El régimen bolivariano de Venezuela pasa por su peor
momento al acoso de la Mesa de Unidad Democrática se suma el creciente rechazo
y aislamiento internacional que ha demostrado el fracaso de la XVII Cumbre del
Movimiento de Países No alineados.
UN
MAL MOMENTO
Difícilmente Nicolás Maduro
pueda olvidar septiembre de 2016. No sólo ha debido tratar de superar los
intentos de la oposición de poner fin a su mandato mediante un referendo
revocatorio, afrontar las protestas populares que reclaman por el
desabastecimiento y el desquicio económico, sino también enfrentar una serie de
duros reveses en el plano internacional.
El Alto Comisionado de la ONU
para los Derechos Humanos, Zeid Ra´ad al Hussein, durante el discurso de
apertura de la 33º Sesión del Consejo de Derechos Humanos censuró duramente al
régimen venezolano señalando: “es particularmente chocante teniendo en cuenta
nuestra profunda preocupación en relación a las alegaciones de represión de las
voces de la oposición y de los grupos de la sociedad civil, arrestos
arbitrarios y excesivo uso de la fuerza contra manifestantes pacíficos.”
Al Hussein tomó nota también
de la “erosión de la independencia de las instituciones y de un dramático
deterioro del disfrute de los derechos sociales y económicos, que cada vez
amplia más la hambruna generalizada y el deteriorado sistema de salud.”
A esta cesura por parte de la
ONU se sumó que los cancilleres de los Estados partes del Tratado de Asunción
(Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) firmaron la declaración conjunta
relativa al funcionamiento del Mercosur y al protocolo de adhesión de Venezuela
al mismo.
Los cuatro países acordaron
definir conjuntamente los cursos de acción y adoptar decisiones en materia
económica, comercial y otras esenciales, en lo que significa el ejercicio
conjunto de la presidencia pro tempore del Mercosur que por turno rotativo
debía haber asumido Venezuela el 30 de julio pasado.
Además firmantes dieron plazo
a Venezuela hasta el 1º de diciembre para cumplimentar las obligaciones
asumidas en el Protocolo de Adhesión. De persistir el incumplimiento “…
importará el cese del ejercicio de los derechos inherentes a la condición de
Estado parte del Mercosur”. (Art. 4º)
En pocas palabras, Venezuela
ha quedado a un paso de la expulsión del Mercosur, lo que significaría un
terrible golpe para el gobierno chavista.
Nicolás Maduro encajó el golpe
y destinó todas las energías del desfalleciente régimen bolivariano a la preparación
de la XVII Cumbre de Países no Alineados que abarcó del 13 al 18 de septiembre
en el Estado de Nueva Esparta, Isla Margarita, en las aguas del Caribe oriental
de Venezuela.
UN
FORO EN FRANCA DECADENCIA
El Movimiento de Países No
Alineados surgió como organización internacional para impulsar el proceso de
descolonización en el Tercer Mundo y para proteger a los Estados miembros del
accionar de las potencias imperialistas. En tiempos en que la Guerra Fría
dividía al mundo en dos bloques antagónicos, un grupo de países intentaron –con
suerte diversa- mantenerse al margen de esa confrontación.
El primer antecedente de No
Alineados fue la Conferencia de Bandung, en Indonesia, en 1955. Esa cumbre
estuvo dominada por figuras de la talla de Jawaharlal Nehru, Gamal Abdel Nasser
y Ahmed Sukarno, jefes de Estado de la India, Egipto e Indonesia,
respectivamente. En esa reunión surgió la idea de constituir una organización
permanente. Debido a que se produjo poco después de la independencia de la
India, ejerció gran influencia el pensamiento de Mahtma Gandhi. La primer
Cumbre de Países No Alineados se celebró en Belgrado, en la Yugoeslavia del
mariscal Josip Broz “Tito”, en 1961.
A partir de 1989, con el fin
de la Guerra Fría y la desaparición, tanto de la Unión Soviética, como del
Bloque Socialista y del Pacto de Varsovia, y después de que alcanzaran la
independencia la mayoría de las dependencias coloniales –aún susciten 16
territorios pendientes de descolonización-, la “no alineación perdió sustento.
Esta fue la razón por la cual la Argentina dejó esta organización en 1991.
No obstante, ciento veinte
estados de los 193 que integran Naciones Unidas son miembros plenos del
Movimiento de No Alineados y otros quince asisten como observadores. En los
últimos años, algunos estados, sin renunciar a esta organización han reducido
su participación en la misma a un mínimo.
Esto ha convertido en gran
medida a los No Alineados en una organización donde han ganado protagonismo los
“estados parías” del sistema internacional como: Corea del Norte, Irán, Cuba,
Venezuela, Argelia o Siria y algunas naciones africanas gobernadas por
aberrantes dictaduras.
UNA
FIESTA EN LAS RUINAS
En una Venezuela con la
economía destrozada tanto por el descontrol y el saqueo llevado a cabo por el chavismo
(80% de desabastecimiento en medicamentos y alimentos y la inflación más alta
del mundo, que el FMI proyecta en 720% para 2016), como por el derrumbe de los
precios del petróleo su principal producto de exportación, la organización de
una cumbre internacional parece ser un derroche demasiado oneroso.
En un país con racionamiento
de alimentos y de medicamentos, sin seguridad, sin agua potable, con cortes
constantes del suministro eléctrico, invertir ciento veinte millones de dólares
en un evento internacional, con el solo propósito de convertir al controversial
Nicolás Maduro en estadista latinoamericano parece otro dislate caribeño.
El gobierno chavista empleo
grandes recursos en preparar la Isla Margarita para recibir a los más de diez
mil diplomáticos y funcionarios extranjeros que esperaban asistieran a la
cumbre.
El otrora paraíso turístico de
Venezuela, está hoy afectado por las fallas de los servicios públicos,
especialmente la del agua potable, pues la tubería construida hace treinta años
mediante un ingenioso sistema por gravedad ha quedado prácticamente
inutilizable tras graves filtraciones. La población de la isla debe ser
abastecida de agua potable mediante buques cisterna que en algunos casos llegan
sólo una vez al mes.
Para supera el problema el
gobierno chavista debió transportar treinta millones de litros de agua a los
hoteles donde se hospedaron los delegados.
La antes floreciente Isla
Margarita, era un puerto libre. Su población de seiscientos mil venezolanos
disfrutaba de un buen nivel de vida gracias al comercio y la venta de servicios
a los miles de turistas que visitaban la isla atraídos por sus playas de arena
blanca y su entorno paradisíaco.
Hoy el paisaje está dominado
por numerosos comercios cerrados y el rostro desesperado de sus habitantes que
sin ocupación deben abastecerse de los pocos productos que les llegan a través
de “Conferry” el monopolio estatal de
transbordadores que la comunican con tierra firme.
La caótica situación en la
isla provocó que vecinos de la comunidad de Villa Rosa, un sector popular a las
afueras de la ciudad de Porlamar, cacerolearan y abuchearan al presidente
maduro, el 3 de septiembre cuando concurrió allí para entregar viviendas populares
recién construidas. El gobierno respondió deteniendo a unas cuarenta personas
entre ellas al periodista chileno – venezolano Braulio Jatar a quien
responsabilizó por difundir videos de los incidentes. El gobierno mantiene
detenido a Jatar acusado de “lavado de dinero”. Esta detención ha generado un
incidente diplomático entre Venezuela y Chile.
Para la realización de la
Cumbre de No alineados el gobierno venezolano reacondicionó 16 hoteles,
militarizo la isla con 14.000 efectivos de las fuerzas armadas y cientos de
agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional –SEBIN- de civil recorren las calles y pueblan los
lobby de los hoteles. También se instalaron cámaras de seguridad. También se
levantó una imponente estatua del fallecido ex presidente Hugo Chaves cubierta
de bronce de 3,8 metros de altura. Además se prohibieron los vuelos
particulares hacia la isla y las aerolíneas debieron entregar el listado de sus
pasajeros con veinticuatro horas de antelación.
EL
FRACASO DE LA CUMBRE
La XVII Cumbre de Países No
Alineados quedará registrada en la historia de esta organización como la de
menor convocatoria y trascendencia. A la XVI Cumbre, en Irán, asistieron 24
jefes de Estado, 3 reyes y el Secretario General de la ONU, el coreano Ban Ki-moon.
Pero, Maduro, pese a que
ofreció aviones de Conviasa para el traslado de los jefes de Estado, no pudo
lograr ni siquiera la asistencia de sus aliados de la Alternativa Bolivariana
de las Américas.
Sólo concurrieron 8 jefes de
Estado, algunos vicepresidentes y 19 ministros de relaciones exteriores, el
resto de las delegaciones que asistieron estaban encabezadas por personal
diplomático.
Los presidentes asistentes
fueron en su mayoría aliados tradicionales de Maduro: Raúl Castro de Cuba,
Rafael Correa de Ecuador, Evo Morales de Bolivia y Salvador Sánchez Cerén de El
Salvador a quienes se agregaron el presidente saliente de No Alineados, el
iraní Hassan Robani, el dictador de Zimbabwe, Robert Mugabe, el presidente
palestino, Mahmud Abbas y el primer ministro de Uganda, Ruhakana Rugunda.
Nicolás Maduro, pese al boicot
a la cumbre por parte de la mayoría de los jefes de Estado, asumió la
presidencia de la organización por los próximos tres años.
Algunos observadores
internacionales temen que bajo la conducción del desprestigiado Maduro,
presidente de un país en crisis, la decadencia del Movimiento de Países No
Alineados se acelere. Muchos de los países que han mostrado escasa
participación en las últimas cumbres terminen por abandonar definitivamente
esta organización debido a la pérdida de protagonismo de la misma y su
creciente descrédito, por la influencia que han adquirido en ella los países
más cuestionados internacionalmente.
Por otra parte, el creciente
aislamiento internacional y el acoso de la oposición interna están acelerando
los tiempos en la crisis venezolana, mientras el mundo sigue los
acontecimientos que ocurren en este país con expectativa y con el temor de una
derivación violenta de los mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario