El creciente
protagonismo de Marruecos en la política internacional despierta cada día mayor
interés por esta sociedad que obra tanto como de mediadora entre África y
Europa, entre el Islam y Occidente, como de gran locomotora para el desarrollo
de África.
LA SINGULARIDAD DE MARRUECOS
Marruecos
en una sociedad singular. Muchas lo son, pero pocas combinan en su seno tantas
tradiciones y remontan sus orígenes a tanto tiempo. La marroquí es esencialmente
una sociedad magrebí, africana y musulmana, que por su crecimiento y
estabilidad política se está convirtiendo en el gran motor que moviliza el
desarrollo de África.
El rey
Mohamed VI está impulsando con gran energía la modernización y el desarrollo
del Reino, preparándolo para desempeñar, en el siglo XXI, el papel rector en
los asuntos africanos que el potencial de su cultura y crecimiento económico
reclama.
Marruecos
es una monarquía constitucional que gobierna una sociedad con tradiciones
propias y basada en la religión islámica, aunque de un islam tolerante basado
en la interpretación maliki, una de las cuatro escuelas doctrinales que existen
en esta fe.
Por lo
tanto, no puede ser comparada con otras monarquías occidentales o su cultura
medida por parámetros europeos sin caer en errores xenófobos y etnocentristas,
más propios del siglo XIX, o evidenciar una total ignorancia de lo que
significa una sociedad musulmana y africana.
Marruecos
es también una monarquía democrática donde las elecciones se realizan con
regularidad y en orden. El gobierno parlamentario rige los destinos del país y
los derechos humanos están garantizados para todos los habitantes. Esto tiene
lugar en un continente donde los jefes de Estado suelen aferrarse a sus cargos
por décadas y solo los abandonan cuando mueren o los expulsa un golpe de
Estado.
Bajo
la orientación y atenta supervisión de Mohamed VI, el Reino ha realizado
importantes avances en materia de derechos humanos corrigiendo errores del
pasado e impedir nuevos abusos.
Mohamed
VI se ocupó especialmente en mejorar la situación de la mujer en la sociedad
marroquí. El Rey comenzó promoviendo a mujeres para ocupar altos cargos de
relevancia dentro del gobierno, tales como ministros y embajadores. Luego llevó
a cabo la reforma del Código de Familia o Al Mudawana para impulsar la igualdad
de derechos entre hombres y mujeres.
LA EXPANSIÓN ECONÓMICA
Hoy la
sociedad marroquí exhibe un nivel de gobernabilidad, transparencia y libertad
de prensa que es imposible de encontrar en otros países magrebíes como Argelia
y Egipto.
Es por
ello que, especialmente en la última década, Marruecos ha recibido importantes
inversiones extranjeras como la “Ciudad Mohammed
VI Tánger Tech” en la región de Tánger – Tetuán, Alhucemas a solo quince
kilómetros de las costas europeas.
Un emblema de este polo de desarrollo y del crecimiento económico del
país ha sido la construcción del puerto de Tánger Med, situado a veinticinco
kilómetros de la ciudad de Tánger, en la localidad de Ksar Sghi, dotado de una
capacidad inicial para operar con tres millones de contenedores, pero que
gradualmente se irá incrementando hasta alcanzar los ocho millones.
Además, Tánger cuenta con cinco grandes zonas industriales que
concentran la actividad productiva. La Zona Franca Tánger Free Zone,
enteramente dedicada a la exportación; la Zona Franca de Melloussa,
y la Zona Industrial de Tánger Med y las zonas industriales de
la Mghogha, Gzenaya; y A Majd. En febrero de 2012 se
inauguró la planta de Renault en Tánger que absorbe la producción de las
fábricas de autopartistas de SNOP, Relats, etc.
El líder mundial en soluciones de conectividad, sensores y componentes
electrónicos para la industria del automóvil, aeroespacial, defensa, energía y
telecomunicaciones TE Connectivity ha inaugurado en la Zona
Franca, su primera planta para el sector de la automoción. Esta es la primera
planta de TE Connectivity fuera de Francia.
La primera fase en la instalación de planta ha supuesto una inversión de
casi 3,5 millones de euros y permitirá crear cuatrocientos puestos de trabajo y
generar una facturación anual de diez millones de euros.
En una segunda fase, se desarrollará la actividad de moldeo para la conectividad
y el montaje automáticos, con una inversión de aproximadamente 27 millones de
euros. Con ello se crearán otros 266
nuevos puestos de trabajo y una facturación anual estimada en 21 millones de
dólares.
Aproximadamente unas mil cuatrocientas empresas españolas y francesas se
han instalado –o relocalizado sus inversiones- en esa región marroquí. A fines
de 2012, España destinó cuatrocientos millones de euros a una línea de crédito
orientado a financiar proyectos de empresas españolas en Marruecos.
Las características de la regulación laboral, el perfil de la obra y la
cercanía con Europa han convertido a la región en un territorio privilegiado
para la relocalización de los procesos de producción.
Además, Marruecos ha
obtenido financiamiento internacional para construir la Central de Uarzazate. Este complejo se encuentra enclavado en un paraje
desértico entre las cadenas del Gran Atlas y el Anti Atlas. En una ubicación
que tiene una media de 3.000 horas de sol al año, y es el mayor parque de energía
solar del mundo. El proyecto implica una inversión de 3.400 millones de euros.
Marruecos,
con una economía pujante y en permanente expansión presenta un fortísimo
déficit energético. El 94,6% de la energía primaria y el 18,1% de la energía eléctrica
deben importarse. Pero al mismo tiempo, el país debido a su posición de grandes
áreas con un potencial solar considerable, que suman más de 3.500 horas de sol
al año, especialmente en sus provincias saharianas.
Es por ello
que Marruecos está apostando fuerte a la energía limpia. El reino magrebí tiene
un ambicioso programa de generación de energías renovables con el que aspira a
proveerse en un 52% de sus necesidades energéticas en fuentes de energía limpia
hacia el año 2030.
Para alcanzar
este objetivo, deberá desarrollar entre 2016 y 2030 una capacidad adicional de
10.100 megavatios generados a partir de energías renovables distribuidos entre
4.500 megavatios generados con energía solar, 4.200 megavatios provenientes de
energía eólica y 1.300 megavatios producidos por plantas hidroeléctricas.
NUEVOS MERCADOS Y SOCIOS COMERCIALES
Marruecos
había estructurado su política exterior orientándose tradicionalmente hacia la
Unión Europea con quien mantiene un “Estatuto
Avanzado” y donde se encuentran sus principales socios comerciales, y hacia
los países que forman el “Consejo para la
Cooperación del Golfo” donde suele encontrar buenas condiciones de
financiamiento para sus inversiones en materia de obras públicas.
No obstante, el proceso de crecimiento en que está inmersa la economía
marroquí demandó que el país aprovechara todas las oportunidades y llevara a
cabo una diversificación y ampliación de sus mercados de exportación.
A tal efecto ha orientado su acción diplomática hacia el escenario del
Asia – Pacífico, donde Rusia y China se están convirtiendo en un eje de
desarrollo involucrado en grandes inversiones que demandan volúmenes crecientes
de materia prima y productos elaborados.
Rusia, en especial, constituye un interesante mercado de 146 millones de
consumidores para las exportaciones Marruecos. El reino alauí es el segundo
cliente árabe de Rusia, después de Egipto, y Moscú es el quinto socio comercial
de Marruecos, con un intercambio de aproximadamente 1.600 millones de euros, o
sea el 1,7% del comercio internacional marroquí. Las exportaciones marroquíes a
Rusia están dominadas principalmente por los cítricos, harina y aceite de
pescado. En cuanto a las exportaciones rusas, se componen principalmente de
petróleo crudo, carbón, el hierro y azufre en bruto.
CRECIENTE PROTAGONISMO INTERNACIONAL
Paralelamente,
Marruecos ha sido sede de relevantes eventos internacionales. El reino ha
tenido el honor de albergar dos sesiones (en 2001 y 2016) de la Conferencia de
las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático (COP). En su última edición la
Cumbre contó con la participación de delegaciones de cincuenta países y la
asistencia de treinta Jefes de Estado y de Gobierno de la región. Además,
concurrieron como observadores representantes del Consejo de Cooperación del
Golfo, la Unión Africana, el Banco Mundial, el Banco Africano de Desarrollo,
los Estados Unidos y Francia con la presencia del presidente François Hollande.
Entre
otros eventos internacionales, Marruecos fue sede de la Cumbre Africana para la Acción y las reuniones anuales del Foro
Crans Montana. Por último, su retorno a la Unión Africana, a comienzos de año,
y su pedido de incorporación a la Comunidad Económica de Estados del África
Occidental (CEDEAO), han dado al reino magrebí un creciente protagonismo en la
política africana.
Para
Occidente, Marruecos es un aliado indispensable en la lucha contra el
terrorismo yihadista y para los países islámicos un socio fundamental para
controlar la expansión del islamismo radical en África. También es un poderoso impulsor
del desarrollo de los países del continente.
El compromiso
con el crecimiento socioeconómico ha convertido a Marruecos en el segundo mayor
inversor africano del continente, solo
superado por Sudáfrica y el mayor inversor en el África Occidental.
En los
últimos cinco años, el cúmulo de inversiones marroquíes en África alcanzó a
1.700 millones de dólares y se radicaron especialmente en el sector de la
construcción y obras públicas, TIC, sector financiero, energía eléctrica,
industria farmacéutica, transporte aéreo, minería, telecomunicaciones, etc.
En 2015,
Marruecos superó a Francia como primer inversor en Costa de Marfil, con un 22%
de las inversiones contra el 16% alcanzado por el país galo. Ese mismo año,
Marroc Telecom alcanzó una cuota del 41% de su volumen de negocios en el África
subsahariana y el grupo BMCE Bank of Africa logró allí el 31% de sus ingresos
netos. Las mayores empresas marroquíes, como
Marroc Telecom o el banco Attijari, tienen presencia en más de diez países del
continente. Y la empresa nacional de aviación, la Royal Air Maroc, cuenta con
22 destinos subsaharianos.
Marruecos ha
implementado en varios países africanos proyectos de desarrollo en el campo de
la sanidad, la agricultura, las lluvias artificiales, la gestión de recursos
hídricos, la irrigación, la lucha contra las plagas de langostas, la
electrificación, el desarrollo de infraestructuras básicas y la educación y
formación universitaria, técnica y profesional de los tan necesarios recursos
humanos.
En este
último aspecto, Marruecos recibe anualmente ocho mil estudiantes
universitarios, entre ellos 6.500 becarios procedentes de 42 países africanos.
La
solidaridad marroquí también se expresa en la entrega de ayuda humanitaria para
paliar los efectos de las catástrofes naturales y los frecuentes conflictos
bélicos. La ayuda se materializa en la donación de cereales, medicamentos,
material médico, el envío de hospitales de campaña.
Para reforzar
los naturales lazos históricos, culturales y espirituales, Marruecos, a través
del Instituto Mohammed VI para la Formación de Imanes, contribuye a la
formación religiosa de estudiantes marroquíes y sobre todo de otros
provenientes de África. En esta forma el monarca busca proteger a la juventud
africana de las veleidades del extremismo y preservar una identidad islámica
marcada por la apertura y la tolerancia.
Todo ello se
ha acompañado con frecuentes giras de Mohammed VI por países africanos a los
efectos de intercambiar impresiones con los jefes de Estado, dirigentes
políticos y las fuerzas vivas de los Estados visitados. Desde su ascenso al
trono, el Rey ha realizado 60 visitas de Estado al África Subsahariana, que han
constituido una oportunidad excepcional para conocer de primera mano la
realidad y necesidades de estos pueblos. En estos viajes ha suscripto 949 tratados
y convenios bilaterales con países africanos.
Entre ellos un muy significativo convenio con Nigeria, suscripto en 2016, para
la construcción de un gran gasoducto.
En todos los
casos, el Rey de Marruecos viajó acompañado de una numerosa comitiva integrada
por funcionarios gubernamentales, políticos, académicos y representantes de las
empresas marroquíes más importantes y dinámicas.
Por todo esto
es que Marruecos se ha convertido en el gran motor que impulsa el crecimiento
económico de África, al mismo tiempo que cada día el Reino
magrebí adquiere mayor importancia en la política internacional del continente.
El gran responsable de esta transformación es sin lugar a dudas Mohamed VI, un
rey para el siglo XXI.
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