LA CONSOLIDACIÓN DE DONALD
TRUMP COMO CANDIDATO REPUBLICANO Y SU AUMENTO EN LAS ENCUESTAS COLOCAN AL MUNDO
FRENTE A LA POSIBILIDAD DE QUE SEA EL NUEVO PRESIDENTE ESTADOUNIDENSE.
EL
CANDIDATO INESPERADO
El mundo observa con sorpresa
el fenómeno Trump. Parece insólito que la primera potencia mundial, una
sociedad que ha hecho de la defensa de la libertad su principal estandarte
pueda terminar eligiendo como presidente a un político de las características
de Donald Trump.
Este exitoso desarrollador
inmobiliario de Manhattan, contra todos los pronósticos, casi ha logrado la
candidatura presidencial del Partido Republicano con un discurso antisistema,
xenófobo, racista, misógino y marcadamente populista.
Quizá deberíamos preguntarnos
porque un pueblo educado, creativo y multirracial como el estadounidense -o al
menos una parte significativa de él- se siente inclinado a elegir como
presidente a un hombre que ostenta el perfil del magnate inmobiliario.
Donald Trump carece totalmente
de experiencia en la gestión pública o en la política práctica de su país como
no sea en calidad de financista. En el pasado Trump se caracterizó por apoyar económicamente
a diversos candidatos, en especial al matrimonio Clinton. Pero no intervino
directamente en política ni compitió electoralmente.
Como empresario ha tenido notables
éxitos pero también algunos dolorosos traspiés. En 1991, algunas malas
decisiones llevaron a sus empresas a la quiebra comercial y lo pusieron a él al
borde de la quiebra personal. Tardó una década, pero se repuso del golpe.
Es imposible tratar de
interpretar la personalidad de Donald Trump sin caer en la tentación de
compararlo con el italiano Silvio Berlusconi. Ambos nacieron ricos y son
empresarios que ven a política como una suerte de natural expansión de sus
negocios, carecen de una sólida formación ideológica o política, no tienen
ningún pudor frente al ridículo y su gran debilidad son las mujeres muy jóvenes
y bonitas a las que suelen coleccionar.
En lo carismático y
demagógico, algunos estadounidenses no pueden dejar de verlo, con preocupación,
como una versión americana de Hugo Chávez, con quien comparte la incoherencia
de sus discursos y la incontenible verborragia.
¿QUÉ
DICEN LAS ENCUESTAS?
Pero, lo cierto es que cuanto
más ha atacado la prensa, el establishment y aún algunos líderes internacionales
más ha crecido en las primarias y ahora en las encuestas.
Algunos analistas
estadounidenses han insistido con que la candidatura de Trump por el Partido
Demócrata es la mejor garantía del triunfo de su rival demócrata Hillary
Clinton. Pero lo cierto es que las encuestas dicen otra cosa.
Una
encuesta reciente de Reuters desconcertó
a todos posicionando al millonario de Nueva York a un punto de Hillary, ex senadora por Nueva York, cuando
las encuestas venían favoreciendo a la ex secretaria de Estado por más de diez
puntos.
Otras dos encuestas, una llevada a cabo por Quinnipiac University en los “swing states” o “estados
swing” – es decir, los
que suelen oscilar entre
republicanos y demócratas de elección en elección-, y otra a nivel nacional por Public Policy Polling (PPP), una empresa con tendencia de
izquierda, muestran a Trump y a Hillary muy cerca, peleando cabeza a cabeza en la
elección general.
La de PPP muestra a
Clinton por encima de Trump por tan solo cuatro puntos, 42% a 38%, mientras que
la de Quinnipiac los encontró
empatando en Florida, Pensilvania y Ohio. Sin embargo, el promedio de todas las
encuestas que difunde RealClearPolitics, todavía posiciona a Hillary por
encima del magante por casi seis puntos.
Trump, con su
propuesta de “hacer a América grande otra
vez”, parece provocar un corte transversal en el electorado americano
cosechando apoyos tanto de los republicanos como de importantes sectores del
voto demócrata, aunque seguramente no entre el electorado latino o
afroamericano.
No obstante, nada
está determinado y aún faltan seis meses para la votación y la verdadera
campaña presidencial todavía no ha comenzado.
¿Y SI GANA TRUMP?
Sin embargo, aquellos
que pretenden frenar la posibilidad de que Donald Trump se convierta en el
nuevo presidente de los Estados Unidos quizá deberían comenzar por no atacarlo
ni intentar ridiculizarlo se ha demostrado que esto solo lo fortalece frente al
electorado. Ignorar sus sandeces y errores podría resultar una mejor
estrategia.
Luego deberíamos
analizar cuáles son las políticas que realmente pretende llevar a cabo como
presidente, quienes son los asesores que efectivamente escucha y a quienes
podría convocar como funcionarios si finalmente resulta electo presidente.
Sería una buena forma
de estar preparados para lo peor.
Por último, deberían
prepararse para que finalmente Donald Trump sea el próximo presidente del país
más poderoso del planeta y en capacidad de tomar decisiones que afectaran a
toda la humanidad.
Si ese día llega,
deben tener siempre presente que cualquier ataque al presidente Trump será
visto como un ataque al pueblo estadounidense.
Los americanos son
muy cuidadosos de la institución presidencial y no siempre distinguen entre la
persona y el cargo ni entre el presidente y la Nación.
Los estadistas
extranjeros especialmente deberán ser muy prudentes en esta campaña
presidencial de los Estados Unidos, con uno de los dos candidatos deberán
sentarse a negociar en 2017 y posiblemente no sea el que más les agrade.
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