En tan sólo un mes de gestión el gobierno de Dina Boularte acumula 47
muertos y cientos de heridos sin que sea posible poner fin a las protestas mientras
crece el riesgo de internacionalización del conflicto.
Las
últimas décadas no han sido fáciles para los peruanos. En 1980, comenzó una
cruenta guerra interna que se prolongó hasta el nuevo siglo. Se inició con el
salvaje terrorismo del Partido Comunista del Perú -Sendero Luminoso, la
guerrilla maoísta mariateguista que conducía el “Camarada Gonzalo”.[i] El antropólogo Abimael
Guzmán Reinoso, profesor de la Universidad de San Cristóbal de Huamanga, en el
departamento de Ayacucho.
El
accionar del PCP-Sendero Luminoso causó al Perú pérdidas económicas por más de
42.000 millones de dólares y 69.200 víctimas fatales, entre muertos y
desaparecidos, además de un millón de personas desplazadas.
Luego
hizo su aparición la narcoguerrilla del Movimiento Revolucionario Tupac
Amaru, un grupo insurgente de ideología marxista castro guevarista conducida
por Víctor Polay Campos, que entre 1982 y 1999 causó 1.039 víctimas fatales y
que se destacó por sus ataques a la minoría LGTBI.
Ambas
organizaciones terroristas, tuvieron su apogeo durante el primer gobierno de
Alan García Pérez y el de Alberto Fujimori. Luego fueron fuertemente reprimidos
y sus líderes encarcelados (Abimael Guzmán falleció en un penal naval en 2021).
Aunque muy disminuidos y con nuevos cuadros, remanentes de estos grupos continúan
operando actualmente en el Perú profundo. Especialmente en el terreno selvático
del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro. Una región usualmente denominada
VRAEM o “Valle de la Droga”, de donde proviene la mayor parte de
la cocaína que produce Perú.
Las
cosas comenzaron a mejorar lentamente durante el gobierno del economista
Alejandro Toledo para alcanzar cierta prosperidad durante los mandatos de Alan
García Pérez, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski. Los problemas de
gobernabilidad se desataron a consecuencia del escándalo de la constructora
brasileña Odebrecht y sus sobornos para conseguir la adjudicación de obras
públicas. Podría considerarse que la actual crisis peruana es una secuela
directa de ese escándalo.
Castillo
al poder
En
la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del Perú, el 6 de junio de
2021, el maestro rural Pedro Castillo se impuso por tan sólo 40.000 votos a
Keiko Fujimori quien fracasó en su tercer intento por alcanzar la presidencia. En
la primera ronda electoral, Castillo había obtenido tan sólo el 18,9% de los
votos.
Pedro Castillo llegó a
la presidencia con el apoyo de menos de uno de cada cinco peruanos y solo por
el rechazo que causaba la figura de Keiko Fujimori en el electorado.
El partido que impulsó
su candidatura Perú Libre, una formación política que se define como marxista
leninista y mariateguista de cuna maoísta, en realidad responde a la conducción
del neurocirujano graduado en Cuba, Vladimir Cerrón, quien no pudo ser
candidato por que pesaba sobre él una condena de tres años y nueve meses por
corrupción.
En una legislatura
fragmentada en diez bancadas distintas, Perú Libre solo cuenta con solo 36 de
los 130 diputados.
El gobierno de
Castillo se inició sin suficientes cuadros técnicos ni una propuesta seria de
gobierno. Tanto el presidente como la mayoría de sus colaboradores ignoraban
los rudimentos del funcionamiento de la administración pública. Para colmo de
males, al poco de tiempo de asumir su cargo, Castillo se enfrentó con el jefe
su partido Vladimir Cerrón, perdiendo el apoyo de Perú libre
Pedro Castillo, un
maestro rural de 53 años y origen campesino, en un año y medio de gobierno
acumuló cinco investigaciones juridiciales en su contra, cuatro por presunta
corrupción y otra por un presunto plagio realizado en su tesis de maestría, una
década atrás.
Poco antes de su
destitución, en las encuestas de opinión, el gobierno de Castillo acumulaba 86%
de desaprobación y solo 10% de aprobación, en tanto que él como presidente
sumaba una imagen negativa del 61% y solo 31% de imagen positiva.
El 7 de diciembre de
2022, el presidente Castillo intentó dar un golpe de Estado y tensionó aún más
la ya frágil crisis política de ese país tras anunciar en su mensaje televisado
a la nación que disolvía el Congreso y creaba un “gobierno de excepción”
durante el cual gobernaría por decreto.
Pocas horas más tarde,
sin el apoyo de las Fuerzas Armadas, y tras la renuncia de varios ministros de
su Gabinete, Castillo, después de demostrar su incapacidad para gobernar, terminó
destituido por el Congreso con los votos de los legisladores de Perú Libre y
fue reemplazado por su vicepresidenta Dina Boluarte.
Boluarte, también
distanciada del partido Perú libre, formó gobierno con el apoyo de la mayoría
fujimorista, las fuerzas armadas y policiales, el empresariado y la banca.
Al conocerse la
destitución de Pedro Castillo y su detención por la fiscalía en una prisión
policial del distrito limeño de Ate investigado por rebelión (actualmente
cumple una condena de dieciocho meses de prisión preventiva). Sus partidarios
salieron a las calles, provocaron disturbios, establecieron bloqueos en las
rutas de seis de los veinticuatro departamentos del país y ocuparon los
principales aeropuertos.
Los incidentes se
prolongaron hasta el 22 de diciembre, con gran destrucción de la propiedad
pública y la muerte de 28 personas y extenso número de heridos. La mayoría por
disparos de armas de fuego del personal militar y policial.
La jefa de Estado hizo
permanentes llamados al diálogo a los grupos manifestantes y se reunió con
distintas organizaciones políticas, gremiales y empresariales para encontrar un
clima de calma que le permita dirigir el gobierno en este periodo de
transición. Boluarte incluso, con aprobación del Congreso, adelantó las
elecciones generales para abril de 2024. Pero nada conformó a los manifestantes
que continuaron con sus protestas y cortes de ruta.
Después del receso por
las fiestas de fin de año, las protestas se retomaron el 4 de enero. El lunes 9,
la violencia comenzó a escalar en el marco de un paro de actividades en la
región de Puno, fronteriza con Bolivia. Especialmente en las ciudades de
Andahuaylas, Juliaca y Ayacucho. Los incidentes dejaron, tan solo ese día, 18
víctimas fatales, entre ellas un policía incinerado dentro de su auto patrulla
por los manifestantes, haciendo un total de 47 víctimas fatales desde el 7 de
diciembre.
Además, de las
violentas protestas de los manifestantes, el gobierno de Dina Boluarte enfrenta
la hostilidad de un pequeño grupo de países latinoamericanos.
El presidente de
México, Andrés Manuel López Obrador, se negó a reconocer al nuevo gobierno
peruano y otorgó asilo político a la esposa y los hijos de Pedro Castillo.
Incluso extendió a este beneficio al expresidente peruano en el caso de que
logre salir del Perú.
La presidenta Dina
Boluarte, en un gesto conciliador permitió el viaje a México de Lidia Paredes y
de sus hijos, aún cuando la esposa de Pedro Castillo cumplía arresto
domiciliario, antes del 7 de diciembre, mientras se la investigaba, junto a
tres de sus seis hermanos, por una red de corrupción en la adjudicación de
obras públicas. Por lo tanto, no podía salir del país sin autorización
judicial.
En respuesta a la
hostilidad del gobierno mexicano, el ministerio de Relaciones Exteriores del
Perú declaró el 20 de diciembre persona no grata al embajador mexicano en Lima,
Pablo Monroy, y le dio 72 horas para abandonar el país, por lo que consideró
una inaceptable injerencia del país azteca en los asuntos internos del Perú.
Seguidamente, la
Cancillería del Perú convocó a los embajadores de Argentina, Bolivia y
Colombia, países sudamericanos que se niegan a reconocer al gobierno de
Boluarte, para pedirles explicaciones por algunas declaraciones hostiles de sus
presidentes y cancilleres. También llamó a consultas a sus embajadores en esos
países y en México.
La balcanización del
Perú
Desde hace tiempo
perdura una rivalidad, que se remonta a la época del Imperio Incaico, entre la
población de Lima y la costa y los habitantes del sur andino, donde predominan
los pobladores de origen aymará.
La actual crisis
generada por el intento de golpe de Estado de Castillo ha incrementados las
tensiones y las aspiraciones separatistas de esta región.
En la última década, con
el auge del discurso indigenista, se potenció ese ancestral sentimiento de
rivalidad y derivó en la aparición de un movimiento separatista que pretende
crear una “República Peruana del Sur”, independiente del resto del Perú.
La supuesta república
separatista abarcaría a las actuales regiones peruanas de Puno, Tacna,
Moquegua, Arequipa, Ayacucho, Madre de Dios, Cusco y Apurímac. La misma área
que en los años noventa fue el epicentro del accionar del PCP – Sendero
Luminoso.
Uno de los líderes
separatistas peruanos, Felipe Domínguez, presidente del Frente de la Defensa
del Cono Sur (FREDICOM) ha resumido con estas palabras los argumentos que
sostienen el separatismo del sur peruano: “El sentimiento de postergación,
injusticia, abandonó y discriminación por parte de nuestros compatriotas del
altiplano es legítimo y comprensible, la historia les da la razón de manera
contundente, No nos hemos integrado, Lima y la costa siguen mirando desde
arriba.”
Precisamente, en el
sur: Arequipa, Apurimac y Puno han sido el escenario de las protestas más violentas
y masivas, donde se produjeron la mayor cantidad de víctimas fatales.
En el gobierno y entre
los hombres de las fuerzas armadas se sospecha que esas protestas fueron
impulsadas por activistas vinculados al Foro de São Paulo y, en especial por el
expresidente boliviano Evo Morales.
El tema de la supuesta
intervención de Morales en la política interna peruana no es un hecho nuevo. Ya
en noviembre de 2021, la comisión de Relaciones Exteriores del Congreso peruano
lo había declarado “persona non grata”, “por su negativo activismo
político en Perú y su evidente injerencia e intromisión en la agenda de
gobierno”.
Ahora, las
autoridades creen haber detectado la presencia de activistas bolivianos en las
protestas, a los cuales pertenecerían a la milicia campesina de los “ponchos
colorados”, que apoyan a Evo Morales.
Además, las
autoridades denuncian la injerencia en la región de Vladimir Cerrón, del
legislador de Perú Libre, Guillermo Bermejo, el ex primer ministro de Castillo,
Aníbal Torres y de activistas del Movimiento por la Amnistía y los Derechos
Fundamentales (MODADEF), una organización de derechos humanos formada por
ex miembros del PCP – Sendero Luminoso y del MRTA, liberados después de haber
cumplidos sus condenas por terrorismo.
También responsabilizan
de la violencia a la participación de elementos guerrilleros provenientes de
los grupos narcoterroristas que operan en el VRAEN.
En Lima, los
políticos de derecha y los militares aseguran que Evo Morales aprovecha la
existencia de una gran minoría aymara en la población y la difusión del
discurso de la integración plurinacional entre los pueblos indígenas,
afrodescendientes, organizaciones sociales, sindicales, territoriales y
movimientos sociales de la región; para obtener sus objetivos geopolíticos de
recuperar la salida al mar de Bolivia y al mismo tiempo apropiarse de las
grandes riquezas (4,7 millones de toneladas) litio descubiertas en Puno.
Para lo cual
cuenta con el apoyo de la RUNASUR, entidad que forma su nombre con la
conjunción de la palabra “runa” (hombre) y “UNASUR” (Unión de
Naciones Suramericanas) y que fuera creada, el 7 de noviembre de 2022, en la
ciudad de Buenos Aires, como una organización internacional para promover la
unión de los pueblos antiimperialistas, antimonopólicas y anticapitalistas.
A estas
actividades de Evo Morales en favor de la unidad de los pueblos sin
distinciones de Estados o fronteras, se suma la poca claridad, en su momento
del presidente Pedro Castillo con respecto a la salida al mar de Bolivia.
En enero de 2022,
el periodista Fernando del Rincón, de la CNN, le preguntó a Castillo sobre una
opinión que el mandatario peruano había hecho en 2018, donde manifestaba que
estaba a favor de que Bolivia tuviese salida al mar.
La respuesta del
mandatario peruano fue: “No lo dije como presidente. Es una idea. Pero ahora
le consultaremos al pueblo. Para eso se necesita que el pueblo se manifieste.
Si el Perú está de acuerdo… Jamás haría cosas que el pueblo no quiera” […] “Yo
no le estoy diciendo que le voy a dar el mar para Bolivia”.
Las declaraciones
de Castillo provocaron un profundo revuelo en el Perú y fueron atribuidas a la
influencia de Evo Morales sobre Castillo. Todos estos hechos contribuyeron a la
reciente decisión de la presidenta Boluarte de impedir el ingreso del
expresidente boliviano a su país.
Balance Final
La crisis peruana
que comenzó el 7 de diciembre pasado no ha hecho más que agravarse incrementando
el número de víctimas fatales.
Si bien el
gobierno de Boluarte ha convocado al diálogo no ha presentado ni una agenda a
tratar, ni una hoja de ruta para encontrar una salida consensuada a la crisis.
Tampoco por parte
de los manifestantes aparece un referente los suficientemente representativo como
para negociar con el gobierno en nombre de la totalidad de los descontentos.
La exigencia de
los manifestantes de que Dina Boluarte renuncie, se clausure el Congreso y se
reforme la constitución parece, al menos por el momento, inaceptable para el
gobierno.
Por otra parte,
realizar elecciones en abril de 2024 sin modificar la estructura institucional
y constitucional que llevó a la presente crisis no tiene sentido. Seria seguir
haciendo los mismo, pero esperando un resultado distinto. Perú debe encontrar
un nuevo consenso ciudadano que permita encarar reformas institucionales
profundas.
Mientras tanto,
la prolongación de la violencia no solo implica nuevas violaciones a los
derechos humanos, sino que incrementa las posibilidades de que el conflicto
escale e incluso se internacionalice.
[i] PCP – SENDERO
LUMINOSO: para darse a conocer y al mismo tiempo protestar por el abandono del
maoísmo por Deng Xiaoping este grupo terrorista colgó perros callejeros de las
columnas del alumbrado público en las calles de la ciudad de Lima el 26 de
diciembre de 1980. A lo largo del tiempo Sendero Luminoso mató más de dos
millones de perros solo en Junín, Ayacucho, Huancavelica y Puno.
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