios no autónomos. Pero intentó aprovechar esta recomendación para impulsar la creación de un Estado Satélite en el Sáhara que preservara la presencia española en la región.

A comienzos de los años setenta la juventud, en especial los estudiantes universitarios, se sienten inclinados a romper con las estructuras sociales tradicionales y adherir a todo tipo de ideas radicalizadas.

Desde Medio Oriente, tras la Guerra de los Seis Días, aparecieron los campos de refugiados y las nuevas formas de lucha. Se multiplican los “frentes populares de liberación” que aplican técnicas de terrorismo y guerrilla urbana: secuestros de aviones, atentados explosivos, secuestros extorsivos, asesinatos selectivos, etc. Diversos países de la región albergaron campos de entrenamiento militar donde se adiestraban los jóvenes guerrilleros que luego llevaron la violencia a los más diversos rincones del mundo.

En sintonía con los cambios que se producían en el Medio Oriente, tras poco más de una década de sangrientos enfrentamientos en el Sidi Ifni, en 1969, las Cortes franquistas aprobaron el reintegro de este territorio al Reino de Marruecos.

El 27 de mayo de 1970, Argelia, Marruecos y Mauritania proclamaron su intención de “colaborar en la liberación del Sáhara”. Marruecos, que aún no tenía resueltas sus fronteras con Mauritania y Argelia, llegó a esta declaración para avanzar en la recuperación de sus territorios todavía en poder de España. Más tarde, Argelia al verse excluida del reparto territorial del Sáhara Occidental comenzó a alimentar con dinero y propaganda el inexistente, hasta entonces, nacionalismo saharaui.

El 17 de junio, se produjo una demostración a favor de la independencia en el centro de la ciudad del Aaiún que terminó en una masacre de saharauis y la ejecución extrajudicial del dirigente saharaui Mohamed Sidi Ibrahim Basir a manos del Ejército franquista.

Un grupo de estudiantes secundarios y universitarios, más radicalizados, aprovechan sus vínculos con a la Unión Soviética, a través de Argelia, crean el 10 de mayo de 1973, el “Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río del Oro, más conocido como “Frente Polisario”. Siguiendo el modelo soviético tradicional la jefatura es ejercida por un “Secretario General”: El Ueli uld Mustafá, un joven estudiante proveniente de Saguia fue el primero en desempeñar ese cargo. Originariamente, la creación del Frente tenía por intención restaurar la soberanía marroquí sobre el territorio saharaui pero la intervención de Argelia y Libia transformaron un movimiento anticolonial en una organización separatista de ideología marxista leninista.

La Libia del coronel Muhammad Gadafi comenzó a difundir la ideología del socialismo árabe entre los jóvenes saharauis refugiados en Mauritania. A partir de 1974, los libios brindaron entrenamiento y armas sofisticadas los saharauis a través de su embajada en Nuakchot. El Frente Polisario comenzó a realizar acciones guerrilleras atacando puestos, patrullas y convoyes españoles.[viii]

La intromisión de Argelia en este asunto desempeñó un papel crucial en cuanto a la conversión de las orientaciones del Frente. Así pues, colocó a estos estudiantes saharauis bajo su tutela abasteciéndolos de dinero y armas; y ello, a manera de contraparte a la derrota que Marruecos le infligió en la “guerra de las arenas” en 1963. Patrocinando este movimiento separatista, Argelia aspiraba a concretar sus ambiciones geopolíticas, en particular, pretendiendo garantizar su acceso al Océano Atlántico para exportar desde los puertos de la región su petróleo y gas rumbo a Europa, buscando “encajonar” a Marruecos entre estados hostiles que los aislaran de su natural proyección territorial hacia el interior de África.

Del mismo modo, los dirigentes políticos y militares argelinos han estado convencidos de que su supremacía sobre la región sólo se confirmaría debilitando a Marruecos mediante la formación, en esa parte del Sáhara de una esfera de influencia argelina, a través de la creación de un artificial Estado satélite.

El 25 de abril de 1974, tuvo lugar la llamada “Revolución de los Claveles” que puso fin al decadente Estado Novo, presidido por Marcelo Gaetano. El poder recayó en el general Antonio de Spínola y del izquierdista Movimiento das Forças Armadas. Inmediatamente comenzó el proceso de descolonización de las colonias portuguesas en África: Angola, Mozambique, Sao Tomé y Príncipe, etc.

LA MARCHA VERDE

El gobierno franquista de España, que estaba llegando a sus últimos días, intentó crear un Estado títere en al Sahara marroquí que por su propia debilidad quedaría bajo la órbita de Madrid. Con este propósito, el 20 de agosto de 1974, el gobierno español anunció su intención de celebrar un referéndum de autodeterminación en el Sáhara en los primeros seis meses de 1975. La intención española es preservar sus intereses económicos en ese territorio.

Marruecos desbarató la maniobra continuista española recurriendo al Tribunal Internacional de Justicia para que determinara si el territorio sahariano era res nullius, tierra de nadie, en el momento de la llegada de los españoles, en cuyo caso aceptaría el referéndum, o sí, por el contrario, existían títulos jurídicos de Marruecos sobre el Sáhara, solicitando entonces de la ONU que recomendara negociaciones directas entre Rabat y Madrid.

Saldando un diferendo de más de cuatro años, Marruecos y Mauritania acordaron una división de sus respectivas soberanías en el Sáhara Español a los efectos de facilitar la descolonización del territorio. Marruecos renunció temporariamente a parte de su soberanía territorial para asegurarse al menos una parte de sus antiguas posesiones. Posiblemente, el rey Hassan II tuviera la certeza de que Mauritania no sería capaz de controlar el territorio saharaui y que pronto se vería obligada a reintegrarla a la soberanía marroquí.

El 23 de mayo de 1975, al término de una reunión del Consejo de Ministros, el ministro de Información León Herrera, da a conocer la siguiente declaración: “El Gobierno confirma su deseo de cumplir las resoluciones aprobadas por las Naciones Unidas y, al mismo tiempo, declara su propósito de transferir la soberanía del territorio del Sahara en el más breve plazo que sea posible, en la forma y modo que mejor convenga a sus habitantes y a la satisfacción en su caso de cualquier legítima aspiración de países interesados en aquella zona”.

El 16 de octubre de 1975, el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya dio a conocer un dictamen sobre el Sáhara. El alto tribunal consideró que el Sáhara Occidental, en el momento de la llegada de España, fijado en 1884, no constituía una res nullius, sino que se hallaba habitado por poblaciones que, aunque nómades, estaban social y políticamente organizadas en tribus y colocadas bajo la autoridad de jefes competentes para representarlas que rendían tributo y acatamiento al Sultán de Marruecos.

Inmediatamente el rey Hassan II se dirigió a la nación por radio y televisión para declarar que la Corte Internacional de La Haya había afirmado la existencia de vínculos jurídicos y de sumisión entre la población del Sáhara y el reino de Marruecos. Una vez reconocido este derecho, decía Hassan II “no nos queda más que recuperar nuestro Sahara, cuyas puertas se nos han abierto”.

Según el Rey, “La recuperación” se haría de una manera pacífica, mediante una marcha civil en la que participarían 350.000 voluntarios quienes solamente irían armados con el Corán: era “La Marcha Verde”

La posición de Marruecos de recuperar sus territorios en el Sáhara era bien vista por los Estados Unidos de América y Francia que temían que la aparición de un Estado títere en esa región favorecería la expansión de la Unión Soviética en el frente atlántico del África a través de Estados “procuradores” como lo eran en ese entonces Argelia, Libia e incluso Cuba. Es por ello, que el secretario de Estado Henry Kissinger expresó su apoyo a la soberanía marroquí sobre el Sáhara. Incluso el Alto Estado Mayor español veía en el control marroquí un freno a las actividades subversivas del Movimiento para la Autodeterminación e Independencia de Canarias –MPAIAC-, otro grupo liberación apoyado por Argelia y Libia que buscaban proyectar su influencia desde el Mediterráneo hasta la costa del Atlántico.

El 17 de octubre de 1975 se reunió el Consejo de Ministro de España presidido por el agonizante Generalísimo Francisco Franco Bahamonde y decidió el abandono del Sáhara Español. El 18 de octubre, el general jefe del Alto Estado Mayor y presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, Carlos Fernández Vallespín, envía al teniente general jefe del Estado Mayor Central la orden de iniciar la “Operación Golondrina”, el 10 de noviembre de 1975 a las 09.00 horas.

El 21 de octubre de 1975, el primer ministro marroquí, Ahmed Osman, da salida a una vanguardia de 20.000 voluntarios. El 3 de noviembre se concentran en Tarfaya 350.000 ciudadanos y dirigentes marroquíes que apoyaban los reclamos de su rey.

A partir del 30 de octubre, mientras que la Marcha Verde todavía estaba en Tarfaya, las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos recuperaron el Sahara Occidental sin resistencia o protesta de España y se dirigieron hacia Hausa, Echdeiría y Farsía.

El 8 de noviembre de 1975, el ministro Carro, con el embajador Martín Gamero, se entrevistan con Hassan II en Agadir y le ofrece las suficientes garantías sobre la entrega del Sáhara. El día siguiente, el rey Hassan II pronuncia un emotivo discurso afirmando que el pueblo marroquí ha alcanzado sus objetivos políticos y que, por lo tanto, los voluntarios debían retornar al punto de partida. El día 10 de noviembre los voluntarios marroquíes comienzan su regreso a Tarfaya.

La entrega del Sáhara se formalizó, en Madrid, entre el 12 y el 14 de noviembre de 1975, por medio de los llamados Acuerdo Tripartitos. España entregaba la administración del territorio a Marruecos y Mauritania y se retiraría definitivamente el 28 de febrero de 1976. Inmediatamente el rey Hassan II se dirigió a los saharauis manifestando que “respetaría la opinión de la población saharaui expresada a través de la Yemáa” el órgano de consulta creado por los españoles.

En 1976, el Frente Polisario proclamó unilateralmente el nacimiento de la “República Árabe Saharaui Democrática” durante una conferencia de prensa realizada en los campos de “refugiados” cerca de Tinduf, dentro del territorio de Argelia. Se trataba de otra “democracia popular” donde las estructuras estatales y las del partido único se mezclan en una sola entidad. La RASD nunca alcanzó los atributos mínimos para ser considerado un Estados. No obtuvo reconocimiento internacional por un número suficiente de Estados ni dispuso de un territorio propio donde ejercer la soberanía, solo “controlaba”, con el apoyo del Ejército argelino, los campos de refugiados situados a unos pocos kilómetros cuadrados de alrededor de Tinduf, dentro del territorio y la soberanía de Argelia.

Inmediatamente, la Unión Soviética, Cuba y Argelia comienzan a ejercer su influencia sobre las naciones del Tercer Mundo para que algunas de ellas reconozcan a esa suerte de Estado virtual que era la RASD.

Después del retiro de las tropas españolas, el Frente Polisario contando con el apoyo de Argelia y otros países socialistas desarrolló una guerra de guerrillas contra las fuerzas marroquíes y mauritanas que ocupaban el territorio recientemente descolonizado. Los guerrilleros del Ejército de Liberación Popular Saharaui entrenados y armados por Argelia contaban con armamento ligero, eran profundos conocedores del terreno y sus rutas, del que sacaban gran provecho. Se desplazaban en pequeñas unidades o columnas de vehículos todoterreno, atacan de manera rápida y contundente para luego replegarse a territorio argelino.

El Ejército de Liberación Popular Saharaui era conducido por el comandante Lahbib Ayub, un miembro de la influyente tribu Erguibat Lebuihat, nacido en 1951, en Tifariti, al sureste de Smara. Hijo de un criador de camellos, Ayub se unió a la lucha contra la dominación española antes de cumplir los veinte años y fue uno de los fundadores del Frente Polisario en 1973.

El 6 de junio de 1976, Ayub realizó una incursión en el desierto de más de cuatrocientos kilómetros, bajo de Nuadhibu y ocupó por breve tiempo los suburbios de Nuakchot, la capital mauritana. Empleando cañones sin retroceso para bombardear la residencia presidencial. En 1977, multiplicó sus ataques contra el tren que transportaba el mineral de hierro extraído por SNIM –la empresa nacional de la industria minera- hacia la costa atlántica, principal fuente de recursos del país. Unos meses más tarde, atacó directamente la ciudad minera de Zuerate, donde habitaban centenares de cooperantes franceses con sus familias. Aprovechando las escasas fuerzas de defensa de la ciudad, Ayub atravesó las trincheras y fosos antitanques, ocupó el aeropuerto y el centro de la ciudad provocando el desbande de las fuerzas mauritanas. Dos franceses murieron en el ataque y otros seis fueron secuestrados como “prisioneros de guerra”.

La incursión de Ayub fue directamente organizada por el coronel Liamín Zerual –quien el 31 de enero de 1994 se convirtió en presidente de Argelia-. En el ataque las fuerzas del Polisario emplearon armamento sofisticado proporcionado por Corea del Norte.

Durante más de una década el Frente Polisario combinó la guerra de guerrillas con acciones terroristas contra intereses y ciudadanos españoles y de terceros países, aún después del retiro de España del Sáhara.

Según la ONG española “Asociación Canaria de Víctimas del Terrorismo del Frente Polisario”, un total de sesenta navíos españoles sufrieron ataques por parte de fuerzas del Frente Polisario que provocaron la muerte de 289 marineros.

Los ataques del Ejército de Liberación Popular Saharaui, gracias al apoyo de Argelia y otros países del Bloque Socialista, obtuvieron un éxito parcial. En agosto de 1979, Mauritania se retiró del Sáhara, evacuando Dajla y Ued Eddahab. Pero, a partir del 11 de agosto, las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos ocuparon la zona evacuada por Mauritania. En un primer momento las tropas marroquíes solo controlaban los centros urbanos: Bujdur, Dajla, El Aaiún, Bucraa y Smara. Los polisarios controlaban el desierto. En enero de 1979, Lahbib Ayub repite su estrategia atacando territorio marroquí en una región fuera del Sáhara Occidental. Su blanco fueron Lemseid y la ciudad de Tan. En 1980 atacó directamente Ras el Janfra y Yebel Uarkziz.

Fue entonces cuando las autoridades marroquíes decidieron cambiar de estrategia. Limitando la capacidad de los terroristas polisarios de realizar incursiones guerrilleras eligiendo la oportunidad y el lugar. Para ello apelaron a la construcción de un muro fronterizo de defensa. A decir verdad, se trata de un muro de arena y piedra de tres metros de alto uniendo las posiciones fortificadas con puestos de observación dotados de timbres de alarma. Estos puestos están separados por una distancia de dos a tres kilómetros. El perímetro fue reforzado con la instalación de alambre de espino, campos minados, censores y patrullas móviles.[ix]

La construcción del muro se inició en enero de 1980, se ejecutó en seis etapas repartidas en el periodo de 1980 a 1987. Una vez terminado, en 1987, el “muro” se extendió desde Mahamid El Guizlán –a 90 kilómetros al Sur de Zagora, dentro del territorio de Marruecos de 1975- hasta Guergarat, en la costa atlántica.

El muro de 2.200 kilómetros se extiende a lo largo de la frontera con Argelia y de la frontera con Mauritania a una distancia que varía entre varios centenares y varias decenas de kilómetros, delimitando así dos zonas: un Sáhara Occidental del interior, protegido por el muro, y una banda territorial estrecha de miles de kilómetros cuadrados que constituyen una “tierra de nadie” de hecho por donde las fuerzas del Polisario pueden desplazarse libremente. Cabe señalar, no obstante, que, para transitar de norte a sur, dichas fuerzas se ven obligadas a violar la soberanía de Mauritania.

Durante los años que demando la construcción del muro las fuerzas del Frente Polisario intensificaron sus ataques empleando armamento sofisticado. Pese a las bajas y daños materiales que provocaron esos ataques del Ejército de Liberación Popular Saharaui no fueron suficientes para impedir la terminación del muro.

La última gran incursión del comandante Ayub, la realizó en octubre de 1989, empleando oficiales y cuadros formados en la escuela militar de Cherchell, en Argelia, las fuerzas del Frente Polisario intentaron adaptarse a la guerra convencional atacando el muro en Guelta Zemmur con varias decenas de blindados. Aunque inicialmente logró franquear el muro, Ayub debió retirarse rápidamente ante la contraofensiva lanzada por las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos empleando aviación y blindados. El comandante guerrillero saharaui aprendió la lección. Sus fuerzas no eran capaces de enfrentar a las marroquíes en una guerra de tipo convencional donde deben ocuparse y mantenerse las posiciones. No volvería a intentar desafiar la eficacia del muro de contención. Años más tarde, el comandante Ayub, en conflicto con el personalismo y autoritarismo que reinaba en el Frente Polisario abandonó la República Árabe Saharaui Democrática para radicarse dentro de Marruecos.

Después de la terminación del muro, el Ejército de Liberación Popular Saharaui quedó convertido en una fantasmal milicia de unos pocos miles de combatientes.

Finalmente, el 6 de septiembre de 1991, el Reino de Marruecos y el Frente Polisario alcanzaron un cese de hostilidades con el auspicio de las Naciones Unidas. El alto el fuego es supervisado por la Misión de Naciones Unidas para la Organización de un Referendo en el Sáhara Occidental – MINURSO-, establecida por Resolución Nº 690 del Consejo de Seguridad del 29 de abril de 1991. Nacida con el mandato original de: “Supervisar la cesación del fuego; Verificar la reducción de tropas de Marruecos en el Territorio; Supervisar la restricción de las tropas de Marruecos y el Frente Polisario a los lugares señalados; Tomar medidas con las partes para asegurar la liberación de todos los prisioneros políticos o detenidos del Sáhara Occidental; Supervisar el intercambio de prisioneros de guerra (Comité Internacional de la Cruz Roja); hacer efectivo el programa de repatriación (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados); Identificar y registrar a las personas con derecho a voto” y lo más importante: “Organizar y asegurar la realización de un referéndum libre y justo, y dar a conocer los resultados”.

En la actualidad la MINURSO cuenta con un personal de 229 efectivos uniformados pertenecientes a las FF. AA. de una veintena de países –incluida la Argentina- y 279 funcionarios y empleados civiles de origen internacional. Su mandato es anual.

Desde el establecimiento del alto al fuego y la instalación de la MINURSO, una serie de representantes especiales de alto nivel del Secretario General y los enviados especiales han estado trabajando en el tema (entre ellos el ex Secretario de Estado de los Estados Unidos, James Baker III, quien se desempeñó entre 1997 y 2004) sin lograr sacar al proceso diplomático de su estancamiento. Marruecos y el Frente Polisario no han podido acortar quién debe votar, cuando se debe votar y que se debe votar. Por el contrario, desde entonces libran una suerte de batalla diplomática a favor de sus respectivos intereses.

En diciembre de 2020, el Departamento de Estado de los Estados Unidos reconoció la plena soberanía marroquí sobre el territorio sahariano. Algo similar realizó en abril de 2022 el gobierno de España, la antigua potencia colonial. Otros países africanos, árabes e incluso latinoamericanos han adoptado la misma decisión e incluso han abierto legaciones diplomáticas en las provincias del Sur de Marruecos.

Esto llevó a los líderes del Frente Polisario a declarar roto el alto al fuego, a anunciar que retoman la guerra contra Marruecos aunque tan solo han sido capaces de efectuar algunas escaramuzas e intercambios de disparos con las Fuerzas Armadas Reales.

LOS CAMPAMENTOS DE TINDUF

Desde 1976 un número indeterminado de ciudadanos marroquíes de origen saharaui permanecen retenidos en una red de campamentos denominados igual que las ciudades de la provincias del Sur de Marruecos: El Aaiún, Auserd, Smara y Dajla. El que oficia como una suerte de “capital administrativa” recibe el nombre de Rabuni.

Estos campamentos se encuentran situados en territorio argelino en el Sáhara, en la parte más inhóspita de la lajmada argelina. Carecen de agua potable que debe ser transportada desde el norte a una distancia de 800 kilómetros.

Los campamentos están instalados sobre el suelo absolutamente árido de arena y piedras, se trata de un conjunto de “jaimas” (tiendas), precarias viviendas de una planta construidas con bloques de cemento, piedras y materiales de la zona o simples contenedores metálicos de los que suelen emplearse para el transporte marítimo.

Los campamentos carecen de cloacas y los residuos terminan en basurales a cielo abierto.

Después de más de cuarenta años con la población viviendo en estas condiciones el terreno está totalmente contaminado, las parasitosis, la desnutrición y diversas enfermedades son endémicas.

La población no puede realizar ningún tipo de actividad económica y depende totalmente de la ayuda humanitaria que proporciona la ACNUR, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados y diversas ONGs europeas.

Se desconoce el número exacto de residentes en los campamentos porque el Frente Polisario se niega a permitir la realización de censos y tampoco otorga ningún tipo de documento de identidad a los pobladores.

La zona es controlada por las milicias del Frente Polisario y las tropas argelinas. La única forma de llegar a la zona es a través de Argelia o Mauritania. Desde 1996, la frontera entre Marruecos y Argelia permanece cerrada y custodiada por tropas de ambos Estados.

LOS NIÑOS DE TINDUF

Los niños que viven en Tinduf constituyen la tercera o cuarta generación de población nacida allí en condiciones precarias y en total miseria.

Para colmo de males el Frente Polisario obliga a las familias saharauis a enviar a sus hijos al programa “Vacaciones en Paz”, a incorporarse al Ejército Popular Saharaui o a viajar a Cuba o Argel para recibir instrucción militar, adoctrinamiento y en ocasiones estudiar alguna carrera.

Las familias saharauis que se niegan a permitir que sus niños tomen parte en esas actividades son sancionadas con reducciones en sus provisiones de alimentos y sufren todo tipo de presiones y castigos.

El programa “Vacaciones en Paz” se realiza todos los años y consiste en enviar aproximadamente 6.000 niños saharauis a pasar el verano con “familias de acogida” en España.

El programa Vacaciones en Paz es una estrategia empleada por el Frente Polisario para  difundir su causa, lograr la simpatía del pueblo español, recaudar fondos e incrementar la ayuda humanitaria que reciben de Europa.

Es imposible dimensionar el impacto cultural y emocional que viven estos niños que solo conocen el desierto donde habitan y que desconocen cosas tan simples como el agua corriente, tomar una ducha o usar un inodoro, al llegar a la Península.

Recordemos que los niños saharauis no hablan español sino su propio dialecto que no es el idioma árabe y son musulmanes con su propia religión, cultura y costumbres.

En Tinduf viven en la pobreza aunque no perciben con certeza que significa esto, recién descubren que son pobres cuando llegan a España.

Pero, después de una breve estadía de dos meses deben dejar esa suerte de “Disney Word  hispana” para retornar a su miseria y padecimientos en el Sáhara argelino.

Esto siempre y cuando la familia de acogida no decida retener al niño saharaui alegando que su salud está en peligro por la desnutrición, anemia y otras enfermedades que porta y entonces recurra a la justicia española para que disponga que el niño permanezca en la península para su tratamiento médico, se restablezca su salud y reciba educación.

En estos casos, que son más frecuentes de lo que se puede creer, comienza un largo tironeo jurídico y diplomático entre la justicia y el gobierno español y los abogados del Frente Polisario.

En la mayoría de los casos, la familia de acogida termina adoptando al niño o niña cambiándole su identidad (incluso su nombre) y hasta su religión.

Muchas familias saharauis han perdido a sus niños en esta forma. Lamentablemente el Derecho Internacional Público no ha legislado normas para evitar esta práctica.

NIÑOS EN EL EJÉRCITO POLPULAR SAHARAUI

Desde hace años diversas organizaciones humanitarias internacionales han presentado denuncias y periodistas independientes han publicado artículos con fotos y vídeos denunciando la presencia de niños soldados en las filas del Frente Polisario ante la indiferencia de las autoridades de Naciones Unidas y la Unión Europea.

Los niños saharauis son reclutados desde los diez años para recibir instrucción militar y luego integrarse al llamado “Ejército Popular Saharaui”.

En algunos casos los niños son separados de sus familias enviados a Cuba o Argelia durante años con el objeto de recibir instrucción militar y adoctrinamiento político. Algunos de estos niños permanecen fuera de sus hogares, de su familia y de su comunidad y de su religión durante décadas, especialmente en Cuba, hasta el día en que los dirigentes del Frente Polisario deciden que deben retornar. Es entonces cuando el infortunado joven descubre que no pertenece a ningún país, no es cubano aunque ha vivido en la Isla por años, ha olvidado su lengua natal y su religión.

La impunidad internacional de que gozan los dirigentes polisarios y el gobierno de Argelia es de tal magnitud que se permitieron la presencia de un niño soldado en la comitiva que, en enero de 2022, acompañó al enviado especial del secretario general de Naciones Unidas señor Steffan de Mistura en su primera visita a los campamentos de población marroquí retenida en la región argelina de Tinduf, tal como atestiguan las fotografías que documentan la visita.

CONCLUSIONES

La utilización de niños soldados es el grado más extremo de explotación infantil. Las víctimas no solo pierden su infancia (y a veces hasta la vida), sino que a lo largo de su existencia arrastran horrendas cicatrices físicas y psíquicas.

Los niños soldados son varones y mujeres menores de 18 años reclutados por ejércitos y grupos armados para tomar parte en acciones de combate, hechos de violencia incluso para inmolarse como terroristas suicidas. Como resultado de esas actividades los niños sufren secuelas físicas y psíquicas permanentes.

Diversos instrumentos del Derecho Internacional Público condenan el empleo de menores de 18 años en conflictos armados e incluso la Corte Penal Internacional ha dictado condenas por el reclutamiento y empleo de niños soldados no obstante el empleo de niños soldados en conflictos armados y como parte de las actividades del crimen organizado transnacional o el terrorismo internacional es una práctica frecuente.

El Frente Polisario en sus campamentos de Tinduf realiza una práctica sistemática de empleo de menores de 18 años como niños soldados a los cuales entrena, viste con uniformes y dota de armamento letal para incorporarlos como combatientes en su milicia denominada Ejército Popular Saharaui y en acciones de propaganda como el programa Vacaciones en Paz, en un área bajo control de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental

BIBLIOGRAFÍA

 

1.    Libros

AGOZINO, Adalberto C.: El Sáhara Occidental en la geopolítica del siglo XXI. Ed. Dosyuna. Ediciones Argentinas. 2010.

AGOZINO, Adalberto C. y Jorge R. VANOSSI: Marruecos la revolución tranquila. Dosyuna. Ediciones Argentinas. 2011.

GILSON MILLER, Susan: Historia del Marruecos Moderno. Ed. Akal. Madrid. 2015.

 

2.    Materiales de la Web

 

GÚZMAN, María Florencia: Niñas y niños soldados una problemática que perdura. Universidad Nacional de Rosario. Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Tesis. Rosario 2017. Consultado en: https://rephip.unr.edu.ar/bitstream/handle/2133/9221/tesis_Guzman%20completa%20versi%C3%B3n%20final%20para%20impresi%C3%B3n.pdf?sequence=3&isAllowed=y

MONIQUET, Claude: “Frente Polisario: ¿Socio digno de crédito en las negociaciones o secuela de la Guerra Fría y obstáculo en la búsqueda de una solución política al conflicto del Sáhara Occidental”, European Strategic Intelligence and Security Center, Noviembre 2005.

 

SALOMÓN, Josefina: Grupos criminales refuerzan tácticas de reclutamiento infantil en México. Insight Crime, México, 17 de julio de 2019.

 

SANTOS CID, Alejandro: La realidad de los niños soldados del narco. Con 12 años me convertí en asesino a sueldo. México. 07 de noviembre de 2021. Consultado en https://elpais.com/mexico/2021-11-07/la-realidad-de-los-ninos-soldado-del-narco-con-12-anos-me-converti-en-un-asesino-a-sueldo.html

UNICEF: Los principios de Paris. Principios y guía sobre niñez vinculada con fuerzas o grupos armados. Febrero de 2007. P. 8.

 

VALDEZATE, Javier: “Los peligros del Sáhara”. Artículo publicado en http://www.lemigrant.net. Madrid 21/10/2009.

 



NOTAS:

[i] GÚZMAN, María Florencia: Niñas y niños soldados una problemática que perdura. Universidad Nacional de Rosario. Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Tesis. Rosario 2017. Consultado en: https://rephip.unr.edu.ar/bitstream/handle/2133/9221/tesis_Guzman%20completa%20versi%C3%B3n%20final%20para%20impresi%C3%B3n.pdf?sequence=3&isAllowed=y

[ii] UNICEF: Los principios de Paris. Principios y guía sobre niñez vinculada con fuerzas o grupos armados. Febrero de 2007. P. 8.

[iii] GUZMÁN, Florencia: Op. Cit. P. 12.

[iv] SALOMÓN, Josefina: Grupos criminales refuerzan tácticas de reclutamiento infantil en México. Insight Crime, México, 17 de julio de 2019.

[v] SANTOS CID, Alejandro: La realidad de los niños soldados del narco. Con 12 años me convertí en asesino a sueldo. México. 07 de noviembre de 2021. Consultado en https://elpais.com/mexico/2021-11-07/la-realidad-de-los-ninos-soldado-del-narco-con-12-anos-me-converti-en-un-asesino-a-sueldo.html.

[vi] SOLOMÓN, Josefina: Op Cit.

[vii] GILSON MILLER, Susan: Historia del Marruecos Moderno. Ed. Akal. Madrid. 2015. P. 228.

[viii] MONIQUET, Claude: “Frente Polisario: ¿Socio digno de crédito en las negociaciones o secuela de la Guerra Fría y obstáculo en la búsqueda de una solución política al conflicto del Sáhara Occidental”, European Strategic Intelligence and Security Center, Noviembre 2005.

[ix] VALDEZATE, Javier: “Los peligros del Sáhara”. Artículo publicado en http://www.lemigrant.net. Madrid 21/10/2009.

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