domingo, 30 de abril de 2017

AL QAEDA UNIFICA SUS FRANQUICIAS EN EL SAHEL


La reciente unificación de los grupos yihadistas que responden a Al Qaeda en Mali aumenta la violencia en el Sahel y la amenaza sobre los intereses occidentales en toda la región.

UN CONFLICTO SEPARATISTA

Desde 2012, una rebelión separatista del tuareg contra el gobierno de Mali sumió a este empobrecido país del Sahel en una cruenta guerra civil.

La rebelión Tuareg incendió el norte del país con el objetivo de fracturar el país y segregar una región marginada, poblada en su mayoría por tuareg y árabes.
Más tarde, los yihadistas se apoderaron de la insurrección cambiando su propósito inicial del separatismo a la instauración de un régimen basado en una interpretación rigorista de la sharia o ley islámica.

La fuerte presencia yihadista precipitó la intervención militar extranjera.

El 10 de enero de 2013, el presidente Dioncunda Traoré, al verse acorralado por la rebelión, solicitó al presidente de Francia, Franḉois Hollande, asistencia militar. Así comenzó la denominada Operación Serval, cuyo objetivo primordial era asegurar la vida de los seis mil ciudadanos franceses residentes en Mali y para proteger los intereses estratégicos galos en la región, en especial, sus inversiones en el campo petrolero y el abastecimiento de uranio.

La presencia francesa en Mali fue prolongándose en el tiempo y ampliándose a otros países como Burkina Faso y Níger. En 2014, el contingente francés alcanzó los cuatro mil hombre y cambio el nombre por Operación Barkhane.

Las Naciones Unidas, por su parte, se hicieron presentes con la Misión de Naciones Unidas en Mali -MINUSMA- con un contingente de 14.000 soldados pertenecientes a diversos países.

También los países de la región hicieron su aporte a la pacificación de Mali. Tres de los países del G-5, un grupo de naciones al mismo tiempo del Sahel y del África Occidental, crearon una fuerza conjunta de seguridad con 1.500 hombres, para combatir el terrorismo yihadista.

Pese al gran despliegue de efectivos militares y algunos éxitos iniciales en la lucha contra los grupos yihadistas, lo cierto es que la rebelión nunca fue sofocada ni controlada. Los grupos yihadistas simplemente trasladaron sus operaciones al territorio de los países circundantes.

Debe tomarse en consideración que, los países del Sahel comparten fronteras porosas y problemas comunes como burocracias estatales ineficientes y corruptas, vastas áreas donde no rige ley alguna y tan sólo prosperan los negocios ilícitos de todo tipo. En esos espacios la presencia de las autoridades estatales es limitada, incluidas las fuerzas de seguridad, los servicios de inteligencia son poco profesionales y sumamente ineficaces. Allí impera una pobreza estructural que tienta a los jóvenes a unirse a los grupos extremistas.

LAS FRANQUICIAS SE UNEN

En este contexto, el pasado 2 de marzo, los líderes de varias organizaciones yihadistas que operan en el Sahel en representación de Al Qaeda dieron a conocer, mediante un vídeo, su decisión de unirse en una nueva agrupación denominada ´Jamaật Nasr Al Islam wa Al Mouminin, que puede traducirse como “grupo de apoyo al Islam y a los musulmanes”. La nueva agrupación nació bajo la consigna de “una bandera, una organización, un emir.”

El vídeo fue subido a la cuenta de Instagram, Al Zalaqa Media, que pasó a ser el órgano de difusión oficial de este nuevo grupo yihadista.

´Jamaật Nasr Al Islam wa Al Mouminin se formó con la unión de los grupos denominados Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), Al Murabitoum (Los que firman con sangres), Ansar al Din (Defensores de la Fe) y el Frente de Liberación de Macina.

En la reunión constitutiva, difundida a través del vídeo- AQMI estuvo representada por el Emir de su rama del Sahara, Djamel Okacha (Yahya abu al Hamman) y Abu ´Abd al-Rahman al Sanhaji, responsable de los asuntos judiciales del grupo. Al Murabitoum, que ha llevado a cabo varios ataques terroristas de importancia, como el perpetrado contra la planta gasífera de In Amenas, situada en el suroeste de Argelia, que se saldó con la muerte de 32 terroristas y 23 trabajadores de la planta tomados como rehenes. Este grupo fue creado, en 2010, por el argelino Mokhtar Belmokhtar, conocido como “Bellaovar” (El Tuerto) o “Mister Malboro”, a quien se supone muerto o herido gravemente en Libia, por lo tanto, fue representado en la ocasión por el comandante adjunto, Mohamed Ould Novini (Al Hassan al Ansari).

El grupo Ansar al Din, es una organización yihadista que agrupa especialmente a los tuaregs Ifora. Los combatientes de Ansar al Din llevan largas barbas y banderas negras con el “Shahada” –credo islámico inscrito en blanco. En el encuentro, Ansar al Din fue representado por su emir Iyad Ag Ghaly (también conocido como Abu Al Fadl).

Por último, el Frente de Liberación de Macina, es el grupo más nuevo, creado hace dos años por su Emir, Mohamed Koufa, es muy activo especialmente en el centro de Malí.

´Jamaật Nasr Al Islam wa Al Mouminin permitirá a los yihadistas presentar un frente unificado con integrantes de las diversas etnias que pueblan la región: tuareg, fulani, árabe y amazigh -bereber- lo que facilitará el reclutamiento de nuevos integrantes.

El Emir de la nueva agrupación es Iyad Ag Ghaly quien jura lealtad al Emir de Al Qaeda en el Magreb Islámico, Abu Musab ´Add al Wadud (Abdelmalek Droukdel), y hace también juramento de fidelidad al emir general de Al Qaeda, Aymen Al Zawahiri y al emir del emirato islámico de Afganistán, Haibatullah Akhundzada, a quien Al Zawahiri, a quien el mismo Al Zawahiri juró lealtad, en junio de 2016, adoptando la misma actitud que Osama Bin Laden cuando prometió lealtad al Mullah Omar.

EL EMIR IYAD AG GHALY

Iyad Ag Ghaly, un notable tuareg ifora, del clan de los Irayakanes, también conocido como Abu Al-Fadl.

Nacido en 1954, la región de Kidal, en proximidades de la frontera con Argelia, es bajo de estatura, con larga barba negra y semblante adusto. Entre los tuaregs se lo considera un erudito y un notable respetado y consultado por la comunidad, que lo apoda el “León del Desierto” o “El Estratega”.

Hijo de ganaderos, apasionado por las carreras de camellos en su juventud, Iyad Ag Ghali desarrolló entre otras actividades la de mecánico y empleado administrativo en Libia y Argelia. En 1988 fundó el Movimiento Popular para la Liberación de Ghaly de Azawad, que acaudilló la rebelión de 1990 a 1996. En la noche del 28 de junio de 1990, Yyad Ag Ghaly dirigió los ataques del Movimiento Popular para la Liberación de Azawad (MLPA) en Tidemén y Menaka (en el extremo Este) que originaron la muerte de dieciocho personas, incluidos cuatro soldados de Mali. Con estas incursiones nocturnas comenzaron las rebeliones tuaregs en el norte de Mali.

Desde 1991 hasta la tregua formal con el gobierno de Mali, en 1996, Iyad Ag Ghaly lideró el grupo más radical del MPLA y fue el quien firmó los Acuerdos de Tamanrasset, en Argelia, en nombre del pueblo tuaregs que luchó por su independencia. En 2003, tuvo una participación decisiva en la negociación que llevó a la liberación de catorce turistas alemanes secuestrados por los yihadistas argelinos del Grupo Salafista para la Peregrinación y el Combate (GSPC).

Entre 2005 y 2008, Ag Ghaly fue designado por el presidente Amadou Toumani Toure como diplomático maliense en Jeddah, Arabia Saudí. Allí el líder tuareg sufrió una importante transformación. Hasta entonces Ag Ghaly prestaba poca atención a la religión, incluso mostraba afición al consumo de alcohol y cigarrillos, la vida disipada, la poesía y la música. Pero en Arabia Saudí cambio radicalmente. Se incorporó al movimiento religioso Tablighi Jammat, adquirió aspecto piadoso, cambió de hábitos, se dejó crecer una gran barba y comenzó a frecuentar a los propagandistas del yihadismo. Su comportamiento no tardó en llamar la atención de las autoridades y pronto fue llamado a Bamako.

A finales de 2011, Iyad Ag Ghali intentó asumir el liderazgo del grupo tuareg Kel Adagh, pero fracaso. Incapaz de asumir el liderazgo pleno del Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad en la rebelión creó su propia organización salafista. Así, se hizo conocer como líder de Ansar al Din al iniciarse la rebelión tuareg de marzo de 1212.

El 3 de abril de 2012, Iyad Ag Ghaly, en una entrevista radial en la recientemente capturada ciudad de Tombuctú, anunció la imposición de la sharia, el velo a las mujeres, y la aplicación de brutales castigos tales como la lapidación a los adúlteros, y la mutilación punitiva de ladrones y blasfemos. El anuncio causó que casi la totalidad de la población cristiana de la ciudad huyera hacia Burkina Faso.

Al asumir como emir del ´Jamaật Nasr Al Islam wa Al Mouminin, Iyad Ag Ghali dio a conocer una nómina de once países en tres continentes considerados como enemigos de la nueva organización.

Seis países pertenecen al África Sahel: Chad, Níger, Burkina Faso, Costa de Marfil, Guinea y Senegal.

Otros cinco son occidentales: los Estados Unidos, Francia, Alemania, Suecia y los Países Bajos.

Ag Ghaly también definió la estrategia militar del nuevo grupo que según él busca “ampliar su presencia en una extensa zona geográfica, debilitar al enemigo y dirigirse a donde sea necesario. También convocar a todos los musulmanes contra el enemigo común a través de una búsqueda de apoyo y la construcción de relaciones populares entre la gente.”

Los expertos sospechan de los vínculos que Iyad Ag Ghaly mantendría con los servicios de inteligencia argelinos, debido a que el terrorista tuareg suele huir a Argelia cada vez que las fuerzas francesas los persiguen en Malí.

AL QAEDA ENFRENTA AL DAESH

La unificación de las franquicias de Al Qaeda en el Sahel es una forma, no sólo de agrupar fuerzas contra los cruzados occidentales sino, especialmente, de no perder protagonismo frente a la expansión de las fuerzas de su rival, el Daesh (Estado Islámico o ISIS, según sus siglas en inglés) en el continente africano.

En la actualidad, el Daesh cuenta con tres filiales en África, tres grupos escindidos de Al Shabab en Somalia, Boko Haram en Nigeria y AQMI en el Sahel. En concreto, en esta última región la escisión se produjo, en mayo de 2015, cuando Adman Abu Walid Saharaui rompió con Al Qaeda y juró lealtad al Daesh.

Un mes más tarde los yihadistas saldaron sus diferencias en forma sangrienta. Cerca de la ciudad de Gao, los partidarios de Mokhtar Belmokhtar y Al Saharaui se trabaron en combate. Varios de los disidentes resultaron muertos y el propio Al Saharaui resultó gravemente herido.

Aunque, versiones no confirmadas señalan que Al Saharaui ha roto sus vínculos con el Daesh y su líder Abu Bakr Al Baghdadi.

CONCLUSIONES

Después de cinco años de violencia ininterrumpida, un conflicto de carácter étnico – separatista en Malí mutó convirtiéndose en la construcción de un estado yihadista.

El conflicto sumó nuevos actores, se internacionalizó y expandió la violencia por todo el Sahel sin que sea posible, por el momento, avizorar una solución que estabilice la región.

Ahora, la unificación de las franquicias de Al Qaeda en el Sahel potencia la violencia en región e incrementa los riesgos ya amenazas que pesan no sólo sobre los países africanos sino también sobre los intereses occidentales en la zona.

Tan sólo en 2016, Al Qaeda estuvo vinculada a 257 ataques llevados a cabo en África Occidental un crecimiento de más del 150% con respecto al año 2015. La mayoría de estos ataques se produjeron en Mali, Burkina Faso, Níger y Costa de Marfil.

Por lo tanto, la aparición de ´Jamaật Nasr Al Islam wa Al Mouminin constituye una noticia desalentadora para la seguridad y estabilidad del Sahel.



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