El nucleamiento
político Movimiento Saharaui por la Paz se consolida después de un año de vida
como una alternativa superadora del estancamiento en el conflicto artificial
sobre el Sáhara.
El 22 abril del 2020, mientras se expandía por el mundo la pandemia del
Covid 19, se creaba en Madrid el Movimiento Saharaui por la Paz, un nuevo
nucleamiento político para disputar al Frente Polisario la representación de la
población marroquí de origen saharaui, abriendo la posibilidad de nuevas
instancias de diálogo que permitieran concretar el retorno de esas personas la
territorio patrio para vivir en un régimen de autonomía dejando las condiciones
infrahumanas de los campamentos de Tinduf, hoy bajo el control de Argelia y las
milicias polisarias.
Un centenar de políticos y luchadores por los derechos humanos de origen
saharaui constituyeron un nucleamiento
denominado Movimiento Saharaui por la Paz como instancia superadora del agotado
Frente Polisario.
Los orígenes del movimiento se remontan al año 2017, cuando un grupo de
cuadros del Frente Polisario crearon la Iniciativa Saharaui por el Cambio (ISC)
presentándose como una corriente “moderada, reformista y renovadora” pidiendo
ser reconocida como una facción interna de esa organización separatista con el
objetivo de “enriquecer el debate interno y evitar que se cierre en falso”,
denunciando “abusos de poder” y “estrategias erróneas” de la actual dirección.
En junio de 2019 se realizó la primera asamblea en San Sebastián,
España, y en el manifiesto aprobado por la ISC alertaba de la “falta de
mecanismos democráticos creíbles capaces de canalizar las críticas” en el
Polisario, “el deterioro de los servicios sociales en los campamentos”, la
falta de expectativas de los jóvenes que conforman el sesenta por ciento de la
población y “el crecimiento de la corrupción y el tribalismo.”
El 17 de junio de ese año fue detenido en los campamentos de Tinduf
Mulay Abba Buzeid tras una concentración ante las oficinas de la ACNUR en
Rabuni, capital administrativa de las campamentos argelinos, para reclamar
libertad de expresión y movimientos de la población allí retenida.
Un día después fue detenido Bua Da Mohamed Fadel Breica, un saharaui con
pasaporte y nacionalidad española. Ambos detenidos eran coordinadores en los
campamentos de la ISC. Extraoficialmente trascendió que las acusaciones contra
los activistas se debían a las críticas formuladas en las redes sociales hacia
la corrupción de los dirigentes del Frente Polisario.
Finalmente, la movilización internacional hizo que las autoridades del
Frente Polisario liberaran a los detenidos sin dar ninguna explicación sobre
los motivos por los cuales habían sido detenidos y torturados.
Tras el XV Congreso del Frente Polisario, celebrado en diciembre de
2019, fue evidente para los disidentes que era imposible democratizar y
terminar con la corrupción del Frente Polisario desde adentro por lo cual dio
comienzo a un proceso de reflexión y debate que llevó a la construcción del
Movimiento Saharauis por la Paz.
Entre los fundadores del nuevo Movimiento figuraron descendientes de
miembros de la Asamblea de Notables de la etapa colonial española y miembros de
la Iniciativa Saharaui por el Cambio e integrantes de la diáspora
saharaui en el mundo, en especial en la Europa comunitaria.
Los fundadores de la nueva agrupación lanzaron un amplio llamamiento a
todos los saharauis a “adherirse” y “participar sin
exclusiones ni discriminaciones de ningún tipo” para lograr una solución al
conflicto que “desde hace décadas ha estado hipotecando la paz, la integración
y el desarrollo de los pueblos del Magreb Árabe”.
El Movimiento Saharaui por la Paz se propone concretar “un plan
de reconstrucción integral, la puesta en marcha de nuevos proyectos de
desarrollo e infraestructuras socioeconómicas y por último el retorno de los
refugiados saharauis en condiciones de libertad y dignidad”.
“Entre los principios y valores que asume el Movimiento Saharaui por la
Paz destaca la defensa de la convivencia, la igualdad, el reparto equitativo de
la riqueza, así como la protección de los derechos humanos, económicos,
sociales y culturales de la población”, ha señalado, antes de desvelar que
su lema será: “Paz, Justicia, Concordia”.
La idea originaria de los fundadores del Movimiento Saharaui por la Paz
era llevar a cabo su primer congreso
tendrá lugar durante los próximos dos años, sin embargo la pandemia del
coronavirus ha demorado por el momento este proyecto.
Mientras tanto, la representación del Movimiento Saharaui por la Paz
estará en manos de una Comisión Política integrada por trece miembros. Para dar
mayor dinamismo a la conducción del MSP, los miembros de la Comisión Política
designaron como Secretario General a uno de sus miembros como máxima autoridad
provisional que coordine las acciones del Movimiento.
La elección recayó en el exdirigente polisario Hach Ahmed Bericalla
nacido en la ciudad de Dakhla en 1957, un cuadro político de gran experiencia
internacional.
Hach Ahmed Bericalla es el hijo menor del notable saharaui Ahmed Uld
Bericalla, miembro de las Tropas Nómadas del ejército español una de las figura
muy respetada entre los saharauis y hermano del fallecido dirigente polisario
Bujari Ahmed. En 1975, cuando España se retiró del Sáhara siguió a su familia
hacia los campamentos argelinos del Frente Polisario. Tras un entrenamiento a
finales de 1978 comenzó a trabajar en el departamento de Información del Frente
Polisario. En 1985 comenzó a cumplir funciones en el campo internacional. En
1986 se convirtió en representante del Frente Polisario en España. Más tarde
cumplió similares funciones en Venezuela. En 2007, fue nombrado “ministro”
de la inexistente República Árabe Saharaui Democrática para las relaciones con
América Latina y el Caribe permaneciendo en ese cargo hasta el 2011 cuando pasó
a ocupar el “ministerio de Cooperación”, cargo que mantuvo por solo seis meses.
Regresó a su trabajo en el exterior hasta 2015 cuando comenzó a expresar en voz
alta sus discrepancias con el rumbo que llevaba el Frente Polisario.
La aparición del Movimiento Saharaui por la Paz fue una consecuencia
directa de la falta de democracia y del régimen estalinista que impera dentro
del Frente Polisario donde todas las decisiones e iniciativas deben consultarse
con Argel y solo se llevan a cabo aquellas actividades que benefician de alguna
manera a un liderazgo gerontocrático, que no vive en los campamentos sino que,
tras enriquecerse durante años rapiñando la ayuda humanitaria recibida del
extranjero, hoy disfrutan de sus privilegios viviendo entre España y Argelia.
Con la aparición del Movimiento Saharaui por la Paz, el Frente Polisario
perdió el argumento que ha esgrimido desde su creación de ser el único
representante del pueblo saharaui, y por lo tanto la única voz de esta minoría
étnica frente al mundo y en los organismos internacionales
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