jueves, 13 de abril de 2017

MARRUECOS LA LOCOMOTORA QUE IMPULSA EL DESARROLLO DE ÁFRICA


El creciente protagonismo de Marruecos en la política internacional despierta cada día mayor interés por esta sociedad que obra tanto como de mediadora entre África y Europa, entre el Islam y Occidente, como de gran locomotora para el desarrollo de África.

LA SINGULARIDAD DE MARRUECOS

Marruecos en una sociedad singular. Muchas lo son, pero pocas combinan en su seno tantas tradiciones y remontan sus orígenes a tanto tiempo. La marroquí es esencialmente una sociedad magrebí, africana y musulmana, que por su crecimiento y estabilidad política se está convirtiendo en el gran motor que moviliza el desarrollo de África.

El rey Mohamed VI está impulsando con gran energía la modernización y el desarrollo del Reino, preparándolo para desempeñar, en el siglo XXI, el papel rector en los asuntos africanos que el potencial de su cultura y crecimiento económico reclama.

Marruecos es una monarquía constitucional que gobierna una sociedad con tradiciones propias y basada en la religión islámica, aunque de un islam tolerante basado en la interpretación maliki, una de las cuatro escuelas doctrinales que existen en esta fe.

Por lo tanto, no puede ser comparada con otras monarquías occidentales o su cultura medida por parámetros europeos sin caer en errores xenófobos y etnocentristas, más propios del siglo XIX, o evidenciar una total ignorancia de lo que significa una sociedad musulmana y africana.

Marruecos es también una monarquía democrática donde las elecciones se realizan con regularidad y en orden. El gobierno parlamentario rige los destinos del país y los derechos humanos están garantizados para todos los habitantes. Esto tiene lugar en un continente donde los jefes de Estado suelen aferrarse a sus cargos por décadas y solo los abandonan cuando mueren o los expulsa un golpe de Estado.

Bajo la orientación y atenta supervisión de Mohamed VI, el Reino ha realizado importantes avances en materia de derechos humanos corrigiendo errores del pasado e impedir nuevos abusos.

Mohamed VI se ocupó especialmente en mejorar la situación de la mujer en la sociedad marroquí. El Rey comenzó promoviendo a mujeres para ocupar altos cargos de relevancia dentro del gobierno, tales como ministros y embajadores. Luego llevó a cabo la reforma del Código de Familia o Al Mudawana para impulsar la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

LA EXPANSIÓN ECONÓMICA

Hoy la sociedad marroquí exhibe un nivel de gobernabilidad, transparencia y libertad de prensa que es imposible de encontrar en otros países magrebíes como Argelia y Egipto.
Es por ello que, especialmente en la última década, Marruecos ha recibido importantes inversiones extranjeras como la “Ciudad Mohammed VI Tánger Tech” en la región de Tánger – Tetuán, Alhucemas a solo quince kilómetros de las costas europeas.

Un emblema de este polo de desarrollo y del crecimiento económico del país ha sido la construcción del puerto de Tánger Med, situado a veinticinco kilómetros de la ciudad de Tánger, en la localidad de Ksar Sghi, dotado de una capacidad inicial para operar con tres millones de contenedores, pero que gradualmente se irá incrementando hasta alcanzar los ocho millones.

Además, Tánger cuenta con cinco grandes zonas industriales que concentran la actividad productiva. La Zona Franca Tánger Free Zone, enteramente dedicada a la exportación; la Zona Franca de Melloussa, y la Zona Industrial de Tánger Med y las zonas industriales de la Mghogha, Gzenaya; y A Majd. En febrero de 2012 se inauguró la planta de Renault en Tánger que absorbe la producción de las fábricas de autopartistas de SNOP, Relats, etc.

El líder mundial en soluciones de conectividad, sensores y componentes electrónicos para la industria del automóvil, aeroespacial, defensa, energía y telecomunicaciones TE Connectivity ha inaugurado en la Zona Franca, su primera planta para el sector de la automoción. Esta es la primera planta de TE Connectivity fuera de Francia.

La primera fase en la instalación de planta ha supuesto una inversión de casi 3,5 millones de euros y permitirá crear cuatrocientos puestos de trabajo y generar una facturación anual de diez millones de euros.

En una segunda fase, se desarrollará la actividad de moldeo para la conectividad y el montaje automáticos, con una inversión de aproximadamente 27 millones de euros. Con ello se crearán  otros 266 nuevos puestos de trabajo y una facturación anual estimada en 21 millones de dólares.

Aproximadamente unas mil cuatrocientas empresas españolas y francesas se han instalado –o relocalizado sus inversiones- en esa región marroquí. A fines de 2012, España destinó cuatrocientos millones de euros a una línea de crédito orientado a financiar proyectos de empresas españolas en Marruecos.

Las características de la regulación laboral, el perfil de la obra y la cercanía con Europa han convertido a la región en un territorio privilegiado para la relocalización de los procesos de producción.

Además, Marruecos ha obtenido financiamiento internacional para construir la Central de Uarzazate. Este complejo se encuentra enclavado en un paraje desértico entre las cadenas del Gran Atlas y el Anti Atlas. En una ubicación que tiene una media de 3.000 horas de sol al año, y es el mayor parque de energía solar del mundo. El proyecto implica una inversión de 3.400 millones de euros.

Marruecos, con una economía pujante y en permanente expansión presenta un fortísimo déficit energético. El 94,6% de la energía primaria y el 18,1% de la energía eléctrica deben importarse. Pero al mismo tiempo, el país debido a su posición de grandes áreas con un potencial solar considerable, que suman más de 3.500 horas de sol al año, especialmente en sus provincias saharianas.

Es por ello que Marruecos está apostando fuerte a la energía limpia. El reino magrebí tiene un ambicioso programa de generación de energías renovables con el que aspira a proveerse en un 52% de sus necesidades energéticas en fuentes de energía limpia hacia el año 2030.

Para alcanzar este objetivo, deberá desarrollar entre 2016 y 2030 una capacidad adicional de 10.100 megavatios generados a partir de energías renovables distribuidos entre 4.500 megavatios generados con energía solar, 4.200 megavatios provenientes de energía eólica y 1.300 megavatios producidos por plantas hidroeléctricas.

NUEVOS MERCADOS Y SOCIOS COMERCIALES

Marruecos había estructurado su política exterior orientándose tradicionalmente hacia la Unión Europea con quien mantiene un “Estatuto Avanzado” y donde se encuentran sus principales socios comerciales, y hacia los países que forman el “Consejo para la Cooperación del Golfo” donde suele encontrar buenas condiciones de financiamiento para sus inversiones en materia de obras públicas.

No obstante, el proceso de crecimiento en que está inmersa la economía marroquí demandó que el país aprovechara todas las oportunidades y llevara a cabo una diversificación y ampliación de sus mercados de exportación.

A tal efecto ha orientado su acción diplomática hacia el escenario del Asia – Pacífico, donde Rusia y China se están convirtiendo en un eje de desarrollo involucrado en grandes inversiones que demandan volúmenes crecientes de materia prima y productos elaborados.

Rusia, en especial, constituye un interesante mercado de 146 millones de consumidores para las exportaciones Marruecos. El reino alauí es el segundo cliente árabe de Rusia, después de Egipto, y Moscú es el quinto socio comercial de Marruecos, con un intercambio de aproximadamente 1.600 millones de euros, o sea el 1,7% del comercio internacional marroquí. Las exportaciones marroquíes a Rusia están dominadas principalmente por los cítricos, harina y aceite de pescado. En cuanto a las exportaciones rusas, se componen principalmente de petróleo crudo, carbón, el hierro y azufre en bruto.

CRECIENTE PROTAGONISMO INTERNACIONAL

Paralelamente, Marruecos ha sido sede de relevantes eventos internacionales. El reino ha tenido el honor de albergar dos sesiones (en 2001 y 2016) de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP).  En su última edición la Cumbre contó con la participación de delegaciones de cincuenta países y la asistencia de treinta Jefes de Estado y de Gobierno de la región. Además, concurrieron como observadores representantes del Consejo de Cooperación del Golfo, la Unión Africana, el Banco Mundial, el Banco Africano de Desarrollo, los Estados Unidos y Francia con la presencia del presidente François Hollande.

Entre otros eventos internacionales, Marruecos fue sede de la Cumbre Africana para la Acción y las reuniones anuales del Foro Crans Montana. Por último, su retorno a la Unión Africana, a comienzos de año, y su pedido de incorporación a la Comunidad Económica de Estados del África Occidental (CEDEAO), han dado al reino magrebí un creciente protagonismo en la política africana.

Para Occidente, Marruecos es un aliado indispensable en la lucha contra el terrorismo yihadista y para los países islámicos un socio fundamental para controlar la expansión del islamismo radical en África. También es un poderoso impulsor del desarrollo de los países del continente.

El compromiso con el crecimiento socioeconómico ha convertido a Marruecos en el segundo mayor inversor africano del continente, solo superado por Sudáfrica y el mayor inversor en el África Occidental.

En los últimos cinco años, el cúmulo de inversiones marroquíes en África alcanzó a 1.700 millones de dólares y se radicaron especialmente en el sector de la construcción y obras públicas, TIC, sector financiero, energía eléctrica, industria farmacéutica, transporte aéreo, minería, telecomunicaciones, etc.

En 2015, Marruecos superó a Francia como primer inversor en Costa de Marfil, con un 22% de las inversiones contra el 16% alcanzado por el país galo. Ese mismo año, Marroc Telecom alcanzó una cuota del 41% de su volumen de negocios en el África subsahariana y el grupo BMCE Bank of Africa logró allí el 31% de sus ingresos netos. Las mayores empresas marroquíes, como Marroc Telecom o el banco Attijari, tienen presencia en más de diez países del continente. Y la empresa nacional de aviación, la Royal Air Maroc, cuenta con 22 destinos subsaharianos.

Marruecos ha implementado en varios países africanos proyectos de desarrollo en el campo de la sanidad, la agricultura, las lluvias artificiales, la gestión de recursos hídricos, la irrigación, la lucha contra las plagas de langostas, la electrificación, el desarrollo de infraestructuras básicas y la educación y formación universitaria, técnica y profesional de los tan necesarios recursos humanos.

En este último aspecto, Marruecos recibe anualmente ocho mil estudiantes universitarios, entre ellos 6.500 becarios procedentes de 42 países africanos.

La solidaridad marroquí también se expresa en la entrega de ayuda humanitaria para paliar los efectos de las catástrofes naturales y los frecuentes conflictos bélicos. La ayuda se materializa en la donación de cereales, medicamentos, material médico, el envío de hospitales de campaña.

Para reforzar los naturales lazos históricos, culturales y espirituales, Marruecos, a través del Instituto Mohammed VI para la Formación de Imanes, contribuye a la formación religiosa de estudiantes marroquíes y sobre todo de otros provenientes de África. En esta forma el monarca busca proteger a la juventud africana de las veleidades del extremismo y preservar una identidad islámica marcada por la apertura y la tolerancia.

Todo ello se ha acompañado con frecuentes giras de Mohammed VI por países africanos a los efectos de intercambiar impresiones con los jefes de Estado, dirigentes políticos y las fuerzas vivas de los Estados visitados. Desde su ascenso al trono, el Rey ha realizado 60 visitas de Estado al África Subsahariana, que han constituido una oportunidad excepcional para conocer de primera mano la realidad y necesidades de estos pueblos. En estos viajes ha suscripto 949 tratados y convenios bilaterales con países africanos. Entre ellos un muy significativo convenio con Nigeria, suscripto en 2016, para la construcción de un gran gasoducto.

En todos los casos, el Rey de Marruecos viajó acompañado de una numerosa comitiva integrada por funcionarios gubernamentales, políticos, académicos y representantes de las empresas marroquíes más importantes y dinámicas.

Por todo esto es que Marruecos se ha convertido en el gran motor que impulsa el crecimiento económico de África, al mismo tiempo que cada día el Reino magrebí adquiere mayor importancia en la política internacional del continente. El gran responsable de esta transformación es sin lugar a dudas Mohamed VI, un rey para el siglo XXI.


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