El
rey de Marruecos aprovecha la conmemoración del 43° Aniversario de la Marcha
Verde para proponer al gobierno de Argelia iniciar un proceso de reconciliación
y distensión entre las dos mayores naciones del Magreb.
El rey Mohammed VI aprovecho
el discurso de conmemoración del 43° Aniversario de la Marcha Verde, que abrió
el proceso de recuperación de la soberanía de Marruecos sobre sus provincias
saharianas en 1975, para proponer a Argel resolver sus diferencias y
rivalidades históricas en una negociación diplomática franca y directa.
Después de años de lucha común
contra el colonialismo francés en el Norte de África, las relaciones entre
Argelia y Marruecos se fueron deteriorando gradualmente. Finalmente, las
reivindicaciones territoriales sobre las provincias de Tinduf y Bechar,
derivaron brevemente, en 1963, en la Guerra de las Arenas, donde Marruecos se
impuso en el campo de batalla.
Desde entonces las relaciones
entre ambos países nunca volvieron a ser cordiales. Especialmente debido al
apoyo que Argelia brinda a los separatistas del Frente Polisario.
Una evidencia de estas tensiones
es el hecho de que ambos países mantienen sus extensas fronteras de 1.559 km cerradas desde el atentado contra el Hotel Atlas.Asni de Marraquech, en el que murieron dos turistas españoles, llevado a cabo por tres jóvenes argelinos, en 1994.
Ahora, el monarca alauí ha
realizado un importante gesto hacia la paz, la reconciliación y la distención
en el Magreb, proponiendo a su vecino y rival crear lo que denominó “una
herramienta política común, para el diálogo y la concertación” y se mostró
“abierto a las propuestas e iniciativas que Argelia podría presentar, con el
fin de superar el estado de estancamiento que conocen las relaciones entre los
dos países vecinos y hermanos.”
En otras palabras, Marruecos
propone a Argelia resolver en forma negociada, directa y honestamente, todas
sus diferencias, superarlas y encarar conjuntamente el desafío de lograr un
desarrollo sostenible y de crecimiento económico para ambos países y para toda
la región.
Un gesto significativo en
favor de la paz, la distensión y el fin de las carreras armamentistas en
África.
Un arreglo diplomático entre
Marruecos y Argelia, con la apertura de fronteras, significaría un nuevo
impulso para la concreción de la Unión del Magreb Árabe y la posibilidad de una
pacificación definitiva de Libia.
Este audaz giro diplomática de
Marruecos en favor de la paz y la resolución de la controversias por medio de
la negociación directa entre las partes constituye un buen augurio para las
conversaciones que Marruecos, Argelia, Mauritania y el Frente Polisario deberán
mantener el próximo 5 y 6 de diciembre en Ginebra bajo el auspicio de la
Organización de Naciones Unidas para buscar una solución que saque del
estancamiento al Diferendo del Sáhara después de más de cuarenta años de
gestiones diplomáticas y tensiones militares.
También sobre el tema del
Sáhara se explayó Mohammed VI. El rey señaló la predisposición de Marruecos para
“presentar propuestas prácticas, susceptibles de hallar una solución política
duradera, realista y consensuada, en el marco de la Iniciativa de Autonomía.”
Esta referencia constituye una
ratificación de la política se Estado sobre el Sáhara donde las máximas
concesiones posibles para Marruecos pasan por la negociación de un Estatuto de
Autonomía bajo un régimen de regionalización avanzada que garantice a la
población de origen saharaui el respeto a su cultura y tradiciones viviendo
bajo la soberanía marroquí.
Mohammed VI señaló también que
cualquier iniciativa, provenga de donde provenga, será rechazada por Marruecos
si “atenta contra nuestra integridad territorial”.
Es decir, el ánimo de paz,
concordia y disposición al diálogo y la negociación por parte de Mohammed VI
tiene un claro límite: la inclaudicable defensa de la integridad territorial
del Reino.
Ahora la palabra la tiene
Argelia. Frente a la generosa propuesta de Marruecos de resolver todas las
diferencias en una negociación bilateral, franca y directa, Argel debe definir
si está dispuesto a vivir en paz con su vecino o si, por el contrario, se
siente más cómo con la rivalidad y la hostilidad permanentes.
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