Una advertencia proveniente de la
Dirección General de Vigilancia del Territorio (DGST) del Reino de Marruecos
permite una vez más a Francia desarticular una célula terrorista del Estado
Islámico que se disponía a atentar contra Iglesias Católicas en el país galo.
Cada
día más resulta evidente que los países de la Unión Europea son cada vez más
dependientes de sus relaciones de asociación y cooperación con el Reino de
Marruecos. Cooperación que comprende diversos campos y actividades pero en
especial los problemas vinculados con los flujos migratorios irregulares
provenientes de la región subsahariana, las actividades del crimen organizado
transnacional provenientes de la zona sahelo – sahariana y especialmente en la
contención de la amenaza que para las sociedades occidentales constituye el
terrorismo yihadista.
El
sábado pasado por la noche, por ejemplo, en una operación antiterrorista
implementada por la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI), las
autoridades francesas detuvieron a cinco mujeres en la localidad de Béziers, al
sureste del país, cuando se disponían a llevar a cabo un atentado suicida en la
vecina Montpellier, distante a unos setenta kilómetros.
En el
registro de la vivienda donde fueron detenidas las mujeres -una joven de 18
años que se había radicalizado y quien sería la principal sospechosa, así como
su madre y tres hermanas- se halló material de venta libre que sin embargo
puede ser empleado para la fabricación de explosivos, también la unidad
antiterrorista secuestró en el lugar un mecanismo de disparo remoto, un sable y
un cuaderno con instrucciones para
la fabricación de estos así como fotografías de la decapitación del profesor
Samuel Paty y de yihadistas armados.
Ninguna
de las detenidas en las instalaciones de la DGSI en Levallois-Perret, tenía
antecedentes penales aunque las autoridades tenían conocimiento de su
radicalización y de que veían vídeos de propaganda del Estado Islámico.
La
DGSI francesa actúo en base a la información suministrada por la Dirección
General de Vigilancia del Territorio del Reino de Marruecos en el marco de los
mecanismo de cooperación internacional en la lucha contra las organizaciones
terroristas.
En
consecuencia, sería conveniente para los países europeos reconocer la
importancia que Marruecos tiene para el mantenimiento de la paz y seguridad en
ese continente y retribuir la buena voluntad de Rabat apoyando sus justos
reclamos de soberanía en el Sáhara.
Ni
Argelia, ni los separatistas del Frente Polisario, con sus opacos vínculos con
el terrorismo yihadista y los países que lo apoyan, pueden brindar colaboración
a la Unión Europea en esas áreas tan sensibles para sus intereses.
Sin embargo, en muchas ocasiones organizaciones y gobiernos europeos toleran y hasta apoyan el hostigamiento que el Frente Polisario y Argelia realizan continuamente sobre Marruecos. Ha llegado el momento oportuno para que la situación comience a cambiar.
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