LA CRISIS EN COREA
Por
el Dr. Adalberto C. Agozino
Las crecientes
tensiones entre Corea del Norte, Estados Unidos y China hacen temer al mundo
por una guerra nuclear en la Península Coreana.
LOS ÚLTIMOS STALINISTAS
Cómo el mundo llegó a
esta situación es difícil precisarlo. Comencemos por señalar que en Corea del
Norte, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, gobierna dictatorialmente una
dinastía comunista, los Kim, que se ha caracterizado por mantenerse en el poder
por medio de la represión más sangrienta.
Bajo la dirección de
Kim Il-sum, la República Popular Democrática de Corea desarrolló su propia
interpretación del marxismo leninismo denominado “pensamiento Juche”. Esta seudo filosofía combina elementos del
marxismo y del estalinismo más feroz con tradiciones y antiguas leyendas
coreanas.
El partido oficial es
el Partido del Trabajo de Corea, que gobierno a través del “Frente
Democrático para la Reunificación de la Patria”. El Frente, fue creado en 1945,
y lo integran, además, el Partido Socialdemócrata de Corea y
el Partido Condoísta Chong-u.
En realidad, se trata
de un régimen de partido único donde los otros partidos son simples fachadas
destinadas a crear la falsa imagen de que en Corea hay pluripartidismo.
La verdadera base del
poder se encuentra en el Ejército Popular de Corea del Norte, el cuarto más
grande del mundo, con más de un millón de efectivos en activo y 4,7 millones en
reserva. Es el primer ejército del mundo en relación de gasto militar. Las
fuerzas armadas consumen el 25% del PBI norcoreano. Corea del Norte posee
también la mayor relación de soldados por habitante: 45 soldados cada 1.000
habitantes superando incluso a Israel que tiene 25 soldados cada 1.000
habitantes.
Desde 2006, Corea del
Norte es oficialmente un país con armamento nuclear. En 2016, detonó con éxito
una bomba de hidrógeno convirtiéndose en el sexto país que cuenta con este tipo
de armamento. En total Corea del Norte ha efectuado cinco pruebas nucleares,
dos de ellas el año pasado, y varios ensayos de misiles guiados. A finales de
agosto de 2016, Pyongyang lanzó desde un submarino un misil de mediano alcance
(que alcanzó los 500 kilómetros) en el mar de Japón provocando las iras del
gobierno estadounidense.
Usualmente, Pyongyang
realiza las pruebas de nuevos armamentos (nucleares o misilísticos) en las
fechas en que se conmemoran eventos nacionales.
En la práctica, la
supuesta república socialista de Corea del Norte es una monarquía de partido
único. Kim Il-sung, llamado “El
Presidente Eterno”, gobernó desde 1948 hasta su muerte en 1994. Le sucedió
su hijo, “El Amado Líder” Kim
Jong-il quien también gobernó dictatorialmente hasta su muerte, en 2011. Ambos
líderes fueron momificados a su muerte y son exhibidos (al igual que el cadáver
del líder soviético Vladimir Ilich Lenin) a los escolares y eventuales
visitantes.
A la muerte de Kim
Jong-il, inmediatamente le sucedió el tercer gobernante de la dinastía, su hijo
menor Kim Jong-un.
Pero, si bien tanto Kim
Il-sung y Kim Jong-il eran déspotas de corte estalinista que no dudaban en
perseguir, encarcelar o asesinar a los disidentes y a quienes osaban desafiar
su autoridad de cualquier forma. El joven Kim Jong-un es un tirano de otro
tipo, que se parece más a figuras históricas recordadas por su crueldad extrema
como Iván, el Terrible, o Enrique VIII Tudor.
Desde que asumió el
poder, Kim Jong-un ha purgado a 340 altos funcionarios del gobierno norcoreano.
Los más afortunados fueron degradados y enviados a “reeducarse” trabajando en granjas prisión, otros fueron
directamente encarcelados y la mayoría -unos 170- simplemente fueron
ejecutados.
Entre los ejecutados de
más relevancia están Jang Sung-thaek, tío de Kim Jong-un y entonces número dos
del régimen por traición; Hyong Yong-col, ex ministro de Defensa por quedarse
dormido durante un desfile militar; Choe Yong-gon, antiguo responsable de la
cartera de Educación, por sentarse de manera informal e irrespetuosa. Las
ejecuciones se realizaron mediante métodos como el pelotón de fusilamiento o hasta
con el uso cañones antiaéreos.
Un claro ejemplo de que
Kim Jong-um se comporta como un déspota medieval, o uno de esos príncipes
sangrientos del Renacimiento de que quienes habla Maquiavelo; es el asesinato
de su hermanastro Kim Jong-nam en el Aeropuerto Internacional de Kuala Lumpur,
Malasia, por dos mujeres pertenecientes al servicio de inteligencia norcoreano.
Kim Jong-nam, era el
hijo mayor de Kim Jong-il, fruto de su relación con la actriz surcoreana Sung
Har-rim.
Kim Jong-nam vivía en
el exilio desde 2010, hasta que fue asesinado por orden de su medio hermano el
líder norcoreano.
Es natural que con un
liderazgo de esa naturaleza, tanto los Estados Unidos como Corea del Sur,
Japón, China y las principales potencias europeas se sientan amenazadas por las
cada vez mayores capacidades militares, especialmente en armas nucleares, de
Corea del Norte e insisten en la desnuclearización de la Península de Corea.
LA CRISIS ACTUAL
La principal
preocupación de Washington es la determinación del régimen de Kim Jong-un
de desarrollar un misil intercontinental con capacidad de impactar en
territorio estadounidense. Aunque apenas un puñado de países cuenta con esa
tecnología -Estados Unidos, China, India, Rusia y quizás Israel-, Pyongyang ha
estado dando pasos graduales para lograrlo. El líder norcoreano ha advertido
que planea completar una prueba a lo largo de este año.
Los expertos advierten
que, pese a los fallos, el desarrollo norcoreano de misiles está logrando
progresos. Este programa balístico “representa
un peligro real”, advierte Tong Zhao, del centro Carnegie-Tsinghua en
Pekín. “Tras haber sido probados una y
otra vez, la fiabilidad y la tecnología de los misiles norcoreanos está
mejorando cada vez”.
Es por esto que,
Estados Unidos amenaza con llevar a cabo un ataque de represalia si Pyongyang
continúa con sus ensayos de armamentos nucleares y misilísticos.
Indiferente a las
protestas internacionales, el pasado miércoles 12, Corea del Norte lanzó un
misil balístico KN-15 que cayó en el mar de Japón tras recorrer sesenta
kilómetros. El Consejo de Seguridad consideró que el ensayó fue “una grave
violación” de las obligaciones de Pyongyang en base a las resoluciones de la
ONU.
Para refrendar sus
advertencias, el presidente Donald Trump, envío una fuerza de tareas naval
encabezada por el portaaviones USS Carl Vinson que cuenta con una enorme
potencia de ataque y capacidad de defensa antimisiles balísticos.
Muchos analistas
interpretaron que, tanto el ataque en Siria con misiles Tomahawk a las fuerzas
de Bachar al Asad, como el empleo de la bomba GBU-34, denominada “madre de
todas las bombas”, en la provincia afgana de Nangarhar, contra una red de
túneles que servían de base a los combatientes del Estado Islámico y que acabo
con la vida de 94 yihadistas, entre ellos cuatro cabecillas fueron; en
realidad, una velada advertencia tanto para Pyongyang como para su aliada
China.
LA FUERZA DE TAREAS
La Fuerza de Tareas
aeronaval estadounidense está formado por un portaaviones, dos destructores y
un crucero. Esta flota se situó en aguas próximas a la Península de Corea, a
unos 480 kilómetros de la zona donde Pyongyang suele llevar a cabo sus pruebas
nucleares.
El USS Carl Vinson es
uno de los diez portaaviones de tipo Nimitz con los que cuenta la armada
estadounidense. Los Nimitz son los barcos de guerra más grandes del
mundo. Según la Marina de EE.UU. Pueden estar en servicio por
aproximadamente 50 años.
El USS Carl Vinson
navega, desde 1983, propulsado por la energía de dos reactores nucleares. Mide
332 metros de largo y la cubierta tiene 76 metros de ancho. Puede viajar a
una velocidad de 30 nudos (unos 54 kilómetros por hora). Puede alojar una
tripulación de más de 5.000 personas y transportar más de 60 aviones.
La flota aérea del Carl
Vinson recibe el nombre de “Carrier Air Wing (CVW) 2”. Un portaaviones tipo
Nimitz, como el Vinson, puede llevar embarcados aviones F-18 Hornet, F-18 Super
Hornet, Hawkeye E-2C, Growler EA-18G, Greyhound C-2A y helicópteros Seahawk
MH-60.
Los aviones Hornet y Super
Hornet son los aviones de combate e intercepción del grupo de tareas, son muy
versátiles y se adaptan a cualquier tipo de clima.
Los aviones Hawkeye
cuentan con un radar de vigilancia en la parte superior del fuselaje y cumplen
funciones de alerta temprana de amenazas para el Grupo de Tareas.
Los aviones Growler
ofrecen protección electrónica a la flota. Pueden realizar ataques
electrónicos, ya que están diseñados para interferir señales
electrónicas y bloquear transmisores.
Los Seahawk son helicópteros
destinados a realizar ataques antisubmarinos y funciones de control marino.
Los aviones Greyhound
cumplen fines de transporte de carga y pasajeros al portaaviones.
El USS Carl Vinson es
capaz de llevar misiles de defensa RIM-116; misiles antiaéreos Sea Sparrow
(guiados por radares); y cañones Phalanx CIWS (también guiados por radares)
para defenderse de misiles anti buques y de aviones de alta velocidad.
El portaaviones también
puede ir acompañado de buques de apoyo encargados de suministrarle combustible
y armamento.
La armada
estadounidense dice que los Arleigh Burke son unos de los
destructores más poderosos jamás construidos. Son propulsados por turbinas a
gas y alcanzan velocidades de 30 nudos. Pueden cumplir misiones antiaéreas y
antisubmarinas, según la Marina.
El Grupo de Tareas Carl
Vinson cuenta con dos de esos destructores: el USS Wayne E. Meyer y el USS Michael Murphy.
Los destructores miden
155 metros de largo y su tripulación puede ser de 330 personas.
Poseen el sistema de
lanzamiento vertical MK-41, capaz de lanzar varios tipos de misiles contra
aviones, submarinos y de defenderse de misiles balísticos enemigos.
Estos barcos tienen
capacidad para llevar misiles de medio alcance SM-2MR (guiados por radar);
misiles antisubmarinos ASROC; misiles Tomahawk; y misiles Sea Sparrow de
mediano alcance (ESSM), que sirven para defenderse de misiles anti buques y
aeronaves. También cuentan con un
cañón MK 45 y pueden transportar dos helicópteros Seahawk MH-60 con misiles
Penguin y seis torpedos MK 50.
Los cruceros
tipo Ticonderoga pueden llevar una combinación de 122 misiles guiados
en total. Pueden encabezar sus respectivos grupos de ataque y cuentan con
sistema MK41 de lanzamiento vertical de misiles; misiles ASROC; seis torpedos
MK 46; y cañones MK 45 y Phalanx CIWS.
Están equipados también
con misiles Tomahawk, lo que les da capacidad de ataque a largo alcance.
Preparándose para el
conflicto el gobierno norcoreano expulsó de su ciudad capital Pyongyang a
seiscientos mil de sus habitantes, un cuarto de su población total.
Las personas expulsadas
fueron acusadas de tener familiares que desertaron al Sur, encarcelados por ser
considerados “enemigos del pueblo”, usar drogas, traficar con dinero falso o
vender películas pirateadas del Sur.
La justificación para
esta medida totalitaria es que el gobierno norcoreano no quiere en su capital
la presencia de personas que potencialmente puedan colaborar con tropas
extranjeras en caso de una invasión.
Corea del Norte celebró
el, el sábado 15, el “Taeyangjeol” o “Día del Sol”, este año el 105 aniversario
del nacimiento del fundador de la dinastía gobernante, el mariscal Kim Il-sung.
La conmemoración al mejor estilo soviético consistió en un intimidante desfile
militar con los soldados marchando a paso de ganso y la exhibición de nuevos
armamentos. En esta ocasión, Pyongyang exhibió 56 misiles de diez tipos
distintos. Los norcoreanos mostraron incluso un supuesto misil balístico
intercontinental de cuya real existencia duda la inteligencia americana.
Pero, como Pyongyang no
parece dispuesto a cesar en sus provocaciones, también lanzó un nuevo misil,
desde la ciudad portuaria de Simpo en la costa Este de la Península, que
estalló a poco de ser disparado.
Los Estados Unidos
incrementaron sus contactos diplomáticos tras este nuevo ensayo de misil. El
domingo 16 arribó a Seúl el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence,
cuyo padre combatió en la Guerra de Corea (1950 – 1953), y advirtió que “la era
de la paciencia estratégica” de Washington hacia Corea del Norte ha terminado.
LOS ALINEAMIENTOS
INTERNACIONALES
Los sucesos en la
Península de Corea han obligado a diversos países a tomar posiciones.
El miércoles 12, el
presidente chino, Xi Jinping habló con el presidente Trump por teléfono para
solicitarle que se mantenga en calma y recordarle que, si bien para Pekín es
esencial la desnuclearización de la península coreana, más aún lo es, el
mantenimiento del statu quo en la región. “China desea resolver el problema
norcoreano en forma pacífica”, afirmó el líder chino.
Paralelamente el
gobierno chino desplegó 150.000 hombres de sus fuerzas armadas en la frontera
con Corea del Norte y suspendió los vuelos de Air China, su aerolínea de
bandera, a Pyongyang. También habría amenazado a Kim Jong-un con la aplicación
de sanciones económicas si no cesa en sus provocaciones.
Por su parte, el
ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, destacó: “Si hay una
guerra, el resultado será una situación en la que todos perderán y nadie
resultará ganador”.
Francia también fijo su
posición a través de su ministro de Relaciones Exteriores, Jean-Marc Ayrault,
luego de abogar por la desnuclearización de la península de Corea, advirtió:
“la comunidad internacional es unánime: ha llegado el momento de que Pyongyang
cumpla sus propios compromisos”.
En forma similar se
expidieron días pasados la canciller germana, Angela Merkel, y la primera
ministra británica, Theresa May.
En tanto que el primer
ministro de Japón, Shinzo Abe, cuyo país también se siente amenazado por el
militarismo norcoreano, respaldó la firme aptitud del presidente Donald Trump y
afirmó que Corea del Norte podría tener la capacidad de lanzar misiles
equipados con armas químicas y trazó paralelismos entre el régimen que lidera
Kim Jong-un y el líder sirio Bachar al Assad.
Al mismo tiempo, Japón
tomó medidas para evacuar a sesenta mil japoneses que viven en Corea del Sur y
comenzó a instruir a su población como proceder en caso de que estalle una
guerra nuclear en la región.
En Moscú, el vocero del
Kremlin, Dimitri Peskov, afirmó que Rusia está “muy preocupada por la escalada
de las tensiones en la Península de Corea” y llamó a las partes a evitar
cualquier acto que pudiera ser interpretado como una provocación.
CONCLUSIONES
Estados Unidos no
aceptará que un régimen hostil e impredecible como el de Corea del Norte
desarrolle capacidades nucleares y misilísticas capaces de afectar su
territorio o el de sus aliados estratégicos en la región.
Comparando el
comportamiento de los Estados Unidos en otros conflictos donde empleo su
potencial militar, como “Tormenta del Desierto” (la Primera Guerra en Iraq), en
1990, o la “Operación Libertad Iraquí” (la Segunda Guerra en Iraq), en 2003; el
Pentágono no iniciará las operaciones militares hasta concentrar en el Teatro
de Operaciones medios ofensivos que le aseguren una superioridad un poder de
fuego abrumador.
En el caso de un
enemigo provisto de armamento nuclear esta superioridad de medios es una
cuestión vital y no parece que las fuerzas actualmente desplegadas en la
Península de Corea sean suficientes para cumplir con eficacia este cometido.
Por lo tanto, no
existirá riesgo de que Washington inicie operaciones hasta que hay completado
su despliegue militar.
Mientras tanto,
realizará maniobras diplomáticas destinadas a convencer a otros actores
internacionales (China, Rusia, Japón, Corea del Sur y sus aliados europeos) de
que agotó todos los medios de solucionar el diferendo por medios pacíficos.
Aunque su verdadero propósito es eliminar toda amenaza posible sobre su
seguridad nacional.
Lo que resta saber es
cuanta racionalidad hay en Pyongyang. Más allá de todas las amenazas y
provocaciones que pueda formular el régimen norcoreano sabe que no cuenta con
medios suficientes para imponerse a los Estados Unidos. Precisamente, el
propósito de desarrollar esos medios ofensivos es tan sólo asegurar su
supervivencia no librar una guerra contra los americanos. Pyongyang solo
necesita una salida que le permita salvar su orgullo y sobrevivir. Aunque posiblemente
esa alternativa ya no este disponible.
Mientras tanto, China
se encuentra frente al dilema de perder a un aliado conflictivo, pero aliado al
fin, o complicar sus relaciones con los Estados Unidos. Posiblemente Pekín
preferiría una Corea del Norte más pacífica y predecible, incluso es probable
que comparta las prevenciones de Estados Unidos sobre el incremento de las
capacidades de ataque de Pyongyang.
Pero, hasta qué punto
está dispuesto a presionar a Kim Jong-un o permitir que los Estados Unidos
actúen unilateralmente.
La salida de este
conflicto no está clara por el momento. De allí la preocupación que sacude al
mundo por lo que sucede en Corea.
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