Ya son once los
países europeos que consideran que el plan marroquí para establecer un régimen
de autonomía en el Sáhara es la única solución realista y posible al conflicto
artificial existente en esa región.
La diplomacia marroquí, sabiamente dirigida por Su
Majestad, el rey Mohammed VI, no cesa de acumular éxitos en el proceso de pleno
reconocimiento de su soberanía en el Sáhara.
Primero fue el establecimiento de oficinas consulares en
las provincias del Sur por parte de diversos estados africanos, árabes y hasta
americanos.
Luego se produjo la aceptación de la soberanía marroquí
en el Sáhara por parte de los Estados Unidos, la gran potencia global y miembro
permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con derecho a veto. Más
tarde, fue el Reino de España, la antigua potencia colonial ocupante del
territorio quien se sumó a este reconocimiento.
Ahora, en una nueva etapa de este proceso de afirmación
de la soberanía territorial marroquí se produce la gradual, pero constante,
aceptación del Proyecto para la Negociación de un Régimen de Autonomía en el
Sáhara, presentado por Marruecos ante Naciones Unidas, en 2007, como la única
solución realista y posible al conflicto artificial del Sáhara.
Esta semana, Bélgica se ha sumado al conjunto de países
que apoyan esta solución.
En una declaración conjunta publicada al final de las
conversaciones, el jueves 20 de octubre, en Rabat, entre el Ministro de Asuntos
Exteriores, Cooperación Africana y Marroquíes Residentes en el Extranjero,
Nasser Bourita, y la ministra de Asuntos Exteriores, Asuntos Europeos y
Comercio Exterior e Instituciones Culturales Federales del Reino de Bélgica,
Hadja Lahbib, de visita de trabajo en el Reino, se consignó que "Bélgica
considera el plan de autonomía, presentado en 2007, como un esfuerzo serio y
creíble de Marruecos y como una buena base para una solución aceptada por las
partes”.
En este contexto, el ministro belga reiteró el apoyo de larga
data de Bélgica al proceso dirigido por la ONU para una solución política
justa, duradera y mutuamente aceptable para las partes.
Según la declaración conjunta, los dos ministros
coincidieron en la exclusividad de la ONU en el proceso político y reafirmaron
su apoyo a la Resolución 2602 del Consejo de Seguridad de la ONU, que señaló el
papel y la responsabilidad de las partes en la búsqueda de una solución
política realista, duradera, pragmática y basada en la avenencia.
Marruecos y Bélgica también celebran el nombramiento del
Enviado Personal del secretario general de la ONU, Steffan de Mistura, y
reafirman su apoyo activo a sus esfuerzos para hacer avanzar el proceso
político sobre la base de las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad
de la ONU, subraya la declaración conjunta.
En esta forma un total de once países europeos apoyan claramente
el plan de autonomía: Bélgica, España, Francia, Alemania, Países Bajos, Chipre,
Luxemburgo, Hungría, Rumanía, Portugal y Serbia.
El vuelco gradual de Europa, así como el de Estados de
otras regiones, hacia la iniciativa marroquí es producto del creciente peso
internacional de Marruecos en el escenario internacional y de las importantes
alianzas que ha sabido construir para el Reino, Su Majestad el Rey Mohammed VI.
Frente a esta realidad nada puede hacer la menguante
diplomacia argelina, como no sea presionar a los pocos aliados que le quedan en
el continente para que traten de darle algo de aire internacional al alicaído
Frente Polisario.
Pero de poco valen las recepciones teatralizadas
otorgadas a Brahim Ghali cuando todo el mundo es consciente que la República
Árabe Saharaui Democrática es un invento de Argel sin ninguna existencia real o
peso internacional.
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