Con el lanzamiento de los satélites Mohammed VI A y B
Marruecos se incorpora al selecto club de los países africanos con un programa
espacial en activo
El programa espacial marroquí
comenzó en 2013 a partir de acuerdos suscriptos entre el rey Mohammed VI y el
entonces presidente de Francia, Nicolás Sarkozy
Estos
acuerdos llevaron a que en noviembre de 2017, la misión UV11
de Arianespace a cargo de un lanzador ligero europeo Vega despegó desde la base
espacial de Kourou, en la Guayana Francesa para poner en órbita, el satélite de
observación de alta resolución marroquí Mohammed VI A, también denominado
MN35-13 o Moroccan EO Sat 1,con capacidad para tomar quinientas fotografías al
día.
El Vega es un pequeño propulsor europeo de tres etapas que emplea
combustible sólido y una etapa superior AVUM de combustible líquido (fabricada
en Ucrania). Tiene una longitud de treinta metros y un diámetros máximo de tres
metros, mientras que su masa al lanzamiento es de 139 toneladas. Es capaz de
poner 1.430 kg en una órbita helisíncrona (OOS) de 700 kilómetros de altura,
2.500 kg en una órbita baja ecuatorial (LEO) de 200 kilómetros o mandar 1.963
kg a la ISS.
Ambos satélites marroquíes son de
tipo Pleiada de 1,1 toneladas, de estructura hexagonal y con tres paneles
solares fabricados en Francia, por la empresa Airbus Defence and Space y Thales
Alenia Space.
La empresa franco – italiana Thales
Alenia Space fue la encargada de proporcionar los instrumentos ópticos que
permiten a los aparatos obtener imágenes tridimensionales diurnas y nocturnas
con una resolución de 0,7 metros, en el espectro visible e infrarrojo cercano,
mientras que Airbus France ha construido la plataforma, los equipos de abordo y
ha precedido a la integración del satélite.
Los satélites marroquíes orbitan la
tierra a una altura de 650 kilómetros con una ruta preestablecida que atraviesa
a Europa de Norte a Sur. Sobrevuela la Península Ibérica entre dos y tres veces
por día y luego lo hace sobre territorio de Marruecos, Argelia, Mauritania y
Mali, entre otras regiones. Como hemos mencionado, cada satélite marroquí
produce unas quinientas fotografías de alta resolución por día que luego son objeto
de un detenido análisis de fotointerpretación.
Ambos satélites serán totalmente
administrados por ingenieros y técnicos marroquíes pertenecientes a la Agencia
Nacional de Conservación de Tierras, Catastro y Cartografía (ANCFCC) y del
Centro Real de Teledetección Espacial, organismos situados en inmediaciones del
Aeropuerto de Rabat. Los técnicos marroquíes que se han capacitado y especializado en los
mejores centros espaciales del extranjero.
El empleo de imágenes satelitales es cada día
más esencial para los procesos de toma de decisiones en varios campos, como
ser: el catastro y la cartografía, la agricultura, la administración de los
recursos hídricos, la construcción y las obras públicas y el transporte, la
administración de recursos forestales, la industria minera, las redes de
comunicaciones, el seguimientos de grandes proyectos, la planificación urbana y
regional, la oceanografía y la explotación económica de las zonas costeras. En
este sentido cabe recordar que Marruecos cuenta con 3.500 kilómetros de costas
cuyas aguas albergan la mayor biodiversidad del planeta con una biomasa
compuesta por más de quinientas especies marinas.
Por otra parte, los satélites
de observación óptica suministran datos meteorológicos que son elementos
esenciales en el control de los procesos de cambio climático, calentamiento
global y desertificación. Estos son problemas medioambientales que afectan
especialmente al continente africano.
Los satélites Mohammed VI A y
B no sólo proporcionaran información geoespacial útil para el proceso de toma
de decisiones gubernamentales, sino que permitirán a Marruecos participar de la
“Industria de Observación de la Tierra”
convirtiéndose en un posible proveedor de imágenes satelitales a empresas
privadas que las requieran para sus propios proyectos.
El variado aprovechamiento que
podrá hacer el estado marroquí de la información satelital directa para
planificar su desarrollo en forma sustentable y racional justifican
sobradamente el costo de la inversión necesaria para convertir a Marruecos en
una potencia espacial en la región.
Al proceso de modernización
acelerada que esta llevando a cabo el Reino de Marruecos bajo la progresista
dirección del Rey Mohammed VI y que contempla la edificación de ciudades
inteligentes, el mayor complejo portuario del Mediterráneo, el Tánger Med, las
grandes inversiones industriales extranjeras, los trenes de alta velocidad que
unen las ciudades portuarias de Tánger y Casablanca, ahora se suman también los
satélites de observación óptica que proyectan al reino magrebí cada vez más como
una potencia rectora en África.
Aunque los avances marroquíes
hacia el claro predominio en la región del Magreb despiertan los recelos de los
países vecinos que se sienten postergados por los continuos y genuinos avances
de Marruecos en todos los campos.
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