Cuando se
apagan los festejos del triunfo en el Mundial de Futbol, los argentinos
comienzan a prepararse para un largo año electoral
El 2023 es un año electoral en Argentina. Los
argentinos serán convocados a las urnas en agosto para las elecciones Primarias
Abiertas Simultáneas y Obligatorias (P.A.S.O) para elegir a los candidatos que
competirán en octubre durante las elecciones generales.
En estos comicios, además del presidente y
vicepresidente, se eligen 130 diputados nacionales (el 50% de la Cámara) y 24
senadores (33% del Senado). También 22 provincias renuevan el mandato de sus
gobernadores e intendentes y de la mitad de sus legisladores y concejales. Las
provincias de Santiago del Estero y Corrientes lo han hecho en 2021.
Seguramente, también deberán asistir a los comicios en
noviembre si ningún candidato a la presidencia se impone en primera vuelta. Es
decir, si ninguno alcanza el 50% de los votos válidos emitidos o supera el 40%
con una diferencia de diez puntos con respecto al candidato que salga segundo.
Por otra parte, en la mayoría de las provincias
gobernadas por el peronismo los gobernadores han “desdoblado” los
comicios provinciales de los nacionales. Temen que una previsible debacle del
Frente de Todos a nivel nacional afecte sus posibilidades de ser reelectos y
prefieren competir en forma individual únicamente por los cargos de su
provincia.
Hasta el momento doce distritos, la mayoría del país, han
decidido adelantar la fecha de los comicios locales. Ellas son: La Pampa, Salta,
Tucumán, Río Negro, Misiones, Chaco, Tierra del Fuego, Neuquén, Mendoza, San
Juan, Córdoba, Santa Fe, San Luis, Formosa, Jujuy y La Rioja.
El 12 de febrero, en la provincia de La Pampa tendrá
lugar la primera elección provincial. En este caso una primaria de los comicios
provinciales previstos para el 14 de mayo, fecha electoral que compartirá con
la provincia de San Juan.
A partir de los comicios en La Pampa las convocatorias
electorales en distintos distritos del país y otros eventos relacionados se van
eslabonando de manera en que prácticamente todos los meses se vota en alguna
provincia o en todo el país.
Veamos como: 16 de abril elecciones en Río Negro y
Neuquén; 7 de mayo, en Misiones y Jujuy; 14 de mayo: en San Juan; 11 de junio PASO
en Mendoza, 14 de junio: cierre de listas de precandidatos generales; 13 de
agosto; Paso generales en todo el país; 17 de septiembre: elecciones en Chaco; 24
de septiembre elecciones provinciales en Mendoza; 8 y 15 de octubre debates presidenciales
públicos y obligatorios; 22 de octubre: primera vuelta de las elecciones
generales; en noviembre tendría lugar la segunda vuelta electoral.
Recordemos que la obligatoriedad de las P.A.S.O. es
tan solo para las elecciones nacionales y que los comicios provinciales se
desarrollan en base a la legislación electoral adoptada por cada provincia que
es muy diversa. En algunas hay P.A.S.O., en otras no, en algunas rige una sola
ronda electoral en otras el sistema de ballotage y en varias la ley de lemas o
doble voto simultáneo.[i]
En otras palabras, al adelantar las elecciones
locales, los gobernadores “se curan en salud” y prefieren competir en
soledad por la reelección, evitando el “abrazo de oso” de los
eventualmente desprestigiados candidatos nacionales de su espacio.
También intentan privar a la oposición provincial de
los beneficios del “efecto arrastre” que originan los candidatos presidenciales
exitosos cuando van en la misma boleta que los candidatos provinciales y
municipales. Además, el triunfo de candidatos peronistas (en la mayoría de los
casos gobernadores que están al frente de sus provincias desde hace tiempo y en
las que han construido sólidas estructuras de control político y social) puede
contribuir a crear una imagen distorsionada de cuáles son las reales
preferencias del electorado a nivel nacional alimentando un erróneo
triunfalismo en el kirchnerismo.
Al desdoblarse las elecciones, los candidatos
nacionales deberán crear su propio aparato electoral para reunir votos y
controlar la votación, también deberán solventar con sus propios recursos la
totalidad de los gastos de la elección nacional en esos distritos.
Aunque este desdoblamiento forzará a los electores de
las provincias donde se realice a concurrir una o dos veces adicionales al “cuarto
oscuro” donde se emite el voto.
Largada
Pese a las altas temperaturas de un tórrido verano,
dónde el efecto climático de “La Niña”, que se resiste a irse y retacea
las lluvias afectando cultivos y ganado, la campaña electoral ha comenzado en
Argentina.
Si bien, ni las alianzas electorales están totalmente
definidas, ni los posibles precandidatos están designados, en la mayoría de los
espacios han comenzado los primeros movimientos de campaña.
Diversos precandidatos han comenzado a recorrer los
lugares turísticos dónde vacacionan los argentinos para entrar en contacto con
el electorado.
También en algunas paredes han aparecido pintadas en
apoyo de ciertos precandidatos.
La guerra de encuestas también se ha incrementado
notablemente. Aunque, como las candidaturas nacionales no están definidas, la
mayoría de los sondeos sólo miden intención de voto por espacio político o la
imagen positiva y negativa de los eventuales candidatos.
Las encuestas más audaces pretenden medir hasta los
resultados de una eventual segunda vuelta entre los posibles candidatos
(Mauricio Macri, Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Masa, Horacio Rodríguez
Larreta, Patricia Bullrich, Axel Kicillof, Eduardo “Wado” de Pedro, etc.)
Por el momento, todo es muy especulativo, pero lo
cierto es que la maquinaria electoral está en marcha moviendo inmensas sumas de
dinero.
Algo impensable en un país endeudado con los organismos
financieros internacionales, empobrecido, con 100% de inflación anual y casi la
mitad de la población en la pobreza.
Lo cierto es que los comicios reactivaran
transitoriamente a la economía argentina en 2023. Se crearán miles de puestos
de trabajo transitorio. La contienda política proporcionará temas y nuevos
personajes para los programas televisivos y radiales y artículos en la prensa,
impulsando la venta de espacios publicitarios. También las superficies
destinadas a la publicidad en la vía pública se cubrirán con propaganda
política. Las imprentas comenzaran a trabajar a pleno produciendo gigantografías
y todo tipo material de propaganda, además de boletas electorales para esa
seguidilla de comicios. Se contratará personal para tareas informáticas:
procesar datos, crear páginas institucionales y de los candidatos, elaborar
memes, actuar como “community manager”, trolls, etc. También habrá
demanda de analistas de encuestas, asesores de prensa, de imagen, organizadores
de eventos, personal de logística y otros.
Las firmas dedicadas a la elaboración de encuestas de
opinión están también trabajando a pleno no solo para los partidos sino también
para los medios de prensa, las empresas privadas e incluso alguna embajada con
fondos suficientes para contratarlas.
Una buena parte de los fondos de campaña se destinará
a los salarios de un ejército de punteros políticos rentados, al alquiler de
locales partidarios y habrá gasto crecientes en viáticos, alquiler de autos y
aviones, alojamientos y comidas.
Los centros de convenciones, clubes de barrio y hasta
restaurante con grandes espacios tendrán sus instalaciones ocupadas a pleno a medida
que se acerque el día de los comicios.
Se sucederán interminables debates, encuentros con
candidatos, recorridas barriales, visitas domiciliarias, desayunos, almuerzos y
cenas de campaña.
Incluso algunos periodistas recibirán “estímulos”
para difundir gacetillas o cubrir algunos actos políticos de poca relevancia.
En cualquier país, una elección general moviliza
grandes sumas de dinero. Pero, en Argentina, aunque muchos gastos se disimulan
cuando donadores o empresas prestan automóviles o aviones para las recorridas
en el interior del país, los hoteles proporcionan a los candidatos habitaciones
sin costo, otras entidades ceden locales y oficinas para tareas de campaña y
otros servicios, algunos analistas en privado mencionan que una campaña
presidencial con posibilidades de éxito demanda una inversión aproximada de
ochenta millones de dólares. Un gasto demasiado elevado tomando en
consideración las dimensiones reducidas de su electorado (35.000.000 de votantes
de los cuáles sólo concurre a los comicios aproximadamente el 70% pese a ser
obligatorio el voto) y el estado de su economía.
Por último, el gobierno kirchnerista que pasa por su
peor momento tratará de poner el humor social a su favor para tener alguna
oportunidad de salvar los más que pueda del naufragio (retener el gobierno de
algunas provincias e intendencias, obtener la mayor cantidad de bancas
legislativas y otras posiciones de poder). Para ello se asegurará de aumentar
los salarios por encima de la inflación, aun sabiendo que el incremento del
déficit fiscal retroalimentará la inflación.
Como el objetivo de Alberto Fernández y Cristina
Kirchner es llegar como sea al 10 de diciembre de 2023, no se preocuparán por
la herencia que dejarán al futuro gobierno.
En síntesis, Argentina sale de la gran celebración del
Mundial de Futbol para ingresar en la vorágine de la “fiesta electoral”.
En este proceso podríamos imaginar que la secuencia de
elecciones provinciales y P.A.S.O. se asemejan a la clasificación para el
mundial. La elección general es una suerte de “fase de grupos” y la
segunda vuelta presidencial se asemeja a una gran final.
Veremos entonces quien finalmente levanta “La Copa”,
digo se calza la banda y el bastón presidencial el próximo 10 de diciembre de
2023.
Es decir, que de los cuatro años del gobierno kirchnerista
de Alberto Fernández, los dos primeros (2020 y 2021) fueron absorbidos por la
pandemia del COVID, el 2021 con el Mundial de Futbol y el 2023 por las
elecciones. Sin embargo, el saldo será más concreto: más de 130.000 víctimas fatales
del COVID; la inflación medida por el índice REM del BCRA será (con mucha suerte)
del 300% y el dólar Blue (el único realmente al alcance del argentino común) se
habrá incrementado un 760% al valor vigente el 6 de enero de 2023.
Por el momento, estimado
conciudadano el espectáculo ha comenzado por lo cual lo mejor es recordar lo
que proponía el genial Tato Bores: “¡¡Vermut con papas fritas y Good Show!!”
[i] Ley de Lemas o Doble Voto Simultáneo: es un sistema electoral
cuyas características
son las siguientes: Cada partido político o coalición de partidos es un
lema; cada lema puede tener varios sublemas (listas de candidaturas de
candidatos agrupados en torno al lema, pero con énfasis políticos diferentes
del partido/lema o con una organización propia dentro del mismo. En las
elecciones funciona de la siguiente forma: Se presentan candidaturas de los
sublemas agrupados en torno a un lema; los electores escogen la lista de
candidatos (sublema) de su preferencia; en el conteo de votos se suman todas
las preferencias de los sublemas al lema en torno al cual están agrupados.
Además, de Argentina, este sistema se emplea en Honduras y Uruguay.
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