La reciente visita del Rey
Mohamed VI a Beijing marcó un importante cambio en las alianzas internacionales
del país magrebí y en el equilibrio estratégico de la región.
EN BÚSQUEDA DE NUEVOS ALIADOS
La mayor potencia del Magreb, el
Reino de Marruecos se encuentra en pleno proceso de rediseño de sus alianzas
internacionales. Tradicionalmente, sus principales aliados eran potencias
occidentales. En especial los Estados Unidos y sus mayores socios comerciales:
Francia y España. Mientras que en el mundo árabe sus principales vínculos son
con los países del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo.
Esta situación está cambiando rápidamente. Ahora el reino alauí intenta
reforzar sus apoyos dentro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Así, el pasado 20 de abril, en un
discurso desde Riad, Mohamed VI reivindicó el derecho de Marruecos a forjar
nuevas “alianzas estratégicas” con las potencias que son miembros permanentes del
Consejo de Seguridad, como Rusia y China y también con los BRICs como India pues
“es libre en sus decisiones y no es coto
de ningún país.”
Ello se debe a diversos acontecimientos
que tuvieron lugar los últimos años. Entre los que cabe consignar el diferendo
que Marruecos mantiene con el saliente Secretario General de la ONU, el coreano
Ban Ki-moon, después de que el funcionario internacional infiriera un “ultraje al pueblo marroquí” con sus
actitudes y declaraciones durante su visita a la región en el pasado mes de
marzo.
Además, al enfriamiento de los
vínculos con la Comunidad Europea después de que el Tribunal Europeo de
Justicia anuló el acuerdo comercial de productos agrícolas y pesqueros,
suscripto en 2012, entre los 28 países comunitarios y el reino magrebí,
aduciendo que el texto incluía productos provenientes de las provincias
marroquíes del Sáhara.
Es por ello que, en la búsqueda
de nuevas asociaciones estratégicas, Mohamed VI se traslado, en octubre de
2015, a Nueva Delhi para asistir a la Tercera
Cumbre del Foro Marruecos – India donde se suscribieron trascendentes
acuerdos bilaterales de cooperación para el comercio y el desarrollo económico.
VISITA A MOSCÚ
En marzo de 2016, Mohamed VI hizo
lo propio con Rusia. En una visita de tres días, donde fue recibido por el
presidente Vladimir Putin también se suscribieron importantes acuerdos. Como
parte de estos acuerdos Rusia se comprometió a vender a Marruecos el primer
submarino para la marina real. Se trata de una nave de última generación, de la
clase Amur-1650, que destacado en la nueva base naval de Ksar Sghi, situada
frente a Gibraltar, permitirá a Marruecos vigilar las aguas del Estrecho desde
Cádiz al mar de Alborán y las circundantes al archipiélago canario. Las nuevas
capacidades que este navío agrega, Marruecos se perfila como la mayor potencia
naval en el frente africano del Atlántico Sur.
Pero, este no fue el único tratado
suscripto con Moscú. Otros acuerdos incluyeron ventajosos convenios de
cooperación pesquera, energética y de prospección minera. Al mismo tiempo
abrieron el importante mercado rusa a las exportaciones de frutas y verduras
marroquíes.
Los acuerdos con Rusia fueron
especialmente significativos si se toma en consideración que, tradicionalmente,
Rusia ha sido un socio clave y un aliado importante de Argelia, el principal
rival regional de Marruecos. Ahora, esta alianza seguramente no será tan
sólida.
CUMBRE EN CHINA
Completando su cambio de
alianzas, la diplomacia marroquí se dirigió a forjar mayores vínculos con
China. La última semana, Mohamed VI viajó a Beijing, en visita de Estado
acompañado de una numerosa delegación del más alto nivel, para reunirse con el
presidente Xi Jin Ping y al mismo tiempo suscribir numerosos y trascendentes
convenios bilaterales.
Las relaciones diplomáticas entre
ambos estados se remontan a 1958 y esta es la tercera visita de monarca alauí a
China. En 1991, el Rey visitó a la gran nación asiática siendo, por ese
entonces, príncipe heredero, años más tarde retornó, esta vez como monarca, y
ahora lo hace para inaugurar una nueva alianza estratégica, obtener
trascendentes ventajas económicas e inversiones chinas para reforzar el
crecimiento de la economía de Marruecos.
Por medio de esta alianza
estrategia, ambas partes esperan que los intercambios comerciales, qu en 2015,
alcanzaron a los 3.430 millones de dólares, adquieran un nuevo y decisivo
impulso.
Marruecos aguarda que la
cooperación con China a través de estos nuevos acuerdos se materialice en un
desarrollo de su infraestructura, la instalación de líneas férreas de alta
velocidad e industrias ecológicas. Además, el Reino aspira recibir una parte
sustancial de los más de cien millones de viajeros chinos que anualmente dejan
su país para realizar viajes turísticos.
En síntesis, cabe destacar que el
mayor dinamismo de la diplomacia marroquí liderada por su Rey responde no sólo
al deseo de diversificar y ampliar sus alianzas estratégicas sino al natural
crecimiento de la influencia política y económica de Marruecos en África donde
el país se perfila como las importante potencia continental y Mohamed VI, en el
estadista de mayor peso y prestigio tanto en el contexto africano como entre
las naciones árabes.
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