viernes, 3 de febrero de 2023

Putin y el fantasma de Stalin


Vladimir Putin rescata la figura de Iósif Stalin y agita los recuerdos y rencores nacionalistas de rusos y ucranianos.

El 22 de junio de 1941, las fuerzas de la Wehrmacht atravesaron la frontera con la URSS dando comienzo a la “Operación Barbarroja”, la invasión de la Alemania nazi a la Unión Soviética.

Fue el momento cuando Iósif Stalin, tras superar su sorpresa inicial, decidió apelar al nacionalismo ruso para resistir al invasor. Especialmente, porque, en un inicio, en algunas regiones rusas, especialmente en Ucrania, la población soviética recibía a los alemanes como libertadores.

El dictador soviético, antiguo seminarista, ordenó reabrir las iglesias ortodoxas, la mayoría de las cuales habían sido destruidas (como la imponente Catedral del Cristo Redentor de Moscú[i]) otras convertidas en establos y los conventos en leprosarios.

Stalin ordenó que las iglesias hicieran sonar sus campanas convocando al pueblo a la defensa de la “Santa Madre Rusia”.

También impartió instrucciones para que la propaganda soviética se centrara en el recuerdo de los hechos y héroes de la historia rusa, como la victoria de Alexander Nevski contra los caballeros de la Orden de Livonia (1242), la figura del generalísimo  Alexander Suvorov, o  el mariscal Mijaíl Kutúzov, quien derrotó a la Grande Armée de Napoleón en la batalla de Borodinó, el 7 de septiembre de 1812.

Es así como en Rusia se considera que la Segunda Guerra Mundial recién comienza el 22 de junio de 1941 y se la denomina la “Gran Guerra Patria”.

Vladimir Putin empantanado en su invasión a Ucrania, donde tras un año de duros combates y grandes bajas, tiene muy pocos éxitos que mostrar, también ha decidido apelar al nacionalismo ruso, especialmente al recuerdo de las mejores glorias del régimen soviético.

En el marco del 80° aniversario de la Batalla de Stalingrado (23/8/1942 al 2/2/1943), en que las tropas del Ejército Rojo, a las órdenes del mariscal Vasili Chikov, lograron rodear y capturar a 300.000 soldados alemanes pertenecientes a los Ejércitos 6° y 4° Ejército Panzer, a las órdenes del mariscal Friedrich von Paulus. Esa fue la primera gran victoria obtenida por las fuerzas soviéticas en esa guerra, Putin rescató la figura del dictador Stalin.

Muchos rusos suelen olvidar los horrores del Gulag, las purgas continuas, los infames Juicios de Moscú, el tradicional “pistoletazo en la nuca” en una oscura mazmorra de la NKVD[ii] y otros crímenes cometidos durante el régimen stalinista.

Esos rusos solo recuerdan que el “padrecito Stalin” los salvó de los invasores nazis. De la misma forma que los infortunados que daban con sus huesos en las manos de la NKVD creían que se trataba de un error y exigían ver al “camarada Stalin”.

Esos pobres ilusos ignoraban que era el mismo “camarada Stalin” quien firmaba las órdenes de ejecución. Algunos incluso morían vivando a Stalin en el momento de recibir el disparo fatal.

Aunque pueda parecer extraño, a siete décadas de su desaparición, en Rusia hay mucha gente que sigue venerando la figura de Stalin como un gran héroe ruso.

Es por eso, que Vladimir Putin intenta apropiarse de ese recuerdo para avivar el nacionalismo ruso frente a la guerra en Ucrania.

Es de esperar, que al acercarse el 5 de marzo en que se conmemoran los setenta años de la muerte del dictador soviético, Putin multiplique las referencias y homenajes a Stalin. En especial, que restituya a la ciudad de Volvogrado el nombre de “Stanlingrado” que ostentó entre 1925 y 1961.

El revisionista antiestalinista de Nikita Kruschev eliminó ese nombre restituyendo la denominación original de Volvogrado. Fue precisamente el ucraniano Kruschev, secretario general del PCUS, quien también entregó la península de Crimea a Ucrania, el 17 de junio de 1954.

Pero, si el nombre de Iósif Stalin reactiva el nacionalismo ruso también activa el odio de los ucranianos contra los rusos.

Para los ucranianos el nombre de Stalin inmediatamente trae el recuerdo de las peores atrocidades contra ellos en tiempos de la Unión Soviética. La República Soviética de Ucrania era el granero de la antigua URSS, por lo tanto, sufrió los más duros castigos durante la etapa de la colectivización forzada del agro, la “guerra contra el kulak”[iii] y finalmente la tragedia del genocidio conocido como “Holodomor”[iv] en que millones de ucranianos murieron de hambre, padecieron hechos inenarrables de delaciones y hasta de canibalismo.

Se dice, incluso, que, al final de la Gran Guerra Patria, Stalin quería deportar a Siberia a la totalidad de la población de Ucrania, tal como hizo con los chechenos, para castigar a los ucranianos por haber colaborado con los invasores nazis. Sus generales, con mucho cuidado, debieron convencerlo de que eran demasiadas personas para poder desterrarlas.

Por lo cual Putin debería pensarlo muy bien antes de seguir alentando el culto a Stalin para despertar el nacionalismo ruso.

Paradójicamente, Stalin y el stalinismo cobran una inusitada vigencia después de tanto tiempo de su muerte y aún cuando los espantosos crímenes que cometió son bien conocidos y no han sido totalmente olvidados.



[i] Catedral del Cristo Redentor: Construida por orden del zar Alejandro primero para conmemorar que Dios salvó a Moscú de los ejércitos de Napoleón en 1812. Fue demolida en 1931 por orden de Stalin bajo la escusa de emplazar en ese lugar el Palacio de los Soviet, que nunca se construyó. Inspirada en la Iglesia de Santa Sofía, fue reconstruida en 1995 por orden del presidente Boris Yeltsin y consagrada en el 2000 como sede del Patriarcado Ortodoxo Ruso. Allí se realizó el funeral de Yeltsin en 2007.

[ii] NKVD: Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (en ruso Народный комиссариат внутренних дел, romanizado Naródny komissariat vnútrennij del, abreviado como NKVD (НКВД, según el acrónimo ruso). Policía política y servicio de inteligencia soviético. Sucesor del Cheka leninista y antepasado de la KGB. Mismo organismo con distinto nombre.,

[iii] Kulák: Denominación que se daba a los campesinos ricos. Durante la colectivización agraria forzada los campesinos se negaron a entregar sus cereales y animales al Estado. Stalin ordenó confiscar todos los alimentos y ejecutar a las familias que ocultaran su producción y quemar sus viviendas. Otros campesinos fueron deportados a Siberia en hacinados en vagones de carga. En ocasiones un campesino era calificado de kulák por el solo hecho de ser propietario de una vaca.

[iv] HOLODOMOR:  En ucranianoГолодомор; pronunciación: ɦɔlodɔmɔr; literalmente: “matar de hambre”, es el nombre de la hambruna que devastó el territorio de Ucrania, en el contexto de la colectivización forzada de la tierra emprendida, durante los años de 1932 y 1933, en la cual habrían muerto de hambre entre 1,5 y 12 millones de personas.

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