En Liberia,
un país fundado por ex esclavos estadounidenses, el próximo 22 de enero asumirá
como presidente un jugador profesional de futbol.
La República de Liberia, cuyo
nombre significa “tierra de los libres”,
apareció reiteradamente en las noticias asociada a una cruenta y prolongada
guerra civil, a los niños soldados, los “diamantes de sangres” y la epidemia de
ébola.
Ahora esta a punto de ingresar
al “Libro Guinness de los Récords”
por ser el primer país del mundo en ser gobernado por un ex futbolista
profesional ganador del “Balón de Oro” de la FIFA.
Ubicada en el África
Occidental, con costas bañadas por las aguas del Atlántico, esta república
subsahariana se caracteriza por presentar un paisaje caracterizado por amables llanuras
costeras que van elevándose hacia el centro del paisaje. Primero en forma de una
meseta y luego en elevaciones de poca altura en el noreste.
La población de Liberia comprende
aproximadamente a cuatro millones de personas distribuidas en dieciséis grupos
étnicos distintos. Donde el grupo de los Kpelle asentados en el centro y oeste
del territorio liberiano constituyen el grupo más numeroso.
Sin embargo, la etnia más
influyente política y económicamente son los “afroamericanos” o “Congos”
descendientes de esclavos estadounidenses liberados que constituyen tan sólo el
5% de la población total.
A partir de 1821, los ex esclavos
arribaron a Liberia enviados por la “Sociedad
Americana de Colonización”. Desde la llegada al país su relación con la
población local fue siempre conflictiva.
Liberia también alberga
minorías de otros países africanos y no africanos: libaneses, indios, europeos
y estadounidenses blancos.
Se trata de un país anglófono,
aunque se hablan lenguas tribales, de mayoría cristiana y fuerte presencia
musulmana. Ambas comunidades religiosas conviven sin mayores conflictos.
El 26 de julio de 1847, los “afroamericanos”, con la aprobación y el
apoyo de los Estados Unidos, crearon la “República
de Liberia”, adoptando las instituciones y símbolos inspirados en los estadounidenses.
Aunque Liberia, gracias a la
protección diplomática de los Estados Unidos, logró escapar al reparto colonial
del mundo, surgido de la Conferencia de Berlín de 1884, debió ceder gran parte
de su territorio a sus voraces vecinos imperialistas: Francia y el Reino Unido.
Aunque se trataba de un país
independiente, la economía y el nivel de desarrollo de Liberia, no fue muy distinto
de alcanzado por sus vecinos coloniales. Una sociedad aún tribal con una
economía agrícola casi de subsistencia. Pero, esto comenzó a cambiar cuando, en
1926, estableció allí sus plantaciones de caucho la empresa Firestone.
Posteriormente, durante la
Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, los Estados Unidos comenzaron a
intervenir para impulsar el desarrollo del país.
La inestabilidad política
comenzó el 12 de abril de 1980 cuando el sargento mayor Samuel Kanyon Doe llevó
a cabo un golpe de Estado y asesinó al presidente William R. Tolbert Jr., quien
había gobernado los últimos nueve años.
Samuel Doe, profundamente
anticomunista, estableció una férrea dictadura encarcelando, exilando o
asesinado a los políticos opositores. Doe se mantuvo en el poder con el apoyo y
la asistencia de los Estados Unidos.
El 1989, la crueldad del
régimen de Doe dio lugar al comienzo de una sangrienta guerra civil que con un
breve intermedio se prolongaría hasta 2003 y que costaría al país 250.000
muertos y 40.000 niños soldados.
En septiembre de 1990, Samuel
Doe fue depuesto y como es tradición en África, asesinado por las fuerzas
comandadas por Yormie Johnson y miembros de la etnia Gio. La anarquía se
apoderó del país.
En 1997, después de un acuerdo
de paz se celebraron elecciones presidenciales en las que se impuso un señor de
guerra llamado Charles McArthur Ghankay Taylor, comandante de las Fuerzas
Nacionales Patrióticas de Liberia, quien mantenía muy buenas relaciones con Muammar
Al Gadafi. Una vez en la presidencia, Taylor se dedicó a perseguir a los
políticos opositores. Por lo cual, en 1999, comenzó otra vez la guerra civil
hasta 2003.
Finalmente, en ese año una
conferencia de paz logró pacificar al país. Charles G. Taylor tomó los “diamantes
de sangre” que había logrado acumular vendiéndole armas a las guerrillas del
Frente Revolucionario Unido de Sierra Leona y se refugió en Nigeria, afirmando
al partir: “Si Dios quiere, volveré”.
En las elecciones de noviembre
de 2005, Ellen Johnson-Sirleaf, una economista graduada en Harvard derrotó en
una cuestionada segunda vuelta electoral al vencedor de la primera, el futbolista
George Weah.
Johnson-Sirleaf, antigua
funcionaria del Citibank y el Banco Mundial, residió gran parte de su vida en
los Estados Unidos, por lo cual desconocía la realidad liberiana en detalle,
pero contaba con el decidido apoyo de los Estados Unidos. Inmediatamente se
sospechó que había ganado las elecciones mediante el fraude.
Convertida en la primera mujer
africana en alcanzar la presidencia, Johnson-Sirleaf se dedicó a restablecer el
funcionamiento de los servicios básicos: agua y electricidad, desarmar a los
niños soldados y poner en funcionamiento la economía e investigar los crímenes
de lesa humanidad cometidos durante la prolongada guerra civil para lo cual
creó una “Comisión por la Verdad y la
Reconciliación”.
En 2006, el gobierno de Liberia
logró la extradición de Charles Ghankay Taylor, pero por temor a la
desestabilización del país se lo trasladó a la Institución Penitenciaria
Haagalenden, en La Haya, donde fue juzgado por el Tribunal Especial para Sierra
Leona de la Corte Penal Internacional.
En abril de 2012, Taylor fue
hallado culpable de once cargos, entre ellos, asesinatos, violaciones,
esclavismo, mutilaciones y uso de menores soldados. Se convirtió así en el
primer exjefe de Estado contra el que la justicia internacional completaba un
juicio. Fue condenado a cincuenta años de cárcel por crímenes de guerra y
contra la humanidad cometidos en Liberia y Sierra Leona. Al parecer Dios no
quiere que el ex dictador regrese a Liberia donde tanto daño ha hecho.
En 2011, Ellen Jonhson-Sirleaf
se convirtió en la primera liberiana en ganar el Premio Nobel de la Paz por su
labor en pro de la paz, la justicia y la reconciliación en su país.
En 2010, Johnson-Sirleaf fue
reelecta como presidente de Liberia, pero su segunda presidencia se vio
ensombrecida por el estancamiento de la economía -que actualmente enfrenta la
mayor tasa de desempleo del mundo: 88%), los altos niveles de corrupción
gubernamental y la epidemia de ébola que, en 2014, mató a unas cinco mil personas.
En las elecciones de octubre
de 2017 compitieron por el oficialista Partido
de la Unidad, el actual vicepresidente Joseph Boakai, de 73 años, apodado “Joe, el dormilón” por su costumbre de quedarse
dormido en los actos oficiales. Antiguo graduado de la Universidad de Kansas ha
pasado sus últimos treinta años como alto funcionario. Fue consultor del Banco
Mundial, director de la Refinería Estatal de petróleo y, vicepresidente los
últimos doce años.
El candidato opositor, era el
senador George Weah, de 51 años, postulado por el “Congreso por el Cambio Democrático”, partido político que creara
en 2004.
George Manneh Oppong Ousman
Weah, nació el 1° de octubre de 1966, en Clara Town, un suburbio pobre de “Isla Bushrod”, una isla situada a la
entrada del puerto de Monrovia, capital de Liberia. En el seno de una familia
cristiana perteneciente a la etnia Kru. Desde pequeño vivió en la pobreza que
compartía con sus doce hermanos. Su crianza pronto quedó a cargo de su abuela
paterna, Emma Kljonjlaleh Brown.
A los quince años, Weah comenzó
a jugar al futbol profesionalmente en el Young Survivors of Claratow. En 1988
fue contratado por el A. S. Mónaco comenzando su carrera como futbolista
internacional. En 1992, pasó al Paris Saint Germain. A finales de 1995, recibió
cuatro premios internacionales. El más importante fue el Balón de Oro, el
primero en ser obtenido por un futbolista africano. Además, fue nombrado
jugador Mundial de la FIFA, Jugador del Año en África por la Confederación
Africana de Fútbol y la revista francesa “Onze
Mondial” le otorgó el “Once de Oro”
al mejor futbolista de Europa.
En agosto de 2003, mientras
jugaba en el equipo “Al Jazira” de
Emiratos Árabes Unidos, anunció su retiro del futbol. George Weah, que tiene
ciudadanía estadounidense y francesa, además de liberiana, pasó toda la guerra civil
en el extranjero como jugador de futbol. Además, sus dos hijos -hoy futbolistas
de la selección estadounidense- se educaron en los Estados Unidos. Luego de su
retiro anunció que se dedicaría a la política en su país.
Aprovechando la reciente
pacificación del país y la convocatoria a elecciones, creó el partido “Congreso para el Cambio Democrático”
con el cuál ganó la primera vuelta electoral, en las elecciones de 2005, con el
28,3% de los votos. Como hemos señalado, en la segunda vuelta fue derrotado por
Johnson-Sirleaf, en unos comicios sospechados de fraudulentos.
En 2007, se trasladó a Miami
donde estudio administración de empresas y criminología en la Escuela de
Negocios y Gestión de la DeVry University Miramar.
En la primera vuelta
electoral, celebrada el 10 de octubre de 2017, obtuvo el primer lugar con 38,4%
de los votos y ratificó en la segunda vuelta consiguiendo un aplastante 61,5%
de los sufragios.
Weah, conocido popularmente
como “Míster George”, es un político
joven y carismático que ha sabido lograr el apoyo de la juventud, en un país
donde uno de cada cinco liberianos tiene entre 18 y 20 años. Ese apoyo juvenil
se observa en el activismo callejero que realizan los miembros de partido.
El presidente electo recibe un
país empobrecido, carene de las infraestructuras básicas para asistir a una
población sumida en la pobreza, con un alto nivel de desocupación, con las
heridas provocadas por años de guerra civil no totalmente cicatrizadas y con la
temible amenaza de un nuevo brote de ébola siempre presente.
El presidente electo tiene apoyos
y una excelente relación con Francia, país donde vivió mucho tiempo y del, como
se ha dicho tiene la ciudadanía. El presidente Emmanuel Macron saludó el
triunfo electoral del ex futbolista con el siguiente tweet: “Felicidades a George Weah” por su brillante
elección y a todo el pueblo liberiano por su viaje a la paz y a la reconciliación.
A “Míster George” congratulaciones”.
Esto hace pensar que, en Liberia,
durante el mandato de Weah, posiblemente Francia obtenga una gran influencia en
el país. Especialmente, porque el presidente Donald Trump no ha mostrado mucha
preocupación por el continente y su reciente decisión en la cuestión de Jerusalén
no le ha ganado muchos amigos en la región.
Mientras que el presidente
Macron a demostrado con su asistencia a cumbres regionales, sus frecuentes
viajes al continente y la presencia militar francesa en el Sahel, que África
constituye una prioridad para Francia. Especialmente, el África Occidental
francófona.
Pero, lo que realmente
preocupa a todos los observadores es el papel que ocupará en el futuro gobierno
la vicepresidente electa. La hasta ahora senadora Jewel Howard Taylor, ex
esposa del “señor de la guerra”
Charles G. Taylor, quien a sus 69, cumple la condena de cárcel en la Haya que
le impuso la Corte Penal Internacional.
Por el momento, la presidente
Johnson-Sirleaf ha creado por decreto un “equipo
de transición”, compuesto de varios ministros para organizar una
transferencia ordenada de poderes que tendrá lugar el próximo 22 de enero de
2018. Ese día Liberia será el primer país gobernado por una ex estrella del fútbol
y habrá efectuado la primera transición del mando en paz en los últimos 75
años.
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