La falta de propuestas y la corrupción de los
dirigentes polisarios sumen a la organización separatista en el aislamiento
internacional.
Reiteradamente desde esta
columna en Total News hemos destacado que el Frente Polisario, la organización
separatista creada y sostenida por Argelia para mantener vivo el conflicto en
la región del Sáhara, se hallaba en un marcado proceso de desintegración.
Señalamos este hecho cuando el
grupo separatista, siguiendo los dictados de Argel, confirmó en el cargo de
Secretario General a Brahim Ghali, un dirigente acusado por la Audiencia
Nacional de España por crímenes de lesa humanidad y sobre quien pesan incluso
acusaciones por delitos comunes, como el de violación.
Hace unos meses, lo reiteramos
cuando Marruecos tomó la decisión de retornar al seno de la Unión Africana y
veintiocho de los cincuenta y cuatro países que la integran solicitaron que se
suspendiera la membresía de la seudo República Árabe Saharaui Democrática
(RASD) en esta organización regional.
Dijimos entonces que este
hecho se enmarcaba en un proceso generalizado en que muchos países, en un acto
de reapolitik, decidieron terminar
con la ficción de apoyar a un Estado fantasma para contentar a Argelia y a
ciertas ONG europeas dedicadas a apoyar causas utópicas.
Este proceso hizo que desde el
año 2000, 37 países, que en algún momento reconocieron a la RASD hayan retirado
tal reconocimiento.
Hoy resulta evidente que este
proceso se esta acelerando. Desde el 1º de enero de 2016, tres países retiraron
su apoyo al seudo estado inventado por los polisarios: Paraguay, Zambia y esta
semana Jamaica.
El miércoles 14 de septiembre,
a treinta siete años del momento en que había reconocido a la RASD, en tiempos
de la Guerra Fría, el ministerio de Relaciones Exteriores de Jamaica anunció el
retiro de ese reconocimiento expresando que: “Jamaica expresa su sincero deseo de que su posición de neutralidad y
su continuo apoyo al proceso de la ONU en curso constituyeran un mensaje fuerte
de que se coloca entre la comunidad internacional en su esfuerzo para alcanzar
una solución justa y pacífica a este diferendo regional prolongado.”
Un factor que ha incidido en
gran medida para que muchos Estados revisaran su posición en el conflicto del
Sáhara ha sido la falta de propuestas de solución por parte del Frente
Polisario y de Argelia. Estos Estados interpretaron que, al no aceptar ningún
tipo de alternativas para superar el conflicto, los separatistas tenían la
clara intención de mantener el statu quo prolongando
el conflicto sin contemplar los padecimientos de la población retenida en los
campamentos de Tinduf.
Por el contrario, veían que la
propuesta presentada por Marruecos, en el 2007, “La Iniciativa para la Negociación de la Autonomía en la Región del
Sáhara”, aportaba un camino realista y posible para superar el conflicto.
Es por ello que, algunos
Estados que en el pasado creyeron en los argumentos de los separatistas, hoy
los repudian por la corrupción de sus dirigentes, el robo sistemático de la
ayuda humanitaria y la intransigencia al momento de buscar soluciones al
conflicto.
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