Mientras que en su primer mandato la Cristina
Fernández de Kirchner no debió enfrentar ninguna protesta sindical de carácter nacional,
en este su segundo período, ha debido sobrellevar cinco paros implementados por
el sector opositor del sindicalismo peronista.
En esta forma, la presidente
argentina ha alcanzado el dudoso honor de ser la mandataria peronista que más
paros nacionales ha sufrido durante su presidencia.
El día de mañana se prevé que no circularan trenes, ni
colectivos, también se paralizaran los ómnibus de media y larga distancia,
aviones y subterráneos. La adhesión del sindicato de camioneros, que lidera
Hugo Moyano, impedirá la recolección domiciliaria de residuos, la distribución
de alimentos, la reposición de dinero en los cajeros automáticos y de
combustible en las estaciones de servicio. El gremio gastronómico, de Luis
Barrionuevo, paralizará sus ramas de actividad al igual que los empleados
estatales nucleados en ATE.
Si bien el sindicalismo peronista no planea llevar a
cabo marchas ni actos, durante la medida de fuerza de 24 horas que se llevará a
cabo en día de mañana, la izquierda combativa, es especial la Corriente
Sindical del MST y Barrios de Pie, implementarán piquetes y marchas en todo el
país.
Los organizadores consideran que el acatamiento al
paro será masivo y que todo el país paralizara sus actividades durante toda la
jornada.
La medida de fuerza que se estructuró por iniciativa
de la Confederación de Trabajadores del Transporte se realiza en demanda de una
modificación en el esquema del impuesto a las ganancias, paritarias sin tope
máximo, un aumento de emergencia para los jubilados y la implementación de
medidas para contener la inflación y mejorar la seguridad pública.
No obstante, el real objetivo del paro parece ir más
allá de lograr que el gobierno nacional, al que le restan escasos seis meses de
gestión, modifique su política económica. Especialmente, porque existe una gran
posibilidad de que Cristina Fernández, en instancias previas a la elección
presidencial de octubre, implemente algunas medidas económicas que predispongan
mejor al electorado en favor del candidato kirchnerista.
No es aventurado pensar, que el paro nacional del 9 de
junio encierra una clara advertencia para el gobierno que asuma el próximo 10
de diciembre sobre cuál será la aptitud que asumirá el movimiento obrero
organizado frente a la implementación de cualquier plan económico que reduzca
los niveles de ingresos de los asalariados.
Cualquier medida destinada a aumentar tarifas, reducir
salarios y llevar a cabo ajustes en el gasto público enfrentará la férrea oposición
de los sectores combativos y del sindicalismo peronista.
El mensaje es claro, veremos cómo lo interpretan los
eventuales candidatos, Daniel Scioli y Mauricio Macri y sus respectivos equipos
de campaña.
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